domingo, 31 de mayo de 2009

Festejos Imborrables (IX)


Diego haciendo faquiu, Carlín semiescondido y Don Diego al borde de las lágrimas frente a River. Torneo Apertura 1992.
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(Gracias Matías Gontan)

sábado, 30 de mayo de 2009

La pregunta del millón (XI)


¿En serio alguien pudo pensar que abriendo un par de grifos no se iba a dar la vuelta olímpica en el Monumental?

viernes, 29 de mayo de 2009

Neri Cardozo


Hay una de esas frases archiconocidas que asegura que “...detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer...”. Y sin ser muy rebuscados, creemos que es más que aplicable para el caso que hoy nos ocupa. El caso de Neri Raúl Cardozo. Y no es que uno quiera echarle el fardo de todos sus males a Sabrina Ravelli, pero es mucha casualidad que el tobogán interminable de Neri coincidió con la llegada de la infartante vedette/modelo a su vida sentimental.
Volante, oriundo de Mendoza, que surgió de las inferiores y se desenvolvió sin problemas por cualquiera de los dos costados del mediocampo. De buena técnica y muy veloz con y sin la pelota, Cardozo abusaba del disparo de media distancia. Y hacía bien, porque su pegada era como mínimo buena.
Debutó oficialmente el 15 de febrero de 2004 en el empate 0-0 contra Gimnasia en la Bombonera por la primera fecha del Clausura. De entrada nomás, el mendocino causó buena impresión. Y ni que hablar cuando en su tercer partido metió dos goles en Arroyito para la victoria 2-1 contra Central por la segunda fecha.
Siempre alternativa de refresco en el ciclo Bianchi, era fija que Neri entrara y rindiera en buen nivel. Con Brindisi, Benítez y Basile siguió sumando minutos en cancha y siempre redondendo tareas aceptables. A veces como titular y a veces entrando desde el banco pero siempre aportando cosas positivas al equipo. Y goles. Porque otra de las virtudes de Cardozo era su llegada al área de enfrente.
Tras la ida de Bilos a mediados de 2006, se ganó el puesto sin discusiones y los últimos partidos de Basile y los pocos de La Volpe vieron, tal vez, la mejor versión de Neri.
Con la llegada de Russo a la dirección técnica (y más tarde de Sabrina a su sommier) empezó el declive de Neri. Hizo algunos goles pero ya su nivel daba signos evidentes de que no era el mismo. Aceleraba cuando había que frenar, pateaba cuando tenía pase disponible a un compañero y probaba al arco desde cualquier lado, casi siempre mal. Y con la pelota andaba decididamente para el orto. Erraba pases a dos metros de distancia y hasta le costaba controlarla y dominarla. Como si todo esto fuera poco, dio la sensación de buscarse más problemas con actitudes que rozaban lo insólito. Como su imperdonable expulsión ante Cienciano en Perú por la Libertadores 2007. ¿O acaso alguna vez se vio a un jugador hacer a propósito un cambio de frente con una pelota cuando era con otra con la que se estaba jugando?
Ya con Ischia tocó fondo aún más. Y fue de tal manera, que un cuestionadísimo Jesús Dátolo le sacó merecidamente el puesto. En una de sus últimas chances, jugó en un muletto que mandó Boca a Ecuador para enfrentar a la Liga por la Sudamericana 2008. Y, entre tantos pibes que jugaron esa noche, Neri fue, lejos, el peor. Irreconocible.
En los cuartos de final de esa Copa, jugó su último partido. Fue frente al Inter de Brasil en la Bombonera, y su nivel fue tan inaceptable, que el técnico lo sacó en el entretiempo pese a que Boca debía dar vuelta la serie.
Nunca más se lo vio en cancha y para despedirse a todo trapo, se escapó a México para ponerse la camiseta de Los Jaguares de Chiapas.
Jugó en total 187 partidos oficiales, hizo 26 goles y nos dejó una gran pregunta. ¿Le echamos la culpa a Sabrina o no?

jueves, 28 de mayo de 2009

Beijing Guo An 1 - Boca 2


Como nos gusta más escribir sobre el fútbol de Boca que sobre sus finanzas, resulta imposible no criticar la gira a China en julio de 1996. Todo bien con que el Apertura se paraba por los juegos olímpicos de Atlanta 96 y muy atendible que era la primera vez en la historia que el xeneize se presentaba en el país asiático. Y si encima entraban unos billetes, mejor aún.
Pero semejante viaje relámpago para jugar dos partidos seguidos y volver fusilado, rifó la posibilidad de obtener el campeonato local.
El primero de esos partidos fue el 25 de julio frente al Beijing Guo An de China en su estadio el Beijing Gongren. Y el amistoso en sí, fue bastante más luchado de lo que muchos imaginamos. Abrió el tanteador Verón al minuto y cuando se sospechaba una goleada, los chinos metieron como locos, emparejaron el trámite y hasta se dieron el lujo de empatar transitoriamente en el comienzo del segundo tiempo. Un nuevo gol de la Brujita puso el 2-1 final cuando promediaba el complemento.
Los once que puso Bilardo en cancha fueron: Navarro Montoya, Medero, Negro Cáceres, Fabbri, Arruabarrena, Peralta, Giunta, Verón, Maradona, Tchami y Scotto. Luego fueron ingresando Vivas, el Kily, Mac Allister y Pepe Basualdo.

martes, 26 de mayo de 2009

Carlos Biasutto


Muchas veces la idea de ir subiendo posts de jugadores de dudoso o efímero paso por Boca, choca contra una dura realidad: la subjetividad del ser humano (?) que escribe dichos posts. Por eso, en esta oportunidad, vamos a dejar que el propio Carlos Ángel Biasutto hable acerca de su perfomance en el xeneize. Sin animosidades de ningún tipo, transcribimos las brutales declaraciones del guardameta que disputó 26 partidos oficiales entre 1975 y 1976:
“...Boca me compro a mediados de 1975. Mi debut no pudo ser peor, perdimos con River 1-2. En Boca hice todo lo que no tiene que hacer un arquero de club grande. Quiero decir que un domingo jugaba para diez puntos y a la semana siguiente era un desastre. Yo no tengo el ángel que tenía Gatti y no me averguenza decirlo: en Boca fracasé. No se si me quedaba grande la camiseta o si me faltaban condiciones técnicas. La cuestión es que fracasé. Pero no guardo malos recuerdos de Boca, al contrario. Encontré compañeros sensacionales como Trobbiani, Potente, García Cambón, Tarantini, Pepe Ovide, Juanchi Taverna, Suñé, Mastrángelo.
La verdad, yo era hincha de River y ese paso por Boca me enseñó a quererlo, justamente por eso, por la fraternidad que existía en el plantel.Con la misma franqueza debo decir que tengo el peor recuerdo de Juan Carlos Lorenzo. Me parece un enfermo del fútbol, un obsesivo, un tipo sin piedad...”.
Pese a todo lo que dice el propio Biasutto en una revista “El Gráfico” bastante vieja, hay que reconocer que no todas fueron tan malas para el uno. Sin ir más lejos, el 11 de abril de 1976 tuvo su cuarto de hora frente a Independiente en Avellaneda. Esa tarde reemplazó a Gatti cerca de los quince del primer tiempo y media hora después le atajaba un penal al Chivo Pavoni.
Su carrera, que había comenzado en Atlanta y Rosario Central, continuó en Unión y Platense, en donde alcanzó gran reconocimiento.

