martes, 30 de diciembre de 2008

Guillermo Brown 0 - Boca 4




El xeneize convulsionó a Chubut. El 4 de febrero de 2007, el Boca de Miguel Russo daba sus primeros pasos y antes de comenzar el Clausura visitó el estadio Raúl Conti en Puerto Madryn para golear 4-0 a Brown de esa ciudad. Una verdadera multitud de 18.000 testigos pudieron ver los goles de Dátolo, Boselli (2) y Mondaini. Los once que vistieron la azul y oro en este inédito choque fueron Migliore en el arco. Santiago Villafañe, Juan Forlín, Matías Silvestre y Bruno Urribarri atrás. En el medio Ledesma, Leandro Díaz y Guillermo Marino. Dátolo de enganche y Marcos Mondaini y Mauro Boselli arriba. Si bien el equipo era claramente suplente, Martín Palermo y Guillermo estuvieron presentes como embajadores. Un lujo.

Maccabi Tel Aviv 0 - Boca 1


Como el tiempo es tirano, Boca se partió en dos para la gira de pretemporada 2006. Y mientras los titulares iban de Honduras a El Salvador, un mix se presentó en Tel Aviv para seguir jugando y de paso recaudar fondos para becas universitarias. Así fue como Boca llegó a Israel y le ganó 1-0 al Maccabi Tel Aviv con gol de Palermo de penal.
Los once que presentó el xeneize ese 18 de mayo fueron: Migliore en el arco; Calvo, Jonathan Maidana, Morel y Bruno Uribarri atrás; Bertolo, Ever Banega y Marino en el medio, Donnet como enganche y Palermo y Guillermo arriba. El DT fue el ayudante del Coco: el Ruso Ribolzi.

Olimpia 2 - Boca 1


Todo bizarro. Las circunstancias: una kilométrica gira de pretemporada. El rival: el Olimpia de Honduras. Y el resultado: 1-2. Increíble. El Boca de Basile arrancó rápido 1-0 arriba con gol de Bilos. Y después lo de siempre. El técnico que empieza a probar jugadores como Trípodi y Rusculleda. El rival que ve la oportunidad y empieza a raspar como loco. El árbitro que mira a las tribunas y no cobra nada mientras no haya sangre. Pero ese 17 de mayo de 2006, se juntó todo. A los 40 del segundo tiempo llega el empate con un tiro desde lejos que se desvía en un defensor y descoloca a Medrán. A los 45, el árbitro expulsa a Gago por protestar uno de los tantos foules recibidos. Y a los 48, la locura. Con un tiro desde más lejos que el gol del empate se desata el carnaval hondureño. El final fue digno de Copa Libertadores. Policía con escudos en el campo de juego. Los jugadores y cuerpo técnico de Boca recalientes. Menos mal que era un amistoso.

FAS 2 - Boca 2


Se venía el Mundial de Alemania 2006 y el Boca de Basile seguía con su derrotero por Centroamérica. La gira de pretemporada hizo escala el 20 de mayo en El Salvador. En el estadio de Cuscatlán para ser más precisos. Miles de salvadoreños presenciaron el inédito choque ante el FAS local. Y si la adrenalina era mucha en la previa, ni que hablar cuando faltando diez minutos dieron vuelta el 1-0 de Boca en un 1-2. Sobre la hora pudo empatar y salvar el honor el "Pocho" Insúa.
De todas maneras, el 2-2 final fue festejado con más fuegos artificiales que guerra de Medio Oriente. Para el recuerdo queda el primer gol de Boca, una exquisita vaselina de Gago que pegó en el travesaño y volvió al campo de juego. Pero un tal Pacheco, desenfrenado en su carrera y sin rivales a la vista, se llevó la pelota por delante y puso el 1-0 parcial. Un amigo.

Boca eliminado de la Mercosur 99 por sorteo


Boca tuvo que jugar la Copa Mercosur 1999 en el denominado “grupo de la muerte”. Chivísima por donde se la mire, la zona “C’ le daba la bienvenida además a San Pablo, la Universidad Católica de Chile y San Lorenzo. Pero si hasta acá parecía que la suerte le era esquiva al xeneize, lo que pasaría a continuación sería increíble. Tras un arranque soñado goleando a los brasileros 5-1 en cancha de Ferro, se complicaría la cosa con dos derrotas frente a los de Boedo. En el medio, un empate en el Morumbí trajo un punto clave. Lo cierto es que Boca llegó al último partido con la obligación de ganar en Chile para ser uno de los tres mejores segundos y poder avanzar a cuartos de final. Con un gran 3-1 detrás de la Cordillera con goles de Palermo y Guillermo, el xeneize quedó igualado en diferencia de gol y en cantidad de goles a favor y en contra con el segundo de otra zona: Corinthians. Entonces la última plaza trajo corridas en la Conmebol. Citados dirigentes de ambos clubes por Don Nicolás Leoz, se trató de armar de apuro un partido desempate. Pero los brasileros se negaron por falta de tiempo y fechas disponibles. Entonces se recurrió al siempre temido y sospechado bolillero. Bolilla con número par, clasificaba Corinthians. Bolilla con número impar, pasaba Boca. Nunca se supo la temperatura de las bolillas. Lo que sí se pudo leer en los diarios del día siguiente es que Boca había quedado eliminado de la Copa. Un disparate.

