sábado, 31 de octubre de 2009

viernes, 30 de octubre de 2009

La pregunta del millón (XX)


¿Era necesario mandar a la selección de Marruecos al codo de la tercer bandeja visitante?

Ricardo “Ricky” Rentera


Cuando a eso de las seis y pico de la tarde del 9 de julio de 1991 Walter Pico reventó su penal en el travesaño del arco que da al Riachuelo, no sólo se le entregó envuelto en moño un campeonato a Ñuls sino que se puso en marcha un importante recambio en el plantel de Boca. Así fue como en los sucesivos días y antes del comienzo del Apertura, fueron cayendo en fila, entre otros, Gaby Amato, Boldrini, Mohamed y, de pie señores, Ricardo Nicolás Rentera.
El Ricky, volante ofensivo de buena media distancia, hábil y desequilibrante de tres cuartos de cancha para adelante, vino con algunos pergaminos tras sus actuaciones en Instituto y Argentinos Juniors. Pero, no descubrimos nada, no es lo mismo eso que llevar la redonda de cara hacia Casa Amarilla y salir airoso.
Su campaña en el xeneize fue a tono con la del equipo. Comienzo esperanzador, algo de ilusión y abrupta caída en los momentos claves. Es por eso que jamás pudo ganarse el puesto ni mucho menos la confianza del Maestro Tabárez ni de la hinchada. Su debut fue la noche del 19 de septiembre de 1991 cuando por la postergada primera fecha de ese campeonato, Roberto Cabañas se hizo ídolo de entrada al meterle tres goles a Falcioni y dar vuelta un 0-2 ante Vélez en la Bombonera. Rentera entró en el segundo tiempo por el Chacho Cabrera y fue parte de la remontada de Boca en un partido increíble. Pero tras el estreno, empezaron a pasar las fechas, los minutos y las chanches y Rentera jamás completó una actuación que haga dudar de su bien ganada estadía en el banco de suplentes.
Sin embargo, el 24 de noviembre por la fecha 13, contra todos los pronósticos, clavó un tremendo golazo de tiro libre en el Parque Independencia. Era el 1-0 sobre Ñuls y tal vez una puerta que se abría en la historia de Rentera en Boca. Pero sobre la hora empató el Toto Berizzo y River se terminó de escapar en la punta de la tabla. Chau título y viéndolo casi veinte años después, chau Ricky.
Alternó otro poco en el Clausura del 92, pero como si ya competir con Latorre y Turco Apud fuera poco, cayó a Boca el Beto Márcico. Así que las chances de Rentera escasearon de lo lindo y su andar se fue diluyendo hasta la intrascendencia total. Tras finalizar la temporada y sumada una nueva frustración en la desesperada búsqueda de un campeonato, Rentera se fue del club dejando un prontuario de 22 partidos oficiales jugados y 1 solo gol convertido. Flojito flojito.
Su carrera continuó en Vélez, Belgrano de Córdoba, Chaco For Ever, Oriente Petrolero de Bolivia y Huracán de Corrientes

miércoles, 28 de octubre de 2009

La mitad más dos (X)


Bush, Barbara y Bush, Jenna. Mellizas de ocupación desconocida.
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(Gracias a Juan Martín Muñoz)

martes, 27 de octubre de 2009

El gol en contra del Colorado Suárez contra Atlético Tucumán en 1981


Para la tranquilidad de Julio César Cáceres, él no fue el primero ni va a ser el último defensor de Boca ducho (?) en eso de meter la pelota en el arco propio. Y no es por defender al paraguayo ni mucho menos, pero sus conquistas en el arco de Caranta no existen, comparadas con la faena (?) realizada por el Colorado Suárez el 25 de octubre de 1981.
Esa tarde, por la fecha nueve del campeonato Nacional, Boca recibió en la Bombonera a Atlético Tucumán tratando de vengar la derrota 0-1 de la primera rueda y, más que nada, de sumar dos puntos claves para la clasificación.
Con el partido 0-0 y en un trámite mucho más parejo de lo imaginado, el últmo minuto del primer tiempo fue la hora señalada para ver un flor de macanón del cuatro de Boca. Hoy día lo llamaríamos blooper, pero en aquel momento no existían esos tecnicismos (?).
Tras un pelotazo largo de los tucumanos sobre el área de Boca, corrieron apareados Candedo y el Colorado Suárez. Remató el delantero, Suárez tapó con la pierna y la pelota quedó boyando. Ante la arremetida de Candedo, el defensor boquense la quiso poner en órbita y despejar lejos, pero lo único que hizo fue meter un zurdazo tres dedos que tras elevarse a unos seis o siete metros de altura, hizo una comba hacia el arco de Boca y superó de emboquillada la lenta salida de la Pantera Rodríguez. La pelota cayó, picó casi sobre la línea y se clavó en el ángulo del arco que da al Riachuelo.
Al baldazo helado de ver a los tucumanos ganando en La Boca se sumó, desde ya, la forma. Por suerte para Suárez, Maradona y Gareca dieron vuelta el resultado en los últimos minutos y lo dejaron un poquito mejor parado. Pero sólo un poquito.

El misterio de los Boca toons


En el segundo semestre de 2007, con el Mundial de Clubes asomando en el horizonte, hubo algunos cráneos que vieron nuevamente una oportunidad y pusieron manos a la obra. Así fue como a comienzos de septiembre, la agencia MKM Group se asoció con la productora Capítulo 2 y dieron vida a los Boca Toons, un producto que encaja en lo que se conoce como advertainment (la mezcla justa entre publicidad y entretenimiento).
Los Boca Toons eran una serie de dibujos animados donde los personajes estaban desarrollados en tecnología 3-D. Para su producción, tanto la agencia como la productora hacían cuentas para recuperar la guita invertida con la venta del formato y la publicidad, mientras que Boca Juniors se tiraba de lleno a exprimir las licencias de merchandising que el producto generara con la venta de juguetes, mochilas y otras yerbas (?).
Yendo al dibujo en sí, la historia era bien básica: la vida de los Della Bocca, una familia tradicional del barrio, que heredó la pasión boquense del abuelo inmigrante italiano, ex jugador del equipo de 1925 y maestro pizzero. Así, transmitido de generación en generación, Pepe y sus tres hijos Guillermina, Martincito y Carlitos se mostraban como los más fanáticos hinchas de Boca y orgullosos habitantes del barrio que también es República.
Hay que reconocer que la pizzería, atendida por su dueño, exageraba un poco al negarse a hacer deliverys al barrio de Núñez. Y si bien Pepe se la pasaba amasando, se las ingeniaba bastante bien para lidiar con los tres pibes: una nena de 12 enamorada de los jugadores, un futuro crack de 10 años y un bebé que lo único que hacía era tratar de escaparse a la Bombonera.
Las historias de vida iban a ser mechadas con información de actualidad sobre el club y con esperadas apariciones de los jugadores de Boca yendo a comprar grandes de muzzarella a la pizzería. La idea inicial era hacer desfilar los dibujitos de Palacio, Riquelme, Palermo e Ibarra. Hasta acá todo dentro de los límites previsibles. Pero ya el capítulo piloto dio algunas señales de despiste al otorgarle el mismo tiempo a un Román parado delante del pizarrón enseñando a hacer el Topo Gigio que al Gato Sessa metiéndole el planchazo en la cara a Palacio. Realmente inexplicable. En ese mismo capítulo también se pudo ver animaciones de Guillermo pintando grafitis en el Monumental y a Miguel Russo manejando un micro descapotable.