lunes, 25 de mayo de 2009

El Argentinos - Boca de la temporada 1989/90


El Argentinos Juniors - Boca de la primera rueda de la temporada 1989/90 quedó, inesperadamente, en el recuerdo. Y obviamente no fue por el deslucido 0-0 con el que cada equipo se llevó un puntito. Quedó en la memoria por los casi cinco meses que llevó terminar el partido y, más que nada, por los lamentables hechos que provocaron su suspensión. Pero empecemos por el principio.
El domingo 22 de octubre de 1989, por la fecha 12 del campeonato, el Bicho hizo de local ante Boca en cancha de Atlanta. Argentinos había llegado a un acuerdo con la institución de Villa Crespo para jugar de local allí durante esa temporada y de paso, hacerle algunas mejoras a la cancha.
Pero la semana previa al encuentro, se barajó muy seriamente la posibilidad de llevar el choque a Vélez. Tras muchas idas y vueltas, finalmente la postura del club de La Paternal fue negarse al cambio de escenario. De hecho, Humberto Carlés, vicepresidente y delegado del Bicho en AFA, así se lo confirmó a Pablo Abbatángelo: “...Tesone (presidente de Argentinos) al final no quiere cambiar de cancha. Salimos para jugar con Flamengo por la Supercopa y no vino nadie. Metimos mucha plata para alquilar y arreglar el estadio de Atlanta, así que nos quedamos ahí...”. Como a Boca, legalmente ya no le quedaba tiempo para solicitar el cambio de escenario y encima la cancha de Atlanta estaba habilitada por AFA y por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, no hubo mucho margen para la protesta.
Ya con el partido en juego, las casi diez mil personas de Boca que habían llenado la tribuna visitante, saltaban y cantaban pese a que en el campo de juego Argentinos casi que lo llevaba por delante al xeneize. Para ser sinceros, el mediocampo de Boca no hacía pie ante el toqueteo de Redondo, Rudman y Ramiro Castillo.

Hasta que sobre los 43 minutos del primer tiempo, lo imprevisible. En pleno ataque de Argentinos, la llevaba Rudman cuando se observó una descomunal avalancha en la tribuna de Boca. Y enseguida se escucharon los gritos de la gente pidiendo auxilio. Fue tan alarmante la situación que el juez de línea, Juan Garay, levantó inmediatamente su bandera e ingresó corriendo al campo de juego llamando al árbitro Demaro. A partir de allí, la confusión total.
Los primeros rumores vía radio hablaban de peleas en el medio de la tribuna. Pero cuando empezó a verse a hinchas asistiéndose entre sí y saltando al campo para trasladar a algunos desmayados, las noticias empezaron a cambiar de rumbo.

El segundo rumor, deducido por algunos periodistas que pispeaban desde el campo de juego, era que se había roto un tablón. Para entonces ya se empezaba a hablar, desgraciadamente, de heridos.
Lo concreto fue que uno de los paravalanchas de la tribuna, a la altura del séptimo escalón, cedió y cayó, provocando una enorme avalancha de cientos de hinchas de Boca.
Con el partido parado por el árbitro, Marangoni y otros jugadores se acercaron al alambrado para pedir tranquilidad, pero las imágenes que se veían en esos momentos eran de puro nervio y dramatismo. Y de gran incertidumbre acerca de la cantidad y gravedad de heridos.

Galmarini, Secretario de Deportes y presente esa tarde en la cancha, ingresó al campo de juego para ver de cerca la situación. Don Antonio Alegre se acercó a la tribuna y fue encarado de una, alambrado mediante, por “El Abuelo” en una fuerte discusión.
La ambulancia presente, encendió su motor, salió de la cancha por un portón y volvió a entrar desde la calle a la popular de Boca.
Ya con heridos confirmados y trasladados al Hospital Durand, aunque parezca mentira, la cosa pasaba ahora en decidir si el partido se reanudaba o no.
El único que podía suspenderlo era el árbitro Juan Carlos Demaro, quien según cuentan, lo quería continuar. Pero el comisario de la 29º lo llamó a la realidad: “...yo pienso lo contrario. Si uno de los dos mete un gol temo una reacción del que vaya perdiendo, y si se lo hacen a Boca, peor, tiene mucha más gente; además están sensibilizados por los heridos...”. Tesone y Don Antonio Alegre asintieron y entre los tres lo convencieron al juez para suspender definitivamente el partido.
Finalmente se contaron 18 heridos entre los que hubo uno de gravedad con politraumatismo de cráneo. El resto con golpes y fracturas. Como se dice en estos casos, una desgracia con suerte.
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La reanudación, según los bizarros calendarios impuestos por AFA, se pudo concretar finalmente la noche del 14 de marzo de 1990. Desde ya que se jugó en Vélez y luego de un trámite un poco más parejo, finalmente el 0-0 no se pudo quebrar.
Esa noche, el Cai Aimar mandó a la cancha a casi el mismo equipo que había empezado el partido meses antes en cancha de Atlanta: Navarro Montoya, Stafuzza, Simón, Marchesini, Cucciuffo, Giunta, Marangoni, Bocha Ponce, Soñora (por Alfredo Graciani), Perazzo y Latorre (por Barberón).

sábado, 23 de mayo de 2009

viernes, 22 de mayo de 2009

Rodolfo Schinocca


La verdad que a Rodolfo Héctor Schinocca, como a todos esos pibes que en 1984 se vieron obligados a pegar el salto a primera, habría que hacerles un flor de monumento. Porque de esa camada, no se salvó ninguno de arruinar sus carreras para afrontar semejante situación de emergencia.
Porque una cosa es un Burdisso llegando y viendo al Pato atrás, a Schiavo al lado y a Cascini delante y otra muy diferente es la realidad que tuvo que sufrir Schinocca.Marcador de punta que ante el conflicto y la huelga de los jugadores profesionales, irrumpió sorpresivamente en la primera del xeneize. Debutó oficialmente el 23 de septiembre de 1984 cuando por la segunda rueda del Metropolitano, Boca hizo de local en cancha de River y empató con Platense 1-1.
Jugó en total 7 partidos, no hizo goles y la perfomance de Boca con Schinocca en cancha es tenebrosa. Fueron dos empates y cinco derrotas. Algunas de ellas, terribles. Como el 0-3 con Unión, el 1-4 con River o el 1-5 con Argentinos Juniors haciendo de local en la cancha de Gimnasia de La Plata. Ese partido contra el Bicho fue su despedida con la azul y oro.
Sería muy cruel e injusto, juzgar a Schinocca porque en otro contexto, tal vez habría que hablar de un pibe al que hay que ir llevándolo de a poco. Pero le tocó quedar pegado a uno de los momentos más oscuros de la historia de Boca.
No tenemos mucha más información y hasta donde pudimos averiguar, ya retirado y ejerciendo la carrera de contador, se metió en flor de quilombo al hacerle mal unos números al papá de un tal Messi.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Giunta vs Oficial de policía