Plantel de Boca vs Salvestrini


La bomba explotó en pleno vestuario del Parque Antártica y las esquirlas volaron derechito desde San Pablo hasta Brandsen 805. Boca acababa de eliminar por penales a Palmeiras en las semifinales de la Libertadores 2001 y el vestuario visitante era un volcán en erupción. Porque a la felicidad desbordante por la angustiosa clasificación se sumaban kilos de bronca contenida. Entonces podían verse a los jugadores xeneizes con camisetas blancas que decían frases escritas con marcador. Y las frases eran tremendas. “Paguen y cállense” en el frente. “Salvestrini andá al psicólogo” en la espalda. Y todo decorado con un afinado “Boca va a salir campeón, Boca va a salir campeón, el día que se vayan todos los hijos de puta de la comisión.....”. El conflicto puntual salió a la luz luego del partido de ida con los brasileros. En ese momento, los jugadores reclamaron el pago de los premios por la obtención de la Libertadores 2000 y la renegociación de los premios por la primera fase de la Copa en disputa. Y la dirigencia de Boca, bicicleteó el tema con un cheque diferido más la promesa de cancelar la deuda con la venta de un jugador. Ante la amenaza de los jugadores de no viajar al trascendental choque en Brasil, el tesorero Orlando Salvestrini no tuvo mejor idea que tirar un baldazo de nafta sobre las incipientes llamas con un desubicadísimo “...los jugadores están un poco histéricos, tendrían que ir a un psicólogo. Tal vez no quieran viajar porque le temen al fracaso...”. Boooom. Bermúdez y Serna tomaron la voz de mando y quedaron como los cabecillas del conflicto. Y fueron ellos los encargados de responder en los medios la afrenta del entonces tesorero. “Chicho” no se guardó nada al decir “...si él (por Salvestrini) dice que nos hace falta un psicólogo, yo le pido que vaya conmigo y que entre primero, porque no sé qué tiene que opinar de fútbol cuando él es del básquet...". Y el “Patrón” no se quedó atrás: “...sobre las declaraciones del señor Salvestrini hacemos conocer nuestro más grande repudio, dado que este plantel al que dijo le hace falta un psicólogo y además, según él, tiene miedo al fracaso, le recuerda que en tres años salió campeón tres veces de la Argentina, y también de América y del mundo. Afortunadamente, él no tuvo nada que ver con estos logros. Desde 1995 a 1998 Boca no ganó nada...". El cuerpo técnico tomó partido por el plantel de Boca y ya no habría vuelta atrás. Ni siquiera una nueva Copa ganada días más tarde pudo apagar tanto fuego y la situación dejó heridos en ambos bandos. Bermúdez fue sin escalas a la lista negra de Macri. Salvestrini pasó a ser un muerto viviente en la política interna de Boca. Y Bianchi no renovaría su contrato haciéndole un desaire público a Mauricio en plena conferencia de prensa. Lo que se dice una verdadera novela.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Héctor Franco


Héctor Franco nació en Posadas, provincia de Misiones. Atravesó las inferiores xeneizes y con casi 21 años debutó oficialmente en la primera de Boca. Fue la noche del 19 de mayo de 1995 cuando Boca le ganó a Ferro en Caballito con un cabezazo de "Larry" Saldaña. Marzolini lo mandó a la cancha en los últimos 5 minutos reemplazando al "Beto" Márcico cuando las papas quemaban y Boca aguantaba el resultado con nueve jugadores por las expulsiones de Gamboa y Fabián Carrizo.
En ese Clausura completó 2 partidos enteros más. Fueron el 5-0 a Independiente y un 3-1 a Gimnasia de Jujuy, ambos en La Boca.
Pese a su buen rendimiento, esos fueron sus únicos 3 partidos con la azul y oro puesta.
Al no contar con más chances, este Volante central continuó su carrera básicamente en clubes de ascenso y del interior. Se lo vio jugando en Quilmes, Atlanta, Godoy Cruz, Atletico Candelaria, Guarani Antonio Franco (Misiones) y Crucero del Norte (Garupá).

Sergio Alfredo Sánchez


El oriundo de Mar del Plata llegó a la primera de Boca proveniente de las inferiores. Debutó en la victoria 2-0 a Unión en el Metropolitano 1981. Partido jugado en la Bombonera y en el que ingresó por el "Pichi" Escudero faltando unos veinte minutos.
Puntero derecho veloz pero con casi nulas chances de mostrarse. A ese debur en 1981, le siguió un 1982 en el que disputó 2 partidos por el Nacional (1 gol a Huracán), 2 por la Libertadores y 7 por el Metropolitano (1 gol a Sarmiento de Junín).
Y su depedida fue en el nefasto 1984 en un 1-1 con el Calamar en cancha de River. Pero por lo menos, contrarrestó un poco la tristeza de su ùltimo partido en Boca con otro gol. El tercero y último convertido en sus apenas 13 oficiales.
Eternamente relegado por rutilantes incorporaciones, armó las valijas y según cuentan pasó por Quilmes, San Miguel y llegó a jugar hasta en Portugal.

Omar "Oveja" Bordet


El entrerriano Omar Abel Bordet surgió de las inferiores boquenses y debutó con casi 20 años en la primera. Fue el 3 de abril de 1983. Esa tarde Boca, aparte de cumplir 78 años, recibió a Platense en la Bombonera por el campeonato Nacional y le ganó 2-0 con goles de Gareca de penal y J.J. López.
Marcador de punta izquierdo, dejó en el recuerdo su escaso aporte en ataque pero su vehemencia para la marca. En pocas palabras, metía duro y parejo.
Entre 1983 y la temporada 1986/87, jugó 39 partidos y no pudo hacer nunca un gol. Casi le hace uno a Olimpo en La Boca por la Liguilla 1985/86, pero su cabezazo en tiempo de descuento pegó en el porte izquierdo del arco que da a la calle Brandsen.
Siguió su carrera defendiendo las camisetas de Temperley y Chaco For Ever.

