Cuando a un marcador central lo corren para que vaya a jugar de lateral pueden pasar dos cosas. O el experimento sale mal y el protagonista termina inmolado en pos de la causa o bien te tenés que llamar Aníbal Samuel Matellán y ser un tipo tocado por la varita (?). Como el caso que nos ocupa hoy es el de Jorge Alberto Lépez, corren las generales de la ley y hay que sumarlo a la interminable fila de los Muñoz, Maidana, Cellay y por qué no un Roncaglia que supieron sacrificarse por el equipo y así les fue.
Nacido en septiembre de 1970 en la localidad de Longchamps, tuvo destacadas jornadas en la reserva pero siempre metido en el medio de la zaga. De hecho su debut en el fútbol grande fue jugando 15 minutos finales tras reemplazar nada más y nada menos que a Juan Categoría Simón. Pavada de presentación, salvo por todo el clima que rodeó a Boca aquel sábado 22 de diciembre de 1990 en cancha de Deportivo Español. Con Potente como técnico interino y una semana después de los trágicos incidentes de Boca - San Lorenzo que terminaron con la muerte de Saturnino Cabrera, la última fecha de ese interminable y nefasto Apertura 90 obligó a visitar a Platense en el Bajo Flores. Esa clase de partidos que a todos les encanta para hacer leña del árbol caído. Así que entre Demaro que se mandó con un penalcito para el Calamar faltando diez minutos y un Darío Scotto que facturó, el torneo terminó acorde a como venía Boca: o sea, mal.
Como Lépez no cargó responsabilidades en la derrota y encima la llegada del Maestro Tabárez a los pocos días lo dejaba en fojas cero para arrancar el nuevo ciclo, su apellido fue tomado en cuenta para alternar. Pero algo falló. Como por arte de magia Boca armó en ese verano un dream team que jugaba de memoria y volteaba muñecos a lo loco, así que la rotación quedó reducida a cero. Si sumamos la naciente paternidad a River, había que ser muy La Volpe boludo para cambiar algo que andaba bárbaro.
Durante marzo fue de la partida en muletos que armó el Maestro para afrontar la primera fase de la Libertadores. Así fue como salió al Ramón Aguilera de Santa Cruz de la Sierra para enfrentar a Oriente Petrolero y a la Bombonera el viernes santo a la noche contra Bolívar. Ambos partidos teniendo que actuar como marcador de punta derecho y con Pogany en el arco y Holweger a su lado como dos. La cosa no anduvo si vemos que hubo derrota 0-1 en Bolivia y empate sin goles en La Boca. Resultados que pusieron la clasificación en riesgo y obligaron a jugarse la vida (?) en la última fecha ante Oriente Petrolero de local.
El muy buen andar de ese Boca lo dejó sin más chances y su figura atemorizante para delanteros rivales tuvo que optar por armar las valijas tras escasos 3 partidos oficiales y convertirse en un nómade del fútbol. Su carrera siguió en Germinal de Rawson, Dock Sud, Independiente Rivadavia de Mendoza, San Martín de Monte Comán, un paso por el fútbol boliviano con Independiente Petrolero y la vuelta a la Argentina para vestir más camisetas: Atlético Tucumán, Atlético Policial de Catamarca e Independiente de La Rioja.