Para ningún hincha de Boca es novedad que Giunta le haya pegado patadas a todo lo que le pasara cerca. Y a no dudar que eso fue justamente lo que lo convirtió en ídolo.
Pero a la interminable galería de encontronazos y peleas de Blas, le faltaba quizás un broche de oro. O una confirmación de que a la hora de plantarse cara a cara, Giunta no le importaba un carajo quien se lo ponía delante.
El cruce en cuestión tuvo lugar la noche del 4 de noviembre de 1989 cuando Boca visitó a San Lorenzo en cancha de Huracán por la primera rueda del campeonato 1989/90.
La cosa fue que cerca del final del primer tiempo, con el partido 0-1 a favor del Ciclón y las pulsaciones a mil en busca del empate, Giunta fue a buscar una pelota que se había ido al lateral cerca de mitad de cancha. Blas salió del campo de juego a todo galope pero en su camino se topó con un policía bien parado y mirándolo de frente. De esos típicos policías que terminan siendo espectadores de lujo de los partidos.
Lanzado en velocidad, se frenó justo antes de chocar con el cana (el de camisa celeste) que, no solo no se movió ni un centímetro para dejarlo pasar, sino que además escondió la pelota detrás de sus pies, provocando la reacción de Giunta. Blas empujó al oficial y le tiró una patada que le pasó entre las piernas.
Enseguida se armó un revuelo bárbaro. Cayeron otros policías, los jugadores de Boca y un Pancho Lamolina que quiso calmar los ánimos con un brutal “...¿qué hacen boludos? Salgan de aquí. A los policías no los puedo expulsar pero a ustedes sí...”.
Por suerte, tras el amague de casi irse a las manos, todo quedó en la nada. Al cana se lo llevaron a pedido de Lamolina, Blas siguió jugando y Boca y San Lorenzo empataron finalmente 2-2.

martes, 19 de mayo de 2009

Andrés “Guly” Guglielminpietro


Casi siempre que un jugador llega a Boca proveniente del fútbol europeo, la expectativa es mayor que si el traspaso viniera de otro lado. Y si los clubes por donde se floreó el jugador en cuestión son pesos pesados como el Milán y el Inter de Italia, es casi imposible no depositar kilos de esperanza en el futbolista. Así fue como, de buenas a primeras, aterrizó Andrés Guglielminpietro en Boca.
Delantero en sus comienzos, pero hecho a la fuerza volante ofensivo polifuncional en el competitivo Calcio, llegó a mediados de 2004, cuando el ciclo Brindisi daba sus primeros pasos. Debutó oficialmente la tarde/noche del 15 de agosto en el empate 0-0 contra Lanús en el Sur por la primera fecha del Apertura. En su segundo partido, debutó en la Bombonera haciéndole un gol a San Lorenzo. Fue el segundo del 3-0 final y si bien la jugada fue algo confusa y Guly la empujó en la línea, mandar la pelota adentro y quedar de cara a Casa Amarilla con tan pocos minutos jugados no es para menospreciar.
Concretamente jugó de enganche o media punta, aunque alternó momentos por los costados del mediocampo. Pero lo que empezó a notarse tras su cuarto o quinto partido, fue una llamativa merma física. Era muy común verlo en la mitad de los primeros tiempos con los brazos en la cintura y algo agachado tratando de buscar y cambiar el aire. Sin dudas que esto empezó a jugarle en contra, más que nada al ser una de sus características principales el ida y vuelta casi de área a área. Y los segundos tiempos, más que jugarlos, los sufría. Y se notaba a la legua.
En esa única temporada que estuvo en el club, la 2004/2005, jugó en total 41 partidos oficiales e hizo 11 goles. Pero investigando un poco a fondo, llegamos al interesante dato que de los 41 partidos sólo 10 los jugó enteros. ¿Alcanza esto para decir que el Guly vino casi acabado a Boca? Qué pregunta... Aunque si chequeamos el club a donde se fue tras su paso por el xeneize, ya es prácticamente imposible pensar lo contrario.
El 14 de junio de 2005 jugó su última media hora, la noche que Boca quedó eliminado de la Libertadores contra Chivas. Su carrera, que había comenzado en Gimnasia de La Plata y el Milán, Inter y Bologna, todos de Italia, siguió nada menos que en el Al-Nasr de los Emiratos Árabes Unidos. Luego de embolsar varios miles de verdes, volvió a su querido Lobo para cerrar definitivamente su hora en el fútbol.