Así las cosas, la intención era mandarlo de lunes a viernes, cuatro veces al día, en capítulos de un minuto y medio de duración e intercalados en la grilla de algún canal de aire que quiera negociar el espacio.
El optimismo ante el inminente estreno planeado para fines de octubre, era desbordante. Y Fernando Safdie, presidente de la agencia MKM Group, soñaba despierto al mismo tiempo que vendía importantes cantidades de humo: “...esta idea genera una herramienta de advertaiment muy poderosa que cualquier marca estaría dispuesto a acompañar. También exploraremos plataformas gráficas como tiras en diarios e historietas en revistas y acciones con los Boca Toons en vivo, para que los sponsors puedan explotar promocionalmente el producto. Estamos en plena negociación con las marcas que podrían sumarse al proyecto, pero todavía no estamos en condiciones de anunciar oficialmente el cierre de ningún acuerdo...”.
La movida, pionera en Latinoamérica y diferenciada de los Barça Toons en el renderizado 3-D, seguramente le hicieron frotar las manos a quien venía galopando atrás de todo el proyecto, Orlando Salvestrini: "...a mí me preguntan cómo hacer para retener a Riquelme. Uno, así, puede generar seis o siete millones. El cartoon fue testeado con 200 chicos de la escuela de fútbol del club y, aunque faltan pulir detalles en los personajes y jugadores, el dibujo gustó mucho...”.

Sin más por agregar a esta enorme bola de nieve que se armó en un abrir y cerrar de ojos, nos queda para el final una pregunta: ¿cuánto duraron los Boca Toons en la tele? Aunque si nos ponemos más rigurosos la pregunta podría ser: ¿alguien sabe si los Boca Toons llegaron a estar en la tele?

lunes, 26 de octubre de 2009

Boca 1 - Benfica 1


En pleno auge del “fútbol espectáculo” impulsado por el Puma Armando, a mediados de 1968 se armó un mini torneo llamado Copa Ciudad de Buenos Aires que reunió a Boca con equipos importantes del momento como Benfica de Portugal, Nacional de Uruguay y el Santos de Brasil. Ojo, también fue invitado River para hacer que el fixture sea un poco más accesible.
Así fue como el 11 de agosto Boca recibió al Benfica en la Bombonera. Inesperadamente televisado sin aviso previo, según cuentan las crónicas, el partido fue un dolor de ojos debido en gran parte a las lluvias que cayeron ese día y los anteriores sobre la Capital Federal.
Sin embargo, hubo algunos pasajes que pusieron emoción en las tribunas de la cancha de Boca. Como los ventipico de minutos que jugó la “Pantera de Mozambique” Eusebio para los lusitanos. O los dos penales que cobró Guillermo Nimo. El de Boca a los veintisiete del segundo tiempo convertido por Chapa Suñé y el de Benfica, cuatro minutos después, hecho gol a través de Jacinto Santos.
Los once que puso en cancha el DT José D’Amico fueron Tarzán Roma, Meléndez, Ovide, Chapa Suñe, Rattín, Rogel, Cabrera, Muñeco Madurga, el Tanque Rojas, Mario Pardo y Omar Larrosa.
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(Muchas gracias a Guille por la colaboración)

sábado, 24 de octubre de 2009

El combo Rogelio Delgado + Gringo Sperandio (1987)


Favio “Gitano” Márquez


Desde ya que no es del todo justo sentenciar a Favio César Márquez por sus tres partidos oficiales en la primera de Boca. Pero la historia del xeneize está abarrotada de casos como el del Gitano, así que tampoco era cuestión de dejarlo pasar (?).
Delantero por las puntas surgido de las inferiores a mediados de los noventa y que, para bien o para mal, vio la luz del fútbol grande llevado de la mano por César Luis Menotti. De hecho el Flaco lo mandó a la cancha para quemarlo y de paso debutar la noche del 10 de septiembre de 1994. Fue contra Ñuls en Rosario por la segunda fecha del Apertura y el ingreso del Gitano faltando veinte minutos, sirvió para reemplazar a un desdibujado Silvio Rudman. Para ser sinceros, no es que el técnico lo haya puesto para que el pibe se saque las ganas. Había extrema urgencia por quemar las naves y zafar del papelón. ¿Por qué? Porque la Lepra estuvo casi todo el segundo tiempo con dos jugadores menos. Pero no hubo caso y el 0-0 final empezó a marcar el rumbo de ese Boca.
Entresemana conoció desde adentro el estadio Centenario de Montevideo. Jugó los noventa de la ida por los octavos de final de la Supercopa contra Peñarol. Pero los hechos marcan que hizo dupla de ataque con John Jairo Tréllez. Calculamos que debe haber sufrido el terrible golazo de Bengoechea que selló la victoria charrúa.
Pero no termina aquí la historia del Gitano. Por la sexta fecha de ese Apertura entró a corretear en el Palacio Ducó. Ingresó tras el descanso por el Manteca Martínez y con Boca ganando 1-0 gracias a un misil del Toro Acuña. Pero ese segundo tiempo fue una obra maestra del terror que incluyó tres goles del Globo para ver como la tortilla (?) se daba vuelta.
Lo único que queda por decir es... 3partidos, ninguno en la Bombonera, cero gol y toda su movilidad, rapidez y potencia fueron arrasadas por la falta de carácter de ese equipo versión Menotti. Estuvo en el club bajo las gestiones de Marzolini y Bilardo, pero la avalancha de compras, casi siempre delanteros, lo freezaron de lo lindo y apenas si pudo trotar en algunos amistosos.
Su carrera incluyó a Ferro, Santiago Wanderers de Chile, Deportivo Morón, Academia Viseu de Portugal y el Osorno de Chile.
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UPDATE enviado por Claudio Aiuto

