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martes, 2 de febrero de 2010

Daniel “Flaco” Bilos


Cuando Daniel Rubén Bilos volvió medio averiado y con un par de kilos menos de su debut en la selección Argentina de Pekerman, nadie imaginó que el Flaco iba a desbarrancar tan estrepitosamente. Bastante atrás habían quedado su llegada a Boca a mitad de 2005, sus primeros partidos en un nivel impresionante, la propuesta de agarrar viaje a la ciudadanía croata para ir al Mundial y en especial, sus trancazos imparables por los costados del mediocampo. Pero vayamos al principio.
El Flaco arribó a Boca casi en silencio comparado con otros refuerzos que llegaron para que Coco Basile arme su once de memoria. De hecho Cata Díaz y Pocho Insúa se llevaron indudablemente todos los flashes.
Pero a la hora de patear la caprichosa (?) el Flaco tomó un protagonismo impensado. Y a los hechos nos remitimos. Debut el 16 de julio contra el Tottenham Hotspur y gol. Estreno oficial el 7 de agosto contra Gimnasia de Jujuy en el Nuevo Gasómetro y buen partido. Segunda fecha gol a Central en la Bombonera y tercera fecha gol a Lanús y apilada fantástica hasta que un jugador (?) llamado Fabbiani, tal vez algo celoso, lo bajó muy feo. Ah, Bassi hizo la más fácil: roja a los dos.
Pese al mal trago que incluyó el empate granate sobre la hora, el Flaco volvió a todo trapo. Magia, tacos y pisadas siempre útiles y efectivas. Cosa que no es poco. Tocó el cielo con las manos una tarde de día de semana cuando le clavó dos goles al Flaco Vivaldo en el arco del Riachuelo y se cargó casi solo un triunfo chivo 2-1 a Tiro Federal. La ilusión creció en los hinchas al ver a un tipo que era prácticamente imparable. De arriba, de abajo y con la bocha ya sea en los pies o aguantándola.
Pieza clave entonces en el doblete de Apertura y Copa Sudamericana 2005, llegamos a ese marzo de 2006 bisagra. Tras el regreso del amistoso con la selección, chau Bilos. Así de una. Dubitativo, sin fuerza y sin su marca registrada: los zancazos épicos llevándose a la rastra todo. El Clausura lo terminó como pudo, participó de un gol rarísimo que puso el 3-2 decisivo y polémico frente a Vélez en Liniers y luego de festejar una nueva vuelta olímpìca contra Olimpo en la Bombonera, despidió a su amigo Rodrigo Palacio deseándole suerte en el Mundial. Consciente o no, tras 42 partidos oficiales y 5 goles y medio (?) contando ese que todos le dimos pero no hizo en cancha de Vélez, también se despidió esa misma tarde de la camiseta de Boca.
Su carrera, iniciada en Sport Pergamino y Banfield, siguió luego en el Saint Ettiene de Francia, América de México y ya súper devaluado en San Lorenzo y nuevamente con un fantasmal y campeón paso por el Taladro en 2009, donde anunció su retiro por problemas insalvables en la rodilla izquierda.

