La guita mueve al mundo dicen. Y uno de los que puede confirmar la teoría es seguramente Juan Amador Sánchez. Un tipo capaz de pasearse como marcador central vistiendo las camisetas de Boca y de River, de San Martín y de Atlético Tucumán y, algo más grave aún (?): Morón y Nueva Chicago. Tanto peseterismo es completado con pasos por Huracán, Platense y los santefesinos Unión y Atlético Rafaela. Una pinturita.
Su arribo al xeneize fue a comienzos de 1986 y en el medio de la lenta reconstrucción del club luego de la debacle de 1984. Por ese motivo su llegada fue vista por hinchas y DT como un refuerzo de calibre. Pero casi de arranque quedó todo al descubierto.
Su debut fue la noche del domingo 23 de febrero de 1986 cuando Boca recibió al Globo en la Bombonera y se mataron a goles. El triunfo 4-3 dejó a la multitud empachada pero imaginamos las preocupaciones de Marito Zanabria al ver los enormes desacoples de la zaga formada por Di Natale de cuatro, Pipa Higuaín de dos, nuestro homenajeado de seis y el Vasco Olarticochea de tres.
Jugó algo más de ahí hasta el final de la temporada 1985/86 y un ratito en cancha de Boca en la batalla contra Olimpo de Bahía Blanca por la Liguilla. Dado el nivel mostrado, no sorprendió a nadie que al campeonato siguiente arrancara como suplentón cómodo. Pero la participación de Boca en la Libertadores lo devolvió al ruedo en formaciones alternativas de cabotaje o, para ser más estrictos, donde hiciera falta rellenar un hueco. Zafando apenas en el juego aéreo pero siempre con mil kilos de dudas a cuestas.
Sus 18 partidos oficlales lo mostraron como número seis acompañando a Pipa Higuaín o como dos con un Pasucci o un Zacarías al lado. Pero nada cambiaría de ahí hasta diciembre de 1986, fecha donde pegó la retirada no sin antes dar lástima en goleadas recibidas en cancha de Boca ante Ferro y Ñuls. Ambas 0-3.