viernes, 23 de octubre de 2009

Boca 6 - River 0: la goleada más grande en la historia del superclásico


A la eterna pregunta de por qué mucha gente toma 1931 como el año en que comenzó el fútbol en la Argentina, parece que de a poquito empezamos a encontrarle una respuesta. ¿Será que para algunos fueron épocas que conviene olvidar? Viendo cosas como la de este post, da toda la sensación que sí.
Porque tomar la decisión arbitraria de ignorar veintipico de años es difícil de entender. Por más que el fútbol se haya profesionalizado oficialmente en el 31. Sobre todo cuando en esos años previos, se fundaron los clubes, se jugaron torneos competitivos, nacieron muchas de las rivalidades que llegan a estos días y, para qué negarlo, se produjeron hechos históricos.
Como la visita de River a la cancha de Boca el 23 de diciembre de 1928. En esa jornada, ochenta años antes de presenciar otro hecho sin precedentes como ver a Boca primero y River último en una tabla de posiciones, se produjo la mayor goleada en la historia del superclásico. Fue paliza 6-0 a favor del xeneize y, aunque esta vez no fue la hinchada rival la que quiso terminar el partido antes, fue una verdadera lástima que el capitán de River le haya pedido al árbitro dar por finalizado el clásico cuando todavía faltaban siete minutos. Un gesto respetable, pero que ya anticipaba lo que iba a pasar tres años más tarde en el primer superclásico oficial.
Boca arrancó la tarde con tutti y antes de los cinco ganaba 1-0 con gol de Tarasconi. Al terminar el primer tiempo, la diferencia ya era de tres goles y dos jugadores más tras las deserciones de dos futbolistas de River por lesión. La segunda parte fue una fotocopia. Boca llegando por todos lados, haciendo tres goles más y viendo como un tercer jugador millonario enfilaba a las duchas antes de tiempo por otra llamativa lesión. Tras el sexto gol hecho por Cabecita de Oro Cherro faltando ocho minutos, el juez escuchó la súplica del capitán millonario, tomó nota de su pedido, se apiadó y bajó la cortina en medio de ruidosos festejos de la hinchada de Boca.
Los once que entraron en la historia aunque el partido se haya jugado antes de 1931, fueron Manuel Merello, Ludovico Bidoglio, Mutis, Médici, Fleitas Solich, Moreyras, Penella, Kuko (2 goles), Tarasconi (2 goles), Roberto Cherro (2 goles) y Evaristo.
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(Gracias a Guille por la foto)

jueves, 22 de octubre de 2009

Camiseta suplente gris con franja amarilla y detalles azules (2001)


Sin saber muy bien si fue para mejor o para peor, el invento Nike color gris usado en el año 2000, sufrió una leve modificación al año siguiente.
Así fue entonces como pudo verse a Boca el 3 de octubre de 2001 por la novena fecha del Apertura. Fue una noche de semana contra Central en la Bombonera y no llamó tanto la atención ver a Riquelme errar un penal como ver a Boca de gris con franja amarilla y partes azules en los costados. Ah, la espalda era gris con amarillo abajo.
Semejante combinación (?) por suerte no pudo hacer pasar desapercibido el triunfo 3-1 con goles de Walter Gaitán, Riquelme gracias a otro penal y Negro Martínez. Y para ser sinceros, la camiseta, usada esa única vez, se ganó esa noche casi la misma reprobación de la gente que el nueve visitante, Juan Antonio Pizzi, blanco directo de todas las cargadas.

martes, 20 de octubre de 2009

Carlos López


En tren de buscar causas, podemos suponer un par que acaso expliquen por qué el paso de Carlos Ángel López con la camiseta de Boca fue un fiasco. Porque aterrizar en el club a comienzos de 1984 y con 32 pirulos sobre el lomo, son dos elementos de peso como para ponernos muy exigentes a la hora del balance.
Número diez habilidoso y con personalidad, su arribo fue luego de una interminable trayectoria a nivel local e internacional. Su debut oficial fue el 19 de febrero de 1984 en cancha de Vélez. Esa tarde, Boca hizo de local en Liniers y empató 1-1 con Ñuls. Allí, López recibió la orden de su tocayo, el Zurdo, e ingresó por Carlitos Mendoza promediando el segundo tiempo. Se movió bastante, pidió la pelota, pero no pudo evitar el empate sobre la hora de la Lepra. Un empate que al final iba a ser clave en la temprana eliminación de ese campeonato Nacional.
Entre esos partidos del Nacional y los primeros del Metro, se dio el gusto de jugar sus únicos 10 encuentros oficiales en los que no pudo marcar goles. Y si seguimos buscándole justificativos, se imporne aclarar que una sola vez jugó los noventa minutos completos. Tanto Zurdo López como Dino Sani lo usaban como moneda de cambio a entrar o salir en cualquier momento. Pese a no poder demostrar sus condiciones ni tener continuidad, el misionero trató de remarla corriendo rivales y cuando se podía, armar una jugada. Cosa jodidísima en ese Boca.
En mayo, tras jugar un rato frente a Unión en la reapertura de la Bombonera, desapareció y nunca más se lo vio con la azul y oro en el pecho. Su carrera, de seiscientos y pico de partidos en total, incluyó a Estudiantes, Argentinos, Colón, River, Racing, Sarmiento de Junín, Vélez, Rivadavia, el Bolívar de Bolivia y el fútbol colombiano.

Selangor 1 - Boca 2


La estadía de Boca en Malasia a comienzos de 1982 duró menos que un suspiro. Sin embargo, no faltaron los detalles de color que adornaron con creces el amistoso contra el Selangor, campeón local en esos momentos.
El partido, jugado el 13 de enero, fue presenciado por 23.000 espectadores que le pusieron mucha pila para transformar el Merdeka Stadium de Kuala Lumpur en una especie de olla a presión. Y obviamente la presencia de Diego fue el motor para que al Selangor no le temblara el pulso y se reforzara a gusto y piachere sólo para ese partido. Así fue que se hizo de los servicios de Fandi Ahmad, crack de Singapur, y la temible dupla tailandesa: Pieu On y Sohn Chin.
Con los tres refuerzos afiladísimos y un estadio que se venía abajo, salió Boca a la cancha y formó filas para los fotógrafos. En ese momento, el Rey de Malasia irrumpió en pleno campo de juego para dar rienda libre a un capricho: hablar con Maradona. Tras saludar medio de compromiso al resto de los jugadores, se detuvo frente a Diego y le disparó: “...¿are you Maradona?...”. Diego se limitó a mover la cabeza para responder. Y la segunda pregunta fue el final de la charla (?): “...¿do you speak english?...”. Silencio del diez durante unos segundos hasta que cerró la entrevista con un tímido “no”. Su Majestad fue inmediatamente invitado a retirarse y pudo por fin comenzar el partido.
En los primeros minutos los malayos fueron un vendaval que cascotearon a Boca por todos lados. Para colmo a los 4, el refuerzo made in Singapur batió a la Pantera Rodríguez y desató la locura. Boca no hacía pie y en su primera llegada, a los 17, Maradona metió un bombazo que pegó en el travesaño y picó adentro del arco, pero el árbitro prefirió no dar el gol como válido. Selangor, mientras tanto, seguía rifando chances clarísimas que, obviamente, iba a lamentar más tarde. A los 18 otro bombazo, esta vez de Cacho Córdoba, se clavó en el ángulo y congeló a la multitud y a los jugadores locales. A partir de ahí, Boca tomó las riendas y comenzó a dominar el encuentro a un ritmo mucho más pausado.
En el comienzo del segundo tiempo un tanto de Diego puso el desnivel y dejó la chapa en un 2-1 final, que bien pudo ser goleada, si tenemos en cuenta las nueve llegadas claras de Boca contra el arco defendido por Arumugan.
La formación titular que mandó el Polaco Cap a la cancha fue Pantera Rodríguez, Huguito Alves, Pasucci, Ruggeri, Córdoba, Chino Benítez, Krasouski, Marito Zanabria, Gareca, Maradona y Mono Perotti.
Más allá de los golazos y del triunfo, la nota de la jornada tuvo lugar tras el partido. Ya de vuelta al Hotel Federal de Kuala Lumpur y para matar el tiempo, se armó un campeonato de natación en la píleta y de paso sobrellevar los 36 grados que con la humedad hacían el clima insoportable. Y en los desafios, Nelson Iturrieta les pasó el trapo a todos y ganó claramente el campeonato interno en los 25 metros estilo crol.