La tragedia de la Puerta 12


Este esforzado blog, siempre trata de encontrar un costado positivo a todo lo ocurrido en la vida del xeneize. La idea es sacar una sonrisa y traer el recuerdo de los peores jugadores, de hechos curiosos y hasta de las más duras derrotas.
Pero en esta oportunidad, ante semejante tragedia, lo único que podemos hacer es llamamos a silencio y transcribir textualmente los hechos y las declaraciones de los testigos de aquella tarde nefasta para el fútbol argentino, pero en especial, para todos los hinchas de Boca.
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El 23 de junio de 1968 Boca visitó a River por el Metropolitano. En un trámite aburrido y trabado, en el que lo único rescatable había sido el robo de la gorra de Amadeo Carrizo por parte de Rojitas, empataron 0-0.
Tras el pitazo final, la hinchada de Boca, que había ocupado y abarrotado la tribuna que da a Figueroa Alcorta, comenzó una lenta desconcentración. Enseguida empezaron las avalanchas.
El último tramo de la escalera que baja a la Puerta 12 –actual sector L de la tribuna alta Centenario– es un túnel oscuro y peligroso. Una verdadera trampa si los simpatizantes que están abajo no pueden salir y los que están arriba empujan sin saber qué pasa abajo.
Fue demasiado tarde cuando los gritos desesperados pudieron parar la marea humana que bajaba por la escalera. Setenta y un muertos por golpes y por asfixia. Más de sesenta heridos. Muchos años años después, no sólo no hay culpables, sino que se sigue sin tener una certeza de por qué pasó lo que pasó.
Desde el primer momento, se manejaron tres hipótesis para tratar de encontrarle una explicación a semejante masacre. Aunque, como vamos a ver, algunas son muchísimo más creíbles que otras:
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1) Tragedia provocada por puertas del estadio cerradas
La enorme mayoría de los testigos vio los portones metálicos cerrados o entornados. Y muchos aseguraron que los molinetes no habían sido sacados de las puertas.
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"...los molinetes estaban colocados en la salida y tenían una barra de hierro que no permitía el paso ni de a una persona a la vez..." (Juan Iñíguez a Crónica en 1968)
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"...yo puedo asegurar que, diez minutos antes del final del partido, la Puerta 12 estaba cerrada. Mi hijo de 10 años se desmayó y quise salir por ahí, pero me vi obligado a subir con el nene en brazos y buscar otra salida. La puerta estaba cerrada, yo la vi. Y para peor, cuando la abrieron, quienes estábamos en las primeras filas nos encontramos con los molinetes. Fue tremendo, señor..." (Enrique Acuña, sobreviviente, a Clarín en 1968).
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“...las puertas estaban cerradas. Se dijeron muchas cosas sobre la tragedia de Puerta 12, pero yo trabajé en ese caso y puedo dar fe de que lo que originó el desastre fue algo muy simple: las puertas estaban cerradas. Por entonces las puertas las manejaban los inspectores de la Municipalidad. Y dos de ellos se olvidaron de abrirlas. Por eso todos murieron por asfixia, no tenían ni un rasguño. Cuando el inspector se da cuenta y abre, la gente ya estaba muerta. Verlo fue tremendo: abrieron la puerta y de golpe cayó una pelota humana de dos metros y los cuerpos quedaron desparramados por Figueroa Alcorta...” (Carlos López, Policía que trabajó ese día)
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“...apenas terminó el partido quisimos salir con un amigo. Estaba muy oscuro, había una sola bombita que sería de 25 watts por la luz amarilla que daba. Era una sensación de encierro insoportable. De abajo gritaban no empujen, pero la presión venía de arriba. Y empezamos a correr. De a dos escalones, de a cinco, la idea era no tropezarse. Salí saltando y cuando me di vuelta venía cayendo gente pegando la cabeza contra el piso y se armó un tapón humano y no salió más nadie. Molinete no había, sí que la puerta tijera no estaba totalmente abierta, y sobre ahí caía gente, se enroscaba y se moría...” (Carlos Alsina, sobreviviente de la tragedia)
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2) Tragedia provocada por el accionar policial
Otros hinchas afirmaron convencidos que la tragedia fue causada por una brutal represión policial. Según esta hipótesis, la Policía se había organizado para peinar la salida y atrapar a la barra de Boca por haber tirado proyectiles durante el partido y, más que nada, por haber cantado la marcha peronista (delito de estado en plena dictadura de Onganía). La represión provocó que muchos hinchas que estaban saliendo del estadio por la Puerta 12 intentaran volver a entrar.
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"Los hinchas hacían sus necesidades en vasos de café y le tiraban orina y excremento a la Policía montada que estaba en la calle. Eso provocó la represión policial y luego, la tragedia" (William Kent, ex presidente de River).
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"Hubo agentes que actuaron sobre la gente que se desconcentraba por la escalera de la Puerta 12, mientras era obstruida por la Policía montada. Allí se produjo el desbande y la tragedia. La puerta estaba abierta y los molinetes, retirados. Yo estaba ahí y doy fe de ello. Mi hipótesis es que se quiso poner a cubierto el desempeño de la Fuerza y se inventó el tema de los molinetes" (de Juan Carlos Tabanera, ex inspector general de la Municipalidad, a Domingos Populares en 1988).
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3) Tragedia provocada por la barra de Boca
Según apresuradas declaraciones del abogado de River, el desastre había sido provocado por la hinchada de Boca que, al querer evitar ser detenidos por la Policía, intentó ganar las escaleras nuevamente para reingresar al estadio.
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“...la causa de la tragedia fue la inconducta de la multitud apresurada por salir y condicionada en su retiro por una estrategia de los barras de Boca. La Montada había formado un semicírculo para detener a los que todos los domingos por la tarde provocan desastres. Cuando los vieron quisieron pasar inadvertidos y se retrajeron para confundirse con la gente. Miles salían, pero a medida de que aquellos se retraían fueron cayendo. Y sobre ellos otros y otros. Así se hizo imposible huir. No estaban los molinetes puestos ni la puerta cerrada: el club no tuvo responsabilidad y la Justicia nos sobreseyó...” (Ariel Ángel Dasso, abogado de River en el año 68)
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Con la tragedia consumada, la angustia de los familiares de los hinchas que habían asistido a la cancha se hizo dramática. Empezaron a peregrinar por hospitales y comisarías para intentar reconocer los cadáveres numerados y aún sin identificación.
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La mayoría de los muertos eran jóvenes y adolescentes. El promedio de edad, 19 años. Por eso la causa quedó a cargo de un juez de Menores, Oscar Hermelo. Cuando al día siguiente fue al estadio para hacer un reconocimiento visual, todavía había cordones, hebillas de cinturón y peines sobre los escalones. Y manchas de sangre.
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Los hechos de la Puerta 12 trascendieron las fronteras del país. El Barcelona de España, la Universidad de Chile y la Liga de Fútbol Paraguaya ofrecieron sus equipos para jugar partidos en Buenos Aires a beneficio de los familiares de las víctimas. En el país se decretó duelo nacional.
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Tras un dramático velatorio colectivo en la Bombonera, al martes siguiente fueron enterrados los restos de la mayoría de las víctimas, pero todavía quedaban dos cadáveres sin reconocer. El viernes falleció, en el hospital Fernández, Julián Fieldman, de 16 años, la víctima 71 de la tragedia. Dos meses después, el juez ordenó la prisión preventiva de Américo Di Vietro y Marcelino Cabrera, intendente y capataz de River, y dispuso un embargo de 200 millones contra ambos y contra el club.
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El informe de los peritos, avaló rotundamente la hipótesis de los portones del estadio cerrados:"...el suceso se desencadenó y alcanzó la magnitud extraordinaria conocida por la existencia en las bocas de salida de un obstáculo irremovible entre los que cabe mencionar: 1°, la puerta plegadiza total o parcialmente cerrada; 2°, la puerta plegadiza replegada y no rebatida, más el total de molinetes colocados; 3°, la puerta plegadiza replegada y no rebatida, más algunos molinetes colocados...”.
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Pero, increíble y misteriosamente, a fines de noviembre, la sala VI de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, integrada por Raúl Munilla Lacasa, Jorge Quiroga y Ventura Esteves, sobreseyó definitivamente a ambos imputados y les levantó el embargo a ellos y al vlub River. Los tres camaristas consideraron que las pruebas demostraban que, antes de haber terminado el partido, todos los obstáculos habían sido removidos.
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La queja presentada por los damnificados ante la Corte Suprema quedó cajoneada. En agosto de 1969, cansados, los familiares desistieron del recurso.
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A fines del 68 los clubes y la AFA reunieron 32 millones de pesos (menos de 100.000 dólares) para ofrecerlos a los familiares como resarcimiento. En enero del 69 dispusieron darles 30 días de plazo a los damnificados para que se anotaran para cobrar el resarcimiento, pero en la misma nota el interventor Armando Ramos Ruiz intimaba a quienes querían cobrar esa suma para "renunciar expresamente a cualquier acción legal contra River" para exigir indemnizaciones. Dos años después, la AFA y River fueron condenados a pagarles 140.000 pesos ley (alrededor de 50 dólares) a Nélida Oneto de Gianolli y Diógenes Zúgaro: los únicos familiares de víctimas de la tragedia que hicieron juicio. El resto jamás reclamó ni cobró un solo peso.
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Hoy, los portones metálicos y los molinetes del Monumental son otros. Pero el último tramo de la escalera sigue siendo un túnel con iluminación deficiente, aunque ahora tenga una baranda central que divide la circulación. Los encargados de controlar las entradas, que no pasan de los 30 años, apenas saben lo que ocurrió aquella tarde. Igual que muchos hinchas jóvenes. Apenas saben que allí se vivió la mayor tragedia del fútbol argentino.
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Como para dar por cerrado rápido el capítulo, se resolvió cambiar el nombre y a la fatídica entrada ponerle Puerta K, como si eso tapara lo ocurrido. De hecho, tan negado estuvo el tema, que recién en marzo de 2008 y tras muchas idas y vueltas, los familiares de las víctimas lograron que se pusiera una plaqueta recordatoria en el lugar de la tragedia.

