Podrá parecer un poco injusto dedicarle unas líneas a un pibe de las inferiores que jamás llegó a jugar oficialmente. Pero hay un par de puntos que casi nos ponen en la obligación: primero, no habrá jugado nunca en forma oficial pero sí jugó un rato en un amistoso. Segundo, revisando un poco, encontramos casos mucho peores. Y tercero y principal, un tipo que porta semejante apellido, ni en pedo puede quedarse afuera. Así que, a lo nuestro (?) entonces.
Diego Norberto Maggia, volante ofensivo nacido en diciembre de 1970 en San Justo, provincia de Buenos Aires, arribó a La Candela o porque era hincha de Boca o porque La Candela quedaba muy cerca de su casa. O tal vez por las dos cosas. Lo importante es que arribó a La Candela y transitó el camino de las inferiores en la complicada década del 80. Así que, como mínimo, escenario difícil.
Sin embargo todas sus ilusiones y sueños deben haber tocado techo el 16 de julio de 1989 en ocasión a un partido amistoso contra un Combinado de General Sarmiento. Esa fría jornada, en la cancha de Juventud Unida y bajo el arbitraje de Carozo Mastrángelo, Cai Aimar puso en cancha a Merlo, Ivar Stafuzza, Juan Simón, Erbín, Berti, Fabián Carrizo, dos que todavía eran amigos como Marangoni y Villarreal, Latorre, Graciani y Walter Pico. Pero en el segundo tiempo entraron una banda de pibes formada entre otros por nuestro homenajeado, Giraldi, el Nachi Medina y Tilger a los que se sumó el plus (?) de dos relegados como el Coya Gutiérrez y la Porota Barberón. La cosa es que en el medio de tanto cambio hecho por el técnico, Maggia se dio el gusto y pisó por primera y última vez un campo de juego con la camiseta de Boca puesta. Y hasta tuvo el honor de retirarse victorioso si tenemos en cuenta que el partido terminó con un triunfo 2-0.
No habría nunca más una mísera oportunidad para que saque conejos de la galera (?). No volvió a tener chance alguna de frotar la varita (?) y hacer el gol que tanto habrá soñado. Un rato en un amistoso y desaparición absoluta.
Pero ojo. Según cuentan algunos entendidos en el tema, pudo vérselo años más tarde defendiendo la camiseta de San Telmo.
Diego Norberto Maggia, volante ofensivo nacido en diciembre de 1970 en San Justo, provincia de Buenos Aires, arribó a La Candela o porque era hincha de Boca o porque La Candela quedaba muy cerca de su casa. O tal vez por las dos cosas. Lo importante es que arribó a La Candela y transitó el camino de las inferiores en la complicada década del 80. Así que, como mínimo, escenario difícil.
Sin embargo todas sus ilusiones y sueños deben haber tocado techo el 16 de julio de 1989 en ocasión a un partido amistoso contra un Combinado de General Sarmiento. Esa fría jornada, en la cancha de Juventud Unida y bajo el arbitraje de Carozo Mastrángelo, Cai Aimar puso en cancha a Merlo, Ivar Stafuzza, Juan Simón, Erbín, Berti, Fabián Carrizo, dos que todavía eran amigos como Marangoni y Villarreal, Latorre, Graciani y Walter Pico. Pero en el segundo tiempo entraron una banda de pibes formada entre otros por nuestro homenajeado, Giraldi, el Nachi Medina y Tilger a los que se sumó el plus (?) de dos relegados como el Coya Gutiérrez y la Porota Barberón. La cosa es que en el medio de tanto cambio hecho por el técnico, Maggia se dio el gusto y pisó por primera y última vez un campo de juego con la camiseta de Boca puesta. Y hasta tuvo el honor de retirarse victorioso si tenemos en cuenta que el partido terminó con un triunfo 2-0.
No habría nunca más una mísera oportunidad para que saque conejos de la galera (?). No volvió a tener chance alguna de frotar la varita (?) y hacer el gol que tanto habrá soñado. Un rato en un amistoso y desaparición absoluta.
Pero ojo. Según cuentan algunos entendidos en el tema, pudo vérselo años más tarde defendiendo la camiseta de San Telmo.