Está probado que hacerle tres goles a Boca durante un partido lo puede hacer cualquiera (?). Desde habilidosos como el Mellizo Guillermo para Gimnasia en 1996 hasta jugadores limitadísimos como un Stracqualursi para Tigre en 2011. En el medio podemos ver todo un muestrario de casos que incluye a inventos como el Látigo Peirone, luchadores como el Chino Luna o goleadores de raza como el Puma Morete para Talleres en 1982. Pero hacerle cuatro goles en aproximadamente unos 50 minutos, ya es otro asunto.
Así que no te ofendas Antonio Vidal González (?), pero lo de Maradona la tarde del 9 de noviembre de 1980 en cancha de Vélez está un escalón arriba. ¿Por qué? Porque Diego no sólo metió los cuatro goles, sino que antes del partido dijo que iba a hacerlo.
Cuenta la leyenda que en un reportaje los días previos al partido en cuestión, Hugo Gatti declaró algo como que “...Diego debería cuidar porque tiene tendencia a ser gordito...”. De hecho, treinta años después, el Loco insiste en su versión Acá se abren dos posibilidades: o le titularon la nota a Gatti sin el potencial para buscar polémica o le vendieron pescado podrido a Diego para motivarlo a full. Cosa que Maradona acepta cuando reconoce que el Zurdo López, DT de Argentinos, lo fue a buscar en la concentración con el diario en la mano. Lo que es seguro, es que Diego Armando se enculó y dijo a modo de respuesta: “...me había propuesto hacerle dos goles a Gatti, pero ahora que me dijo gordito le voy a meter cuatro...”.
Tribunas colmadas en Liniers para presenciar por la fecha 12 del campeonato Nacional 1980. Rattín puso lo que había a mano que, para ser sinceros, venía destrozado anímicamente tras la goleada 1-4 del Globo en la Bombonera 72 horas antes. A saber: Gatti, Hugo Alves, Pancho Sá, Ruggeri, Cacho Córdoba, el Ruso Ribolzi, Abel Alves, Marito Zanabria, el Ratón Coch, Falopa Randazzo y Hugo Coscia. Un jeroglífico compuesto por históricos en el ocaso, pibes y un par de ladris.
Y la mano venía bastante bien con Boca ganando 1-0 y todo. Pero a partir de los 23 minutos arrancó la función del Diez. Primero con un gol de penal a lo Diego, o sea tocando suave mientras el arquero se dejaba caer para el otro lado. A los 42 y con el partido ya empatado en dos goles, Ruggeri medio que lo atendió casi sobre el corner que da a Reservistas Argentinos. Y Maradona, que había sabido muy bien buscar el foul y quedarse un rato en el piso midiendo la situación, de repente se levantó y agarró a Gatti discutiendo con Pancho Sá para clavar una terrible comba que pegó en el ángulo del palo y travesaño antes de entrar. Descomunal golazo que obligó al aplauso de toda la hinchada de Boca.
El segundo tiempo arrancó con tutti (?). A los dos minutos mató con el pecho un pelotazo largo y terminó el contrataque a lo crá. Cachetada con cachetada de zurda para alejarla de un Gatti que en vez de volar hacia el costado, se elevó y cayó en el mismo lugar. Golazo.
Faltando 15 y con Boca totalmente jugado en ataque, otra contra terminó con un penalazo de Huguito Alves sobre un Diego que se iba cara a cara contra el Loco. El Pichi Loustau venía al galope desde lejos y cobró el foul afuera del área. Cosa que sorprendió a todos, incluso Diego, pero no modificó la sensación que se instaló en Liniers. Con el mítico “oooooohhhhhhh” de fondo preanunciando el gol, Diego clavó un latigazo en el ángulo que debía custodiar Gatti. Es muy probable que el Loco estuviera afectado emocionalmente ya que se preocupó más en empujar a un rival que en defender su palo. Otro tremendo golazo que ya pasaba la tarde de castaño a oscuro.
Pese a eso la hinchada de Boca cerró la tarde coreando el nombre de Maradona a modo de pedirle que no rompa más la bolas reconocimiento y morfándose dos derrotas al mismo tiempo: la de 5-3 contra el Bicho y la de Gatti contra Diego.