A continuación, más testimonios para cerrar el post. La herida, nunca lo hará:
"Me salvé porque tenía la costumbre de quedarme un buen rato en la tribuna después de que terminaba el partido. Estaba con un amigo que hacía la colimba junto conmigo. Cuando bajamos, la Policía cerraba el paso hacia esa puerta, pero no tenía la menor idea de por qué. Era muy confuso" (Hugo Vargas, 52 años, testigo).
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"El clima era peligroso. Algunos hinchas habían quemado banderas de River. Otros arrojaban cohetes, monedas y vasos con orina a los que estaban en la parte baja de la tribuna. No faltaron trompadas ni pequeñas avalanchas" (de Eduardo Amatucci, testigo, a Clarín en 1968).
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"En un principio era una avalancha normal, pero después se acrecentó. Iba por el aire, sin tocar el piso. Algo empezó a salir mal. La avalancha se detuvo. Cada vez estaba más apretado. Había gritos de pánico, de mucho miedo. La gente que estaba abajo quería subir. Estábamos uno arriba de otro bajo una terrible presión que no dejaba respirar. Me caí y después me desmayé. ¿Cuál fue el motivo de la tragedia? Nunca lo conocí. Yo me salvé de milagro. Quizá gracias a la gente que me ayudó porque era el más joven de todos y porque la avalancha se detuvo cuando yo estaba en un recodo de la escalera. Apenas tenía 14 años. Nunca más fui a ver a Boca" (Miguel Durrieu, 46, sobreviviente).
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"Ese día estuve en la tribuna de River, y salí por la puerta de al lado. Recién me enteré a diez cuadras del estadio, cuando salían los camiones con los muertos. Los cuerpos estaban violetas" ("Cacho" Burgo, testigo).
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"Pensaban que yo había muerto y me escribieron el número 19 en mi pecho, como si ya fuera finado. Recién en el hospital Pirovano se dieron cuenta de que todavía respiraba. Tenía los ojos color morcilla y la piel color carbón. Me estalló un oído y casi pierdo la vista. Me habían dado por muerto. Sólo recuerdo hasta que terminó el partido y me metí en la escalera de la Puerta 12. Después no me acuerdo de nada más, pero mi esposa vio en un video que los molinetes estaban puestos y que la Policía pegaba. Me salvé porque tengo una caja toráxica grande" (Juan Carlos Alomo, 57 años, sobreviviente).
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"Tenía franco, pero me enteré y al rato llegué al hospital. Era un horror y se pudo hacer muy poco. Recuerdo a los familiares corriendo desesperadamente por los pasillos. Los hospitales no estaban preparados para recibir víctimas en masa. Los que se salvaron fue por su fortaleza física. Hasta llegó el presidente Onganía para hacer rostro" (Jorge Izza, médico, ex jefe del hospital Pirovano).
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Desde ya, expresamos todo nuestro dolor y respeto a las víctimas y a sus familiares. Y nuestro deseo, tal vez ingenuo, de que algún día se busque y encuentre a los responsables.

lunes, 18 de mayo de 2009

Carlos María García Cambón


Cuando cualquier hincha de Boca que escucha o lee el apellido García Cambón sabe que está ante un tipo que hizo historia grande. Imaginemos por un instante lo que significa debutar con la camiseta azul y oro y en ese primer partido encajarle cuatro goles a River. De ahi al cielo hay sólo un paso.
Pero la historia de García Cambón en el xeneize no se limita dentro del campo de juego, ya que tuvo su fugaz paso como director técnico y para no perder la costumbre, también entró en la historia grande del club.
Fue en 1998 cuando siendo técnico de la reserva debió agarrar la brasa caliente que era Boca tras la renuncia del “Bambino” Veira.
Su interinato duró sólo 6 partidos y el debut no fue de los mejores. La noche del 2 de mayo de 1998 fue derrota 2-3 con Deportivo Español en la Bombonera. Pero tras el fallido estreno se sucedieron, inesperadamente para todos, 4 victorias y 1 empate. Estos cinco partidos, además, fueron el puntapié inicial de la histórica racha de 40 partidos invicto con los cuales se superaron los 39 del Racing de José.
Los triunfos fueron a Huracan (4-2), Gimnasia (3-1), Racing (2-0) y Gimnasia y Tiro de Salta (4-0). Finalmente, la igualdad 1-1 ante Unión en Santa Fe el 6 de junio de 1998, puso fin a la corta y exitosa aventura de Carlos María García Cambón como técnico de Boca.

domingo, 17 de mayo de 2009

Boca 1980


Arriba: Capurro, Pancho Sá, Pernía, Gatti, Ruso Ribolzi y Cacho Córdoba.
Abajo: Coscia, Marito Zanabria, Muñeco Outes, Salinas y Chino Benítez.

sábado, 16 de mayo de 2009

La pregunta del millón (IX)


¿Habrá sido tan "paloma" Giuntini que el Beto le tiró el alambrado encima para partirle la cabeza?

