Dentro de la lista de años oscuros en la historia de Boca, hay uno que gana por afano: 1984. Año que quedó marcado como el año del fibronazo, mención bien ganada por las camisetas de entrenamiento con números pintados a marcador frente a Atlanta en la Bombonera. Pero sacando ese domingo 8 de julio, hubo otros 365 días que fueron tan o más penosos que ese y dieron forma a un año con una crisis política, económica y deportiva sin precedentes en la historia del club. Una especie de Racing pero por un año. Así que lo que se viene a continuación es una avalancha de nombres y apellidos que hicieron lo suyo (?) para poner a Boca al borde del abismo apenas tres años después de tener un verdadero dream team y seis después de salir campeón del mundo por primera vez. Vamos a ir en estricto orden cronológico, para que nadie se enoje (?).
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De Maradona y Brindisi a Apariente y Bachino
Tras armar un Boca repleto de estrellas en 1981, la gestión de Benito Noel empezó a complicarse seriamente en lo económico. La realidad del país no ayudó para nada, ya que las continuas disparadas del dólar hicieron volar hacia el cielo la enorme cantidad de deudas que Boca había contraido en busca de ese verdadero súper equipo. La idea instalada que el pase de Maradona había hipotecado el club, en parte era cierta. Pero la realidad mostró que el endeudamiento en dólares por el Puma Morete, Krasouski y Trobbiani fueron los verdaderos desencadenantes de los primeros graves problemas financieros del club. En 1982 hubo intencionalidad en devaluar el nivel del plantel, y por ende los sueldos. Pese a esa jugada maestra (?) que hizo aparecer personajes como Rodrigues Neto con la camiseta de Boca, los jugadores estuvieron siete meses sin cobrar el sueldo. Dentro de todo, lo deportivo zafó (?) peleando y logrando finalmente un decoroso tercer puesto en el Metro. Y 1983 fue pasando en un marcado tobogán hasta llegar al 11 de diciembre, fecha de elecciones en el club.
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Corigliano gana las elecciones y asume como presidente
En los comicios del 11 de diciembre de 1983, el “Frente Único Orden y Progreso” con la fórmula Corigliano - Orgambide ganó con 2.609 votos sobre los 2.293 que obtuvieron los candidatos de la “Agrupación Bombonera”, Oscar Pastor Magdalena y Pablo Abbattángelo. Totalmente fuera de la conversación quedaron los “Dale Boca”, Luis Conde y Pablo De Zorzi, con 611 votos.
La votación se realizó en perfecto orden hasta eso de las cuatro de la tarde, momento en que se denunciaron entrega de boletas y panfletos dentro del club en pleno acto eleccionario. Se sumaron algunos empujones (?) sobre el cierre, pero nada grave (?).
La cosa es que al finalizar la jornada, Abbattángelo reconoció la derrota y felicitó al nuevo vicepresidente electo Orgambide, ya que Corigliano no estaba en el club. Arrancamos bárbaro (?).
Casi inmediatamente la nueva comisión directiva mantuvo conversaciones con el Zurdo López y decidió mantenerlo como director técnico, no sin antes imponerle una extensa depuración del plantel que hizo rodar las cabezas de Barisio, Abel Alves, Juan Bernuncio, Comelles, JJ López, Quiroz, Osvaldo Pérez, Enrique Macaya, Morandini, Juan Donna y algunos pibes más.
Pasaron las fiestas, llegó fin de año y tras las vacaciones, el plantel fue citado el 9 de enero a las 9 de la mañana en La Candela. Arrancaba 1984.
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Un verano pum para arriba
La Copa de Oro en Mar del Plata fue sin lugar a dudas un espejismo que hizo creer a todo el mundo futbolístico que Boca se había reforzado bárbaro y que, sumado a lo que tenía, era serio candidato a salir campeón. Posta (?). Se llegó a hablar de Boca campeón 1984. El 16 de febrero hubo una contundente goleada a River 3-0 con tres goles de Gareca, el segundo, un golazo. Días más tarde, hubo otro triunfo a River pero por 2-0 y en el Centenario de Montevideo. El optimismo terminó de volar a la estratósfera con dos goleadas más: 3-0 a Independiente y 4-2 al Racing de la B. Un empate con San Lorenzo cerró un verano a toda orquesta en donde un par de tapas de El Gráfico hicieron crecer una descomunal expectativa por ese nuevo Boca.
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Primer palo en la rueda: el Nacional 1984
Los kilos de ilusión depositados en el nuevo Boca se vieron potenciados por el grupo accesible en el que cayó tras el sorteo del fixture del Nacional. Fue imposible ser pesimista al verse en la Zona A junto a Ñuls, Talleres y Ferro de General Pico La Pampa. Y por más que estuviera la Bombonera cerrada, las proyecciones ya ponían a Boca clasificado. Pero por desgracia, nada que ver.
Tras un arranque dudoso con empates con Ñuls en Vélez y Ferro en La Pampa, se le ganó a Talleres 2-0 en Liniers en una soleada tarde que hasta hubo disparos de bala en la tribuna que da a Juan B. Justo. Enseguida se le ganó con lo justo a Ferro por 1-0 también en Vélez y el barco parecía recontra encaminado. Pero no. Los pampeanos fueron la cenicienta y dejaron el grupo al dente entre Boca, Ñuls y Talleres. Así las cosas, el xeneize empezó a complicarse en Córdoba cuando le ganaba 3-0 a los cordobeses y terminó apenas empatando. La fecha final fue en el Parque Independencia y lo que era un trabajoso 0-0 y clasificación se esfumó sobre la hora con un gol de Víctor Rogelio Ramos. Boca terminó tercero por un gol de diferencia abajo de Talleres de Córdoba. Tremenda decepción.
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Empieza el Metro, abróchense los cinturones
El arranque en el llamado Metro fue lapìdario. Boca recién ganó su primer partido en la fecha 9, cosa que obviamente le costó la cabeza al Zurdo López. La victoria fue frente a Unión, con Dino Sani como nuevo técnico y en la ansiada reapertura de una Bombonera parcialmente habilitada. Para que sea una tarde completita, llovió (?) y el gol fue casi en tiempo cumplido y de rebote tras errar Porté un penal en el arco de Casa Amarilla. El nuevo rumbo pareció reafirmarse a la semana siguiente ganando también sobre la hora en cancha de Temperley. Pero nada que ver. Ya se venía flor de maroma (?).
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El plantel se declara en huelga
A mediados de junio empezó a cocinarse el caldo gardo que desembocaría en la huelga del plantel profesional y la aparición de la cuarta división con las camisetas blancas frente a Atlanta. Para no perder el hilo de interminables idas y vueltas es necesario ir prácticamente día por día. Ahí va (?).
El lunes 18 de junio, Guillermo Cóppola y el tesorero de Boca, Héctor Martínez Sosa, llegan a un acuerdo para firmar los contratos de Gareca (50.000 dólares) y Ruggeri (20.000 dólares). Ponen como fecha de pago el 22 de junio.Hasta acá todo bárbaro.
Ese viernes 22 de junio, Martínez Sosa le avisa a Cóppola que finalmente no va a estar el dinero, pero que lo espere un par de días que seguro iba a aparecer.
El jueves 28 de junio, Martínez Sosa habla nuevamente con Cóppola y le pide un día más para pagar. Guillote le avisa a sus representados y Gareca y Ruggeri acceden, pero avisan “...perfecto Guille, pero esta vez que paguen porque sino el domingo contra Vélez nosotros dos no jugamos eh...”.
El viernes 29 de junio, Cóppola es citado a las 18 horas en las oficinas de Martínez Sosa para pasar a cobrar. Guillote confía pero se muestra algo escéptico: “...siento confianza y un respeto absoluto por este hombre, es de palabra, pero no sé si podrá pagar. Es mucha plata...”. A las 18 se reúnen durante una hora. Hablan de los premios atrasados pero llega la hora de la verdad. Martínez Sosa abre un cajón y le da 107.000 dólares en Bonex de su propiedad. Cóppola se niega pero ante la insistencia del tesorero agarra los valores. Martínez Sosa lo tranquiliza: “...tómela, entre lunes y martes me la van a devolver, porque ya hablé con otra gente de la CD y me dijeron que van a aportar dinero...”. Cóppola agarra los Bonex y se va.
El domingo 1 de julio, con aparentemente todo solucionado, Boca le gana muy bien 2-1 a Vélez en Liniers con dos goles de Gareca. Tras el inesperado (?) triunfo, Ruggeri le tira un arsenal de flores a Martínez Sosa: “...no es porque nos haya pagado, pero realmente es un tipo muy serio, de palabra, de lo mejor que he visto hasta ahora...”.
La calma duró unas 72 horas: el miércoles 4 de julio, Cóppola vuelve al despacho de Martínez Sosa. Ahora el tema en cuestión son los premios de todo el plantel hasta el empate con River 1-1. Unos 29.000 pesos por jugador. Además se habló largo y tendido sobre un documento impago de Randazzo por 700.000 pesos, que más los intereses ya rondaba los 820.000 pesos. Los Bonex que había entregado Martínez Sosa superaban esa cifra lo que motivó que Cóppola fuera a verlo con efectivo en el bolsillo para darle el vuelto. Pero en esa reunión, el tesorero le terminó confesandp que hasta el momento no había encontrado el apoyo económico que esperaba en sus pares de CD. En castellano, nadie había puesto un mango y lo habían dejado de garpe. Guillote llamó inmediatamente a su secretaria y le hizo traer los Bonex para devolvérselos a Martínez Sosa en mano, quien le agradeció el gesto y le pidió un par de horas a ver si podía encontrar la bendita plata. Se empiezan a acelerar los tiempos.