miércoles, 13 de enero de 2010

Luciano “Lucho” Figueroa


Antes que nada y antes de que hordas enfurecidas (?) vengan (?) a prender fuego todo, vale la pena dejar claro una cosa: Luciano Gabriel Figueroa no fracasó en Boca. Pero su fugaz fama en el xeneize, más algunas circunstancias que acompañaron su corto paso por el club, hacen un combo perfecto para ponerse a laburar (?) un rato y armar el post.
Su arribo, en el segundo semestre de 2008, se dio por un motivo bien concreto: la rotura de ligametos de Palermo frente a Lanús por la tercera fecha del Apertura. Ante la grave lesión del Titán, la dirigencia de Boca dio algunas vueltas pero finalmente contrató a Figueroa a préstamo para encarar la recta final del campeonato local.
Lucho vino bastante falto de fútbol y con algunas lesiones importantes en su historial, cosas que hicieron dudar, y mucho, acerca de su rendimiento. Su desembarco fue la semana previa al superclásico y ni queremos imaginar lo que debe haber sentido Lucho al entrar a Casa Amarilla y ver en esos días una reunión muy caliente del plantel para tratar de salvar diferencias tras la salvaje interna que incluyó el cruce entre Cáceres y Riquelme.
Un nuevo triunfo frente a River cambió un poco el clima y dio oxígeno para que Figueroa, ya alineado oficialmente en el bando de Román, se aliste para su debut oficial. Fue el 22 de octubre de 2008 en Porto Alegre. Esa noche, Ischia mandó a la cancha un muletto para enfrentar al Inter por la Sudamericana. Lucho corrió, se movió, pero casi no la tocó. Salió a los veinte del segundo tiempo para dejarle el lugar a Noir, quien finalmente se iría expulsado al toque en esa derrota 0-2 de Boca.
En los partidos del campeonato local jugó algunos ratos aislados para terminar de ganar ritmo y prepararse para su primer partido entero: contra San Martín de Tucumán en la Ciudadela. Una tijera de Lucho puso el 2-1 final que dejó al xeneize cerca del título y a Luciano muy bien parado de cara a la consideración general de hinchas y técnico. Encima, en su segundo partido completo, última fecha del Apertura, pagó con dos goles en el arco de Casa Amarilla para ganarle a Colón 3-2 y meter al equipo en el triangular desempate para definir al campeón.
Tras la obtención del título (a la que sólo le faltó la frutilla de un mano a mano que le tapó Ardente en cancha de Racing la noche de la consagración) arrancó el 2009 a todo vapor. Dos goles a Huracán bajo una tormenta de granizo y a los tres días un cabezazo sobre la hora para ganarle 1-0 al Táchira en Venezuela y casi asegurar el pase a octavos de la Libertadores.
Pero el cuento de hadas terminó de un día para el otro. Tras un bajón importante del equipo dirigido entonces por Ischia, la dirigencia empezó a tramar una reducción en los contratos. El manager en persona anunció una quita en su propio sueldo, poniendo contra la pared a los pocos rebeldes que por entonces quedaban. Lucho, a través de su representante, dio señales de no querer resignar ni un centavo, de manera que se quedó hasta el final del pobre Clausura 2009 y partió de regreso al Genoa de Italia dejando un buen recuerdo, 23 partidos oficiales y 8 goles convertidos. Bien.
Su carrera, iniciada en Rosario Central, incluyó hasta el momento al Birmingham de Inglaterra, el Cruz Azul de México, Villarreal de España, River y el Genoa de Italia.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Julio César “Huevo” Toresani


Para empezar a hablar de Julio César Toresani, hay que reconocer que un tipo que se puso las camisetas de Unión y Colón, y de Boca y River, si a algo debe estar acostumbrado en la vida es a que lo chiflen y puteen de arriba a abajo.
Y eso fue precisamente lo que vivió Toresani la helada noche de su debut con la azul y oro: insultos y silbidos. Fue el 21 de agosto de 1996 en cancha de Vélez cuando Boca le ganó 2-0 a Argentinos Juniors por la ya desaparecida Supercopa. Cada pelota que llegaba a los pies del "Huevo” era acompañada por chiflidos e insultos generalizados de toda la cancha. Pocas veces se había visto semejante bienvenida a un jugador que hacía su estreno. Pero la bronca, básicamente, era por dos motivos: su pasado en River y su mediática pelea con Maradona cuando Diego regresó al club en octubre del 95.
El “Huevo” llegó a mediados de 1996 como refuerzo del Dream Team que se le armó al doctor BIlardo y muy de a poco, pudo ir silenciando los silbidos gracias a una receta infalibe en Boca: trabar cada pelota dejando alma y vida.
Y del silencio respetuoso pasó a la aceptación general y al aplauso con otra receta infalible: meterle un gol a River en el Monumental y gritarlo con las venas hinchadas y besando la camiseta de Boca. Fue la lluviosa tarde-noche del 25 de octubre de 1997 cuando metió un tres dedos delicioso en el arco de Burgos a poco de empezar el segundo tiempo. Ese clásico del Apertura 1997, fue el que Diego se retiró, Román lo reemplazó y Palermó arrancó con su costumbre de embocar a River.
A partir de allí, Toresani trepó de la aceptación de la hinchada a cierta fama e idolatría que duró, la verdad, bastante poco. Lo que tardó en terminar ese campeonato e irse de Boca.
En total jugó 58 partidos e hizo 8 goles y su carrera incluyó (aparte de Unión, Colón y River) a Instituto de Córdoba, Independiente, Patronato de Paraná y el Audax Italiano de Chile.