domingo, 28 de diciembre de 2008

José Luis "Pepa" Irazoqui


El marplatense José Luis Irazoqui fue todo un ícono de los complicados años ochenta. De buena técnica y pegada, fue un mediocampista por la izquierda con bastante llegada al área rival.
Debutó oficialmente el 17 de febrero de 1985 por la primera fecha del Nacional en la derrota 0-1 contra Altos Hornos de Zapla. Allí, bajo las órdenes de Don Alfredo Di Stéfano, ingresó faltando unos veinte minutos en reemplazo del “Flaco” Fornés.
Luego, en la temporada 1985/86 tendría un arranque a todo vapor. En la primera fecha hizo un lindo gol en el 3-1 a Racing de Córdoba en La Boca. Enseguida marcó también contra Deportivo Español, Platense y dos contra Instituto, todos en la Bombonera.
Pero la magia empezó a evaporarse simultáneamente con la caída vertical de Boca en ese torneo y esos, fueron sus únicos cinco goles con la azul y oro.
Con la llegada de Menotti ya casi no tuvo más lugar y quedó bastante relegado. Se despidió jugando unos minutos el 14 de febrero de 1988, cuando el Boca de Pastoriza le ganó a Racing 2-1 por la temproada 1987/88.
Tras jugar 29 partidos y hacer 5 goles decidió volver a sus pagos y continuar su carrera en Alvarado de Mar del Plata.

Ignacio "Nachi" Medina


El formoseño Ignacio Medina surgió de las divisiones inferiores y pegó el salto a primera en 1987 de la mano del "Toto" Lorenzo.
Debutó oficialmente el 1 de noviembre de ese año en un 0-0 frente al Lobo en el Bosque. Y al toque jugó contra Independiente (3-3), Vélez (0-2), Deportivo Armenio (0-0) y Central (0-2). Estos 5 partidos fueron sus únicos en Boca y en el fútbol, ya que hasta donde sabemos no continuó su carrera en ningún club.
El “Nachi” era un marcador de punta con algo de técnica y bastante sacrificio, pero no sólo nunca pudo irse ganador de un campo de juego sino que evidentemente el fútbol no era lo suyo.

Alejandro "Avi" Mancuso


Sabemos que puede llegar a levantar algo de polémica dedicarle estas líneas a Alejandro Víctor Mancuso. Pero desde el vamos queremos aclarar que, como en casi todos los aspectos de esta vida, el fútbol en especial es materia más que opinable.
Nadie desconoce que el “Avi” haya tenido buen pie y que técnicamente entregaba la pelota redonda a sus compañeros. Pero sólo esto como bandera, ¿alcanza para decir que su paso por Boca fue bueno? Nadie dice que haya sido el peor cinco de la historia de Boca ni mucho menos. Pero el debate queda abierto.
Volante central que aterrizó en Boca a comienzos de 1993 tras la sufrida obtención del Apertura del año anterior. Debutó oficialmente el 28 de febrero en el Chateau Carreras cuando Boca empató 1-1 con Belgrano por la segunda fecha del Clausura. Aunque esa tarde del debut, no debe haber sido de las más felices para Mancuso. El Maestro Tabárez lo mandó a la cancha por Manteca Martínez a los quince del segundo tiempo y al ratito nomás debió dejarle su lugar al paraguayo Neffa.
Ese plantel fue el que dio inicio oficial a la batalla de halcones y palomas, quilombo que no dejó que el “Avi” se hiciera un lugar adecuado. Y menos dentro de la cancha, en donde Giunta era amo y señor del círculo central. Resumiendo, había muchos caciques y pocos indios.
Ya bajo las órdenes de Profesor Habegger y tras la separación de Blas del plantel, el “Avi” empezó a adueñarse de la camiseta número cinco. Sin embargo, sus desempeños más relevantes se dieron recién con Menotti en el banco. El toqueteo de los equipos del Flaco le cayó como anillo al dedo a Mancuso pero al mismo tiempo, lo hizo sufrir como loco la falta de marca en esos mediocampos made in Menotti. Corriendo de un lado para el otro y más que expuesto en muchas oportunidades.
Sin ser recordado por pegar, se fue expulsado frente a Independiente y frente a River por torneos locales y nuevamente frente al Rojo en la decisiva final de ida de la Supercopa 94 jugada en la Bombonera. Cosa que, obviamente, lo bajó de la revancha/derrota en Avellaneda. Tras cometer un penal bastante boludo frente a River la tarde que el millonario casi da la vuelta olímpica en La Boca por el Apertura 94, Mancuso jugó dos partidos más y se fue de Boca a fines de 1994.
Jugó en total 66 partidos oficiales e hizo 2 o 3 goles. ¿Por qué la duda? Algunos medios dan un gol a Platense en el Clausura 94 al mendocino Moya y no a Mancu.
Para cerrar con una buena, podemos decir que nadie olvida su gol a River en Mendoza el 26 de enero de 1994. Está bien que fue por la veraniega Copa Desafío, pero tampoco es para despreciar.
Su carrera que había comenzado en Ferro y Vélez, siguió tras su paso en el xeneize, en Palmeiras, Flamengo, Santa Cruz de Recife (todos de Brasil), Independiente, el proyecto Badajoz y el Bella Vista de Uruguay.

Claudio Zacarías


Marcador central de gran temperamento y un buen cabezazo. Pero lo del tempramento era, a veces, un arma de doble filo ya que era muy proclive a agarrar las boleadoras y mandarse al ataque dejando unos huecos de la puta madre abajo.
Arribó a Boca a comiezos de 1986 proveniente de El Porvenir. Debutó oficialmente la noche del 23 de febrero cuando por la segunda rueda del torneo 1985/86, Boca le ganó 4-3 a Huracán en un verdadero partidazo jugado en la Bombonera. Esa noche, entró por Pipa Higuaín faltando apenas un minuto y para tratar de devolver la bocha de centros que tiraba el Globo en busca de la hazaña.
Sus actuaciones en general fueron acordes a las de ese equipo de Zanabria: irregularidad pura. Alternaba una buena y una mala. Y así, se le hace cuesta arriba a cualquiera poder afirmarse en un once titular. En su defensa vale aclarar que muchas veces hizo dupla central con Juan Amador Sánchez o con el Flaco Fornés. Hasta Beckenbauer podría verse en problemas ante esta dura realidad.
Jugó apenas 11 partidos en los que sería una barbaridad, si encima le exigiéramos goles convertidos.
Al finalizar la temporada 1986/87, Claudio Hugo Zacarías se fue a San Lorenzo, en donde sufrió en carne propia un brutal atentado cuando una bomba de estruendo voló los vidrios del vestuario de Instituto y casi lo mata. Más tarde pudo vérselo en el Genclerbirligi de Turquía.