El jueves 5 pasó de largo y tranquilamente podría ser considerado como la tensa calma que precedió a la tempestad ocurrida el viernes 6 de julio. A esa altura, en la CD nadie le daba bola a Martínez Sosa que ya no sabía donde conseguir efectivo. A las 3 de la tarde de ese viernes, ya harto, el tesorerom presentó su renuncia. Guillermo Cóppola se la vio venir (?) y juntó de urgencia a 25 jugadores del plantel en sus oficinas. Tras deliberar casi una hora decidieron no jugar frente a Atlanta el domingo 8. Guillote fue el encargado de avisarle a Corigiliano quien le pidió por favor que trate de convencer a los jugadores de presentarse a jugar. Los jugadores se pusieron más firmes que nunca y se mantuvieron en su postura inicial de no presentarse.
A las 19.30 de ese viernes 6 de julio, la huelga era oficialmente un hecho. Cóppola dio la cara ante los medios: “...esta historia comenzó cuando el plantel se negó a viajar a Córdoba para jugar contra Instituto el 22 de diciembre del año pasado. Tal vez por falta de comunicación, la CD lo tomó como un manejo político de mi parte. Nada que ver, yo jamás me metí en la política del club. Es más, se le quiso demostrar a la nueva dirigencia que el plantel estaba unido y que no quería que se volviera a lo de 1982 donde estuvo siete meses sin cobrar el sueldo. Pero en una reunión en La Candela, Corigliano le prometió al plantel que se había acabado la época de los atrasos en los pagos. Es más, les pidió que actualicen sus domicilios, porque Boca les iba a empezar a pagar con cheques a domicilio del 1 al 5 de cada mes... Pagaron las primas pero no incluyeron a Gatti, Gareca y Ruggeri y Randazzo. Pregunté qué había pasdo con Randazzo y me contestaron que se trató de un olvido. Un olvido de 700.000 pesos...”. Los micrófonos buscaban sangre y no les fue muy difícil encontrarla, ya que Cóppola tiraba a diestra, siniestra y con lujo de detalles: “...ahora se viene la gira por Europa y de los 600 dóiares por partido que iba a cobrar cada jugador ya me avisaron que Boca no puede pagar mas de 273. Esto no se puede aceptar de ninguna manera...”. Ante la pregunta de rigor acerca de si había chance de salvar el conflicto, Guillote cortó por lo sano: “...por todo esto el plantel decidió no jugar contra Atlanta. ¿Cómo se soluciona esto? Boca tiene que pagar 7.600.000 pesos argentinos. No hay otra manera...”.
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Telegrama va, telegrama viene
El sábado 7 de julio, Boca citó mediante telegramas a los jugadores para que se presenten en La Candela a las 16 horas. Pero sólo fueron Segovia y Stafuzza. Era más que evidente que la relación jugadores / presidente estaba destrozada y sin retorno. Dino Sani daba vueltas por el predio de San Justo esperando la llegada del plantel, hasta que terminó de entender cómo venía la mano y se fue insultando al aire.
Corigliano se atrincheró en la sede del club y le pidió a Cóppola un último intento para frenar la huelga. Cóppola dejó una rendija abierta al responderle “...está bien Mingo, pero vos conseguime unos cheques por el total de la deuda para depositar el lunes o martes. Un par de días te aguanto...”. Los más optimistas hablaroan de un inicio de solución. Pero nada más lejos. La bomba explotó a última hora de ese sábado cuando recién salido de la reunión con Cóppola, Corigliano envió nuevamente telegramas intimando a los jugadores para que se presenten sin falta en la sede del club a las 22 horas. Esto fue tomado como una mojada de oreja y la incipiente chance de salvar el problema se cayó definitivamente.
A las 21 los jugadores se juntaron en el departamento de Cóppola en Barracas. De ahí se fueron caminando al club. Llegaron a las 22.15. Se reunieron con Corigliano quien fue a los bifes y decidió romper el hielo preguntando por qué habían tomado una decisión tan drástica. Cóppola respondió en nombre del plantel explicando los motivos y Corigliano terminó de embarrarla diciendo que él no pensaba negociar bajo presión. Los jugadores inmediatamente se levantaron y abandonaron el club. El destino fue nuevamente el departamento de Cóppola. Estuvieron hasta las 4 am esperando los coletazos que, obviamente los hubo y de tamaño extralarge. Por ejemplo a la 1.30 cayó un auto con El Abuelo y otro señor (?) para saber bien qué es lo que estaba pasando y de paso (?) pedir explicaciones. La barra entendía el conflicto y en principio apoyaba la postura de los jugadores, no sin antes explicar (?) que nadie estaba por sobre la camiseta de Boca. Ni los jugadores, ni el presidente.
A las 21 los jugadores se juntaron en el departamento de Cóppola en Barracas. De ahí se fueron caminando al club. Llegaron a las 22.15. Se reunieron con Corigliano quien fue a los bifes y decidió romper el hielo preguntando por qué habían tomado una decisión tan drástica. Cóppola respondió en nombre del plantel explicando los motivos y Corigliano terminó de embarrarla diciendo que él no pensaba negociar bajo presión. Los jugadores inmediatamente se levantaron y abandonaron el club. El destino fue nuevamente el departamento de Cóppola. Estuvieron hasta las 4 am esperando los coletazos que, obviamente los hubo y de tamaño extralarge. Por ejemplo a la 1.30 cayó un auto con El Abuelo y otro señor (?) para saber bien qué es lo que estaba pasando y de paso (?) pedir explicaciones. La barra entendía el conflicto y en principio apoyaba la postura de los jugadores, no sin antes explicar (?) que nadie estaba por sobre la camiseta de Boca. Ni los jugadores, ni el presidente.
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La tarde del fibronazo
El domingo 8 de julio Boca salió a jugar contra Atlanta formando con Walter Medina, Javier Franco, Manfredi, Dos Santos, Jorge Latorre, Tessone, el Flaco Fornés, Peruchena, Denny Ramírez, el Tuta Torres y Vales. El DT fue Gonzalito, mientras que el de Atlanta fue un joven pero ya profesor Habegger.
El apoyo prometido por la barra seguramente no fue todo lo incondicional que habrán imaginado Gareca, Ruggeri y compañía. Sobre todo si tenemos en cuenta que la salida de Boca al campo de juego fue acompañada con un “...esos chorros de mierda no quieren jugar, esos chorros de mierda no quieren jugar, que se vayan y no vuelvan nunca más...”.
Los pibes de la cuarta salieron con la camiseta tradicional, pero como el Bohemio vistió todo de azul con vivos amarillos, Juan Bava hizo cambiar de ropa al local. Como el juego de camisetas suplentes estaba prolijamente guardado en La Candela, se improvisó en el acto con unas blancas de entrenamiento a las que hubo que pintarles el número de la espalda con marcador. Con el correr de los minutos la transpiración fue destiñendo al fibrón y el bochorno obligó (?) al juez a aceptar que Boca use su camiseta titular en el segundo tiempo.
Al minuto de arrancar el partido, Graciani abrió el marcador para el visitante y un viejito en el Palco Oficial gritó el gol pensando que Atlanta era Boca y viceversa. Al rato empató Dos Santos pero finalmente fue derrota final 1-2. Con el resultado puesto, algunos dirigentes tomaron la palabra y no tardaron en hacer leña del árbol caído para, ya que estaban, sumar algunos porotos en la consideración popular. Y arrancó, cómo no podía ser de otra manera, el presidente Domingo Corigliano: “...a mi no me presiona nadie. Boca no tiene obligacion de pagar las primas pero las vamos a pagar igual. En el plantel no existe la unidad que proclaman, Hubo algunos jugadores que vinieron a decirme que querian jugar...”. Cándido Vidales tomó carrera y se envalentonó: “...me emocioné viendo a los pibes. Eso es querer la camiseta de Boca. Los que no jugaron no son dignos de vestirla...”. Y Massri trató de ir más allá: “...esta vez Cóppola se equivocó y asesoró muy mal a los jugadores. Es cierto que hubo atrasos. Pero a Gareca le ofrecimos pagarle los intereses en dólares con la tasa más alta del mundo. Y los premios accedimos a pagarlos sin importar el lugar que el equipo tenga en la tabla. Por eso no entiendo esta negativa. Acá hubo intereses extraños...”.
Ese mismo domingo 8 y a raíz del conflicto del plantel profesional de Boca se confirmaba la suspensión del amistoso para el día siguiente frente a Unión Simoca de Tucumán. Corigliano ya había embolsado la mitad del cachet, lo que hizo levantar en armas (?) a Víctor Andrade, presidente de la entidad tucumana: “...no queremos cortar la relacion con Boca.Corigliano me prometió que se haría cargo de parte de los gastos de publiciad y organización que tuvimos que afrontar. Veremos...”. Claro que a esa altura de la noche, la CD estaba abocada a otro tema. En una reunión extraordinaria convocada de urgencia horas después del fibronazo, se decidió suspender por 30 días a el capitán Cacho Cordoba y a Berta. Y con 12 días a Balerio, Mouzo, Alves, Gareca, Ruggeri, Gallego Vázquez, Mario Alberto, Carlitos Mendoza, Falopa Randazzo, Segovia, Porté, Genaro, Matabós, Stafuzza y el uruguayo Krasouski. Al resto del plantel lo citaron para el martes 10 de julio a primera hora, para evaluar los distintos grados de responsabilidad y tomar las medidas correspondientes. La mano venía bien pezutti y no había miras de marcha atrás de parte de ninguno de los dos bandos. Aunque para ser sinceros, la sanción disciplinaria causó consecuencias bien marcadas: dividió a los dirigentes y unió al plantel. De hecho, a los jugadores sancionados, decidieron plegarse en solidaridad Gatti, el Potrillo Morena, Perotti, Sotelo, Di Natale, Otero, el Turco Abdeneve y Pasucci.
Al tomar conciencia de que la situación no se arreglaba así nomás, Boca pidió a oficialmente la suspensión de su fecha siguiente contra Huracán. Por suerte el Globo se copó y el partido de la fecha 16, que debía ser jugado el domingo 15 se pospuso para el jueves 26 de julio. De esa manera se ganaba una linda cantidad de días para seguir negociando.