domingo, 19 de julio de 2009

Nolberto “Ñol” Solano


Antes que nada, asumiendo la polvareda (?) que puede llegar a levantar, es justo reconocer que el paso de Nolberto Albino Solano con la camiseta azul y oro no puede tildarse de fracaso. Es más, fue bueno. ¿Pero se puede decir que triunfó? Mmm, la verdad que no. ¿Tuvo un rato fugaz de fama? Mmm, la verdad que sí. ¿Merece estar en “15 metros de fama”? El debate queda abierto pero un par de rarezas podrían inclinar la balanza a favor del “Sí”.
Marcador de punta o volante por derecha, nacido en Perú y llegado al xeneize a mediados de 1997 en medio de cierto descreimiento generalizado acerca de su rendimiento. Eran épocas que la gestión Macri tiraba manotazos para todos lados, y las compras eran al por mayor y casi siempre de dudosa calidad.
Su debut en ese equipo de Bambino Veira, el 19 de junio, fue en circunstancias bastante exóticas. Porque hay que reconocer que enfrentar a la Selección de Tailandia en el mismísimo Bangkok Stadium no es cosa que pase muy seguido. De hecho, fue la primera presentación del xeneize en ese país, con victoria 2-0 incluida y en el marco de una de las tantas pretemporadas tiradas de los pelos.
El debut oficial del Ñol, triunfo 4-2 frente al Bicho el 24 de agosto, nos regala enseguida una segunda rareza. Porque esa primera fecha del Apertura lo tuvo casi más protagonista que al mismísimo Maradona. A los veinte fue pisado con una plancha tremenda de Benett. Roja para el Balín. Pero a los veinte del segundo tiempo, inesperadamente, el Sargento Giménez mostró roja también para el peruano. Irse a las duchas el día del debut tampoco es cosa que pase muy seguido. Hubo kilos de incertidumbre en la hinchada acerca del nuevo refuerzo de Boca.
Pero esa misma semana empezó a remar contra los prejuicios. Metió su primer gol, un penal en el arco de Casa Amarilla frente a Independiente por la Supercopa, y mostró un buen nivel jugando ese partido como mediocampista. Tuvo su cuarto de hora en ese semestre convirtiendo tres goles más y mostrándose como un tipo con clase, técnica y excelente pegada con pelota parada o en movimiento. Daba algunas ventajas en la marca pero compensaba con creces gracias a su buen pie. La verdad, una joya que encima contó con el ayudín de pelear el puesto de cuatro con Sergio Castillo.
Ya en el Clausura, siguió inevitablemente los pasos de ese Boca. Un buen arranque, pero caída brusca por el tobogán a medida que pasaban las fechas. Llamativamente por ser un defensor tranquilo, sumó otro expulsión el 22 de marzo de 1998 en la goleada 4-0 al Rojo en Avellaneda. Hizo un gol de penal frente a Deportivo Español nuevamente en el arco de Casa Amarilla, la noche que García Cambón asumió como técnico para reemplazar a Veira y tras jugar hasta el final de ese campeonato fue velozmente cedido al fútbol inglés. Dejó la estadística de 36 partidos oficiales, 6 goles y la sensación térmica de que estaba para hacer más camino con la camiseta de Boca.
Su carrera, que había comenzado en Deportivo Municipal y Sporting Cristal de Perú, siguió luego en Newcastle, Aston Villa y West Ham de Inglaterra, en el Larisa del fútbol griego para terminar volviendo al pago donde en la actualidad lo podemos ver con los colores de Universitario de Perú.
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UPDATE aportado por Beto
Yo laburaba en El Gráfico en tiempos en que dirigía el Bambino. De hecho, fui el que le hice la pregunta al Bamba el día de Guzmán contra Español que obtuvo como respuesta el: "Lo saqué para protegerlo".
Cuestión que había llegado Solano a Boca y me mandan a cubrir la presentación. De hecho, aunque parezca increíble le presté mi camiseta de Boca para hacer la foto, porque en el club no le dieron ninguna. Resulta que lo presentan, el Bamba ante las cámaras era todo sonrisa, se saca fotos dándole la mano a Solano, dice que es un jugador bárbaro, etc. etc. Cuando nos vamos por el pasillo, Solano se queda hablando con los periodistas, y yo me vuelvo charlando con el Bambino. Y off the record le digo: "...Y, ¿cómo lo ves al peruano? ¿Para vos va a andar?...". Y el Bamba se caga de risa y me dice. "...¡Qué va a andar, pibe! ¡Argentina, país generoso, neneee!....". Estaba claro que ni lo había visto jugar al Ñol y fue prejuicio puro.