domingo, 18 de octubre de 2009

El General Juan Domingo Perón hincha de Boca


Hace un tiempo fue nota en los medios una declaración del veterano político Antonio Cafiero, donde expresa que a pesar de lo creído por la mayoría pensando que era de Racing, en realidad el Gral. Juan Perón era hincha de Boca.
Se dice que en una reunión de gabinete del gobierno de Isabel Martínez, la viuda de Perón, luego de la muerte de éste, se le preguntó y ella muy fresca respondió: “...el Gral. Perón era hincha de Boca...”. En su libro Testimonio también Cafiero cuenta que en 1953, él y Perón, presidente en ese momento, fueron al Monumental y presenciaron el fabuloso partido que Boca derrotó a River 3 a 2 con dos goles de Boca seguidos cerca del final, y que en esa oportunidad se lo vió a Perón gritar fervorosamente el tercer gol convertido por Rolando.
Lo que nadie recuerda es que en 1972, en plena campaña pre-electoral para elecciones nacionales, el presidente de Boca Alberto J. Armando había enterrado su pasado peronista para militar en la Alianza Republicana Federal, partido oficialista impulsado por el presidente de facto Alejandro Lanusse (fana de Boca), que postulaba la fórmula Ezequiel Martínez - Leopoldo Bravo.
En un reportaje de TV en esa época, Perón dijo: (siempre sonriente) “...soy hincha de Boca.... (pausa), de Boca pero no de Armando, eh?...” (siempre sonriente).
Al otro día Alberto J. Armando declaraba en los medios: “...soy Justicialista pero no de Perón....”.
Los años que siguieron formaron parte de otras historias que narraremos más adelante.
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Autor invitado Miguel Sarfson

Festejos Imborrables (XVII)


Gabriel Batistuta trepado al alambrado de Casa Amarilla un domingo por la mañana, frente a Racing y en lo que iba a transformarse en una paliza. Clausura 1991 (los dos que se abrazan abajo hacemos de cuenta que no están).

sábado, 17 de octubre de 2009

Bruno Urribarri


Si algo caracterizó a Boca como institución en la década de 2000, es el surgimiento de muchos e interesantes proyectos juveniles provenientes de la cantera de Casa Amarilla. Pero así como decimos una cosa, también hay que decir que la mayoría de esos interesantes proyectos, por h o por b, vieron frustrada su permanencia en el plantel profesional. Y ni que hablar de que puedan ganarse un lugar y jugar en la primera.
Uno de estos casos es el de Bruno Saúl Urribarri, marcador de punta izquierdo, hijo de un conocido político justicialista que llegó a ser gobernador de su Entre Ríos natal.
Pegó el salto en 2007, cuando Miguel Russo comenzó a rifar el Clausura en pos de ganar la Libertadores. Debutó oficialmente el 20 de mayo en la cancha de Quilmes cuando un mix de suplentes y titulares le ganaron 2-1 al Cervecero con goles de Palacio y Jesús Dátolo.
Entre esos últimos encuentros del Clausura y los primeros del Apertura, jugó en total 10 partidos y no hizo goles. De baja estatura (1,68), Urribarri en general cumplió buenas actuaciones y aportó veloces trepadas en ataque. Se notaba que no era un negado con la bocha en los pies pero su falta de cabezazo y marca le jugaron en contra. Y más en un plantel donde para empezar a hablar estaban Clemente Rodríguez (en el primer semestre), Morel y Krupoviesa.
Su despedida fue bastante oscura. Contra Colón en Santa Fe por el Apertura, Beligoy lo mandó a las duchas al toque de empezar el segundo tiempo en una de esas expulsiones que sólo se gana un pibe que recién empieza.
Y pese a su promisoria irrupción, nunca más jugó en Boca. ¿Qué pasó con Bruno Urribarri? Todo un misterio. Hasta donde sabemos, un grupo empresario compró su pase y lo llevó a Argentinos Juniors. Pero del Bicho, sin jugar ni siquiera un minuto, pasó entre gallos y medianoches al Asteras Tripolis de Grecia.
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(Gracias a Lucas Merolla por la foto de Urribarri. Lástima el acompañante)

viernes, 16 de octubre de 2009

Menos mal que era el Diego bueno (II)

La verdad que más allá de sus quiebres de cintura y sus goles a River, a Gambetita hay que reconocerle una virtud. Tras su ida del club, se las rebuscó para seguir ganándose la bronca de unos cuantos hinchas. Algunos prefirieron pensar más en sus logros (?) con la azul y oro, pero a otros nos fue imposible.
Y ya no hablamos del bochorno de taparse la nariz frente a la hinchada de Boca con la camiseta de Racing puesta. En diciembre de 1998, cuando ya le quedaba muy poca vida en la Academia, juntó fuerzas y se tiró a la pileta mangueando una oportunidad en River (click en la imagen para ampliarla, poder leerla y tratar de entenderla). Como podemos leer, a Dieguito no se le cayeron los anillos y vendió todo el humo posible para hacer de Núñez su lugar en el mundo.
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(Gracias a No llegaron al Olimpo por la colaboración)