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El último que apague la luz
Tras el domingo 15 de julio sin fútbol para Boca, el lunes 16 fue la fecha en que la dirigencia tenía que ponerse rápidamente a construir los caminos del diálogo que llevaran a solucionar el conflicto. Pero no. El mundo Boca se sacudió con una vuelta de tuerca que hizo que la situación se agravara. Algo que ya a esta altura parecía imposible. Corigliano elevó a la CD un pedido de licencia por 60 días, lo que en ese momento fue tomado casi como una renuncia encubierta. Enseguida Corigliano se apuró en aclarar que si durante su alejamiento se lograba solucionar la crisis institucional y económica del club, no tendría problemas en abandonar inmediatamente el cargo porque "...en primer lugar está Boca y luego los temas personales...". Los conocedores de la interna del club leyeron entre líneas e hicieron notar que la jugada de Corigliano más que una renuncia era una maniobra de neto corte político: se rajaba 60 días para que el club tocara fondo definitivamente y a su vuelta, con toda la oposición ya desgastada y sin crédito, no quedara otro camino que apoyar al presidente elegido por los socios. Una jugada vil que rifó literalmente la suerte de Boca Juniors a nivel institucional.
Hay que aclarar que como el vicepresidente Orgambide también estaba de licencia seguramente pasándola mejor en EEUU y el vicesegundo, Horacio Blanco estaba impedido por estatuto para ocupar el cargo, el club se mantuvo acéfalo durante esa jornada hasta que a última hora en una reunión extraordinaria de CD se resolvió darle la potestad al vicesegundo. Pareció problema resuelto, pero no. Horacio Blanco no aceptó el cargo por problemas personales y nombró a Cándido Jorge Vidales para ocupar el sillón de presidente durante los 60 días que duraba la licencia de Corigliano. Las primeras declaraciones públicas de Cándido Vidales fueron el miércoles 18 de julio: "...soy conciente de la responsabilidad mayor que llevo y por eso convoco a partir de este momento a la undiad de todos los boquenses...". Héctor Martinez Sosa, ex tesorero y uno de los puntales de la abierta oposición a Corigliano, fue el encargado de armar y acercar al club a un grupo de socios e hinchas que a partir de ese momento fue conocido como el grupo de "Los Notables".
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La aparición de Los Notables
Mientras las obras de remodelamiento de la Bombonera se suspendían ante rumores de hechos de corrupción a su alrededor, el grupo de Los Notables empezó a pisar fuerte dentro del club. Pero ¿quiénes eran estos tipos exactamente? Eran gente que había estado en la política de Boca pero también había comerciantes, empresarios, industriales y políticos de reconocida raigambre boquense. A saber: el Puma Armando, Antonio Alegre, Luis María Bortnik, el general Delfor Otero, Antonio Cafiero, Carlos Heller, Juan Carlos Rama, Emilio Perina, Fernando Miljans, Jesús Asiaín, Oscar Magdalena y Miguel de Riglos.
En una reunión clave del jueves 18 de julio, Los Notables fueron incluidos como integrantes de la mesa directiva. Sus decisiones ya alterarían el rumbo de la vida de Boca. La idea primaria era que aporten plata pero por sobre todas las cosas, ideas que sacaran al club de la crisis terminal en la que se encontraba. De ahí la frase que fue aplaudida a rabiar tras la reunión: "...no se trata solo de aportar dinero del bolsillo. Lo que hay que hacer es trabajar para conseguir salir de la crisis con fondos genuinos, sin acrecentar el pasivo con nuevos préstamos. Para eso estamos...".
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Boca con presidente interino
La primer medida de Cándido Vidales como presidente interino siguió la lógica: levantarle la suspensión a los jugadores. Asi las cosas el viernes 19 de julio se pactó volver a los entrenamientos. Se quiso ir a La Candela pero no fue posible ya que los empleados y operarios estaban de huelga en reclamo por el pago de sus sueldos. Como en la Bombonera el personal administrativo también estaba con las tareas paralizadas por el mismo reclamo, los jugadores se trasladaron a la Escuela Martín de Güemes en Camino de Cintura y Ricchieri. Alli se movieron un poco bajo las órdenes de un Dino Sani que no tenía idea por dónde empezar: O mejor dicho, sí que sabía: "...habrá que empezar de cero...".
Luego del entrenamiento, Guillermo Cóppola y un grupo grande de jugadores fueron al club a una reunión con la nueva cúpula dirigencial. Esa primera charla fue muy positiva según pudo verse en las caras de los futbolistas al retirarse y según pudo escucharse en las palabras del Potrillo Morena, el único que habló: "...está todo solucionado, falta concretar cómo y cuándo se pagará lo adeudado. Pero ya reconsiderar las sanciones a Córdoba y Berta es toda una señal de acercamiento...".
En esa reunión finalmente se convino posponer hasta el 30 de julio el pago de los sueldos del mes de junio, el medio aguinaldo y todos los premios atrasados del campeonato en marcha. También se acordó el pago de 400 dolares por partido y por jugador durante la gira por Europa que se iba a realizar a fines de agosto. Increíblemente estaba todo listo para que Boca vuelva a jugar un partido de fútbol y la cita era el domingo 22 de julio en la Bombonera frente a Instituto.
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El desahogo conmovedor de Boca 2 - Instituto 1
Con un plantel que había entrenado una sola vez en los últimos 15 días Boca salió ese domingo 22 de julio a jugar contra Instituto con una sola consigna: dejar la vida. Desde el vamos, los jugadores sabían que había mucha gente que los apoyaba pero mucha que no. Así que la premisa fue ir a trabar con la cabeza (?) para por lo menos acallar las inevitables recriminaciones.
Dino Sani alistó a Balerio, Hugo Alves, Ruggeri, Mouzo, Cacho Córdoba, Krasouski, Mario Alberto, el Gallego Vázquez, Falopa Randazzo, Gareca y Carlitos Mendoza. Boca ganaba 1-0 desde el primer tiempo gracias a un zapatazo de Mendoza. Y si el festejo de ese gol pareció conmovedor, quedó reducido a la nada al compararlo con la explosión del segundo. Es que Instituto tiró un baldazo de agua fría y empató el partido faltando cinco minutos. Ya en tiempo cumplido, Ruggeri clavó un cabezazo de pique al suelo en el arco del Riachuelo e hizo explotar a la Bombonera. Los jugadores fueron a abrazarse debajo del palco donde estaba Guillermo Cóppola mientras la gente estallaba en un grito de esos que se escuchan desde el Parque Lezama y un poco más allá.
Instituto sacó del medio, el encuentro terminó y el festejo fue realmente conmovedor. Cacho Córdoba se retiró llorando y tratando de olvidar los silbidos que le había dedicado la platea. Ante el primer micrófono, se terminó de quebrar todavía agitado: "...hoy a Boca se acerca mucha gente importante que hace mucho no venía. Gente que viene a tender una mano cuando Boca más lo necesita. Ese es nuestro gran triunfo. Por eso creo que hoy Dios nos iluminó un poco. Porque precisábamos ganar este partido y lo conseguimos casi milagrosamente...". Y con la pregunta que caía de maduro sobre el trato de la gente, fue a fondo: "...yo no fui cabecilla, sólo estuve al frente de una causa. Nosotros pedimos nada más que lo que nos correspondía. Los que me silbaron no lo entendieron. No sé, serán los que votaron a Corigliano...".
Cándido Vidales, se paseaba por el vestuario e hizo ver su alegría en forma de misiles teledirigidos a Corigliano y los suyos: "...este es el momento más terrible en la historia de Boca por la gravedad del problema. Este triunfo ayuda, nos hace bien a todos los que estamos aquí dando una mano...".
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Corigliano prepara el regreso
A mediados de agosto y todavía con un mes de licencia por delante, Corigliano no se quedó de brazos cruzados. Y tal vez viendo que muy lentamente Boca trataba de ponerse de pie, no estuvo dispuesto a ceder ese espacio político en donde gente como Los Notables sumaban mucho consenso dentro del club. Así las cosas, empezó a diagramar el desembarco organizando una reunión en sus oficinas de la Av. Corrientes al 700. Allí juntó unos 80 adeptos, entre dirigentes y allegados. Una cifra que si bien no era para caerse de culo (?), lo hizo envalentonarse con una reaparición a toda orquesta para el 17 de septiembre, fecha en que terminaba su licencia.
Cuando se confirmó la vuelta de Corigliano, Los Notables quedaron pasmados, Es que casi todo el mundo tomó su pedido de licencia como una renuncia encubierta. El que abrió el fuego fue el Puma Armando: “...yo me voy y entiendo que la mayoría haría lo mismo. Y no porque esté en contra de Corigliano, sino porque entiendo que si vuelve es porque trae soluciones. Y si trae las soluciones nosotros no tenemos más nada que hacer...”.
Para colmo, cuando le avisaron a Armando que desde el entorno de Corigliano le apuntaron acusándolo de no haber hecho nada durante la licencia y de haber prometido y no conseguir publlicidad para la camiseta de Boca durante la gira por Europa, el Puma peló toda la artillería: “...los que me acusan no tienen antecedentes. En cuanto a la publicidad en la gira le digo que no se pudo conseguir porque hasta último momento su realización fue una incógnita. Además pregunto ¿quiénes consiguieron la firma de los contratos con Adidas y el adelanto de 50.000 dólares de esos contratos? ¿Y quiénes pusieron más de 100.000 dólares de su bolsillo? Yo doné sumas que por ejemplo un Salvador Monte jamás donaría. Si él fuera mi mujer o mi hija no estaría muy conforme con lo que hice...”.
Desde Los Notables, con Cándido Vidales a la cabeza, surgió como contrapartida la idea del proyecto “1.000 por 1.000 para salvar a Boca”. La idea era conseguir a 1.000 simpatizantes de Boca que pusieran 1.000 dólares para el salvataje. Pero desde el entorno de Corigliano se empezó a anunciar otro plan: poner por única vez una cuota extraordinaria de 2.000 pesos argentinos para que paguen todos los socios de Boca. Lo que sí quedó claro es que todos entendieron que la crisis económica de Boca exigía medidas urgentes. Los tiempos se acortaban.