martes, 2 de junio de 2009

Norberto “Muñeco” Outes


Nadie puede negar que este blog esté compuesto en su mayoría por tipos de dudoso o meteórico paso con la camiseta de Boca. Rascando un poco, también se pueden encontrar falsas promesas o directamente, tipos que fueron flor de fiasco. Pero también están los casos en que es evidente que la mala suerte jugó un papel clave y terminó por mandar a la fosa a alguien que no desentonaba para nada. Tal como le pasó a Norberto Daniel Outes.
Número nueve, veloz y goleador, que tras su paso en Independiente inflando redes, arribó al club en 1980. Ese Boca del Rata Rattín venía en picada, pero el Muñeco se las arregló para convertirse en un renovado aire de esperanza.
Debutó oficialmente el 14 de septiembre en el inicio del Nacional 1980. Fue un 2-0 contra Unión en la Bombonera, y debutar batiendo a Nery Pumpido con un cabezazo de pique al suelo en el arco de Casa Amarilla, hay que reconocer que fue más que aprobado.
Y encima, al domingo siguiente vacunó a River en Núñez. Pese a los reclamos millonarios de que Outes entró al área llevándose la pelota con la mano, el Muñeco no dudó y fusiló a Ubaldo Fillol con un remate alto al ángulo. Golazo.
De ese final de 1980 en buen nivel pasó a quedar algo relegado en 1981, tras la venida en masa de varias estrellas y/o jugadores consagrados. El tema es que si te traen de un saque a Maradona, Brindisi, Escudero, Trobbiani y Morete, es bastante posible que empieces a ver los partidos desde afuera en lugar de jugarlos.
Pese a entrar de a ratos, cumplió su cuota y marcó un gol importante en ese Metro 81. Fue una noche frente a San Lorenzo en cancha de Huracán por la primera rueda. Y sirvió para empezar a darle vuelta el partido al Ciclón.
Sin embargo, el destino no lo ayudó mucho que digamos. Porque el 29 de marzo, un rato al final que entró frente Ñuls en la Bombonera, se convirtió en su abrupta e impensada despedida. ¿Qué pasó? Una inoportuna hepatitis lo terminó de relegar definitivamente y no jugó nunca más.
En total disputó 16 partidos oficiales e hizo 4 goles.
Su trayectoria, que había comenzado en el Rojo, siguió en 1982 por tierras aztecas: en el América y posteriormente en el Necaxa. A mediados de la década del ochenta regresó al país para finalizar su carrera en Vélez.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Walter Támer