José “Bocha” Ponce


Hoy día se lo llamaría “enganche”, “enlace” o “volante de creación”. Pero lo que arribó a Boca allá por mediados de 1989 era nada menos que un núnero diez. Zurdo, habilidoso, con mucha visión y de exquisita pegada, José Daniel Pone vino a ponerse la diez para reemplazar el hueco que había dejado el Chino Tapia.
Debutó oficialmente el 27 de agosto en la derrota 0-1 contra Deportivo Español en cancha de Huracán por la tercera fecha de la temporada 1989/90. Fue la tercera fecha aunque para el xeneize haya sido su primer partido de campeonato tras el regreso de una gira de pretemporada por Asia.
Le costó entrar en la hinchada porque es sabido que una buena patada en el círculo central es más efectiva que un par de cambios de frente al pecho del compañero. Y el “Bocha” no se destacaba por raspar mucho a los rivales. Pese a eso, con el correr de los partidos se ganó respeto y reconocimiento, sobre todo al formar parte importante del equipo que ganó la festejadísima Supercopa 89.
En esa única temporada en el club, jugó en total 33 partidos e hizo 5 goles. Entre ellos un penal muy importante frente a Racing en el Cilindro por la Supercopa, un gol en el hoy demolido estadio de Independiente y una excelente volea frente a Velez en una noche que empezó para reir y terminó para llorar con el 3-3 final. Llamativamente, no pudo hacer ninguno de sus tantos en la cancha de Boca.
Su carrera, que había comenzado en Estudiantes de La Plata y Atlético Tucumán, siguió tras su paso por el xeneize, con las camisetas de San Lorenzo, Gimnasia y Tiro de Salta, Junior de Barranquilla, el Nimes de Francia y Coquimbo Unido de Chile.

Fernando "Rifle" Pandolfi


Es indudable que algunos jugadores no pueden echarle la culpa a su falta de condiciones para justificar su pobre paso por Boca. Y en tren de buscar causas, podemos ayudar a dar con la respuesta aportando otros motivos como cierta desidia, la falta de hambre de gloria o un compromiso bastante bajo para con la camiseta por la que cobran un sueldo para defender.
Y no es que se quieran cargar las tintas sobre Fernando Daniel Pandolfi, pero es llamativo que no haya compañero o técnico que no declare que el “Rifle” era un crack con la bocha en los pies. Y un dotado para la media distancia con pelota detenida.
Todo esto, más su impactante paso por Vélez y una transferencia al Peruggia de Italia, hicieron ver por un instante, que la llegada de Pandolfi a Boca era un boom.
Arribó a mediados de 2000 y su debut fue el 9 de agosto cuando por la primera fase de la Copa Mercosur, Boca despachó al Corinthians en la Bombonera por 3-0. Esa noche, ingresó en el entretiempo reemplazando a Chipi Barijho.
En su primer partido entero, tuvo su rato de gloria. Fue el 13 de septiembre cuando por esa misma Mercosur, le clavó tres goles a Olimpia de Paraguay en La Boca. El de tiro libre, golazo (foto). Esa noche, daba toda la sensación de que el “Rifle” podía dejar huella en el xeneize. Pero su personalidad, bastante fría y apática, le jugó en contra. Lo que realmente transmitía era casi una falta de ganas para jugar al fútbol.
Con esta panorama, no extrañó a nadie que no pueda de ganarse un lugar como titular y no pasara de alternar minutos en el campeonato local y ser fija en los mulettos con que Bianchi planchaba a las competencias que no eran prioritarias.
En total jugó 23 partidos e hizo 5 goles. Bastante recordado, el de atropellada en el último minuto contra Oriente Petrolero en Bolivia, para asegurar el pase a octavos de la Libertadores 2001.
Tras su única temporada en el club, su carrera (que había comenzado en Vélez y el Peruggia) siguió nuevamente en Vélez, donde completó su tercer ciclo en Liniers.
Ya retirado se dedicó al rock y a minutos en radio como periodista deportivo.

Richard Edunio Tavares


Zaguero central nacido en la República Oriental del Uruguay y surgido de la cantera de Wanderers de Montevideo, arribó al club a comienzos de 1988 para afrontar la segunda rueda del campeonato de Primera División 1987/88.
Debutó oficialmente el 23 de enero en el empate 0-0 frente a Estudiantes en 1 y 57. Esa noche, recibió la orden de Pastoriza para reemplazar a Quique Hrabina en el entretiempo.
Sus primeros partidos en Boca fueron como primer marcador central. Pero con la llegada de Juan Simón para la temporada 1988/89, Tavares pasó a ser el seis titular.
De buen cabezazo y duro en la marca, el uruguayo era bastante desordenado en sus salidas y era muy común varlo ir al bulto dejando libre su lugar. Al ser bastante alto no se destacaba por su velocidad, lo que lo exponía aun más cuando debía cruzar hacia los costados para cuidar las subidas de los marcadores de punta.
Todo esto hacía de Tavares un jugador que no era del todo confiable y a veces por querer arriegar demasiado perdía la pelota al intentar salir tirando alguna gambeta.
Pese a todo, jugó 66 partidos oficiales e hizo 3 goles, todos en la Bombonera. Al Mono atajando para Vélez, a Goyén en Argentinos y a Almeida de Olimpia de Paraguay. Y acá hacemos una parada obligatoria. Es imposible pasar por alto la épica noche del 12 de abril de 1989, cuando por los octavos de final de la Libertadores, Boca estuvo a un paso de conseguir una hazaña sin predentes.
Tras perder 0-2 en la ida y verse 0-2 y 2-3 en Brandsen 805, Boca hizo dos goles en los últimos tres minutos y con un 5-3 milagroso forzó a la definición por penales. Uno de esos goles decisivos fue de Richard Edunio Tavares al ir a buscar la heroica al área de Casa Amarilla. Pero así como contamos eso, también hay que contar que cuando erró su penal en las series de uno y uno, Boca quedó eliminado al caer por un 6-7 final.
Al finalizar la Liguilla, tras un triste 0-4 con San Lorenzo en cancha de Huracán por la final, partió al Monterrey de México para más tarde jugar en Quilmes, el Puebla y el Veracruz también de México. Previo a su paso por el xeneize, se lo pudo ver defendiendo los colores de All Boys, Racing de Córdoba y Deportivo Italiano.