miércoles, 14 de octubre de 2009

El Racing - Boca de la temporada 1988/89


La última fecha de la primera rueda del campeonato 1988/89 vistió al estadio Perón con un clima digno de una final. Porque si bien todavía faltaban otras diecinueve largas fechas para dirimir al campeón, hubo varios motivos que hicieron la llegada de Boca al Cilindro ese 22 de diciembre de 1988, bastante más caldeada que de costumbre.
El primer motivo, ineludible, era la tremenda pica entre Boca y Racing en la década del ochenta. Más ligada a problemas entre las barras que a otra cosa, cada cruce estaba en el puesto uno a la hora de imaginar incidentes y emboscadas. El segundo, detalle no menor, era la presencia de Marangoni, Barberón y Pastoriza, tres íconos de Independiente, defendiendo la azul y oro. Y el último, era un tema estrictamente futbolístico. El Racing de Coco Basile llegaba primero con 39 puntos y Boca segundo con 36. Y ese final de primera rueda otorgaba un bonus: los dos primeros de la tabla clasificaban directamente a la siguiente edición de la Libertadores. Pegadito a Boca venían Argentinos Juniors, Independiente y Español esperando un triunfo de la Academia para pegar el zarpazo, pasar al xeneize y entrar a la Copa. Y Racing, con un verdadero equipazo, se frotaba las manos recordando la panzada que se había hecho en la última visita de Boca a Avellaneda mientras soñaba dejarlo afuera de la Libertadores.
El partido, programado para un día laborable tipo cuatro/cinco de la tarde, se empezó a jugar con un calor de locos. Y tras un primer tiempo a puro nervio donde no pasó casi nada salvo una grave lesión de Hrabina. el descontrol fue tomando forma en el entretiempo con algunos petardos lanzados desde la popular local. Y de las amenazas se pasó enseguida a la acción. Porque la salida de los equipos y el árbitro para comenzar el segundo tiempo fue el principio del fin. Cuando Navarro Montoya se acercó al arco de la hinchada de Racing, se escucharon varias explosiones de bombas de estruendo y enseguida pudo verse al Mono tendido en el pasto, agarrándose la cabeza.
Se vivieron minutos de confusión porque varios jugadores de Boca se acercaron al Mono y hacían gestos pidiendo un médico. Los jugadores de Racing no durmieron la siesta y enseguida rodearon a Espósito para comenzar la tarea de ablande. Con el árbitro en plena área tratando de descifrar qué había pasado, los proyectiles podían verse volar a simple vista. Y a metros del juez, la ligó también Juan Simón, quien cayó tendido en el suelo mostrando un corte con sangre en uno de sus pómulos. Inmediatamente Espósito hizo señas inconfundibles de que el clásico se suspendía y enseguida, más confusión. Remolinos de jugadores nerviosos yendo y viniendo. Los de Racing que empujaban al árbitro para que no salga del campo de juego. Pilas y piedras que rebotaban contra el pasto tiraban por la borda algunas declaraciones insólitas que minutos después haría Juan De Stéfano, sugiriendo la simulación de un desmayo por parte del arquero de Boca. Lo concreto es que un doctor comprobó un problema auditivo en uno de los tímpanos del Mono y el más que evidente corte en la cara de Simón.
Con el clásico suspendido, el resultado no pasaba a ser un tema menor. La decisión del Tribunal iba a definir nada menos que una plaza a la Libertadores. Y descartando de plano la opción de jugar el tiempo restante por el comienzo de las vacaciones, la proximidad del inicio de la Copa tras las vacaciones, exigió un resultado de escritorio.
De todas maneras, Racing no se dio por vencido y cambió de estrategia en los días siguientes. Lanzó la afiebrada teoría de infiltrados de Boca en la tribuna de Racing para perjudicar a la Academia. Una locura. Lo concreto es que el paraguas enorme que trató de abrir el presidente de Racing no evitó que el Tribunal tomará una decisión inapelable: dar el partido por ganado a Boca 1-0 y descontarle dos puntos a Racing al finalizar el campeonato.
Los once que mandó Pastoriza a la cancha esa tarde bien movidita, fueron Mono Navarro Montoya, Ruso Abramovich, Simón, Cucciuffo, Hrabina, Villarreal, Marangoni, Chino Tapia, Alfredo Graciani, Walter Perazzo y Porota Barberón.

martes, 13 de octubre de 2009

Daniel Tilger


A fines de la década del ochenta y principios del noventa, la promisoria irrupción de un juvenil delantero en la primera de Boca nos hizo creer a muchos que semejante desfachatez (?) en su look, tenía que ir sí o sí de la mano de una enorme desfachatez para jugar. En criollo, un tipo con mucho potrero, desequilibrio y gol. Pero las apariencias, evidentemente, pueden engañar.
Daniel Alberto Tilger, puntero veloz y gambeteador, algo embarullado pero punzante, debutó oficialmente el 23 de febrero de 1989, en un mix de titulares y suplentes que armó el Pato Pastoriza para enfrentar al Sporting Cristal, en Lima, por la Libertadores. Esa noche, entró faltando veinte minutos por el Coya Gutiérrez y con el partido 0-0 para tratar de lograr un triunfo clave. Pero faltando cinco minutos los peruanos se despacharon con un gol impensado que tiró por la borda todo el esfuerzo del rejuntado. Podemos decir entonces que fue un estreno con algo de mala fortuna (mmm...).
Su primer partido completo fue a los pocos días. Y la visita del Boca puntero del campeonato al Chateau Carreras para enfrentar a Talleres terminó con un nuevo 0-1 en contra (mmm... qué casualidad).
Tras integrar algunos mulettos en la temporada 1989/90 cuando el Boca de Aimar se tiró a ganar la Supercopa, Daniel Tilger tuvo, finalmente, su tarde de gloria. Fue el día de la madre de 1990 cuando Boca visitó a Vélez en Liniers por el Apertura. Entró faltando media hora por Tapia y luego de una increíble pisada con taco incluido, desbordó por la derecha y metió un centro bien pasado para que Moya fusile de cabeza al Pato Fillol y ponga el 1-1 final. Esa gambeta pareció ser el trampolín de despegue para que empiece a jugar más seguido. Pero no.
Luego de dos puñados de minutos más en ese campeonato (derrota con Español en la Bombonera y 0-0 con el Pincha, mmm..... cuantas caualidades) y tal vez cansado de no poder ganarse un lugar en más de un año y medio con la primera, agarró lo que vino y con veinte años se fue al fútbol cafetero.
En total dejó la estadística de 10 partidos oficiales jugados y cero gol convertido. De esos diez partidos que disputó, Boca ganó sólo 2 y perdió 5 (mmm.... ¿más casualidades?).
Su carrera fue un desfile casi incesamente e incluyó a Once Caldas, Independiente (Santa Fe), América de Cali, Deportes Quindio, Deportivo Cali, Junior y Millonarios. Tras su pesetero paso por Colombia, volvió a la Argentina para traerle suerte a Unión de Santa Fe, Argentinos Juniors, Nueva Chicago, Lanús, Tiro Federal y El Porvenir.
Lo último que supimos fue su arribo al fútbol uruguayo en 2008 para recalar en el Durazno FC. Esperamos que el durazno no se pudra.
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UPDATE
Ya retirado lo pudimos ver con los colores de Boca jugando el torneo Super 8 de ex jugadores. Y su debut fue haciendo realidad lo que tendría que haber hecho 20 años antes: convirtiendo un gol para el 2-0 final a Independiente.

lunes, 12 de octubre de 2009

Los dos de Maradona a River en el 81




Como sin querer queriendo inclinar la balanza en el reciente debate (?) de si el Diego es ídolo de Boca o no, llegó la hora de ponernos un poco nostálgicos, retroceder veintiocho años y situarnos tal vez en el preciso momento en que el Diez se metió definitivamente en el corazón de la hinchada.
El viernes 10 de abril de 1981, viernes Santo para ser más precisos, un verdadero diluvio cayó sobre Buenos Aires. Y por la noche, hora señalada para el comienzo del superclásico por la fecha 10 del Metro, en la Bombonera caían literalmente de punta y no había paraguas que aguante. Hecha la introducción, solo resta clavar los frenos en el minuto 22 del segundo tiempo.
Con Boca ganando 2-0 gracias a dos estiletazos de Miguelito Brindisi y la Bombonera encaminándose a una fiesta, Cacho Córdoba tomó la pelota en su puesto, sobre la izquierda de la defensa de Boca, y se mandó una patriada gambeteando camisetas de River a lo loco. Tras cruzar toda la cancha en diagonal y llegar a la derecha del área de Casa Amarilla, enganchó y tiró el centro al medio del área. El que venía entrando era el Diez con la camiseta de Boca llena de barro. La paró, le salío Fillol y lo dejó tirado en el pasto enganchando hacia adentro y gambeteándolo. Cuando iba a definir,esperó unos segundos para dejar que llegue desesperado el Conejo Tarantini, quien voló en la línea del arco para tratar de atajar aunque sea con la mano la definición magistral de Maradona. Golazo, delirio, paraguas que volaban por el aire y partido liquidado.
Pero como si semejante obra no fuera suficiente, en la segunda rueda de ese campeonato, Diego Armando le sacó fotocopia al gol e hizo uno casi igual pero en el estadio Liberti. Tras un centro de Pichi Escudero y un cabezazo fallido del Mono Perotti, le pelota se elevó y terminó cayendo en los pies de Maradona que casi estaba entrando sobre la derecha del área chica. Le salió Fillol, lo gambeteó abriéndose sobre su derecha y picó la pelota para pasarla por arriba del despelote que era el área de River. El que llegó desesperado al cierre sobre la línea del arco fue nuevamente el Conejo Tarantini, quien en un último esfuerzo intentó saltar y sacar la pelota de cabeza pero no hizo más que hacer el ridículo por segunda vez. Nuevamente golazo y nuevamente delirio, aunque esta vez sin paraguas tirados al aire pero viendo al Diego saltando con los puños apretados frente a la soleada pero siempre fría San Martín.
El romance iniciado con un no rotundo a la oferta para jugar en River, más su arribo a Boca, fue tal vez sellado a fuego con estos dos goles casi calcados.