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Las horas más dramáticas
Si todo lo sucedido de enero a agosto de 1984 parece grave, hay que decir que fue un cuento de hadas (?) para lo que se venía para el arranque de septiembre. Y el panorama, aunque cueste creerlo, tomó ribetes catastróficos.
El viernes 24 de agosto, a las 15.20, en la mesa de entrada de Tribunales se dejó una cédula de notificación que decía “Fíjase la fecha de subasta del estadio del Club Atlético Boca Juniors para el día 7 de septiembre de 1984 a las 14 horas”. Tanto los que se lo veían venir, como los que se desayunaron con la noticia recibieron la bomba como lo que era: un verdadero desastre.
Y lo peor es que no era un sólo pedido de remate, sino dos, los que pretendían llevarse puesta la Bombonera. Uno sobre el estadio en sí y solicitado por Mateo Giri, presidente de Wanderers de Montevideo, que ante el ninguneo de la CD de Boca por el pago de Krasouski evidentemente se hinchó las pelotas de sobremanera: “...no depende de nosotros sino de Boca. Estamos dispuestos a oirlos. Esta situación no le hace gracia a nadie y menos a Wanderers. Hasta ahora no hemos recibido ninguna propuesta boquense. Tengo la conciencia absolutamente tranquila, pues hemos agotado todos los medios para no llegar a este remate. Pero la transferencia de Krasouski se hizo en el verano del 81...”.
El segundo pedido de remate era sobre los terrenos que iban desde la tribuna de Casa Amarilla hasta las vías. O sea todo el sector de piletas y quinchos. El doctor Francisco Retondo fue quien dio la cara: “...Boca libró un crédito de 58.400 dólares a la orden de Crédito Integral, una financiera con la cual el presidente Corigliano tiene una muy estrecha relación. Esta firma la endosó a un tercero, éste a otro y después el documento fue endosado a mi cliente, Daniel Silva. De esto hace dos años y medio. Nosotros buscamos siempre el acuerdo, pero nadie muestra preocupación. Sino se llegó antes al remate fue por la buena voluntad de los acreedores. Pero eso no es motivo para mofarse y decir “total no pasa nada”...”. El monto de esta deuda con interesas, costas, apelaciones y otras yerbas ya ascendia a 85.000 dólares para el momento en cuestión.
La situación de esos días fue terminal al punto que, fronteras de la Argentina hacia afuera, la noticia que conmovió al continente fue que Boca Juniors podía llegar a desaparecer. Un disparate por donde se lo mire, pero que tomó visos de realidad y provocó distintas reacciones desde otros países. Como una recordada y emotiva carta que llegó desde Perú y fue publicada en El Gráfico, el mismo medio que jugueteaba con la palabra “desaparición”.
Pese a que la mayoría de los hinchas se resistían a creer un escenario de esa magnitud, los hechos que se sucedían parecían confirmar los presagios más oscuros. El miércoles 5 de septiembre a las 11 de la mañana, se presentó una Comisión Municipal en la Bombonera. Desalojó a treinta chicos que se encontraban en una guardería infantil y a unos veinte empleados que estaban dentro del club. Cerró las puertas, puso fajas y clausuró totalmente el estadio de Boca. La orden provino del doctor Edmundo Sammartino, director general de la Policía Municipal, que dijo "...Boca estaba realizando obras de reparación bajo la responsabilidad técnica del ingeniero Juan María Cardone. Esas obras se interrumpieron, la empresa que las llevaba a cabo retiró los apuntalamientos y el ingeniero Cardone se desligó de su responsabilidad. Ante esa circunstancia, no quedaba otra alternativa que clausurar el estadio y en su totalidad, porque quiero ser claro: yo no diría que hay peligro de derrumbe pero nadie se anima a decir que no lo hay. Para ser sinceros, la posibilidad está...".
Desde Los Notables se disparó como no podia ser de otra manera a Corigliano, a quien se acusó de no proveer en su momento de toda la logistica adecuada a la empresa constructora. Pero lo cierto es que se hablaba de que sectores de la Bombonera podían derrumbarse en cualquier momento.
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La interna política al dente: Los Notables vs Corigliano
A la asfixiante situación económica había que agregarle el clima político que hora tras hora se iba enrareciendo más. De hecho, cuando la gente de Corigliano comenzó a levantar nuevamente la voz a principios de septiembre, las reacciones de la oposición fueron unánimes. Repasemos.
El tesorero Héctor Martínez Sosa: "...si Corigliano vuelve, yo me voy. Entiendo que se acabó el tiempo de los que se servían de Boca, ahora es el tiempo de los que llegan para servir a Boca. Con Corigliano no tengo problemas personales. Es una cuestión de dirigente a dirigente. En ese terreno, no quiero que compartamos nada. Y hay algo más: en este mes y medio que no estuvo, el déficit se ha reducido cerca de 45.000.000 de pesos...".
Carlos Heller, el secretario de actas de la Comisión de Notables: "...cuando se alejó Corigliano, la situación de Boca era de una crisis total, y no solamente económica: el plantel dividido, los empelados en huelga, el tesorero con la renuncia presentada al igual que otros dirigentes. ¿Qué posibilitó su alejamiento? Que se acercaran todas las agrupaciones y todas las personas que hasta entonces veían imposible sentarse en su misma mesa. Que se presenten proyectos que significan aportes genuinos capaces de revertir esta situación financiera. Y si vuelve este señor, todo esto puede frustrarse. Si como él dice quiere tanto a Boca, debe concretar lo que anunció. O sea convertir esa licencia en renuncia definitiva. Él lo condicionaba a que el club encontrara soluciones, y yo puedo asegurar que hoy la situación es mucho mejor que hace un mes y medio atrás cuando él era presidente. Yo creo que Corigliano ya cumplió con su promesa electoral: dijo que iba a unir a todos los boquenses y lo consiguió. Unió a todos, pero en su contra...".
Alberto J. Armando: "...no habrá remate de la Bombonera ni ahora ni más adelante. Si Boca no tiene la plata, la pongo yo de mi bolsillo. En ese aspecto no habrá problemas. En cuanto a Corigliano, si él regresa yo me voy y conmigo casi todos los Notables...".
A esa altura lo que se neceitaba en forma urgente eran 600.000 dólares, una cifra que si hoy día parece (?) guita, en aquel entonces era una fortuna inimaginable para la realidad de Boca.
El caballito de batalla de Corigliano y de los pocos allegados que le quedaban, era que Los Notables se habían unido para juntar ese efectivo pero no lo habían logrado ya que a comienzos de septiembre la cifra que habían logrado reunir era de apenas (?) 90.000 dólares. Plata conseguida casi en su totalidad por el señor D'amico, un allegado a Los Notables que había logrado vender publicidad para la camiseta. A eso se sumaron 1.000.000 de pesos puestos por Armando y 1.500 dólares del bolsillo de Oscar Magdalena. El plan "1.000 por 1.000" iba algo más lento de lo previsto con apenas unos 200 socios comprometidos a participar.
Mientras tanto, en una reunión de CD en las oficinas del estadio, Martínez Sosa dio un informe económico que daba fe de la realidad del club. Y mientras algunos dirigentes adeptos a Corigliano intentaron relativizar la gravedad de la situación, desde el fondo, donde estaban los representantes de los socios, se sumaron algunos chiflidos y abucheos. Entonces el tesorero decidió levantarse e irse en señal de protesta. Pero algunos socios lo siguieron y uno de ellos, después se supo que fue el socio vitalicio 6026 dueño de una cantina, lo increpó al grito de "...usted le está haciendo mal al club. Cállese la boca y no hable mal de Corigliano eh...". Acto seguido lo sacudió (?) con puño cerrado a la cara. Martínez Sosa rodó, se levantó y se fue derechito a la 24 a hacer la denuncia. Ya se manejaba la versión de que Corigliano había contratado gente (?) para defender su gestión a capa y espada. De hecho Martínez Sosa lo blanqueó sin pudor, aunque cuidándose muy bien de nombrar a Corigliano: "...si ese individuo que me pegó es matón o delincuente, lo es aún más quien lo mandó a hacer eso...".
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Se evita el remate de la Bombonera en forma agónica
El viernes 7 de septiembre a las 9.45, unas cinco horas antes de la hora pactada para el remate, Cándido Vidales, presidente interino en ejercicio, y Juan Carlos Rinaldi, dirigente mano derecha de Corigliano, depositaron en el estudio del demandanrte, Dr. Francisco Retondo, dos de los seis millones de pesos que el club tenía que pagar en la causa seguida por el señor Juan Carlos Silva. Ese anticipo suspendió agónicamente el remate de todo el terreno que iba desde la tribuna de Casa Amarilla hasta las vías del tren donde estaban la pileta, varios quinchos y la playa de estacionamiento.
Pero por supuesto que los tiempos seguian apremiando ya que Boca debia cancelar la totalidad de la deuda de la siguiente manera: poner 1.000.000 pesos antes del 17 se septiembre y lo que restara antes del último día hábil del mes en curso. Una quimera. Boca debería mendigar en AFA y Gobierno Nacional toda la ayuda posible. Y eso, con un Corigliano quemado de pies a cabeza era prácticamente imposible.
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El bochorno de la gira
Entre el 15 de agosto y el 23 de septiembre Boca estuvo sin jugar partidos AFA ya que andaba por Europa primero y América del Norte después, dando lástima de gira. En ese lapso jugó 11 partidos amistosos en los que pasó de todo. Hubo triunfos interesantes como al Aston Villa, Niza o Panathinaikos. También hubo situaciones insólitas como las vividas frente el Atlas de México, donde ante la falta de jugadores se improvisó con el Loco Gatti de delantero y hasta se recibió la propuesta del empresario Jose Maria Minguella para hacer jugar por un partido a Mario Alberto Kempes con la camiseta de Boca para ser observado por los Lazers, un equipo de Indoor Soccer, que quería verlo en acción antes de contratarlo. Y hubo lugar, imposible hacerse el boludo, para puñaladas en el corazón como el 1-9 del Barcelona. Ese 21 de agosto en el Nou Camp, minutos después de la paliza, una comitiva de dirigentes luchaba para seguir consiguiendo amistosos y que no se cayeran los que ya estaban pactados.
