¿Se puede tener pasado en Vélez y hacer pata ancha en Boca? Parece jodido. Porque los Comas o Navarro Montoya no alcanzan contra una cada vez más extensa lista negra proveniente de Villa Luro. Así que a Gracián, Castromán, el Coya Gutiérrez (qepd), Guzmán, ¿Somoza?, y Giuntini les pedimos por favor un pasito para el fondo (?) que sube Pablo César Segovia, marcador de punta nacido en mayo de 1959 en el conurbano bonaerense.
A Segovia, si le cabe un justificativo, le tocó un escenario diametralmente opuesto al Boca hegemónico de un Tano Gracián por ejemplo. Su arribo a principios de 1984 coincidió con las primeros temblores de una crisis que iba a marcar todo aquel año, tanto a nivel deportivo como institucional. Tampoco ayudó mucho el fixture en el arranque del Metro. Derrotas contra los dos mejores equipos del momento, Estudiantes y Ferro, pusieron todo cuesta arriba de movida nomás.
El debut de nuestro homenajeado, primera fecha en 1 y 57 ante el Pincha, fue como marcador de punta derecho y compartiendo zaga con Ruggeri, Otero y la Oveja Bordet. Tarde recordada por la expulsión a Gareca sobre la hora, y la reacción del Tigre que con un manotazo le tiró a varios metros la tarjeta roja a Gnecco. Muy boludo temperamental ya que no hizo otra cosa que ganarse siete fechitas de suspensión. Pero volvamos a Segovia.
Ante el mete y saca de jugadores orquestado por el Zurdo López, las defensas eran toda una incógnita domingo tras domingo. Así vimos a Segovia jugando de cuatro pero también de tres y al lado de los Mario Alberto, Hugo Alves, Mouzo, Matabós, Di Natale y varios más.
Estuvo en cancha ante Platense cuando Boca rascó el primer punto para salir de zapatero, aunque la cosecha fue pobre si tenemos en cuenta que el Potrillo Morena tuvo un penal sobre la hora que fue atajado por López Turitich, defensor calamar que había ocupado el arco ante la roja a Puentedura. Los partidos empezaron a pasar y el arranque pésimo se tradujo en el último puesto de la tabla de posiciones. Cosa que paró los pelos de varios y obligó a acciones desesperadas. Hubo renuncia de DT, interinato de Grillo y Gonzalito y más fogata de jugadores (?). De más está decir que los cambios para ver si la cosa mejoraba se llevaron puesto al ex Vélez.
Sin embargo, de repente apareció allá por junio en el once titular que hizo de local contra River en cancha de River. Sin comentarios. Pero tras otro largo parate, oficialmente reapareció recién en diciembre participando de dos triunfos recordados para cerrar con una sonrisa un año pésimo. Fueron el 2-0 a Central en cancha de Huracán para mandar al descenso al Canalla y el 2-1 en Avellaneda al Independiente que venía de salir campeón del mundo. Entre junio y diciembre hubo muchos amistosos en el interior y la mítica (?) gira por Europa donde se rifó el buen nombre del club por efectivo ya.
Sus fojas entonces quedaron en 9 partidos oficiales, obviamente (?) ningún gol convertido y una historia que se vio obligada a continuar a partir de 1985 en la primera B con la camiseta de Quilmes. Luego vendría más ascenso con Lanús, Douglas Haig, Almirante Brown, Deportivo Morón, Almagro y Blooming de Bolivia.