Droopy (III)


Fotocopias La Bombonera en Bogotá, Colombia.
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(Gracias a Walter Duer)

sábado, 10 de octubre de 2009

El campamento de verano Boca Juniors en Texas (Estados Unidos)


Es verdad que a esta altura ya no debería sorprendernos nada que tenga que ver con Boca Juniors. Pero siempre aparece algo que hace la excepción. Y acá estamos entonces, tratando de entender un poco esta movida que llegó a nuestras manos (?) gracias al chiflido de Sebastián Ferreira.
La historia de Boca Juniors Fútbol Club en Texas, se remonta a agosto de 1997, cuando Richard Martínez dio el puntapié inicial y formó dos equipos con el fin de darle una mano a los pibes de la zona y crear un lugar de reunión y contención para la familia. El objetivo principal, en resumen, era educar en el deporte y preparar al joven como persona para la ser parte de la sociedad de la que tendrá que ser parte.

Actualmente hay más de veinte equipos de pibes y pibas que van desde los 4 a los 22 años, y de más está decir que también se pone hincapié en la preparación física y técnica del jugador. Sino la participacón del club en las ligas Clásico Norte Dallas, Academia Premier Dallas, Asociación Plano de Fútbol Juvenil y Asociación Oriente de Fútbol Dallas, sería como cebollita. Y no es así. Ya que el Boca Juniors Fútbol Club del Este de Dallas, Texas, tiene varias vueltas olímpicas sobre el lomo. Como debe ser.

jueves, 8 de octubre de 2009

Julio César Cáceres


Tras la salida del Cata Díaz, después de ganar la Libertadores 2007, Boca se quedó definitivamente sin un primer marcador central como la gente. La dupla central del Apertura y el Mundial de Clubes estaba integrada por Johnny Maidana y Gabriel Paletta, lo cual era garantía de huevos en la garganta para el hincha xeneize.
Lógicamente, sin Román y sin un dos decente, no se ganó nada. Pero el 2008 empezó con aires nuevos, volvió Román, llegó Ischia y llegó el tan añorado último hombre. Julio César Cáceres tenía pasado gallináceo nada menos, así que se lo miró con la lógica desconfianza. Sin embargo, tras debutar en un clásico, con victoria y murra al Burrito Ortega incluida, todos soñamos con que había nuevo caudillo del fondo. Al fin de cuentas, tampoco era delirante creer que un jugador paraguayo, marcador central por añadidura, con experiencia europea y de selección, tenía que aportar voz de mando, juego aéreo en las dos áreas, garra, aspereza en la marca, seguridad, firmeza…
Pero, se sabe, una golondrina no hace verano. Por eso, la desilusión tardó un suspiro en llegar. Tanto en el Clausura como en la Copa Libertadores, Cáceres empezó a mostrar un nivel desconcertante, y no precisamente por lo brillante. Es que pocas veces se ha visto un jugador, marcador central para empezar, y paraguayo, para peor, que no cabecee. Ni en el área ajena, ni en la propia. Para colmo, considerando que el número dos es el bastonero del fondo, el mutismo de JC era, como mínimo, preocupante. A eso se le sumaba cierta propensión a hacer goles… en su propio arco. Gol contra el Rojo para arrancar perdiendo, y un mes después gol ante el Atlas por la Copa, para abrir el 1-3 a favor del equipo mexicano. “Se tiene que adaptar”, tratábamos de convencernos. Pero la cosa no hacía sino empeorar con distracciones increíbles que nos costaban goles claves y, tal vez lo peor, con cierta displicencia para jugar, una suficiencia propia de un Baresi, claro que sin las condiciones del mítico libero milanés, que tenía nefastas consecuencias para el arco xeneize.
Como si todo eso fuera poco, el paraguayo, tan calladito él dentro del campo de juego, decidió abrir la boca para tirar una andanada de bombas justamente contra Juan Román Riquelme y antes del Superclásico del Apertura. En ese momento creo que todos los hinchas de Boca nos dimos cuenta que además de ser un pésimo jugador, no le llegaba el agua al tanque.
Por suerte para él, Román le recordó quién es quién en Boca y lo mandó a guardar. Se ve que también le tocó el orgullo, porque de allí al final del torneo se vio lo único bueno de Cáceres en Boca. Una vez conseguido el título y lograda la vuelta olímpica y cuando todo hacía pensar que ese era el verdadero nivel de Julio César Cáceres, nuestro estimado volvió a las andadas en 2009, cayendo en un pozo ciego del que ni siquiera lo ayudó a salir la banca a prueba de balas del Coco Basile y que se grafica inmejorablemente con el pase gol que le metió a Jara en el partido contra Godoy Cruz. Ese día fue consagratorio para el jugador del Tomba, y debió ser el último partido de Cáceres en Boca. El Coco lo bancó contra Estudiantes, pero otra actuación para el olvido le quitó el respaldo. Una sorpresiva –y sospechosa– lesión lo dejó afuera contra Vélez.
Esta historia ¿continuará?
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Autor invitado: Beto

miércoles, 7 de octubre de 2009

El partido de tenis entre Gaudio y Moyá en plena Bombonera


El 14 de febrero de 2009 cuando Pompei pitó la finalización del primer tiempo en la Bombonera, muchos trataron de desperezarse luego de cuarenta y cinco minutos aburridos y sin goles frente a Ñuls. Otros tantos habrán cerrado los ojos deseando que de una vez por todas Ischia mande a la cancha a Martín Palermo luego de varios meses tras su rotura de ligamentos. Y no pocos, se habrán mandado un importante pique para llegar primero y clavarse un chori. Pero seguramente lo que nadie esperó fue, de golpe y porrazo, ver convertida el área de Casa Amarilla en un court (?) de tenis.
Allí, Gastón Gaudio y Carlos Moyá brindaron una exhibición tras el sorteo de la Copa Telmex hecho horas antes. Obviamente el objetivo era manijear la Copa en cuestión que comenzaba al día siguiente.
No está demás aclarar que los raquetazos despertaron algún que otro chiflido contra el hincha de Independiente y cero emoción en la gente que, a esa altura, no esperaba ni por las tapas (?) ver dos goles de la Lepra en el segundo tiempo.