El cierre de la gira fue con una noticia que cayó pésimo en los jugadores. Domingo Corigliano retomaba oficialmente sus funciones de presidente el 17 de septiembre.
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A los botes (?): Corigliano reasume la presidencia
El lunes 17 de septiembre Corigliano reasumió la presidencia en un breve acto en el vestuario lindante a las canchas de tenis de la Ciudad Deportiva de Boca. ¿Por qué no lo hizo en la Bombonera? Porque seguía con fajas de clausura en todos sus accesos.
En el acto, llamativamente, estaba Héctor Martínez Sosa, el tesorero que había renunciado a su cargo y al que habían agredido tras una reunión de CD. Cuando lo consultaron sobre su presencia, de paso hizo una denuncia: "...en las últimas horas recibí varias amenazas telefónicas. Alguno llegó a decirme que peligraba mi vida si me acercaba a la Ciudad Deportiva. Estoy aquí para demostrarle a ese cobarde que a mi no me amedrenta nadie. Yo renuncié a mi cargo de tesorero en forma indeclinable. Lo único que quiero ahora es la felicidad de Boca y que la suerte acompañe la gestión de Corigliano...".
Días más tarde y demostrando el nivel de credibilidad que había entre los dirigentes, Martínez Sosa solicitó ante el juez civil Rodolfo Whithaus una inspección contable en las oficinas del club. Motivo que obligó a la Municipalidad de Buenos Aires a levantar la clausura de la sede por unas horas. Se hicieron los peritajes y nuevamente pusieron las fajas: "...lo que pretendo es que quede perfectamente registrado mi paso por el club, para evitar sorpresas posteriores...". Martínez Sosa se cubría por todos lados.
Con los números apretando cada vez más, empezaron a surgir afiebradas ideas como la de Osvaldo Rinaldi, abogado, vocal de la CD y hombre de Corigliano: "...algunas noticias dicen que voy a ser el tesorero en lugar de Martínez Sosa. De ninguna manera, aunque me lo pidan de rodillas. Yo sólo voy a presentar un plan para enfrentar los problemas económicos de Boca: serio, real, legal. Cuando una empresa cualquiera tiene estas asfixias económicas, hay que recurrir a una convocatoria de acreedores. El criterio de que es indigno, de que es una mancha en la historia de Boca me suena como una tremenda pavada...”. De más está decir que semejante propuesta no hizo otra cosa que dividir las aguas abismalmente entre una dirigencia que se quedaba cada vez más sola y todo el arco opositor político, más Los Notables, los jugadores y los hinchas.
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Nuevo conflicto jugadores vs dirigentes
Cuando lo consultaron a Cacho Córdoba al respecto, las esquirlas volaron para todos lados: "...¿por qué Corigliano no vino a recibirnos a Ezeiza? ¿Por qué no viene al vestuario después de los partidos? Por algo no nos quiere enfrentar. Nosotros tenemos montones de pruebas y testigos para demostrar que es un mentiroso. Sé que en cualquier miomento me van a cortar la cabeza, pero me la juego proque hace once años que estoy en Boca y lo quiero de verdad...".
Tres días después del empate con Platense hubo fecha entre semana. Los jugadores amenazaron nuevamente con otra huelga y no presentarse, pero a último momento cambiaron su postura y salieron al campo de juego la noche del miércoles 26 de septiembre frente a Talleres en cancha de Vélez. Una noche muy recordada porque la barra perdió definitivamente la paciencia cuando vio tirar un penal a Gareca varios metros desviado y le dedicó un tremendo cantito que fue tema de conversación por muchos días. Con música de “Mambrú se fue a la Guerra” la cosa (?) decía así: “Gareca tiene cáncer, se tiene que morir...”.
A esa altura, Orgambide se rajaba de la vicepresidencia y los jugadores volvían a ponerse firmes con la puesta al día del tema sueldos. Ya no estaba Martínez Sosa para poner paños fríos y la negociación se trabó de arranque nomás. Como muchos de los dirigentes que prometieron los pagos ya habían renunciado, los que quedaban como Rinaldi y un par más decían desconcoer las viejas promesas. En resumen, un caos mayúsculo.
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Boca se queda sin plantel profesional
El conflicto entre jugadores y dirigentes llegó a un punto casi de ciencia ficción. El 11 de octubre, 16 jugadores enviaron un telegrama al club declarándose en libertad de acción de acuerdo al artículo 15 del convenio de Futbolistas Argentino Agremiados. Eran Stafuzza, Balerio, Randazzo, Stocco, Otero, Di Natale, Pasucci, Hugo Alves, Córdoba, Matabós, Porté, Berta, Vázquez, Sotelo, Krasouski y Mendoza.
Otros jugadores elijieron un paso intermedio pero que en la práctica era igual de rígido: Enviaron un telegrama en el que decían suspender sus prestaciones para con el club, cosa que podían hacer según el artículo 10 del mismo convenio: Este grupo era el de Mouzo, Sánchez, Segovia, Bordet, Abdeneve, Dykstra, Giachello y Mario Alberto.
En resumidas cuentas, ese 11 de octubre Boca se quedaba de golpe y porrazo sin plantel profesional y con el agua al cuello de cara a su partido con Ñuls del domingo 14. Esa jornada, Boca recibió a la Lepra en cancha de Vélez poniendo nuevamente a la cuarta división. A saber: Walter Medina, Schinocca, Dos Santos, Fornés, Latorre, Valente, Sisca, Angarola, Guerrini, Galarza y Vales. Los pibes pusieron todo, pero la derrota con dos goles de Ñuls sobre el final fueron un duro golpe y podría decirse, el acabóse para los denominados cabecillas del plantel. Porque se pasó de escuchar insultos comunes (?) a Ruggeri y Gareca en el primer tiempo, a ver la cabecera de Juan B. Justo llena despidiendo a los pibes con aplausos pero dejando a grito pelado un cántico que sería estandarte por varias fechas: "...ole le, ola la, a esa camarilla la vamos a matar...".
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Corigliano y su última jugada: la convocatoria de acreedores
No hace falta decir que la situación era insostenible por donde se la mire. A esa altura, el que también amenazaba con hacer juicio si no le pagaban era el DT Dino Sani, así que a los pibes los dirigía interinamente Marito Zanabria. Y deportivamente hablando, la apuesta salió pésima ya que vino una seguidilla tremenda con más derrotas frente Unión 0-3 y Temperley 1-2.
Los pocos dirigentes que apoyaban a Corigliano presentaron la renuncia. Debilitado, sin consenso y prácticamente solo intentó una última y desesperada maniobra. El 31 de octubre, Corigliano anunció la convocatoria de acreedores: "...la convocatoria de acreedores es una solución, podemos ganar tiempo hasta abril y juntar la plata. Si algunos me acompañan se arregla todo: también tengo otras ideas muy valiosas...".
En realidad la convocatoria fue una idea surgida de Juan Carlos Rinaldi, el último de los dirigentes que se quedó firme bancando a Corigliano cuando al Titanic ya le entraba agua por todos lados. Así y todo, 24 horas después del anuncio y viendo que absolutamente nadie daba muestras de apoyo, el mismo Rinaldi le aconsejó al presidente: "...mirá Mingo, una convocatoria de acreedores necesita respaldo político y gente muy capaz para llevarla adelante. Esto no va más...". Corigliano entendió la indirecta y elaboró su renuncia indeclinable ese mismo 5 de noviembre de 1984, no sin antes disparar munición pesada contra Los Notables: "...seguro que esa gente fue a las mesas de dinero y metieron al club en una bicicleta de la que no podrá salir nunca más...". Flor de caradurismo de un tipo que en 1981 le prestó a Boca pesos argentinos, le hizo documentar la deuda en dólares y terminó haciendo un negocio a través de una financiera con juicios, embargos y hasta pedido de remate al club.
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Logística y consenso para la reconstrucción
No había dudas que pese a la nefasta realidad futbolística, la cosa pasaba por reconstruir a Boca institucionalmente logrando unidad política. Ahí fue cuando asomó un joven Carlos Heller, secretario de actas de Los Notables, quien tomó la palabra "...aquí no se trata de que venga alguien con un millón de dólares en el bolsillo. La situación se va a rrefglar cuando haya credibilidad. Este es un momento tan grave que prácticamente ya no hay tiempo para equivocarse y menos para soportar el chanterío...".
Los tres hombres apuntados para agarrar las riendas fueron desde el vamos Alberto J. Armando, Antonio Alegre y Héctor Martinez Sosa. Se caía de maduro que uno de los tres sería el designado para encabezar una lista única en las no muy lejanas elecciones que ya se veían venir.
Al Puma Armando le jugaba un poco en contra el entorno familiar que le aconsejaba no agarrar y cierta identificación con gobiernos militares. La vuelta de la democracia daba sus primeros pasos en la Argentina y a nadie se le escapaba un detalle: Armando no gozaba de buenas relaciones con Grondona ya que cuando asumió Don Julio como presidente de la AFA, el único voto en contra que tuvo fue el de Armando. Cosas que un Grondona jamás olvida.
En cambio Alegre era muy allegado al mismísimo presidente de la Nación, el Dr. Raúl Alfonsín. Sin dudas, Alegre parecía ser el hombre indicado ya que Boca debía entrar con el pie derecho y hacer más que buenas migas tanto con el Gobierno Nacional como con la AFA. Alegre parecía no estar muy convencido ya que sus cargos de director del Banco Nación de Argentina y Presidente del PAN en la Provincia de Buenos AIres, le restaban tiempo: "...Boca necesita un hombre con más tiempo. Yo voy a ayudar desde un segundo plano...".
Recién ahí aparecía con algo de chance Héctor Martínez Sosa, quien iba a contar, llegado el caso, con el respaldo politico del mismo Antonio Alegre.
