Gigantesco choque de planetas entre dos próceres de la historia de Boca que, de haberse producido en los años 2000 y no a fines de los ochenta, seguramente hubiera ocupado páginas y páginas de pasquines deportivos amarillistas. Sin dudas.
La cosa es que a partir del cambio que pidió Gatti en el entretiempo contra Ñuls el 25 de octubre de 1987, su relación con el técnico Juan Carlos Lorenzo entró cuesta abajo durante los sucesivos días. Y esto no sólo provocó que el Torito Genaro se terminara adueñando del arco boquense durante las seis fechas siguientes de ese campeonato 1987/88, sino que produjo chispazos cada vez más notorios entre técnico y arquero. Un veranito (?) de cuatro partidos sin derrotas pareció restablecer la calma, pero el nocaut en cancha de River la tarde que Comas tiró un penal al cielo (?) con el partido terminado, puso los ánimos más caldeados que nunca.
De hecho al viernes siguiente, 27 de noviembre, fue Gatti quien abrió fuego con declaraciones al mentón de Lorenzo. Luego de finalizar el entrenamiento y tras pegar un par de gritos en el vestuario por tener que ducharse con agua fría, el Loco puso primera: “...no tengo ganas de jugar, estoy triste, me falta motivación, no soy Gatti. No sé qué me pasa. Tengo un momento de depresión. También me acostumbré a estar con mis hijos los fines de semana en la quinta. Ojo que el contrato lo voy a cumplir porque volver a jugar, vuelvo seguro. Y el día que vuelva, la rompo...”. Hasta que desenfundó y tiró a mansalva: “...le agradezco a Oscar Tubio así como a Alegre que intentaron juntarme con la barra, pero esas cosas no me gustan. Tiene que surgir solas. Y para empezar, pienso que no tengo que pedirle disculpas a nadie. Si me encuentro con José o alguno de los muchachos de la hinchada, lo charlo. Los conozco a todos. Más de una vez he tomado una copa de con ellos. Hemos comido asados. Yo siempre sumé para Boca. En cambio hubo gente que dijo que había que poner el hombro y después se fue...”. El palo era con nombre y apellido para el Toto, trayendo a la memoria su salida del club en 1979. Para finalizar, Gatti dejó una puerta abierta de cómo veía posible un arreglo en el conflicto: “...cuando lo diga Lorenzo vuelvo a jugar. Pero tiene que salir de él. Yo necesito que el diga “jugá” pero no algo frío, necesito circo, un circo total. Y tiene que ser rápido, porque mi talento es enorme pero no puedo dar tantas ventajas. Ojo que ando bien, nada más falte a dos entrenamientos porque me quedé en la quinta limpiándole la pileta a los chicos...”.
El Toto, fiel a su estilo verborrágico, sólo tardó 24 horas en recoger el guante y desde la concentración en La Candela, devolvió gentilezas (?): “...acá lo que sucede es que Gatti es Gattista, es un individualista. Él piensa en su contrato, en cuándo se va a retirar y lo que él debe pensar es en serle útil a Boca hoy. Yo estimo que hay que sacarse un poco el egoismo y pensar en la entrega absoluta para el equipo, La verdad es que hoy Gatti no está para salver a Boca, es el equipo el que debe salvar a Gatti. Pero así como hay que reconocer que tiene 43 años hay que aceptar que el equipo no está. Tenemos problemas defensivos, sufrimos ahora la partida de Tapia. El otro día perdemos con River estando 2-0 arriba por carecer de experiencia. Pero lo de Gatti no se puede ocultar. Si él me dijera que está bárbaro es un plus que se le puede transmitir a los muchachos que entran a la cancha. Pero le pregunto y me dice “me comí un asado y me cayó mal al hígado, además tengo una contractura en la pierna derecha”. Igual no quiero una novela. Yo también le di mucho a Boca como jugador y como técnico.Si yo me fui en 1979 es porque Armando me dijo que no había presupuesto para armar el equipo nuevo que yo le habia pedido. No hagamos de esto una polémica. Acá hay una situación muy clara. El señor Gatti después de los cinco goles de Ñuls, pidió irse del arco de Boca. Abandonó el plantel ese día. No vino a entrenar después del partido con Banfield, lo que es una tontería porque goles le hacen a cualquiera. Se aisló. Y Gatti desmotivado no me sirve ni a mi ni a Boca...”.
Tras ver de afuera los partidos con Gimnasia, Independiente, Argentinos, Instituto, River y Deportivo Español, el Loco Gatti volvió a ser utilizado por Lorenzo el 4 de diciembre en la derrota con Vélez en Liniers. Noche en que Musladini hizo un penal que no hace ni un pibe de 6 años bajando una pelota con la mano en el área de Boca el ciclo Lorenzo quedó en coma cuatro, con los días contados y con apenas dos partidos más por delante: empate 0-0 con Armenio y derrota 0-2 con Central en Arroyito.