martes, 6 de octubre de 2009

Jorge Cecchi


Es un hecho que a las jóvenes promesas surgidas de La Candela, y de Casa Amarilla más para acá en el tiempo, les cuesta un Perú asomar la nariz en la primera de Boca y mucho más afirmarse y ganarse un lugar. Pongámonos entonces un segundo en la sufrida piel de Jorge Carlos Cecchi, quien tuvo que intentar pegar el salto a comienzos de 1981.
Para situarnos en contexto imaginemos las chances con que contó este delantero de punta habilidoso, cuando en ese momento cayó un malón de refuerzos a Boca para formar prácticamente una selección. A saber: Maradona, Brindisi, Escudero, Trobbiani y Morete más nenes que venían de antes de la chapa de Perotti, Mastrángelo y Muñeco Outes. Tal era el escenario que un joven Flaco Gareca fue cedido a préstamo a Sarmiento de Junín para que pueda correr un poco. Lo de Cecchi entonces era una misión imposible.
Pese a todo, tras ser convocado a algunos seleccionados juveniles, debutó oficialmente en Boca con apenas dieciocho años recién cumplidos. Fue el 5 de abril de 1981 en una soleada tarde de triunfo 2-0 a Independiente en una Visera que vio como la tribuna visitante se colmaba como pocas veces. Entró para jugar el segundo tiempo en reemplazo del Mono Perotti y seguramente se habrá sentido feliz de ganar una batalla.
En ese abril jugó dos ratos más. En la derrota y la pérdida del invicto frente a Velez en Liniers y en el triunfo contra Argentinos Juniors en la Bombonera, partido en el que casi arruina el segundo gol de Boca tras un pésimo control de pelota en pleno contrataque hacia el área de Casa Amarilla y con el arco del Bicho desguarnecido.
Ya no vería más flashes en aquel año a excepción de un partido por el Nacional. En 1982, con técnico nuevo y un plantel algo más reducido y bastante más devaluado, Cecchi contaría con algunas chances más. Pero nunca las pudo aprovechar y mucho menos dejar su huella en las redes contrarias como era su costumbre en las inferiores. Tras algunos encuentros del Nacional y otros de una Libertadores que no fue prioridad, se puso la camiseta por última vez en septiembre para formar un equipo suplente que ya eliminado fue para cumplir y perder 0-1 con River en Núñez por esa Copa.
Sus números finales indican 12 partidos jugados, cero gol convertido y un montón de sueños que se vio obligado a trasladar a Mendoza cuando a comienzos de 1983 fue cedido a préstamos al Gimnasia de esa provincia.
De más está decir que nunca volvió a Boca y siguió su carrera en el ascenso. Hasta donde sabemos, con las camisetas de Temperley, Almirante Brown, El Porvenir y Tigre.

Martín Palermo (II) - El gol de cabeza a Vélez casi desde mitad de cancha


Son muchos los nombres y apodos que han definido a Martín Palermo. Desde el simple “Martín” que lo identifica inequívocamente, hasta el filosófico “Optimista del gol” de Carlos Bianchi, pasando por el Loco, el Titán, etc.
Lo cierto es que los calificativos nacen en situaciones especiales. Estos hechos nos convierten en testigos de algo especial, y en el caso de Palermo, de lo sobrenatural.
El 4 de octubre de 2009 pudimos observar una nueva prueba de ello con un gol de cabeza desde 40 metros, nada menos que al Vélez campeón de Gareca, dándole la victoria a su equipo en una de las peores rachas xeneizes de la historia.
Más allá del rótulo que lo defina, es indudable que estamos ante un superhombre-profesional, que nos demuestra que es imposible cambiar el destino. Y como en las películas “Destino Final”, no importa lo que hagan sus personajes. No evitarán lo inevitable.
Ese día el arquero salió a despejar, Palermo cabeceó casi en el medio de la cancha y la pelota se fue derechita hacia el arco del Fortín.
Se puede decir que Palermo no hizo nada. Así lo expresó en el festejo del gol, abriendo sus brazos a la tribuna, levantando los hombros y las cejas como diciendo “...qué le voy a hacer...”, y reverenciando a la hinchada en señal de agradecimiento. Todo esto con una humildad terrible... dando a entender que la aclamación era inmerecida.
En parte nadie le creyó, porque todos saben que es uno de los mejores cabeceadores de la historia del fútbol... pero no importa. No importa si patea con ambos pies, con los ligamentos rotos, con las muletas, o de otras 200 formas. Es su destino final.
Palermo es un hombre marcado por el destino para meter goles, romper récords y resurgir de sus cenizas, aún en contra de su voluntad.


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Autor invitado: el Dr. Anchorena Bergés

lunes, 5 de octubre de 2009

Combinado de París 3 - Boca 6


Si bien es la más famosa de todas, la gira de 1925 no fue la única que realizó Boca yirando por el Viejo Continente. A comienzos de la década del cincuenta hubo otra excursión que fue un poco más corta pero que cosechó importantes resultados a nivel deportivo. Y un debut a todo trapo.
El 10 de diciembre de 1953 en Francia, más precisamente en el Parque de los Príncipes, Boca se presentó ante un Combinado de clubes parisinos y lo paseó de comienzo a fin. Le metió seis, erró un penal y se ganó el reconocimiento por la brutal diferencia que marcó en el campo de juego.
Con tres goles de Fernández Real más los de Montaño, Vairo y Edwards, el xeneize levantó el telón de una gira que tras seis partidos lo iba a encontrar sin conocer la derrota y con un par de goleadas a favor.
Los once que formó el técnico Mario Fortunato fueron Musimessi el arquero cantor, Colman, Edwards, Lombardo, Acosta, Natalio Pescia, Herminio González, Montaño, Fernández Real, Vairo y Busico.

domingo, 4 de octubre de 2009

Jorge “Ruso” Ribolzi


A Jorge Daniel Ribolzi le bastaron sólo dos partidos como técnico de Boca para demostrar un par de cosas. La primera, ser una mano derecha de confianza para Coco Basile en lo que era su primera incursión en el mundo Boca. Y la segunda, ser un tipo bastante piola.
Para lo primero, no descubrimos la pólvora al hablar de la confianza de Alfio hacia el Ruso. Basta con ver que los dos partidos de Ribolzi DT fueron, aunque por circunstancias muy diferentes, para aguantarle los trapos a su amigo.
El primer partido fue el 18 de mayo de 2006. Con el bicampeonato local abrochado, la dirigencia armó varios amistosos para rellenar los días pre-mundial de Alemania. Y como el 17 Boca debía jugar en Honduras, se armaron dos grupos diferentes. Así fue como el Ruso encabezó un muletto (reforzado con Guillermo y Palermo) que se presentó en Israel para ganarle 1-0 al Maccabi con gol del Titán de penal.
Su segundo partido al frente del xeneize fue el 3 de septiembre de 2006 pero ya por los puntos y en una Bombonera pasada por agua. Y acá es donde demostró ser un tipo más que vivo. Con Basile en Londres debutando en su segundo ciclo al frente de la selección Argentina, el Ruso quedó a cargo, no tocó nada y dejó que la Ferrari siguiera su marcha triunfal. con piloto automático. Sentido común que no tuvo el técnico que iba a venir unos días después. Fue 2-0 a Estudiantes por la quinta fecha del Apertura en un partido que pudo haber terminado con varios goles más. Goles que Boca no quiso hacer ya que terminó atajando Pablito Alvarez para el Pincha.
Resumiendo, 2 partidos, 2 triunfos, 3 goles a favor, cero en contra y un curso acelerado de técnico para un tipo que ya como jugador se había recibido de ídolo.