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La hora de Antonio Alegre
El viernes 9 de noviembre en una trascendental reunión política, se firmó un acta:
"En Buenos Aires, a los 9 días del mes de noviembre de 1984, en la sede del Club Atlético Boca Juniors, Brandsen 805, se reúnen la totalidad de los integrantes de la Comisión Directiva Horacio Carlos Blanco, Roberto Andrés Maver, Mario Gramigña, Miguel Careris, Juan José de Turris y Clemente Alberto Peralta, y los representantes de las agrupaciones políticas del club: Pablo Abbatángelo por La Bombonera, Jesús Asiaín por El Boquense, Luis María Bortnik por Resurgimiento Boquense, Cándido Vidales por Frente Único Orden y Progreso, Mario Malara por Azul y Oro, Pedro Wiolanik por Dale Boca, José Zulcovsky por Boca La Causa y Juan Sesín por Arriba Boca.
Abierto el acto y en uso de la palabra el señor Horacio Carlos Blanco, vicepresidente en ejercicio de la presidencia, informa sobre la situación que atraviesa la institución y considera que ante la gravedad de la misma, la única salida es solicitar la intervención del club. Las agrupaciones presentes y en atención a los argumentos expuestos en consideración manifiestan su adhesión a la solución propuesta por el señor Blanco firmando al efecto todos los presentes".
Esa misma noche tras firmar el acta, todo el arco político boquense se dirigió al restaurante "La Posta de Antonio" en Barracas. Allí hubo algarabía por dar el empujón final a la gestión Corigliano y se eligió finalmente como figura representante a Antonio Alegre. Las primeras palabras de Alegre, quien se ponía al frente para tratar de dar vuelta una situación con estadio clausurado, personal en conflicto, plantel en huelga y un escalofriante pasivo de cuatro millones de dólares, fueron: "...ahora tenemos que ponernos a trabajar todos juntos y en serio, cuanto menos se hable mejor...". Mucho de sentido común.
¿Quién era Antonio Alegre en ese momento? Un hombre de 61 años y con apenas cinco de antigüedad como socio de Boca, un tema que le había impedido presentarse a las elecciones de fines de 1983 que ganaría Corigliano. Alegre había aparecido en la vida política de Boca allá por 1980 cuando, con un perfil muy bajo, aportó plata para pagarle el contrato al Tano Pernía. Un año más tarde se había convertido en uno de los pilares más fuertes de la operación Maradona. Pero no se quedaría sólo en ese tipo de aportes en épocas de vacas gordas. Cuando asumió Corigliano y ya con el club sumergido en plena crisis, Alegre fue a ver al nuevo presidente de Boca y puso de su bolsillo 630.000 dólares sin hacer ninguna publicidad. Y aceptó que esa deuda fuera documentada con vencimientos a 1985/86, un enorme gesto que demostraba su buena voluntad. Un hecho del que jamás haría publicidad pero que saltaría cuando se molestó mucho al enterarse que Corigliano le hacía juicio al club por mucha menos plata.
Presidente de la empresa constructora Alegre Pavimentos S.A. y amigo del por entonces presidente de la Argentina, el Dr. Raúl Alfonsín, Alegre era hombre de peso en la UCR. Un dato para no dejar de lado a la hora de entender por qué fue el elegido. Boca iba a nnecesitar ayuda concreta de las altas esferas. Es más, cuando la idea de que Boca fuera intervenido tomó cuerpo, desde el gobierno nacional le aconsejaron a Alegre que todos los dirigentes firmaran el acta pidiéndola.
Lo concreto es que la credibilidad intachable de la que gozaba Alegre puertas adentro y afuera del club, y que no tenía ni por asomo Corigliano, eran una excelente carta de presentación para que Boca empiece a solucionar los conflictos que tenía a todo nivel.
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Boca Juniors es intervenido
Mientras oficialmente en la CD quedaban solo seis miembros, que para colmo fueron amenazados de muerte, una clara sensación de acefalía reinaba en el club. Y la situación exigía medidas urgentes. Por tal motivo Boca Juniors fue intervenido el 29 de noviembre por el gobierno nacional de Alfonsin.
Pero cuando todos esperaban que se nombrara como interventor a Carlos Bello, político de peso en la UCR y especialmente en el barrio de La Boca, el elegido fue Federico Polak, abogado fanático hincha de Racing. Sus primeras palabras fueron "...todos los jugadores serán transferibles. Anuncio conscripción extraordinaria de socios, búsqueda inmediata de DT y vamos a tratar de llegar a un acuerdo con la empresa constructora para que vuelva a colocar y no saque más los apuntalamientos en tres pórticos del estadio...".
La parte futbolística, a esa altura casi lo menos importante, se convirtió en un penoso calvario. Derrotas por goleada en seguidilla con River (1-4), con Argentinos (1-5 haciendo de local en el Bosque platense) y ante Vélez 0-3, aquí ya con la reaparición del equipo titular totalmente falto de fútboly por qué no de vergüenza.
Polak junto a las agrupaciones políticas, consensuaron como fecha de elecciones el 27 de enero de 1985. El 20 de diciembre de 1984 se reunieron todas las fracciones políticas boquenses y llegaron a un acuerdo para elaborar una lista única encabezada por Antonio Alegre. Estaba todo dado para que finalmente el 2 de enero de 1985 sea entregado el club en manos de un nuevo presidente.
Los últimos partidos dejaron algunas alegrías, a tono con el aire de renovación que llenó de optimismo al club. Un 5-0 a Atlanta y el triunfo que mandó al descenso a Central en cancha de Huracán. Y el cierre fue ganándole nada menos que al Independiente campeón del mundo en Avellaneda.
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Por fin se termina 1984
Tras reunirse con la futura dirigencia de Boca, el 26 de diciembre el interventor mandó un telegrama a 18 jugadores para renovarles el contrato. Entre ellos estaban incluidos Gareca y Ruggeri quienes fueron los únicos dos que decidieron no aceptar el ofrecimiento. Es más (?), el 2 de enero se presentaron con Cóppola en Futbolistas Argentinos Agremiados para avalar su decisión. Se intuía un desenlace sangriento (?).
Polak se fue con la casa más o menos en orden el 4 de enero de 1985 y Alegre tomó oficialmente las riendas del club. No habría terminado de sentarse que ya le pusieron sobre la mesa la bomba de Gareca y Ruggeri. Sin embargo, Don Antonio se mostró optimista y creyó que su figura y los aires de renovación que trajo al club podrían hacer cambiar de opinión a los dos jugadores. Pero es sabido que no fue así. El 6 de enero los futbolistas se presentaron nuevamente en FAA y días más tarde se finiquitó todo. Tras una extensa reunión con Santilli, Alegre acordó el pase de los ídolos (?) de Boca a River a cambio de Tapia y Olarticochea más 100.000 dólares. Lo peor ya había pasado y era la hora de ponerse de pie y empezar a caminar de nuevo en un 1985 lleno de esperanza.
Carlos Heller, el secretario de actas de la Comisión de Notables: "...cuando se alejó Corigliano, la situación de Boca era de una crisis total, y no solamente económica: el plantel dividido, los empelados en huelga, el tesorero con la renuncia presentada al igual que otros dirigentes. ¿Qué posibilitó su alejamiento? Que se acercaran todas las agrupaciones y todas las personas que hasta entonces veían imposible sentarse en su misma mesa. Que se presenten proyectos que significan aportes genuinos capaces de revertir esta situación financiera. Y si vuelve este señor, todo esto puede frustrarse. Si como él dice quiere tanto a Boca, debe concretar lo que anunció. O sea convertir esa licencia en renuncia definitiva. Él lo condicionaba a que el club encontrara soluciones, y yo puedo asegurar que hoy la situación es mucho mejor que hace un mes y medio atrás cuando él era presidente. Yo creo que Corigliano ya cumplió con su promesa electoral: dijo que iba a unir a todos los boquenses y lo consiguió. Unió a todos, pero en su contra...".
Alberto J. Armando: "...no habrá remate de la Bombonera ni ahora ni más adelante. Si Boca no tiene la plata, la pongo yo de mi bolsillo. En ese aspecto no habrá problemas. En cuanto a Corigliano, si él regresa yo me voy y conmigo casi todos los Notables...".
A esa altura lo que se neceitaba en forma urgente eran 600.000 dólares, una cifra que si hoy día parece (?) guita, en aquel entonces era una fortuna inimaginable para la realidad de Boca.
El caballito de batalla de Corigliano y de los pocos allegados que le quedaban, era que Los Notables se habían unido para juntar ese efectivo pero no lo habían logrado ya que a comienzos de septiembre la cifra que habían logrado reunir era de apenas (?) 90.000 dólares. Plata conseguida casi en su totalidad por el señor D'amico, un allegado a Los Notables que había logrado vender publicidad para la camiseta. A eso se sumaron 1.000.000 de pesos puestos por Armando y 1.500 dólares del bolsillo de Oscar Magdalena. El plan "1.000 por 1.000" iba algo más lento de lo previsto con apenas unos 200 socios comprometidos a participar.
Mientras tanto, en una reunión de CD en las oficinas del estadio, Martínez Sosa dio un informe económico que daba fe de la realidad del club. Y mientras algunos dirigentes adeptos a Corigliano intentaron relativizar la gravedad de la situación, desde el fondo, donde estaban los representantes de los socios, se sumaron algunos chiflidos y abucheos. Entonces el tesorero decidió levantarse e irse en señal de protesta. Pero algunos socios lo siguieron y uno de ellos, después se supo que fue el socio vitalicio 6026 dueño de una cantina, lo increpó al grito de "...usted le está haciendo mal al club. Cállese la boca y no hable mal de Corigliano eh...". Acto seguido lo sacudió (?) con puño cerrado a la cara. Martínez Sosa rodó, se levantó y se fue derechito a la 24 a hacer la denuncia. Ya se manejaba la versión de que Corigliano había contratado gente (?) para defender su gestión a capa y espada. De hecho Martínez Sosa lo blanqueó sin pudor, aunque cuidándose muy bien de nombrar a Corigliano: "...si ese individuo que me pegó es matón o delincuente, lo es aún más quien lo mandó a hacer eso...".