El comienzo de la década del ochenta no fue el mejor escenario para la aparición de promisorios juveniles con potencial. En esos años, Boca era pura irregularidad futbolística e institucional y realmente fueron muy pocos los que pateando la pelota pudieron salvarse de los constantes incendios.
Y un ejemplo más fue el caso de Walter Omar Támer. Puntero derecho, veloz y encarador que irrumpió en Boca en los primeros meses de 1982. Debutó oficialmente el 28 de febrero en la victoria 2-0 a Central Norte de Salta en la Bombonera por los viejos y desaparecidos campeonatos Nacionales.
Alternó algunos minutos más en ese Boca del “Polaco” Cap y ya en el Metropolitano de ese año, tuvo su cuarto de hora bajo las órdenes de Carmelo Faraone. Es que en las fechas finales y cuando Boca peleaba el título con Estudiantes e Independiente, Támer convirtió dos goles clave en el Chateau Carreras frente a Talleres y dos goles frente al Globo en Parque Patricios. Hoy día tal vez no parezca gran cosa, pero en esos años no era para despreciar semejante aparición.
El xeneize no ganaría el título pero Támer quedaba bastante bien parado de cara al 1983 que ya empezaba. Pero ese año no sólo fue opaco para Boca. Támer no colmó las expectativas, jugó muy pocos partidos, hizo un sólo gol (a Vélez en Liniers -foto-) y chau. Se fue a Atlanta en 1984 y luego poco más que desapareció de la faz de la tierra.
En total jugó 27 partidos e hizo esos 5 goles. Llamativamente, todos en condición de visitante.
Averiguando e investigando día y noche (?) pudimos encontrar que en los últimos años, el “Burrito” Rivero y Javier Mascherano tuvieron un representante llamado Walter Támer. ¿Le habrá dado revancha el fútbol ya con los botines colgados?

viernes, 6 de marzo de 2009

Jorge "Potro" Domínguez


Jorge Carlos Alberto Domínguez es portador de una historia algo extraña. Debutó en Boca a los 19 años. Fue en una derrota 1-3 con Unión en Santa Fe por el Nacional 1978. Y fue debut y despedida. Porque no jugó más... en esa etapa.
Se fue al Lobo pero volvió cinco años después. Y con un gol a Gimnasia de Mendoza en un triunfo 2-1 por el Nacional 1983.
Encontró a un Boca muy distinto al que había en el momento de su partida. Crisis y conflictos eran cosa de todos los días.
Sin embargo, el "Potro" se las arregló para cumplir más que bien con su función: meter la redonda en el arco contrario. En total jugó 41 partidos e hizo 21 goles. Para el recuerdo queda su tripleta a Instituto en cancha de Atlanta luego de haberle metido dos al Globo en Parque Patricios.
A pesar de su buen rendimiento en 1983, abandonó la institución y se fue a Francia. Ya retirado pegó un puesto en Agremiados y cada vez que hay un bolonqui se lo puede ver yendo y viniendo junto a Sergio Marchi.

sábado, 28 de febrero de 2009

Marcelo Stocco


Marcelo Stocco debutó oficialmente el 25/9/83 en una goleada de Boca 4-0 a Instituto en cancha de Atlanta (foto). Y fue un debut soñado porque encima hizo un gol. Para colmo en sus dos presentaciones siguientes, volvió a mojar nada menos que a San Lorenzo y a River sobre la hora en el Monumental.
Entonces enseguida empezaron las inevitables comparaciones con Gareca. Era toda una promesa. Pero las continuas lesiones lo fueron marginando. Según declaró el propio Stocco mucho tiempo después, esas lesiones eran por un tema de nervios.
Fue perdiendo lugar y no pudo afirmarse nunca más en Primera. Se fue a Unión pero regresó, jugó algunos partidos más y chau fútbol.
En total jugó 30 veces con la camiseta de Boca e hizo 11 goles.

