Tremendo bodriazo fue el protagonizado entre el Boca del Bambino Veira y el seleccionado guaraní el 14 de febrero de 1998 en el estadio mundialista de Mar del Plata. Los paraguayos preparándose a full de cara al Mundial de Francia que se venía y Boca ultimando detalles para una nueva decepción: el Clausura 98.
Pero hubo algunas cuestiones que sobrevolaron el amistoso y le dieron algo de vida (?) a la noche. Como por ejemplo los 90 minutos de Claudio Paul Caniggia luego de un parate interminable de 153 días. El nivel del Pájaro tras una importante lesión fue apenas discreto pero su carrera para formar parte de la Riversión (?) estaba oficialmente iniciada tras el encuentro. Así lo hizo saber el propio delantero: “...necesito jugar más, de a poco me voy a ir soltando. Todo es una cuestión de tiempo. En cuatro o cinco partidos agarro el ritmo que necesito...”.
Ojo que entre la presión de algunos medios por el Cani y el inminente arranque del Clausura contra Argentinos en Caballito, Veira se vio casi obligado a poner paños fríos: “...no sé si en la primera fecha Caniggia será titular. Tenemos que ver cómo se recupera, quedan cuatro días...”.
El partido fue dirigido por Sequeira y en medio de un trámite desordenado en el que casi no hubo llegadas, con muy poco se destacó un Chicho Serna que recién llegaba al país. El colombiano ya era plenamente conciente del bailongo en el que se había metido. Tras las declaraciones de Pedro Pompilio blanqueando que la CD no movería un dedo para forzar su admisión dado el cupo de extranjeros por entonces vigente, Serna tenía que elegir entre dos caminos: presentar un recurso de amparo en la Justicia para ejercer el derecho de poder trabajar o armar los bolsos e irse del club en silencio.
Ojo que el Bamba (?), ya alertado, por las dudas tenía el paraguas abierto: “...si Chicho se queda me soluciona todo porque es polifuncional. Sino necesitamos otro porque estamos medio flojos...”. Los otros eran, en orden de prioridad, Carlos Bisconti, Ricardo Lunari y Marcelo Gómez.
Como si no alcanzara, otro foco de conflicto que sacudía a Boca durante aquel verano del 98 era el sueldo de Riquelme. Para limar asperezas, que ya las había y bastantes, Pompilio invitó, a través de Marcos Franchi, a Román y a su novia a presenciar el partido en Mar del Plata. Pero Riquelme no contestó la invitación y mucho menos se apareció por La Feliz.
Los once de Boca fueron Pato Abbondanzieri, Sergio Castillo, Tota Fabbri, Samuel, Matellán, Serna, Traverso, Luis Calvo, Latorre, Guillermo Barros Schelotto y Claudio Caniggia.