viernes, 15 de mayo de 2009

Claudio Scalise


Cuando empezamos a desempolvar el breve paso de Claudio Alberto Scalise por Boca, nos vimos parados ante un tipo que obliga a hablar más de actitudes poco felices que de tardes de domingo pateando una Tango.
Puntero izquierdo, veloz y picante, de esos que siempre hacían la misma jugada: tirarla larga para buscar sí o sí la raya de fondo y mandar el centro. Llegó al Boca de Marito Zanabria a comienzos de 1986 para afrontar la segunda rueda de la temporada 1985/86. Debutó oficialmente la calurosa noche del 26 de enero en un empate 1-1 frente a Ferro en la Bombonera. Su estreno tuvo mucho de aceptable, ya que en un contrataque fue hasta el fondo por la izquierda, tiró el centro y tras una falla de Cancelarich, Graciani la mandó adentro del arco que da a Casa Amarilla.
Jugó bastante en esa segunda rueda, pero el cierre no fue el mejor. El 20 de abril estuvo presente en la única victoria de Talleres en Brandsen 805. Fue derrota 2-4 pero lo que más llamó la atención fue las graves muestras que dio Scalise de habérsele soltado la cadena.
Con un bombazo, hizo el segundo gol de Boca a los diez del segundo tiempo. Pero cerca de los veinte se fue expulsado. Y al encarar hacia la boca del túnel, “La 12” empezó a putear a coro a Puma, la empresa que por ese entonces traía jugadores (como Graciani y Plumero Gómez). Y Scalise reaccionó de la peor manera. Giró y empezó a tirar cortes de manga apuntando a todo el estadio. Una locura.
Pero tal vez dispuesto a inmortalizarse y ya sin importarle absolutamente nada, Scalise dejó para el final su obra cumbre. En lo que fue su último partido en Boca, tras ganarle 4-1 a Ñuls y obtener la Liguilla en el Parque Independencia, ingresó al campo de juego y empezó a dar la vuelta olímpica con sus compañeros pero con la camiseta de Central abajo de la de Boca. Hasta que no aguantó más y se sacó la del xeneize dejando a la vista la del Canalla. Otra locura.
En total disputó 13 partidos e hizo 1 solo gol.
Su trayectoria, que había dado comienzo en Rosario Central, siguió en Instituto, Colón y Douglas Haig de Pergamino.

jueves, 14 de mayo de 2009

La noche que Moya tuvo que marcar a Ronaldo


Así como la aventura de Matellán marcando a Figo salió perfecta, también nos topamos con experiencias similares que salieron decididamente mal. Como lo acontecido la noche del 6 de abril de 1994 en el Mineirao de Belo Horizonte.
Esa noche el Boca de Menotti se jugaba la cabeza para seguir con vida en la Libertadores. Tenía que ganar o ganar. Entonces no quedaba más remedio que salir a buscar el partido pero sin descuidarse atrás. Más que nada por dos factores: las dimensiones del campo de juego y el nueve de Cruzeiro, Ronaldo. El brasilero recién daba sus primeros pasos, era muy joven y bastante más flaco que ahora pero ya tenía un pique demoledor. Y en el área te mataba.
Como Boca tenía prohibido marcar hombre a hombre en esa época, la idea era que Moya tomara al delantero que anduviera por su sector. Y el delantero que se movió por su sector fue nada menos que Ronaldo. El brazuca, tan rápido con la cabeza como con los pies, enseguida supo donde estaba el partido y se quedó a vivir cerca de esa zona para iniciar sus ataques. El mendocino estuvo como bola sin manija y, para ser sinceros, corrió a la rastra del nueve en casi todos los tiros.
Como podemos ver en la foto (en realidad una captura de video en baja resolución) del segundo gol, Ronaldo lo pasó por encima a Moya y a la defensa de Boca completa. Eludió al Mono y golazo. Y chau Copa.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Guillermo Marino


Cuando un volante ofensivo deja una marca de 2 goles en 40 partidos, ya desde el vamos se hace terriblemente difícil no pensar que su paso por Boca fue un fiasco. Si a eso le sumamos un permanente trote cansino y una expulsión pelotuda contra Cienciano en el Nuevo Gasómetro, el combo está armado para que hablemos un rato de Guillermo Marino.
Llegó a mediados de 2005 proveniente de Ñuls. Pero como había estado cerca de 6 meses sin jugar por problemas de contrato, la que arribó a Boca no fue la mejor versión del Marino campeón con la Lepra.
Para colmo de males, el “Coco” se la jugaba con once de memoria, así que Marino comió banco a lo loco.Tras la partida de Bilos, “Pocho” Insúa y Basile, el cordobés encontró lugar y comenzó a jugar bastante seguido. Pero la realidad es que nunca terminó de afirmarse. Siempre le faltaba dar el gran golpe. No se le recuerdan partidos descollantes y esos dos goles que hizo (en el Apertura 2006, uno a Gimnasia en el 4-1 cuando el Lobo no hizo mucha fuerza que digamos y otro en el 4-1 a Colón una tarde lluviosa) son muy poco cosa.
Con Russo como técnico casi que no jugó. Esa expulsión frente a Cienciano por la primera fecha de la Libertadores 2007 fue la gota que rebasó el vaso. Entró en la mirat del segundo tiempo y a los pocos minutos lo echaron por tirar la pelota lejos luego de que el árbitro había parado la jugada. Sin palabras.
Su último partido fue el 17 de junio de ese año, en un muletto que se presentó en cancha de Lanús (y empató 0-0 por la última fecha del Clausura 07) mientras los titulares se preparaban para ganarle al Gremio la final de la Libertadores.
Su carrera siguió en Tigres de México.
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UPDATE
El segundo ciclo de Guillermo Marino en Boca arrancó furioso y hasta con cierto aroma de tener que dar de baja el post y tratar de ubicarlo (?) para pedirle perdón.
Es que el 23 de agosto de 2009 por la primera fecha del Apertura recibió la orden de Coco Basile en el entretiempo para entrar por Nico Gaitán. Se ajustó el rodete (?) y en apenas seis minutos metió dos goles y transformó el 0-2 del Bicho en 2-2.
El efecto rebote de semejante presentación tras dos años en los Tigres de México le duró apenas un par de partidos. Enseguida volvió a lo suyo. Trote cansino, pisada, calesita y toque al costado.