Dermival Almeida de Lima “Bombón” Baiano


Lateral derecho brasilero que arribó al club a comienzos de 2005 y que, a priori, representaba una gran incógnita saber qué tipo de jugador era. Porque si bien Brasil es una conocida fábrica de buenos marcadores de punta, el “Bombón” entró a Boca cargando la pesada mochila del poco feliz paso de su compatriota Juninho Paulista.
No se caracterizaba por pegar, pese a que la noche de su debut, el 18 de enero en Salta ante Independiente por la Copa de Verano, se ganó una amarilla antes de la media hora por un trancazo bastante duro.
Flojo en la marca, era muy común verlo pasar al ataque y llegar al borde del área rival para intentar terminar él mismo las jugadas con un tiro al arco o con un intento de gambeta ante los defensores contrarios. Esto no sólo provocaba el fastidio de los hinchas y compañeros en general, sino de Guillermo Barros Schelotto en particular. El mellizo era una máquina de cagar a pedos al grone ante cada incursión que en lugar de terminar en pase pegaba contra el alambrado de socios.
Estuvo apenas seis meses y jugó, entre Clausura y Libertadores, 16 partidos en los que hizo 2 goles. A Sporting Cristal y a Pachuca de México. Ambos por la Copa, en la Bombonera y en el mismo arco, el que da al Riachuelo.
Si su transcurrir en Boca fue flojito ni hablemos de su despedida. O mejor sí.
Fue la tarde del 26 de junio, cuando por la fecha 18, Boca hizo de local en cancha de San Lorenzo y empató 0-0 ante Quilmes. Ingresó bajo las órdenes del Chueco Alves para reemplazar al pibe Acosta faltando tres minutos. Pero “Bombón” no solo no tocó la pelota sino que no tuvo ganas de hacerlo. Se quedó piolita contra la raya de cal y la única que tuvo para ir a trabar ni siquiera la corrió. ¿Por qué semejante actitud? Baiano ya tenía cerrado su retorno al fútbol brazuca y no quiso arriesgar ninguna de sus dos limitadas piernas.
Ya en tierras brasileras, afirmó muy suelto de cuerpo que en ese partido con Quilmes y que en el fútbol argentino en general, se lo había discriminado. Lo que se dice un tirabombas.
Su carrera tiene casi más estaciones que una línea de subte. A saber: Santos, Matonense, Vitoria, Atlético Mineiro, Las Palmas de España, Palmeiras, Rubin de Rusia, Náutico, Vasco da Gama y Atlético Nacional de Medellín.

Hernán "Tota" Medina


Hay muchas veces que más allá del flojo rendimiento de un jugador, el problema radica en las expectativas que se posan sobre él. Y, sobre todo, en las responsabilidades que se le tiran por la cabeza al ingresar al mundo Boca.
Y este podría ser el caso de Hernán Esteban Medina, que más allá de ser un marcador central fuerte y bastante desordenado, la mochila de venir como el reemplazante de Walter Samuel le pesó un par de toneladas. Y en los hinchas, las comparaciones, aunque sean odiosas, empezaron a ser inevitables.
Arribó al club a mediados de 2000, tratando de llenar el hueco que dejó la venta de Samuel de cara a la final con el Real Madrid por la Intercontinental. Aunque vale aclarar que a la fecha del choque con los Galácticos en Japón, la Tota ya había perdido totalmente su chance de jugarla.
Debutó oficialmente el 2 de agosto en el 1-0 sobre Olimpia de Paraguay en el Defensores del Chaco por la primera fase de la Mercosur 2000 (foto). Fue la noche que Boca vistió de gris por primera vez y la niebla no dejó ver el gol de Battaglia.
En ese semestre, su único en el club, jugó 15 partidos e hizo 1 gol. Fue el 18 de octubre a Nacional de Montevideo en un 3-3 jugado en el Centenario por esa misma Mercosur y gracias a un potente tiro libre de rastrón a los quince del primer tiempo.
Su despedida, bastante acorde a su paso por Boca, fue la noche del 6 de diciembre cuando Boca, tras ganar la Intercontinental, cayó 0-3 con Independiente en Avellaneda y puso en riesgo la obtención de ese Apertura. Ingresó por Faggiani cerca del final para ser testigo presencial de los últimos dos goles del Rojo.
Su carrera, que había dado comienzo en Belgrano de Córdoba, siguió en el AEK Atenas de Grecia, el FC Loryent de Francia, Olimpo de Bahía Blanca, Alumni de Villa María, San José de Oruro Bolivia, Estudiantes de Río IV y Deportivo Maipú de Mendoza.

