jueves, 27 de agosto de 2009

Torino 3 - Boca 0


El 5 de septiembre de 1984 Boca enfrentó al Torino de Italia, poniéndole por fin un cierre al calvario que fue su gira por Europa. Y el partido, como no podía ser de otra manera, estuvo a la altura (?) de las circunstancias.
Ya de entrada hay que decir que el amistoso vino bastante mal parido. Porque según el contrato firmado en Buenos Aires debía jugarse el 6 de septiembre. Pero el club italiano, aduciendo motivos personales, decidió adelantarlo un día. Cuando Boca planteó que el 4 debía jugar con Niza en Francia, los dirigentes del Torino dieron por terminada la charla en forma contundente: “..si quieren lo cancelamos y listo...".
Evidentemente se necesitaba la guita como el agua en el desierto. Y los hechos lo demuestran. Boca enfrentó al Niza el 4 a la noche. Luego el plantel volvió al hotel, pasó la noche, se levantó el 5, almorzó y recién ahí emprendió un interminable viaje a Turín. Fueron cinco horas de micro con fallas en el aire acondicionado y atravesando una ruta llena de curvas que bordeaban precipicios. El paseo regaló los seguramente inolvidables paisajes de toda la Costa Azul, desde Niza a San Remo, pero las barrancas empinadas, más el calor sofocante y la lentitud obligada del viaje armaron un combo perfecto para hacer volar por el aire la poca buena onda que podía quedar. Dino Sani fue uno de los que menos pelos en la lengua tuvo arriba del micro: "...asi no se puede jugar. Hay que romper el contrato carajo...".
El arribo a la ciudad italiana fue a los santos piques. Ingreso al hotel Concord, merienda rápida y salida de raje, directo al estadio Comunale de Turín. Pese a venir de un flojo empate por la Copa Italia, 7.000 tifosis se hicieron presentes para ver el partido, pero más que nada para ver en acción al “craque” brasileño Junior, que hacía sus primeras armas en la posición de volante.
Boca mandó a la cancha a Balerio, Pasucci, Alberto, Mouzo, Cacho Córdoba, Stafuzza, Berta, Gallego Vázquez, Porté, Morena y Sotelo. Yendo al partido en sí, para decirlo en pocas palabras, pudo haber sido tranquilamente una histórica goleada en contra. Se vio a un Boca sin piernas, que no estuvo a la altura del rival y que no daba a basto para frenar las mil llegadas que hubo en el arco defendido por el uruguayo Balerio. Por suerte, los siete cambios que fue metiendo el técnico local, desdibujaron bastante al Torino y sólo por eso la chapa final quedó en derrota 0-3.
Tras el partido, en los vestuarios Dino Sani caminaba por las paredes: "...la sacamos barata. Nos podían haber metido nueve como en Barcelona. Anoche jugamos en Niza, dormimos, nos levantamos para almorzar y con el último bocado en la boca subimos al micro para venir hasta Turín. Cinco horas de viaje. Llegamos al hotel con el tiempo justo para instalarnos y salir para la cancha. ¿Así quién puede jugar? Nadie...".
De vuelta en el hotel seguirían los incidentes. Con doce días libres por delante hasta el próximo amistoso (18 de septiembre en Los Ángeles), la idea era tratar de organizar algunos partidos más en el Viejo Continente. Pero el caos a nivel organizativo era general. Y Dino Sani no sabía para donde salir corriendo: "...ahora tenemos doce dias libres. Los dirigentes no saben si vamos a jugar más partidos en Europa y yo no sé si entrenar fuerte o movernos despacio".
A las pocas horas, José María Minguella, responsable de cerrar los contratos de los partidos amistosos, tiró una bomba: ningún equipo de los que había contactado quería jugar contra Boca. La goleada del Barcelona en particular y el nivel mostrado en general, más las ausencias de los seleccionados Ruggeri y Gareca, tiraron abajo planes B, C, D y hasta E. El desconcierto era total.
Con el nuevo escenario, estalló otro foco de conflicto. Ante la falta de partidos, muchos jugadores querían volverse a la Argentina sí o sí. Pero entró en acción el abogado de Minguella y puso blanco sobre negro jurando que los papeles firmados hablaban de quedarse en Europa pase lo que pase. Pero sin rivales a la vista y a la espera de ese bendito amistoso que nunca llegaría, el plantel fue depositado en un hotel a 15 km de Génova. Fueron dias largos e interminables en los que por lo menos pudieron hacer un par de chapuzones en la pileta y ya que estaban, hacer algunos trabajos físicos. Lo que se dice un cierre de gira a toda orquesta.