martes, 12 de mayo de 2009

Boca 3 - México 1


El 31 de marzo de 1998 y en vistas al Mundial de Francia que se venía encima, la selección de México vino a ajustar piezas y funcionamiento a Brandsen 805.
Así fue como, en el medio de dos empates contra el Lobo jujeño y Colón por el Clausura, el Boca de Veira le abrió las puertas de la Bombonera para jugar un amistoso que fue histórico por un simple motivo. Era la primera vez que el xeneize y la selección azteca se enfrentaban en un campo de juego.
Pese a arrancar perdiendo antes de los cinco minutos, el trámite fue muy favorable al xeneize y por momentos, no parecía estar enfrentando un seleccionado clasificado a un Mundial. Está bien que los "manitos" estaban probando y probando pero, sin exagerar, Boca los pasó por encima y ganó el partido caminando.
Bajo la atenta mirada de Ángel Sánchez fue victoria final por 3-1 con goles de Pablo Islas, Latorre y Samuel.
Esa jornada ,el Bambino mandó a la cancha a Oscar Córdoba, Sergio Castillo, Matellán, Samuel, Arruabarrena, el Ñol Solano, Chicho Serna, Cagna, Latorre, Pablo Islas y el Pájaro Caniggia. Promediando el segundo tiempo y ya con el partido definido, fueron ingresando una banda de pibes: Luis Calvo, el Bombón Rosada, Emanuel Ruiz y Diego Herrera.

domingo, 10 de mayo de 2009

La chilena de Gatti en Córdoba


Ya todos sabemos que hoy día el Loco es un tirabombas que, cada tanto, apunta sus dardos venenosos contra el club que lo hizo más famoso.
Pero, con la mano en el corazón, preferimos recordar al Gatti ídolo que se hizo símbolo de Boca. El Loco del penal a Vanderley. El Loco que cargaba a los delanteros rivales pasándole la pelota por arriba de la cabeza. El Loco que salía gambeteando hasta mitad de cancha. El que hacía “la de Dios”. Y, en esta oportunidad, el Loco que se mandó una chilena en Córdoba.
Fue la noche del 22 de enero de 1983 y ni a palos que fue en un amistoso. Más bien todo lo contrario. A tres fechas de terminar el Metropolitano 82, Boca visitó a Talleres en el Chateau Carreras, jugándose la chance de seguir peleando el título palmo a palmo con Estudiantes e Independiente.
Cerca de los quince minutos del segundo tiempo, el Loco cortó un avance de los cordobeses, tiró un par de jueguitos y rechazó la pelota con una chilena ante la sorpresa de todos. El estadio entero se puso de pie y le regaló un fuerte aplauso a Hugo Gatti.
Boca ganó finalmente 3-1, pero al otro día, de lo único que se hablaba en todos lados era de esta nueva ocurrencia del Loco.

Festejos Imborrables (VII)


Guillermo Barros Schelotto frente a Talleres de Córdoba. Apertura 1998.

viernes, 8 de mayo de 2009

Camiseta suplente amarillo flú* (2008/09)


De una camiseta de fútbol se pueden decir muchas cosas. Que es linda, fea o llamativa. Que el diseño es moderno o retro. Que los números en la espalda se ven bien o mal. Que el escudo queda mejor estampado o bordado. En definitiva, que gusta mucho, poco o nada.
Ahora, cuando lo único que se dice es que es mufa, la camiseta en cuestión se convierte en un verdadero problema. Y si a medida que pasan los partidos no hay forma de revertir la tendencia, la cosa se pone más que jodida.
Esto es exactamente lo que le toca vivir a la actual camiseta suplente de Boca correspondiente a la temporada 2008/09. Toda amarilla tirando a flúo, con la franja azul. Y su derrotero es preocupante.
La primera vez que se usó, Boca perdió con Tigre en la Bombonera tras casi medio siglo. Fue en el Apertura 08 y con un 2-3 final que, por los contrataques del Matador en el segundo tiempo, pudo haber sido algo peor.
La segunda vez, los más escépticos podrán decir que, con esa camiseta, Boca se consagró campeón. Fue la noche del 23 de diciembre de 2008 en cancha de Racing. Por la última fecha del triangular final de desempate, Boca tenía que ser derrotado por dos o más goles para perder el campeonato. Cayó 0-1 con Tigre y lo que se vivió en los últimos veinte minutos de partido, debe haber sido lo más parecido a un parto. Con debut de arquero incluido por lesión, el xeneize terminó con el culo en la mano y el pitazo final fue una especie de bendición.
La tercera vez, habrá sido en todo caso, la necesaria excepción que confirma toda regla. Fue victoria ante Guaraní 3-1 por la primera fase de la Libertadores 2009. Pero, con una salvedad. Boca perdía 0-1 en Paraguay, le anularon mal un golazo a Mouche y Riquelme rompió el poste con un tiro que luego hizo que la pelota cruzara toda la línea del arco. Muchos temimos le peor. Pero Ischia se la jugó y mandó a la cancha a Palermo y Palacio juntos y, gracias a Dios, hubo final feliz.
La última salida en cancha de la camiseta flúo fue hace muy pocos días: el domingo 3 de mayo de 2009, y como no podía ser de otra manera, fue derrota 2-3 con Banfield. Con la frutilla de que el tercer gol del Taladro fue pasando los 46 minutos del segundo tiempo.
¿Tendrá esta camiseta más oportunidades de dar vuelta la cosa antes de que Nike cambie los diseños? Mmmm, rogamos que no.
...
UPDATE
Un comentario anónimo nos llamó la atención acerca de la no inclusión del extraño traspié en el partido con el Barcelona de España por la Copa Joan Gamper 2008. Efectivamente, habíamos decidido no incluirla por ser una competición no oficial, pero el comentario nos hizo reflexionar (?) ya que analizando a fondo la cosa, la forma en que se perdió ese partido fue bastante rara. Y suma muchos puntos para confirmar la influencia negativa de la camiseta flúo.
El 16 de agosto, Boca se había puesto en ventaja con gol de Viatri en el Nou Camp y parecía que el triunfo se sellaba sin sobresaltos. De hecho el partido estaba casi controlado. Y decimos casi, porque luego que el árbitro adicionara cinco minutos de descuento, a los 91 y 94, el Barza se topó con dos goles totalmente fuera de contexto. Ni ellos podían creer el triunfo cuando Boca movió del medio y el juez dio por terminado al partido. Ahora, la pregunta del millón... ¿la culpa fue del juez o de la camiseta en cuestión?
...
UPDATE II
A priori, un empate en el Centenario por los octavos de una Libertadores suena lindo.
Pero si el rival no era ni el Peñarol o Nacional que te cagaban a patadas, sino el bastante limitado Defensor Sporting, y encima te embocó a los 46 del primer tiempo y a los 87 para empatar 2-2, la cosa toma otro color.
La nueva pesadilla amarillo flúo fue la noche del 14 de mayo de 2009 por la ida de los octavos de final de la Copa. Muchos verán como responsables al Pato por no salir o a Ibarra, Morel y Krupoviesa por no cerrar a tiempo.
Pero seguramente muchos nos preguntamos: ¿por qué será que a esta camiseta siempre le pasen cosas raras?