Raúl "Lalo" Maradona


Si un tipo tiene la suerte de jugar un puñado de minutos con la camiseta de Boca, su desempeño es de flojito para abajo y encima es portador de apellido, desde ya que podemos asegurar que hizo casi todos los deberes necesarios para hacerse acreedor de un merecido post.
Y lo de portar apellido en este en caso en particular pasa a primer plano porque, para ser sinceros, es imposible no agarrarse del apellido de Raúl Alfredo. Tan imposible como es inevitable la comparación futbolística con su hermano mayor, Diego Armando.
Enganche surgido de las inferiores a mediados de 1986. Debutó oficialmente el 20 de julio por la segunda fecha de la temporada 1986/87 en un empate 0-0 contra Estudiantes en la Bombonera. Esa tarde, Lalo recibió la orden de Marito Zanabria para entrar a los cinco minutos y reemplazar a Sisca en el muletto que se improvisó ya que horas antes Boca le había ganado a Peñarol en el Centenario por la Libertadores.
Días más tarde jugó el segundo tiempo frente a Deportivo Italiano al reemplazar a Hoyos. Y para finalizar su breve derrotero jugó los quince finales frente a River en Núñez un partido de la Copa Libertadores en el cual Boca presentó suplentes por no tener chances de pasar a segunda ronda.
Si aparte contamos dos amistosos en los que participó (partido con Central suspendido en el segundo tiempo y partido de verano contra Spartak de Moscú a comienzos de 1987) Lalo jamás pudo pegar una actuación o por lo menos una jugada acorde a su apellido.
Entonces, siendo generosos, fueron 3 partidos oficiales en donde no convirtió goles.
Tras esa temporada, armó sus valijas y comenzó a florear su apellido por distintos rincones y equipos del mundo: Avispa Fukuoka de Japón, Toronto Italia de Canadá, Deportivo Municipal de Perú, Defensa y Justicia y Laferrere.

Naohiro Takahara


¿Exageramos mucho si afirmamos que la llegada de Takahara fue una de las más bizarras en la historia de Boca? Si sumamos lo sorpresiva que fue su incorporación, más lo poco que jugó, más lo flojo que se mostró en el campo de juego, creemos que sí.
El japonés, primero en llegar al fútbol argentino, arribó al club a mediados de 2001 pura y exclusivamente por decisión de Mauricio Macri. Y no es muy desubicado pensar que si el presidente decidió traer un jugador sin el consentimiento de Bianchi, la movida pasaba más por buscar una bomba marketinera que por reforzar el plantel. Y lo de bomba va de la mano del inminente viaje a Japón que debía encarar Boca a fines de ese 2001 para jugar la Intercontinental frente al Bayern Munich de Alemania.
Debutó oficialmente el 19 de agosto en la primera fecha del Apertura. Y el estreno, aunque muy esperado y festejado por la hinchada, no resultó del todo bien. Boca empataba 1-1 con Belgrano en la Bombonera cuando Bianchi sacó al Pelado Pérez y puso a Takahara faltando quince minutos. Pero Taka no sólo que casi no participó del juego sino que fue testigo de dos goles del Pirata sobre el final.
Y si su primer partido no fue el soñado, el segundo directamente lo sentenció para con la gente y en especial, para con Bianchi. Fue un día de semana a la noche contra Colón en La Boca. El 0-0 no se podía quebrar cuando de golpe y porrazo, le quedó una pelota dominada dentro del área de Casa Amarilla. Pero Taka apuntó y su pie levantó un pan de pasto antes de impactar la redonda. Y en vez de salir un fusilamiento al arquero salió una masita que fue picando, pegó en el palo y se fue. El diario Olé tituló su tapa del día siguiente “Van Pasten” y la historia del japonés empezó a hacerse muy cuesta arriba ya que se le acortaban los plazos para revalidar sus buenas actuaciones en la selección japonesa.
Jugó algunos minutos más por campeonato local y por Copa Mercosur, y la esperanza de verlo jugar un partido consagratorio frente a River o al Bayer, se diluyó ante la inflexibilidad del Virrey.
Completó 7 partidos, hizo 1 gol de atropellada en el arco que da al Riachuelo (el sexto a Lanús en el 6-1 el día que Bianchi dejó plantado a Macri en la conferencia de prensa) y se volvió al Jubilo Iwata de Japón. Luego se lo pudo ver en el Hamburgo y en el Eintracht Franckfurt de Alemania para regresar a su país natal y vestir la camiseta del Urawa Red Diamonds

Julio "Palito" Morales


Muchas veces se ha visto jugadores que vieron frustrado su paso por Boca debido a una lesión. Lo que no tiene muchos antecedentes que digamos es que esa lesión se haya producido el día del debut y encima en la primera pelota disputada. Para hacer más dramática la situación, vale aclarar que no estamos hablando de un esguince o de un desgarro traicionero. Rotura de ligamentos cruzados y meniscos de rodilla izquierda. Ni más ni menos.
Esto es lo que le tocó vivir a Julio Daniel Morales en su paso por Boca. Centrodelantero uruguayo que arribó al xeneize a comienzos de 1991, por expreso pedido del Maestro Tabárez. Supuestamente goleador y con bastante técnica. Y ponemos el supuestamente porque la realidad es que en Boca no tuvo la oportunidad de mostrarlo.
Tras entrar y jugar una media hora aceptable en un triunfo 2-0 frente a River en Mar del Plata, Palito tuvo su debut oficial el 24 de febrero por la primera fecha del Clausura. Fue contra Argentinos Juniors en cancha de Vélez al ingresar en el entretiempo reemplazando a la Rata Rodríguez. Pero la suerte no estuvo de lu lado. En la primera pelota que fue a trabar (foto) a los 30 segundos, literalmente se rompió todo y tuvo que salir antes de los cinco minutos en cancha. Increíble pero real la mufa del uruguayo.
Tras casi nueve meses, volvió al fútbol para jugar media hora en la Bombonera contra Central ya por el Apertura. Ingresó por Abramovich para tratar de quebrar el 1-1, pero se lo notó muy falta de ritmo. Pese a todo se llevó de regalo una ovación de parte de la hinchada a modo de reconocimiento.
Jugó unos pocos minutos más en dos partidos de ese campeonato (empates frente a Ñuls y Racing) y chau Palito. O casi chau. Porque su verdadera despedida fue el 22 de enero de 1992 entrando en tiempo de descuento por Rubén Palavecino para aguantar otro triunfo sobre River en Mar del Plata.
En total completó 69 minutos oficiales en cancha, cero gol y una gravísima lesión.
Su carrera, además del desafortunado paso por Boca, Incluyó a las camisetas de Huracán Buceo, Nacional, Basañez, Progreso, Bella Vista y Fenix, todos de Uruguay.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Cáceres vs Riquelme

