Ya habiéndole dedicado un más que merecido post aparte al Loco Gatti jugando de nueve, el partido contra Platense jugado ese miércoles 11 de agosto de 1976 merece unas cuantas líneas por la cantidad de hechos ocurridos. Estamos hablando, obviamente, de hechos extrafutbolísticos que terminaron armando una jornada a puro festejos. Porque a no dudar que la gente de Boca que llenó la Bombonera esa nocha bautizada “La noche de los campeones”, no moría por ver un partido de fútbol. Lo único que quería era dar rienda suelta a un festejo que llevaba seis años guardado bajo llave.
Hay que arrancar por algo que visto hoy, más de 35 años después, parece sacado de un dibujito de Heidi (?). Platense, el invitado de piedra, salió al campo de juego con una bandera de Boca. Y tras el encuentro, sus jugadores se acercaron a la tribuna de Casa Amarilla, se sacaron sus camisetas marrones y las obsequiaron a los simpatizantes boquenses. Increíble.
Un gran momento fue la entrada triunfal de Pedrín el Fainero junto a Miss Campeonato. La pareja, ovacionada por la multitud, dio su propia vuelta olímpica y terminó bailando el vals “”Desde el alma” en el círculo central. Vals que por supuesto fue cantando de punta a punta por la hinchada de Boca. Estamos hablando de quizás, el momento más conmovedor de la noche. Una nueva estrella ya estaba en el escudo xeneize.
A continuación los chicos del baby se le animaron a la fresca que hacía a esa hora, unos 3 o 4 grados, y dieron también su vuelta olímpica con una gran bandera que decía “Bienvenidos a casa campeones”. Aplausos para los pibitos de Boca y todos los flashes preparados para la salida del plantel de Boca por el túnel. Una salida espectacular.
Con el Jugador Nro. 12 haciendo temblar el pasto, el Puma Armando apareció rápidamente en escena, encaró a Juan Carlos Lorenzo, lo agarró de un brazo y casi que le ordenó “vamos Toto, vamos a dar la vuelta”. Ambos encabezaron la ceremonia, no sin antes arremangarse los pantalones ya que las fuertes lluvias de los días anteriores habían dejado la cancha de Boca en un verdadero barrial. Qué lindo es ver a un presidente de Boca festejar embarrándose los zapatos junto a los jugadores.
El Toto pasó al lado de un grupo de periodistas y aprovechó la ocasión para sacarse las ganas: “...mi fútbol no gusta, pero miren como se festeja eh...”. Fue seguramente su descargo sobre la fuerte polémica instalada por aquellos días sobre la poca técnica del fútbol de Boca comparado con otros equipos de la Argentina. ¿Qué había mucho de garra, lucha y temperamento? Obvio, Por algo es Boca y no River.
Antes del pitazo inicial de Romero vino el mítico penal que Armando le pateó a Gatti. El Loco se tiró medio de compromiso, pero se vio casi obligado a atarjarle al Puma su tirito de zurda al medio. Sin embargo el presidente agarró el rebote e hizo su gol. Buscó un micrófono y derrochó bosterismo: “...en una de esas me voy campeón y con un gol en mi haber. ¿Qué presidente hizo eso? Nuestra hinchada se merece todo...”. Claro que sí.
El comienzo del partido, que Boca finalmente ganaría 1-0, se demoró más de la cuenta. Ahí aprovechó el Toto y confesó por qué había prohibido el ingreso de gente a La Candela durante las fechas finales de ese Metro. El sábado anterior al partido con Huracán en cancha de River, Lorenzo sorprendió a un supuesto periodista haciéndol,e una oferta a Veglio para llevarlo al exterior. El Toto fue avisado, se metió y armó flor de quilombo. Después de echar al hombre que actuaba de intermediario, el Toto colgó en persona un cartel que decía “Prohibida la entrada hasta el final del Meropolitano”.
El Calamar hizo un papel dignísimo, jugó de igual a igual y fue parte de la fiesta junto a la formación puesta en cancha por el DT. A saber: Gatti, Pernía, Sá, Mouzo, Tarantini, Chino Benítez, Suñé, Ribolzi, Mastrángelo, Veglio y Gerardo Ríos. Así pasó el festejo dl primer campeonato de la era Lorenzo. Un festejo como tiene que ser, con todas las de la ley.