domingo, 28 de diciembre de 2008

José “Bocha” Ponce


Hoy día se lo llamaría “enganche”, “enlace” o “volante de creación”. Pero lo que arribó a Boca allá por mediados de 1989 era nada menos que un núnero diez. Zurdo, habilidoso, con mucha visión y de exquisita pegada, José Daniel Pone vino a ponerse la diez para reemplazar el hueco que había dejado el Chino Tapia.
Debutó oficialmente el 27 de agosto en la derrota 0-1 contra Deportivo Español en cancha de Huracán por la tercera fecha de la temporada 1989/90. Fue la tercera fecha aunque para el xeneize haya sido su primer partido de campeonato tras el regreso de una gira de pretemporada por Asia.
Le costó entrar en la hinchada porque es sabido que una buena patada en el círculo central es más efectiva que un par de cambios de frente al pecho del compañero. Y el “Bocha” no se destacaba por raspar mucho a los rivales. Pese a eso, con el correr de los partidos se ganó respeto y reconocimiento, sobre todo al formar parte importante del equipo que ganó la festejadísima Supercopa 89.
En esa única temporada en el club, jugó en total 33 partidos e hizo 5 goles. Entre ellos un penal muy importante frente a Racing en el Cilindro por la Supercopa, un gol en el hoy demolido estadio de Independiente y una excelente volea frente a Velez en una noche que empezó para reir y terminó para llorar con el 3-3 final. Llamativamente, no pudo hacer ninguno de sus tantos en la cancha de Boca.
Su carrera, que había comenzado en Estudiantes de La Plata y Atlético Tucumán, siguió tras su paso por el xeneize, con las camisetas de San Lorenzo, Gimnasia y Tiro de Salta, Junior de Barranquilla, el Nimes de Francia y Coquimbo Unido de Chile.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Hugo Daniel Musladini


El recorrido de Musladini luego de irrumpir sorpresivamente en la primera de Boca fue de mayor a menor. De ser una promesa más que interesante al de pedir por favor que lo saquen del equipo. Procedente de las inferiores, llegó a la primera de Boca de la mano de Menotti a comienzos de 1987. Debutó oficialmente el 25 de enero de ese año, en el 2-0 a Vélez en La Boca que sirvió para iniciar una impactante seguidilla de victorias. Y sus 15 metros de fama fueron, coincidentemente, esos quince partidos finales de la temporada 1986/87. Boca arañó el título y, nobleza obliga, Musladini había mostrado un buen desempeño. Daba la sensación que había llegado un marcador central de categoría. Pero hoy, a la distancia, podemos dilucidar que la manija que le dio Menotti al tildarlo de Pichón de Passarella lo inflaron como piñata de cumpleaños.
Comenzó a desbarrancar en la liguilla de ese año cuando clavó un golazo en contra en el arco de Gatti. Encima fue en la final contra Independiente, en la Bombonera y en el arco de Casa Amarilla. Peor escenario, imposible.
En el torneo 1987/88, la cosa no sólo no mejoró sino que empeoró bastante: en cancha de Vélez hizo un penal insólito al bajar la pelota con la mano dentro del área. Era un verdadero clavo y una bomba de tiempo para la seguridad del arco xeneize.
Para la temporada 1988/89 fue dado a préstamo a San Martín de Tucumán. Y vino a la Bombonera cuando el Santo metió el histórico 1-6. Pero Musladini, esa nublada tarde, mucho no pudo festejar ya que se fue expulsado infantilmente.
Regresó al xeneize para la temporada 1989/90 y alternó partidos sin terminarse nunca de ganarse un lugar. Hasta se dio el lujo de hacer su único gol con la azul y oro. Fue a San Lorenzo en el 2-2 cancha de Huracán. Ya el Musladini que veiamos a esa altura, metía miedo. Salía al bulto. Perdía las marcas. Rifaba pelotas a lo pavo.
Jugó en total 68 partidos e hizo un sólo gol.
Al dejar Boca, siguió su carrera en Alvarado de Mar del Plata y el fútbol colombiano.