Boca sumaba su tercera derrota consecutiva en el medio del Apertura 2008 y la mano venía pesada. Es que todos los cañones del xeneize apuntaban al torneo local por encima de la Copa Sudamericana. Y semejante seguidilla (Tigre 2-3, Godoy Cruz 1-4 y el Pincha 1-2) pusieron a Boca a ocho puntos del cómodo líder San Lorenzo. A ocho puntos de distancia y con un verdadero pelotón de equipos en el medio. La cosa es que en quince días había que visitar el Monumental para jugar contra River. Y esos quince días de aparente calma para preparar el crucial choque, se transformaron en un terremoto. Como había fecha FIFA, cada uno de los convocados viajó con su respectiva selección. Y la bomba explotó en Asunción. Allí, al ser entrevistado por una radio, Julio César Cáceres prendió el ventilador contra Riquelme. Que hace que corre. Que no saluda. Que no entendemos su forma de ser. Que la mar en coche. Y Riquelme, de este lado, capeó el temporal como pudo. Que este muchacho se fue mal de todos los clubes. Que está en Boca hace sólo cuatro meses. Ischia no sabía para donde disparar y los medios de comunicación encontraron la noticia tan esperada para llenar 15 días sin fútbol local. El retorno luego de las eliminatorias prometía ser un titanes en el ring. El viernes anterior al superclásico recién se juntaron el paragua y Román e Ischia, hábilmente, priorizó una reunión de vestuario a puertas cerradas con todo el plantel por sobre trabajos tácticos. Mal no le fue. Pese a semajante bailongo, Boca fue a Núñez y ganó 1-0 con gol de Viatri.

Gatti vs Pastoriza


El “Pato” había llegado a mitad de la temporada 1987/88 y había hecho lo que pudo. Ese Boca no daba tres pases seguidos y se había morfado crudo a Saporiti y al “Toto” Lorenzo. Encima, mostraba a una de las peores versiones de Gatti: arriesgando al límite como siempre pero ya sin las garantías y reflejos de antes. Para colmo, el “Loco” decidió apoyar públicamente a la UCR en las elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires y el spot político en plena Bombonera fue la gota que colmó el vaso para una “12” que hacía sonar sus bombos y trompetas al compás de Antonio Cafiero. Con estos antecedentes, Boca se reforzó en serio para afrontar la temporada 1988/89. Llegaron Marangoni, Simón, Navarro Montoya y “Waltergol” Perazzo. Entonces, la expectativa era mucha y al “Pato” Pastoriza, peronista confeso, no le temblaría el pulso para actuar. Y a la primera que se mandó Gatti, lo limpió. En la fecha uno, Boca recibía el debutante Deportivo Armenio. En el primer tiempo, el “Loco” quiso cancherear en una salida fuera del área, pero le dejó la pelota servida a Maciel que la empujó con el arco solo. Y este partido que el xeneize perdió finalmente 0-1, resultó ser el último partido de Hugo Gatti en Boca. Fue desafectado del plantel. Y si bien el “Mono”, entró con el pie derecho, semejante medida dividió a dirigentes, jugadores e hinchas. Era obvio que se mezclaba lo deportivo y lo político. Hubo cruce de declaraciones y enfrentamientos a través de los medios. Frases bomba tipo “Sin mi este Boca no sale campeón”. Pero el “Pato” se mantuvo duro como rulo de estatua. El clima se habia enrarecido por demás. Lo concreto es que el “Loco” se fue por la puerte de atrás. De Boca y del fútbol. Recién diez años después, Macri le organizó un partido despedida para festejar, de paso, la obtención del Apertura 98.

Camiseta suplente dorada (2007/08)


El último timonazo de la pipa. Una versión dorada/ocre con vivos azules, que en la franja lleva descriptos todos los campeonatos que ganó Boca. No es fea. Pero ya hay comentarios acerca de sus poderes negativos. La usó dos veces. 0-0 con Central en la Bombonera y 1-1 con Maracaibo por la Libertadores. ¿La tercera será la vencida? ¿O no hay dos sin tres?

Pantalones amarillos (2007)


Hay toda una leyenda alrededor de este pantalón amarillo usado en forma inesperada. Fue en la final de la Libertadores 2007 contra Gremio. Semejante peludo se habían comido los garotos en Brandsen 805, que para la revancha y con un 3-0 para remontar empezaron a bandearse a terrenos esotéricos. La leyenda dice que exigieron que para el partido final en Porto Alegre, Boca no usara su camiseta tradicional, aduciendo similtud de colores. Nada que ver. Boca se puso firme y tuvo que transar para cambiar solo los pantalones. Como no tenía juego suplente porque la situación no lo requería, hubo que apelar a unos de emergencia, sin escudo y que correspondían a la equipación de entrenamiento de varios años atrás. Llamativamente la cosa no quedó acá. Tal vez, impulsados por el gran triunfo en las tierras de Pelé, Boca se calzó nuevamente los amarillos en Japón, nada menos que en la semifinal del Mundial de Clubes cuando le ganó al Etoile du Sahel 1-0. ¿No habría que haberlos usado en la final con Milán también?