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Se evita el remate de la Bombonera en forma agónica
El viernes 7 de septiembre a las 9.45, unas cinco horas antes de la hora pactada para el remate, Cándido Vidales, presidente interino en ejercicio, y Juan Carlos Rinaldi, dirigente mano derecha de Corigliano, depositaron en el estudio del demandanrte, Dr. Francisco Retondo, dos de los seis millones de pesos que el club tenía que pagar en la causa seguida por el señor Juan Carlos Silva. Ese anticipo suspendió agónicamente el remate de todo el terreno que iba desde la tribuna de Casa Amarilla hasta las vías del tren donde estaban la pileta, varios quinchos y la playa de estacionamiento.
Pero por supuesto que los tiempos seguian apremiando ya que Boca debia cancelar la totalidad de la deuda de la siguiente manera: poner 1.000.000 pesos antes del 17 se septiembre y lo que restara antes del último día hábil del mes en curso. Una quimera. Boca debería mendigar en AFA y Gobierno Nacional toda la ayuda posible. Y eso, con un Corigliano quemado de pies a cabeza era prácticamente imposible.
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El bochorno de la gira
Entre el 15 de agosto y el 23 de septiembre Boca estuvo sin jugar partidos AFA ya que andaba por Europa primero y América del Norte después, dando lástima de gira. En ese lapso jugó 11 partidos amistosos en los que pasó de todo. Hubo triunfos interesantes como al Aston Villa, Niza o Panathinaikos. También hubo situaciones insólitas como las vividas frente el Atlas de México, donde ante la falta de jugadores se improvisó con el Loco Gatti de delantero y hasta se recibió la propuesta del empresario Jose Maria Minguella para hacer jugar por un partido a Mario Alberto Kempes con la camiseta de Boca para ser observado por los Lazers, un equipo de Indoor Soccer, que quería verlo en acción antes de contratarlo. Y hubo lugar, imposible hacerse el boludo, para puñaladas en el corazón como el 1-9 del Barcelona. Ese 21 de agosto en el Nou Camp, minutos después de la paliza, una comitiva de dirigentes luchaba para seguir consiguiendo amistosos y que no se cayeran los que ya estaban pactados.
El cierre de la gira fue con una noticia que cayó pésimo en los jugadores. Domingo Corigliano retomaba oficialmente sus funciones de presidente el 17 de septiembre.
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A los botes (?): Corigliano reasume la presidencia
El lunes 17 de septiembre Corigliano reasumió la presidencia en un breve acto en el vestuario lindante a las canchas de tenis de la Ciudad Deportiva de Boca. ¿Por qué no lo hizo en la Bombonera? Porque seguía con fajas de clausura en todos sus accesos.
En el acto, llamativamente, estaba Héctor Martínez Sosa, el tesorero que había renunciado a su cargo y al que habían agredido tras una reunión de CD. Cuando lo consultaron sobre su presencia, de paso hizo una denuncia: "...en las últimas horas recibí varias amenazas telefónicas. Alguno llegó a decirme que peligraba mi vida si me acercaba a la Ciudad Deportiva. Estoy aquí para demostrarle a ese cobarde que a mi no me amedrenta nadie. Yo renuncié a mi cargo de tesorero en forma indeclinable. Lo único que quiero ahora es la felicidad de Boca y que la suerte acompañe la gestión de Corigliano...".
Días más tarde y demostrando el nivel de credibilidad que había entre los dirigentes, Martínez Sosa solicitó ante el juez civil Rodolfo Whithaus una inspección contable en las oficinas del club. Motivo que obligó a la Municipalidad de Buenos Aires a levantar la clausura de la sede por unas horas. Se hicieron los peritajes y nuevamente pusieron las fajas: "...lo que pretendo es que quede perfectamente registrado mi paso por el club, para evitar sorpresas posteriores...". Martínez Sosa se cubría por todos lados.
Con los números apretando cada vez más, empezaron a surgir afiebradas ideas como la de Osvaldo Rinaldi, abogado, vocal de la CD y hombre de Corigliano: "...algunas noticias dicen que voy a ser el tesorero en lugar de Martínez Sosa. De ninguna manera, aunque me lo pidan de rodillas. Yo sólo voy a presentar un plan para enfrentar los problemas económicos de Boca: serio, real, legal. Cuando una empresa cualquiera tiene estas asfixias económicas, hay que recurrir a una convocatoria de acreedores. El criterio de que es indigno, de que es una mancha en la historia de Boca me suena como una tremenda pavada...”. De más está decir que semejante propuesta no hizo otra cosa que dividir las aguas abismalmente entre una dirigencia que se quedaba cada vez más sola y todo el arco opositor político, más Los Notables, los jugadores y los hinchas.
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Nuevo conflicto jugadores vs dirigentes
Con Corigliano recién asumido en sus funciones y Los Notables a un costado de los primeros planos, el avión que trajo de vuelta a los jugadores tras la gira por Europa pisó Ezeiza el sábado 22 de septiembre a las 8 de la mañana. Como al día siguiente había que recibir a Platense haciendo de local en la cancha de River, se organizó una reunión de urgencia con Dino Sani a las 17 horas de ese sábado. La realidad es que no se tenía ni puta idea sobre cómo estaban los jugadores como para afrontar un partido oficial. Pero la reunión duró casi nada cuando el técnico abrió y cerró la charla: “...de ninguna manera están para jugar mañana...”.
Tras el 1-1 con el Calamar usando una formación de emergencia, un dirigente blanqueó brutalmente el escenario: "...espero que esta negativa a jugar sea exclusivamente por un tema físico. Este martes les vamos a pagar el mes de agosto pero por las primas van a tener que esperar. y como se las pagamos en negro no las pueden reclamar judicialmente. Espero que no cometan la tonteria de ir a un conflicto con el mes de agosto cobrado porque les va a ir muy mal. Si es necesario vamos a jugar con los pibes hasta fin de año. Estos días que vienen van a todo o nada. Aquí no hay empate. O nos cortan la cabeza a nosotros o nosotros se las cortamos a ellos. ...".Cuando lo consultaron a Cacho Córdoba al respecto, las esquirlas volaron para todos lados: "...¿por qué Corigliano no vino a recibirnos a Ezeiza? ¿Por qué no viene al vestuario después de los partidos? Por algo no nos quiere enfrentar. Nosotros tenemos montones de pruebas y testigos para demostrar que es un mentiroso. Sé que en cualquier miomento me van a cortar la cabeza, pero me la juego proque hace once años que estoy en Boca y lo quiero de verdad...".
Tres días después del empate con Platense hubo fecha entre semana. Los jugadores amenazaron nuevamente con otra huelga y no presentarse, pero a último momento cambiaron su postura y salieron al campo de juego la noche del miércoles 26 de septiembre frente a Talleres en cancha de Vélez. Una noche muy recordada porque la barra perdió definitivamente la paciencia cuando vio tirar un penal a Gareca varios metros desviado y le dedicó un tremendo cantito que fue tema de conversación por muchos días. Con música de “Mambrú se fue a la Guerra” la cosa (?) decía así: “Gareca tiene cáncer, se tiene que morir...”.
A esa altura, Orgambide se rajaba de la vicepresidencia y los jugadores volvían a ponerse firmes con la puesta al día del tema sueldos. Ya no estaba Martínez Sosa para poner paños fríos y la negociación se trabó de arranque nomás. Como muchos de los dirigentes que prometieron los pagos ya habían renunciado, los que quedaban como Rinaldi y un par más decían desconcoer las viejas promesas. En resumen, un caos mayúsculo.
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Boca se queda sin plantel profesional
El conflicto entre jugadores y dirigentes llegó a un punto casi de ciencia ficción. El 11 de octubre, 16 jugadores enviaron un telegrama al club declarándose en libertad de acción de acuerdo al artículo 15 del convenio de Futbolistas Argentino Agremiados. Eran Stafuzza, Balerio, Randazzo, Stocco, Otero, Di Natale, Pasucci, Hugo Alves, Córdoba, Matabós, Porté, Berta, Vázquez, Sotelo, Krasouski y Mendoza.
Otros jugadores elijieron un paso intermedio pero que en la práctica era igual de rígido: Enviaron un telegrama en el que decían suspender sus prestaciones para con el club, cosa que podían hacer según el artículo 10 del mismo convenio: Este grupo era el de Mouzo, Sánchez, Segovia, Bordet, Abdeneve, Dykstra, Giachello y Mario Alberto.
En resumidas cuentas, ese 11 de octubre Boca se quedaba de golpe y porrazo sin plantel profesional y con el agua al cuello de cara a su partido con Ñuls del domingo 14. Esa jornada, Boca recibió a la Lepra en cancha de Vélez poniendo nuevamente a la cuarta división. A saber: Walter Medina, Schinocca, Dos Santos, Fornés, Latorre, Valente, Sisca, Angarola, Guerrini, Galarza y Vales. Los pibes pusieron todo, pero la derrota con dos goles de Ñuls sobre el final fueron un duro golpe y podría decirse, el acabóse para los denominados cabecillas del plantel. Porque se pasó de escuchar insultos comunes (?) a Ruggeri y Gareca en el primer tiempo, a ver la cabecera de Juan B. Justo llena despidiendo a los pibes con aplausos pero dejando a grito pelado un cántico que sería estandarte por varias fechas: "...ole le, ola la, a esa camarilla la vamos a matar...".
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Corigliano y su última jugada: la convocatoria de acreedores
No hace falta decir que la situación era insostenible por donde se la mire. A esa altura, el que también amenazaba con hacer juicio si no le pagaban era el DT Dino Sani, así que a los pibes los dirigía interinamente Marito Zanabria. Y deportivamente hablando, la apuesta salió pésima ya que vino una seguidilla tremenda con más derrotas frente Unión 0-3 y Temperley 1-2.
Los pocos dirigentes que apoyaban a Corigliano presentaron la renuncia. Debilitado, sin consenso y prácticamente solo intentó una última y desesperada maniobra. El 31 de octubre, Corigliano anunció la convocatoria de acreedores: "...la convocatoria de acreedores es una solución, podemos ganar tiempo hasta abril y juntar la plata. Si algunos me acompañan se arregla todo: también tengo otras ideas muy valiosas...".
