Resignándonos a que en nuestra puta (?) vida se hace difícil que podamos ver un arquero de Boca surgido de las inferiores de Casa Amarilla, no es una locura pensar que Wilfredo Daniel Caballero fue uno de los que más se acercó a esa quimera llamada rodaje. Porque el Willy, nacido en Entre Ríos allá por 1981, entre idas y vueltas y siempre corriendo de atrás llegó a contabilizar 19 partidos oficiales en la valla boquense.
Diecinueve partidos a los que le podríamos sumar varios amistosos entre los que se destacan su debut el 7 de agosto de 2001 mientras el Chipi fracturaba peronés ante la Roma y la noche del baile descomunal a River en el verano marplatense de 2002. Noche que aparte del 4-0 con suspensión por incidentes dejó tiempo para que le ataje un penal al uruguayo Fonseca, la por entonces nueva estrella (?) millonaria.
Su estreno oficial llegaría en ese mismo verano cuando hubo que terminar el Clausura 2001 jugando la última fecha suspendida en su momento a raíz de la renuncia delaruista (?) y un quilombo padre instalado a nivel nacional. Tras sufrir goles de Fernando Crosa y la Fiera Maxi Rodríguez en el 2-2 final contra Ñuls en el Parque Independencia ese primer semestre de 2002, bajo las órdenes del Maestro Tabárez, lo encontró con muy pocos minutos en cancha. Y siempre tapando baches, como su entrada contra Banfield la mañana en que Santa Cruz le metió el dedo en el culo a Riquelme con Madorrán de testigo. Un rato antes de eso, Abbondanzieri se había ido a las duchas, cosa que obligó al Maestro a meter a Willy en reemplazo del Negro Martínez a los 24 del primer tiempo.
Recién en 2003 y ya con Bianchi tuvo una seguidilla más potable (?) en las fechas finales del Clausura. Momento que el Virrey puso el campeonato local dentro del horno para priorizar la Libertadores que se le ganaría inapelablemente al Santos. Pero ojo que esa seguidilla de Willy tuvo un domingo poco feliz en el 2-2 con Arsenal en cancha de Boca, cuando se mostró algo rebotero en el primer gol de Romero y sin reacción en el segundo, también de Romero. Tarde que terminó no tan trágica (?) cuando Bianchi mandó desde el banco la artillería pesada de Tévez y Schiavi como delanteros y sus goles terminaron remontando el 0-2 en los últimos cinco minutos.
Para desgracia de nuestro homenajeado, a partir de ahí agarró tal vez la mejor época del Pato en cuanto a actuaciones decisivas. Por lo que sus ratos bajo los tres palos fueron siempre en Sudamericanas o Clausuras ninguneados.
El 2004 también fue a cuentagotas y en el mismos contexto. Pero jugar, jugó. Tras la última fecha del Clausura con derrota 0-1 con San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro mientras River salía campeón transaba con Rafaela, nunca más volvería a demostrar su agilidad y elasticidad en el arco de Boca. Se fue al Elche de España, volvió al país en 2006 para atajar en Arsenal de Sarandí y terminó volviendo una vez más al Elche.