Camiseta suplente blanca con rayas azules (2007)


Este tema de las camisetas es muy personal y subjetivo. Pero quedó instalada la sensación de que estábamos en presencia de la camiseta de Boca más fea de todas. Se la conoció como “el pijama” y no andaba muy lejos la cosa. Impresentable. Se usó una sola vez por torneos locales: en el regresó de Román en 2007 en un 1-1 contra Central en La Boca. Y una vez más en un partido de la Libertadores 2007 que el xeneize perdió en Liniers 1-3 con Vélez. Los resultados para olvidar. La camiseta también.

Medias con rombos (2006)


Fueron las medias que menos tiempo se usaron. Solo un par de fechas y coincidió con los últimos partidos del Coco Basile en Boca y la llegada de Lavolpe. También se habló de una especia de homenaje ya que se usaron también en la década del 40. Pero no se lo creyó nadie. Pese a lo exótico, están asociadas a la mayor racha de Boca de partidos consecutivos ganados. El bonus track fue el 7-1 al Ciclón en el Gasómetro. Inolvidable.

Publicidad de Bwin (gira de pretemporada 2006)


Creo que es uno de los pocos casos en que la pipa es absolutamente inocente. Aca tenemos que hablar de las maratónicas y desubicadas giras de Boca por Amércia del Norte, Asia y Europa que siempre sirven de pretemporada durante el receso de invierno. Por ese entonces, la empresa de apuestas online andaba con la idea de desembarcar en Argentina y vio la oportunidad. La dirigencia aceptó y hubo que cerrar la cosa entre gallos y medias noches. Un parche en la espalda y dale que va.

Camiseta "dia de la madre" (2001)


Aca la pipa no tuvo nada que ver. Esta versión fue una movida del sponsor cervecero que, como Boca jugaba un domingo día de la madre, hizo una especie de homenaje a las mamás colocando el nombre de cada madre de los jugadores en su respectiva camiseta. Con la misma tipografía y todo. Todo muy lindo y hasta tierno, pero Boca cayó en Córdoba con Talleres y el recuerdo no es muy grato que digamos.

Boca Xentenario 2005

Se acercaba el centenario del club más grande de la Argentina y la pipa se frotaba las manos. Con perdón de la expresión, Boca pasó a ser la gallina de los huevos de oro. Entonces empezaron a verse camisetas xeneizes de todo tipo y color. La excusa era perfecta.

Camiseta retro 1981 - Se usó sólo en torneos de verano y era una versión homenaje a los campeones del Metropolitano 1981. Llebaba las 4 famosas estrellitas con las iniciales del club sobre la tetilla izquierda. La original es considerada una reliquia ya que fue usada por Diego, Brindisi, Mouzo y otras glorias boquenses. La versión 2005..... bien gracias.

Camiseta banda diagonal - A los botes que empezó a entrar agua por todos lados. Si algo caracteriza a la pipa es no contemplar absolutamente nada cuando quiere imponer un diseño. Hasta ahora siempre era con alguna variación en los colores o algún retoque. Pero con esto le dieron de comer a todos los anti Boca. Y si bien es verdad que el xeneize en sus comienzos tuvo una camiseta con banda diagonal de derecha a izquierda, ni siquiera respetaron esa dirección y la hicieron al revés. Quedó la sensación de que se pasaron de rosca con el homenaje. Hasta hubo afches callejeros cargando a Boca. Por suerte se usó solo en torneos de verano
Camiseta Juventus - Otra versión homenaje a una de las primeras camisetas que usó Boca en su historia. Pero esta ni siquiera se usó en torneos de verano. Sí. Cuesta creerlo pero no se usó nunca. Sólo fue vista en algunas casas de deporte y chau. A seguir facturando.

Camiseta suplente gris (2000/01)


Como para el 2000 la camiseta titular de Boca era tradicional, sin nada extraño, la pipa decidió tirar la casa por la ventana con una tercer camiseta. Y no se anduvo con chiquitas. Camiseta color gris con franja azul desorientaron a toda la familia boquense. Tuvo un debut auspicioso en lo deportivo pero ineficaz para el gran golpe marketinero que se esperaba. El 1-0 a Olimpia en Asunción casi no pudo verse por TV por la niebla que tapaba el Defensores del Chaco. De hecho, el gol de Seba Battaglia ni siquiera se vio. ¿Justicia divina?

Camiseta titular franja ancha (1998/99)


Otra movida fuerte de la pipa. Decidió, de la nada, ensanchar bruscamente la franja amarilla. Si la camiseta estaba dentro del pantalón no se llegaba a ver la parte inferior azul, ya que era muy pequeña. Tuvo un debut estrepitoso en el Clausura 1998. Fue 0-4 con Platense en la Bombonera y rápidamente se temió lo peor. Eran épocas en las que se estaba muy atento a esos guiños del destino. Si bien tuvo cierto rechazo al principio, la histórica campaña del 98/99, incluyendo bicampeonato y récord de 40 partidos invictos inclinaron la balanza a su favor. Esta camiseta es recordada como el inicio de la etapa más gloriosa del xeneize y es imposible no asociarla con jugadores del momento. Palermo con su mechón rubio y Guillermo subiéndose las mangas fueron símbolos de esa época.

Camisetas torneos internacionales (1998)



Otra de los primeros ensayos de la pipa. Había dos versiones. Fondo azul con líneas amarillas-blancas y fondo blanco con líneas amarillas-azules. No eran feas y se usaron solamente en torneos internacionales. La principal virtud para sus defensores y defecto para detractores era su aire prolijo y hasta fashion. Queda el recuerdo de que con la versión blanca debutó el Patrón Bermúdez haciéndole un gol para ganarle Cruzeiro en la Bombonera y con la versión azul debutó Bianchi como DT perdiendo con Vélez de local.