sábado, 3 de octubre de 2009

Festejos Imborrables (XVI)


El paragua Cabañas cumpliendo una promesa luego del 3-1 a Platense mientras la cancha de Independiente se venía abajo. Boca casi campeón del Apertura 92.

viernes, 2 de octubre de 2009

Marcelo Yorno


A diferencia de un Merlo o un Pogany, Marcelo Arturo Yorno sabía perfectamente qué lugar venía a ocupar en Boca: el banco de suplentes. Para esa época, mediados de los noventa, el Mono Navarro Montoya era amo, dueño y señor del arco boquense y no había Supercopa ni rotación que valga. Sin embargo, Yorno podrá contarle a sus nietos que atajó algunos partidos para el xeneize. No en las mejores circunstancias, pero estar bajo los tres palos, estuvo.
Y si tenemos que hablar de su debut, ya nos vemos obligados a viajar mentalmente a una noche nefasta: sábado 9 de diciembre de 1995. Por la fecha 18 del Apertura, Boca visitó (?) a Estudiantes en cancha de Independiente. Y si bien la tabla dejaba ver un segundo puesto detrás de Vélez, la realidad mostraba el ánimo por el piso tras el mazazo del 4-6 con Racing seis días antes. Fue así que con la obligación de ganar o ganar para meterle algo de presión al Fortín, Boca fue un manojo de nervios. Y eso que la noche empezó bien rumbeada con la expulsión del Rulo París y un gol de la Tota Fabbri. Pero a la media hora, el Orejón Crespi echó al Mono y a Martín Palermo y Marzolini tuvo que despertarse de la siesta y laburar un poco. Nada del otro mundo, pero sacó al Colorado Mac Allister e hizo debutar oficialmente a Marcelo Yorno.
Pero el debut terminó de la peor manera. Tuvo que ir a buscar la bocha dos veces al fondo del arco y la derrota final 1-2 entregó el campeonato servido en bandeja a Vélez. Ni más ni menos. No es que Yorno haya sido responsable del hundimiento del Titanic pero tampoco ayudó mucho con su salida desesperada para tratar de atorar a la Fiera Maciel en el segundo gol Pincha.
Tras la debacle, Yorno tuvo su revancha a la semana siguiente. Fue titular frente a Español en la Bombonera en el cierre de ese campeonato. Casi sin pestañear vio de cerca como el Gallego se puso rápidamente dos goles arriba. El empate final 2-2 maquilló una noche de sábado caliente que incluyó la bandera “Gracias x el campeonato” y la devolución a Maradona de su camiseta regalada a la platea baja.
Con la partida de Marzolini y la llegada de Bilardo, Yorno comió más banco y recién jugaría su tercer y último partido oficial en Boca, en la última fecha del Clausura 96, un empate nuevamente frente a Deportivo Español pero esta vez 1-1 y en Bajo Flores. Con el fin de la temporada, armó los bolsos y se fue a Unión, con quien visitó la Bombonera un par de meses después en el Apertura. Esa tarde, cambió el buzo con el Mono y terminó siendo actor involuntario del puntapíé inicial en la guerra de Navarro Montoya y Bilardo.
Su carrera, iniciada en Cipolletti de Río Negro, Estudiantes y Central, siguió en Unión, Deportivo Español y nuevamente en Cipolletti. Para el final nos queda la enorme duda de qué hubiera sido de Yorno si aguantaba tres meses más en Boca. Tras la salida del Mono en noviembre, se le hubiera allanado bastante el camino y más teniendo en cuenta que hubiera peleado el puesto nada más ni nada menos que con Sandro Guzmán.

jueves, 1 de octubre de 2009

La historia de la bandera armada por hinchas de Boca en Hamburgo


La popularidad de Boca no es noticia. Desde sus inicios supo ganarse el cariño y la pasión del barrio condenando a River al exilio tras fracasar en su intento de prevalecer en la República de la Boca. Desde entonces más de 100 años han pasado y la popularidad de Boca Juniors sigue y sigue creciendo. Sobradas muestras hay de este hecho, desde la Gira de 1925 con Toto Caffarena como el Jugador Número 12, hasta la invasión xeneize en las tribunas japonesas en 2000.
Sabemos que Boca es popular. Pero nunca viene de más un recordatorio de esto. Por eso, he aquí posando para la foto unos circunstanciales hinchas de Boca con bandera improvisada durante el empate en un gol de Boca en su gira por Europa el 4 de Enero de 1964.
Esto fue publicado en la revista “El Gráfico” y la pequeña nota iba acompañada de lo siguiente:
“Una bandera de Boca en Hamburgo… Una bandera pintarrajeada con azul y oro, con un asta improvisada, con algunos flecos en la tela descuidada… Pero una bandera de Boca en Hamburgo. Y el canto del “¡Dale Boca!”, en lengua castellana, con el mismo acento porteño de nuestras canchas, con el mismo acento y la misma música…
En Hamburgo hay hinchas de Boca…
Eran los tripulantes del “Artillero”, un barco argentino con escala en la capital alemana. Un grupo de porteños que querían gritar a Boca, que querían que Boca sintiera la familiaridad de un aliento que estaba muy lejano.
Le pidieron una bandera a Pupilli. Pero el sábado ya el utilero había despachado todos los elementos de la delegación. Y entonces, con un lienzo de a bordo, fabricaron una burda, sin la tela lujosa de las banderas boquenses. Nada más que un lienzo, que no ondeaba, que no alcanzaba a parecer una insignia azul y oro. Coloreada con un pincel y una pintura que siempre colorearon las chapas del casco de las chimeneas…
No importa… En Hamburgo hacía falta una bandera de Boca. De cualquier tela, con un azul y amarillo desteñido… Pero en Hamburgo, con muchos grados bajo cero, lejos de la ribera porteña, era suficiente. Su significado era mucho más importante que el que pudo tener una confeccionada con rica tela.
¡En Hamburgo hubo hinchas de Boca…!”
Así es como fue narrado por “El Gráfico” que acompañaba la gesta gloriosa de Boca. Una bandera que no podía ser más meritoria porque fue hecha con pintura de barco, como si fuera un inimaginado homenaje al barrio en el que las casillas de zinc se pintaban de multicolores con las sobras de la pintura de los barcos que recalaban en la zona. Una bandera que además fue hecha con algo que es característico de Boca y que ha quedado plasmado en ese símbolo: el Esfuerzo.
Y así es Boca, acá, en la China… ¡y en Alemania también!
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Nota: Puesto que el texto lo menciona, por si acaso, se ha de mencionar que Pupilli era un personaje de Boca que durante largos años fue encargado de la utilería después de haber hecho inferiores en el club. Un caso parecido, salvando las distancias, al de Roberto Prado.
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Autor invitado: Javier "Alois Fisher" Vaca