En realidad la convocatoria fue una idea surgida de Juan Carlos Rinaldi, el último de los dirigentes que se quedó firme bancando a Corigliano cuando al Titanic ya le entraba agua por todos lados. Así y todo, 24 horas después del anuncio y viendo que absolutamente nadie daba muestras de apoyo, el mismo Rinaldi le aconsejó al presidente: "...mirá Mingo, una convocatoria de acreedores necesita respaldo político y gente muy capaz para llevarla adelante. Esto no va más...". Corigliano entendió la indirecta y elaboró su renuncia indeclinable ese mismo 5 de noviembre de 1984, no sin antes disparar munición pesada contra Los Notables: "...seguro que esa gente fue a las mesas de dinero y metieron al club en una bicicleta de la que no podrá salir nunca más...". Flor de caradurismo de un tipo que en 1981 le prestó a Boca pesos argentinos, le hizo documentar la deuda en dólares y terminó haciendo un negocio a través de una financiera con juicios, embargos y hasta pedido de remate al club.
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Logística y consenso para la reconstrucción
No había dudas que pese a la nefasta realidad futbolística, la cosa pasaba por reconstruir a Boca institucionalmente logrando unidad política. Ahí fue cuando asomó un joven Carlos Heller, secretario de actas de Los Notables, quien tomó la palabra "...aquí no se trata de que venga alguien con un millón de dólares en el bolsillo. La situación se va a rrefglar cuando haya credibilidad. Este es un momento tan grave que prácticamente ya no hay tiempo para equivocarse y menos para soportar el chanterío...".
Los tres hombres apuntados para agarrar las riendas fueron desde el vamos Alberto J. Armando, Antonio Alegre y Héctor Martinez Sosa. Se caía de maduro que uno de los tres sería el designado para encabezar una lista única en las no muy lejanas elecciones que ya se veían venir.
Al Puma Armando le jugaba un poco en contra el entorno familiar que le aconsejaba no agarrar y cierta identificación con gobiernos militares. La vuelta de la democracia daba sus primeros pasos en la Argentina y a nadie se le escapaba un detalle: Armando no gozaba de buenas relaciones con Grondona ya que cuando asumió Don Julio como presidente de la AFA, el único voto en contra que tuvo fue el de Armando. Cosas que un Grondona jamás olvida.
En cambio Alegre era muy allegado al mismísimo presidente de la Nación, el Dr. Raúl Alfonsín. Sin dudas, Alegre parecía ser el hombre indicado ya que Boca debía entrar con el pie derecho y hacer más que buenas migas tanto con el Gobierno Nacional como con la AFA. Alegre parecía no estar muy convencido ya que sus cargos de director del Banco Nación de Argentina y Presidente del PAN en la Provincia de Buenos AIres, le restaban tiempo: "...Boca necesita un hombre con más tiempo. Yo voy a ayudar desde un segundo plano...".
Recién ahí aparecía con algo de chance Héctor Martínez Sosa, quien iba a contar, llegado el caso, con el respaldo politico del mismo Antonio Alegre.
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La hora de Antonio Alegre
El viernes 9 de noviembre en una trascendental reunión política, se firmó un acta:
"En Buenos Aires, a los 9 días del mes de noviembre de 1984, en la sede del Club Atlético Boca Juniors, Brandsen 805, se reúnen la totalidad de los integrantes de la Comisión Directiva Horacio Carlos Blanco, Roberto Andrés Maver, Mario Gramigña, Miguel Careris, Juan José de Turris y Clemente Alberto Peralta, y los representantes de las agrupaciones políticas del club: Pablo Abbatángelo por La Bombonera, Jesús Asiaín por El Boquense, Luis María Bortnik por Resurgimiento Boquense, Cándido Vidales por Frente Único Orden y Progreso, Mario Malara por Azul y Oro, Pedro Wiolanik por Dale Boca, José Zulcovsky por Boca La Causa y Juan Sesín por Arriba Boca.
Abierto el acto y en uso de la palabra el señor Horacio Carlos Blanco, vicepresidente en ejercicio de la presidencia, informa sobre la situación que atraviesa la institución y considera que ante la gravedad de la misma, la única salida es solicitar la intervención del club. Las agrupaciones presentes y en atención a los argumentos expuestos en consideración manifiestan su adhesión a la solución propuesta por el señor Blanco firmando al efecto todos los presentes".
Esa misma noche tras firmar el acta, todo el arco político boquense se dirigió al restaurante "La Posta de Antonio" en Barracas. Allí hubo algarabía por dar el empujón final a la gestión Corigliano y se eligió finalmente como figura representante a Antonio Alegre. Las primeras palabras de Alegre, quien se ponía al frente para tratar de dar vuelta una situación con estadio clausurado, personal en conflicto, plantel en huelga y un escalofriante pasivo de cuatro millones de dólares, fueron: "...ahora tenemos que ponernos a trabajar todos juntos y en serio, cuanto menos se hable mejor...". Mucho de sentido común.
¿Quién era Antonio Alegre en ese momento? Un hombre de 61 años y con apenas cinco de antigüedad como socio de Boca, un tema que le había impedido presentarse a las elecciones de fines de 1983 que ganaría Corigliano. Alegre había aparecido en la vida política de Boca allá por 1980 cuando, con un perfil muy bajo, aportó plata para pagarle el contrato al Tano Pernía. Un año más tarde se había convertido en uno de los pilares más fuertes de la operación Maradona. Pero no se quedaría sólo en ese tipo de aportes en épocas de vacas gordas. Cuando asumió Corigliano y ya con el club sumergido en plena crisis, Alegre fue a ver al nuevo presidente de Boca y puso de su bolsillo 630.000 dólares sin hacer ninguna publicidad. Y aceptó que esa deuda fuera documentada con vencimientos a 1985/86, un enorme gesto que demostraba su buena voluntad. Un hecho del que jamás haría publicidad pero que saltaría cuando se molestó mucho al enterarse que Corigliano le hacía juicio al club por mucha menos plata.
Presidente de la empresa constructora Alegre Pavimentos S.A. y amigo del por entonces presidente de la Argentina, el Dr. Raúl Alfonsín, Alegre era hombre de peso en la UCR. Un dato para no dejar de lado a la hora de entender por qué fue el elegido. Boca iba a nnecesitar ayuda concreta de las altas esferas. Es más, cuando la idea de que Boca fuera intervenido tomó cuerpo, desde el gobierno nacional le aconsejaron a Alegre que todos los dirigentes firmaran el acta pidiéndola.
Lo concreto es que la credibilidad intachable de la que gozaba Alegre puertas adentro y afuera del club, y que no tenía ni por asomo Corigliano, eran una excelente carta de presentación para que Boca empiece a solucionar los conflictos que tenía a todo nivel.
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Boca Juniors es intervenido
Mientras oficialmente en la CD quedaban solo seis miembros, que para colmo fueron amenazados de muerte, una clara sensación de acefalía reinaba en el club. Y la situación exigía medidas urgentes. Por tal motivo Boca Juniors fue intervenido el 29 de noviembre por el gobierno nacional de Alfonsin.
Pero cuando todos esperaban que se nombrara como interventor a Carlos Bello, político de peso en la UCR y especialmente en el barrio de La Boca, el elegido fue Federico Polak, abogado fanático hincha de Racing. Sus primeras palabras fueron "...todos los jugadores serán transferibles. Anuncio conscripción extraordinaria de socios, búsqueda inmediata de DT y vamos a tratar de llegar a un acuerdo con la empresa constructora para que vuelva a colocar y no saque más los apuntalamientos en tres pórticos del estadio...".
La parte futbolística, a esa altura casi lo menos importante, se convirtió en un penoso calvario. Derrotas por goleada en seguidilla con River (1-4), con Argentinos (1-5 haciendo de local en el Bosque platense) y ante Vélez 0-3, aquí ya con la reaparición del equipo titular totalmente falto de fútbol
Polak junto a las agrupaciones políticas, consensuaron como fecha de elecciones el 27 de enero de 1985. El 20 de diciembre de 1984 se reunieron todas las fracciones políticas boquenses y llegaron a un acuerdo para elaborar una lista única encabezada por Antonio Alegre. Estaba todo dado para que finalmente el 2 de enero de 1985 sea entregado el club en manos de un nuevo presidente.
Los últimos partidos dejaron algunas alegrías, a tono con el aire de renovación que llenó de optimismo al club. Un 5-0 a Atlanta y el triunfo que mandó al descenso a Central en cancha de Huracán. Y el cierre fue ganándole nada menos que al Independiente campeón del mundo en Avellaneda.
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Por fin se termina 1984
Tras reunirse con la futura dirigencia de Boca, el 26 de diciembre el interventor mandó un telegrama a 18 jugadores para renovarles el contrato. Entre ellos estaban incluidos Gareca y Ruggeri quienes fueron los únicos dos que decidieron no aceptar el ofrecimiento. Es más (?), el 2 de enero se presentaron con Cóppola en Futbolistas Argentinos Agremiados para avalar su decisión. Se intuía un desenlace sangriento (?).
Polak se fue con la casa más o menos en orden el 4 de enero de 1985 y Alegre tomó oficialmente las riendas del club. No habría terminado de sentarse que ya le pusieron sobre la mesa la bomba de Gareca y Ruggeri. Sin embargo, Don Antonio se mostró optimista y creyó que su figura y los aires de renovación que trajo al club podrían hacer cambiar de opinión a los dos jugadores. Pero es sabido que no fue así. El 6 de enero los futbolistas se presentaron nuevamente en FAA y días más tarde se finiquitó todo. Tras una extensa reunión con Santilli, Alegre acordó el pase de los ídolos (?) de Boca a River a cambio de Tapia y Olarticochea más 100.000 dólares. Lo peor ya había pasado y era la hora de ponerse de pie y empezar a caminar de nuevo en un 1985 lleno de esperanza.