Christian "Tigre" Muñoz


El "Tigre" Christian Muñoz debutó en primera división en el Apertura 1997. Fue por la tercera fecha en un triunfo 2-1 a Ñuls el día que el mellizo Guillermo hizo su primer gol en Boca.
Esa tarde reemplazó al "Pato" Abbondanzieri cerca de los 15 minutos del segundo tiempo.
En total jugó sólo 6 partidos y le convirtieron 4 goles.
Su momento imborrable fue su inesperado ingreso en el superclásico del Clausura 1999 reemplazando (otra vez) a un lesionado Abbondanzieri y tapándole a los pocos minutos un mano a mano a Saviola.
Más tarde se lo pudo ver defendiendo el arco de Talleres de Córdoba y Colo Colo de Chile entre otros.

Gabriel Batistuta


Gabriel Batistuta llegó de River a mediados de 1990 y su debut en ese Apertura fue de terror. Boca perdió en la Bombonera 1-2 con Central y el "Bati" se perdió un gol insólito sin arquero y casi sobre la línea del arco que da hacia la calle Brandsen.
Aimar lo ponía de siete y el "Bati" no se terminaba de acomodar. Pero con la llegada de Tabárez en 1991, el oriundo de Reconquista explotó y fue sinónimo de gol.
En total hizo 19 tantos en 47 partidos. Quedan en el recuerdo los tres que le hizo a Racing en un 6-1 por la mañana. Y también un doblete en el Monumental por la Libertadores para un 2-0.
Con tantos goles llegó la guita de Europa y el "Bati" se fue a la Fiorentina cortando demasiado rápido su momento de gloria en el xeneize.
Quedó la sensación que pudo haber hecho historia grande con la azul y oro

Héctor "Cabra" Bracamonte


Héctor Bracamonte debutó oficialmente en Boca en el Clausura 1998. Fue una fría noche de mayo que el xeneize le ganó 2-0 a Racing en Avellaneda. La "Cabra" tuvo su momento de esplendor en el Boca de Tabárez 2002.
En total jugó 40 partidos e hizo 17 goles, dejando un promedio de efectividad más que interesante y que no toda la gente le valora.
Su barba sin bigote y sus festejos algo aparatosos lo convirtieron rápidamente en todo un personaje.
Dejó en el recuerdo una tripleta de goles al Globo en un 4-0 en Parque Patricios en el Clausura 2003 y se fue a jugar a Rusia.

Matías "Puchero" Donnet


Matías Abel Donnet debutó oficialmente en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana 2003 (derrota 1-3 con Gimnasia en el Bosque).
Proveniente del Venezia de Italia, "Puchero" prometía, amagaba, pero siempre le faltaba algo para ser un indiscutido y por sobre todo, un ídolo.
Sin embargo el destino le regaló sus 15 metros de fama al darle la oportunidad de anotar un gol nada menos que al Milán por la Copa Intercontinental 2003.
En total jugó 88 partidos e hizo 12 goles.
Tras algunos conflictos con los dirigentes se marchó al fútbol yanqui.

Ivo "Rayo" Basay


Ivo "Rayo" Basay debutó en Boca en el Clausura 1994 en un 0-0 frente a Deportivo Español en cancha de Huracán. Entró por "Trapito" Carranza y se ganó sus primeros aplausos el mismo día que debutaba también John Jairo Tréllez. Pero por suerte para el chileno las cosas le salieron mucho mejor que al colombiano.
Procedente del fútbol mexicano, Basay demostró en la cancha todo lo que se esperaba de él. Garra y goles.
En sus primeros 90 minutos completos le marcó dos goles a Gimnasia y Tiro en Salta.
Pero apenas jugó en total 9 partidos e hizo 4 goles. Una marca para nada despreciable.
Un no muy claro cruce con Menotti anticipo su salida del club cuando de verdad la gente ya empezaba a ilusionarse con las apariciones del "Rayo".