jueves, 7 de mayo de 2009

Carlos Alberto Correa


Una foto del juvenil Correa arribando a la concentración junto a Villarreal, Diego Latorre y el Torito Genaro, no es tal vez la foto que hubiera elegido el pibe oriundo de Merlo. Desde ya que sería mejor una tirándose a trabar en plena Bombonera. Pero peor es nada, pensando sobre todo, en que Carlos Alberto Correa jugó sólo 2 partidos en la primera Boca. Y, obviamente, no hizo goles.
Defensor central que surgió de las inferiores y tuvo su fugaz irrupción en la primera de Boca, haciendo las veces de marcador de punta, allá por comienzos de 1988.
El Pato Pastoriza recién había desembarcado y echó mano al pibe para tapar un hueco en el costado izquierdo de la defensa.
Los dos partidos de Correa fueron en la segunda rueda de la temporada 1987/88. Jugó el domingo 6 de marzo en el triunfo 2-0 a Banfield en la Bombonera y la noche del miércoles 9 en la derrota 0-2 frente a San Lorenzo en cancha de Huracán.
La verdad que no sabemos cómo siguió su carrera futbolística. No pudimos encontrar dato alguno de si continuó su trayectoria en otro equipo o si lo pensó mejor y colgó los botines. Lo que si sabemos, y aquí presentamos las pruebas correspondientes, es que el día de su debut, participó en forma bastante activa (y algo fortuita) en el golazo de Villarreal frente al Taladro.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Walter Támer


El comienzo de la década del ochenta no fue el mejor escenario para la aparición de promisorios juveniles con potencial. En esos años, Boca era pura irregularidad futbolística e institucional y realmente fueron muy pocos los que pateando la pelota pudieron salvarse de los constantes incendios.
Y un ejemplo más fue el caso de Walter Omar Támer. Puntero derecho, veloz y encarador que irrumpió en Boca en los primeros meses de 1982. Debutó oficialmente el 28 de febrero en la victoria 2-0 a Central Norte de Salta en la Bombonera por los viejos y desaparecidos campeonatos Nacionales.
Alternó algunos minutos más en ese Boca del “Polaco” Cap y ya en el Metropolitano de ese año, tuvo su cuarto de hora bajo las órdenes de Carmelo Faraone. Es que en las fechas finales y cuando Boca peleaba el título con Estudiantes e Independiente, Támer convirtió dos goles clave en el Chateau Carreras frente a Talleres y dos goles frente al Globo en Parque Patricios. Hoy día tal vez no parezca gran cosa, pero en esos años no era para despreciar semejante aparición.
El xeneize no ganaría el título pero Támer quedaba bastante bien parado de cara al 1983 que ya empezaba. Pero ese año no sólo fue opaco para Boca. Támer no colmó las expectativas, jugó muy pocos partidos, hizo un sólo gol (a Vélez en Liniers -foto-) y chau. Se fue a Atlanta en 1984 y luego poco más que desapareció de la faz de la tierra.
En total jugó 27 partidos e hizo esos 5 goles. Llamativamente, todos en condición de visitante.
Averiguando e investigando día y noche (?) pudimos encontrar que en los últimos años, el “Burrito” Rivero y Javier Mascherano tuvieron un representante llamado Walter Támer. ¿Le habrá dado revancha el fútbol ya con los botines colgados?

martes, 5 de mayo de 2009

Boca 3 - Colonia 2


En el verano de 1987 el Boca de Menotti tuvo que afrontar siete compromisos en el estadio José M. Minella de Mar del Plata durante su pretemporada. Y los rivales fueron de lo más variado. Desde River e Independiente hasta pasando por el Nantes de Francia y el Spartak de Moscú. Pero también hubo tiempo (y ganas) de enfrentarse al Colonia de Alemania.
Así fue como la noche del 14 de enero, Boca se midió con uno de los históricamente menos conocidos equipos de la liga alemana, pero que por esos años contaba con un par de ex mundialistas de México 86.
El partido fue bien amistoso. Poca pierna fuerte y muchas llegadas a los arcos. Eso, más el achique que empezaba a tirar la zaga boquense, hicieron del match un momento más que entretenido para pasar una noche de verano en la siempre ventosa Ciudad Feliz.
Fue triunfo 3-2 con goles de Comas, Tapia y Rinaldi. Y los once que jugaron fueron Torito Genaro en el arco. Abajo Abramovich, Higuaín, Musladini y Quique Hrabina. En el medio Melgar, Fabián Carrizo, Chino Tapia y Dykstra. Y arriba Chancha Rinaldi y Comas.
Tras una primera etapa dominada por el xeneize, para el segundo tiempo el Flaco Menotti echó mano en el banco y mandó a la cancha dos refrescos para tratar de hacer la cosa más pareja: Turco Abdeneve y La Fata.

lunes, 4 de mayo de 2009

Boca 2001/02


Arriba: Pelado Pérez, Abondanzzieri, Joel Barbosa, Traverso, Nico Burdisso y Jorge Martínez.
Abajo: Guillermo, Battaglia, Chicho Serna, Clemente y Chipi Barijho.

viernes, 1 de mayo de 2009

Miguel Ángel “Zurdo” López


El “Zurdo” López desembarcó a la dirección técnica de Boca en la mitad del Metro 1983. Llegó tras la renuncia de Carmelo Faraone y el interinato por una fecha de Ernesto Grillo. Su debut fue el 25 de septiembre y con goleada incluida. Un 4-0 a Instituto haciendo de local en cancha de Atlanta.
Su arranque fue bastante prometedor. Algo más preocupado en el arco de Gatti que en el de enfrente, tras el triunfo ante La Gloria, se empató con San Lorenzo y se le ganó una noche a River 1-0 en Liniers con gol de Berta. Su futuro parecía ser prometedor, pero...
La irregularidad se hizo moneda corriente y ese Boca del “Zurdo” López pasó a ser una caja de pandora. Saltaba de derrotas increíbles (como el 0-5 con Nueva Chicago y un 0-3 con Temperley en cancha de Atlanta) a meterle cinco goles a Talleres. Un equipo impredecible y desequilibrado de punta a punta.
Tras finalizar séptimo en ese campeonato, se fue 1983 y llegó un 1984 que se convirtió pronto en un tobogán cuesta abajo que se llevó puesto al técnico y también a jugadores y dirigentes.
El primer mazazo fue quedar eliminado en primera fase del Nacional en un grupo bastante accesible (Ñuls, Talleres y Ferro de General Pico La Pampa). En el Metro la cosa se puso bastante más heavy. Luego de no ganar ninguno de sus primeros cinco partidos, el “Zurdo” se las tomó el 6 de mayo luego de perder 0-2 con Talleres en Córdoba por la sexta fecha.
En total dirigió 30 partidos. Ganó 10, empató 9 y perdió 11. Y su Boca hizo y recibió la misma cantidad de goles: 44.