miércoles, 27 de abril de 2011

Gabriel Vales


Eso de que cualquier 4 de copas jugador formado en La Candela se vaya del club y tenga su revancha metiéndole un gol a Boca desde ya no es algo que nació con los Imboden, Islas o Johny Maidana. Por Dios, Mai-da-na. Pasó siempre, aunque en algunos casos, como por ejemplo el de Gabriel Eduardo Vales en 1987, le podamos encontrar un par de atenuantes. Primero, que se destapó en un partido amistoso de pretemporada. Y segundo, que como delantero veloz y habilidoso que era, no hacía más que cumplir con su función. Así que salvo para Saporiti que recién empezaba, sus tres goles convertidos el 31 de julio de 1987 en el amistoso Ferro 3 Boca 0 en Caballito no mataron a nadie.
Nacido en enero del 64, su debut en primera fue medio obligado y en las peores circunstancias: la huelga de profesionales previa a la tarde del fibronazo contra Atlanta. Así que ese 8 de julio quedó en la historia por llevar en la espalda un número pintado con marcador.
Claro que la gravedad de una crisis sin precedentes, lo convirtió en figurita repetida a lo largo de la segunda rueda del Metro 1984. Ahí vemos que como Boca no repitió jamás el mismo equipo formó delanteras junto a personajes del calibre de Tuta Torres, Rafael Herrera, Denny Ramírez, Peruchena, Sergio Sánchez, Dykstra, Galarza, Daniel Guerrini y seguro algunos más.
Ojo que en medio de tanta malaria seguro tuvo su pequeña sonrisa cuando batió al Mudo Cassé en cancha de Vélez. La pelota entró pidiendo permiso y sólo sirvió para decorar el triunfo de Temperley, pero lo cierto es que ya en su quinto partido conseguía lo que a otros les demandaba 60 encuentros jugados: hacer un gol.
Con la llegada de 1985 y algo más de orden institucional y deportivo, nuestro homenajeado quedó a la espera de una, por qué no, merecida chance. Pero entre los refuerzos que llegaron y el poco diálogo de Don Alfredo Di Stéfano con los más jóvenes del plantel, tuvo que conformarse con mirar mucho de afuera. En el Nacional sólo jugaría unos minutos la noche del 7-1 a Estudiantes de Río Cuarto en cancha de Huracán. Noche de tremenda emoción al ver a Mouzo enfrentar a Boca. Y ya en el Torneo 1985/86 y con el mismo DT que le había dado rodaje en 1984, Marito Zanabria, tampoco podría hacerse un lugar en el medio de un equipo que con poco hizo bastante. El 18 de diciembre de 1985 ingresaría unos minutos contra Español en Ferro, seguro gritó como loco el empate de Stafuzza en tiempo de descuento, pero al mismo tiempo se despedía para siempre del mundo Boca tras escasos 10 partidos oficiales y 1 gol convertido.
Su carrera siguió como verdugo en Ferro, para más tarde recalar en Los Andes, Estudiantes de Río Cuarto, All Boys y Argentino del Sur de Chubut.