Luis "Gardelito" Medero


Luis Medero irrumpió en Boca en octubre de 1992. Y su apaición en el once titular fue por la grave lesión de Juan Simón.
"Gardelito" debutó contra Estudiantes en un 0-1 en cancha de Independiente que terminó decretando la eliminación del xeneize 3-4 por panles en la Supercopa 1992.
Sin embargo en sis primeros mostró un nivel y una seguridad que superó las expectativas de todos. Y encima en un puesto tan clave como el de primer marcador central.
En total jugó 83 partidos e hizo 1 sólo gol. Pero que valió por unos cuantos y todo el mundo recuerda. Fue en el Platense Boca del Apertura 92 en la cancha de Independiente. Maradoneó, se gambeteó a medio equipo calamar y selló un 3-1 que dejó a Boca en las puertas del título.
Tras una fractura de tobillo en 1993 no fue el mismo. No pudo recuperar el nivel ni mucho menos volver a ganarse un lugar.
Siguió su carrera en varios equipos, entre ellos Colón, San Lorenzo, Gimnasia de Jujuy.

Sergio "Larva" Saturno


Sergio Saturno llegó a Boca en enero de 1992. Debuto oficialmente en la primer fecha del Clausura de ese año en la derrota 0-1 con Vélez en Liniers.
Pero fue poco lo que la "Larva" aportó. No dejó en el recuerdo ni pases gol y mucho menos goles, ya que hizo apenas 2 en 35 partidos. Uno a Platense el día que debutó Márcico (foto) y otro a Vélez en la fantasmal Copa Centenario.
Sin embargo Saturno era muy querido por la gente y es aún recordado por su célebre “bicicleta”. Poco efectiva, pero marca registrada del ex Huaracán, Gimnasia, Lanús y mil equipos más.
Tal vez por lástima, tal vez por ser demasiada bizarra la situación, la hinchada se la retribuía con un “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de Saturno, que ya van a venir” en el que se escuchaban más carcajadas que aplausos.

Claudio Edgar Benetti


Claudio Edgar Benetti surgió de las inferiores de Boca. Volante central, debutó en la semifinal de la Liguilla 1991/92 cuando el xeneize cayó 0-1 con Gimnasia en cancha de Vélez.
Tal como le pasaba a todos los juveniles en esos años, le costó encontrar chances de mostrarse. Jugó nada más que 11 partidos e hizo 1 solo gol. ¿Pero quién no recuerda ese único gol del "Cordobés"?
El gol a San Martín de Tucumán para que Boca gane el Apertura 1992 y corte 11 años sin campeonatos locales. Luego sin mucho lugar se fue a Belgrano de Córdoba y, tal vez algo resentido, gritó con alma y vida un gol que le hizo a Boca allá por 1994.

Hugo Romeo Guerra


El uruguayo Hugo Romeo Guerra tuvo un andar vertiginoso en su corto paso por el xeneize.
Debutó oficialmente en Boca el 15 de septiembre de 1996 en un 1-1 contra San Lorenzo en La Boca por el Apertura de ese año.
Seis días después convirtió su primer gol. Fue contra Huracán de Corrientes de visitante y sirvió para el 3-1 final.
Y el 29 de septiembre no sólo nacían flores por la incipiente primavera. Nacía un ídolo con tres partidos. Es que ese día, clavó su glorioso nucazo sobre la hora en el arco de Burgos para ganarle a River 3-2.
Todo lo que vino después decoró su estadía en el club de la ribera. En total jugó 12 partidos y metió 5 goles en el tambaleante Boca de Bilardo.

Milton "Bolita" Melgar


Milton Melgar llegó a Boca procedente de Blooming de Bolivia. Debutó el 26 de enero de 1986 en un 1-1 contra Ferro por el campeonato de Primera División 1985/86.
Enseguida alcanzó un merecido reconocimiento por su buen juego y en especial, por entregarle la pelota redonda a sus compañeros (una especia de hazaña en el Boca de mediados de los ochenta).
El "Bolita" tenía como único gran defecto su escaso aporte en la red. Y así lo demuestran sus 99 partidos jugados y sus 4 goles convertidos.
Hacía una jugada marca registrada. Iba con la pelota dominada y amagaba tirar un tacazo para enganchar la pelota con la misma pierna y llevársela hacia adelante. Luego pasó al River de Menotti, pero no rindío ni un cuarto de lo demostró con la azul y oro.