miércoles, 30 de septiembre de 2009

Boca 1979


Arriba: Capurro, Carlitos Squeo, Pancho Sá, Loco Gatti, Juan Ramón Rocha y Bordón. Abajo: César Lorea, Chino Benítez, Falopa Randazzo, Colorado Suárez y Carlos Salguero.

martes, 29 de septiembre de 2009

Jorge Pantaleón Insfrán


Detrás de Edgardo La Fata, empiezan a encolumnarse otros casos de jugadores que no aportaron casi nada a la primera de Boca, a excepción de dejar grabado en la pared del Museo un nombre bastante llamativo.
Es hora entonces de homenajear un poco a Jorge Pantaleón Insfrán, delantero nacido el 27 de julio de 1950 en Luque, Paraguay. Su arribo al club, a mediados de 1980 para afrontar el campeonato Nacional, fue anunciado como la llegada de un eficaz cabeceador guaraní. En fin, mejor cambiemos de tema.
Debutó oficialmente el 14 de septiembre de 1980 en el triunfo 2-0 a Unión en la Bombonera. Tras ver el gol de Ribolzi sentado en el banco de suplentes, recibió el grito de Rattín en el segundo tiempo y entró para reemplazar a Sergio Apolo Robles. Sin embargo, el paraguayo no pudo dejar su huella como sí lo haría esa tarde el Muñeco Outes sentenciando de cabeza a Nery Alberto Pumpido.
Jugó en los partidos siguientes pero siempre entrando sobre el final. Técnicamente fueron 5 encuentros oficiales, pero contando minutos netos, si completó noventa es un milagro. Obviamente no hizo goles, y aunque cueste creerlo tocó muy poca pelotas, dejando así una imagen pálida en un Boca ídem. En resumen, estamos hablando de un tipo alto, aparatoso y lento en sus movimientos, que tras finalizar ese campeonato desapareció del mundo Boca de un día para el otro.
De todas maneras, si nos basamos en la foto, no se lo nota muy preocupado por ser un habitué de los bancos de suplentes durante su fugaz paso por el xeneize (foto en Vélez la tarde donde el gordito de Maradona le clavó cuatro pepas a Gatti en la derrota 3-5 con el Bicho).
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(Gracias a Guille por la foto)

domingo, 27 de septiembre de 2009

Juventud Antoniana 2 - Boca 2


En mayo de 1985, días después de prestarse al bochorno en un amistoso contra Guaraní A. Franco de Misiones, el Boca de Di Stéfano se embarcó en otra patriada que, pese a no terminar en escándalo ni goleada, fue también bastante penosa.
En el marco de un cuadrangular organizado por "Sandoval Producciones" (?), Boca, River, Juventud Antoniana de Salta y Gimnasia de Jujuy se iban a cruzar en un mini torneo concebido con un terriblemente dudoso sistema de competición.
El 4 de mayo debían jugar Juventud Antoniana - Boca en el estadio de GImnasia y Tiro de Salta. Ese mismo día también se enfrentaban Lobo jujeño y River en la Tacita del Plata. Y veinticuatro horas más tarde, sin importar cómo salieran los partidos, habría doble jornada en Jujuy. Primero jujeños contra salteños y más tarde, el superclásico del fútbol argentino. ¿Cómo se iba a definir a un campeón? La verdad, no tenemos ni la menor idea.
El arribo de la delegación a Salta la linda, ya mostró los primeros percances. De hecho, un señor apellidado Ovando, socio del empresario organizador Gustavo Sandoval, se presentó en el lobby del hotel y se disculpó con los dirigentes de Boca Bozzolasco, Jorge Ameal y Raul Martín por no poder pagar en ese momento tal como se había acordado: "...no podemos ahora, pero la plata va a estar mañana en Jujuy...".
Lo concreto es que el sábado 4 Boca fue a Salta y mandó toda la carne al asador con Gatti, Plumero Gómez, Otero, Flaco Fornés, Di Natale, Olarticoechea, Di Gregorio, Sisca, Sergio Giachello, Chino Tapia y Alfredito Graciani.
El partido, en un campo de juego imposible, terminó en un vibrante y emotivo 2-2. Pero lo mejor estaba por venir. Tras el empate, Boca debía abandonar el hotel Huaico-Salta para tomar el micro a Jujuy y llegar con tiempo para la jornada definitoria del día siguiente. Pero los problemas siguieron a niveles insospechados. La conserjería no quería dejar ir al plantel ya que nadie había pagado las habitaciones utilizadas. Tras un rato de tensión y varios llamados telefónicos, tuvo que mediar un representante de AFA para destrabar el conflicto y permitir que los jugadores pudieran subirse al micro y rajar de ese bochorno que crecía como una bola de nieve.
A las ocho de la mañana del domingo 5, ya instalados en Jujuy, aparecieron unos cheques para cancelar el pago por la presentación del equipo titular. Pero los cheques eran diferidos y a los premios, para hablar en criollo. Encima, lo peor fue ver que el importe era bastante menor del cachet que se había pactado. Como a River le pasó algo parecido, hubo acuerdo rápido entre ambos dirigentes y decidieron plantarse, evaluando la posibilidad de no concurrir al estadio hasta que se salde la diferencia de guita.
Como Sandoval no pudo responder los llamados, los equipos de Boca y River se pusieron firmes y no se trasladaron al estadio, dejando de esta manera trunco el cuadrangular. Lo más bizarro fue que a las 12.30 de ese domingo, y ya con 3500 hinchas sentados en las tribunas, los altoparlantes de la Tacita del Plata tuvieron que decir la verdad y anunciar la suspensión del Boca - River. Tras algunas escenas de nerviosismo, se invitó a la gente a pasar por boleterías para recuperar la plata de las entradas. Plata que tuvo que devolver en ese mismo momento Gustavo Sandoval, un sargento ayudante del Ejército Argentino devenido en empresario al que, evidentemente, le salió todo para la mierda.
Días más tarde, consultado Sandoval acerca del tremendo fracaso, tuvo rapidez para escudarse y poner a salvo su incipiente profesión: "...pasa que ese 5 de mayo jugaban Argentina - Brasil en un amistoso televisado. Por eso la gente no fue a la cancha y no pudimos recaudar lo previsto. La idea original era hacerlo el 11 y 12 de mayo, pero esos dias el estadio de Gimnasia de Jujuy ya estaba ocupado por un bingo anual organizado por el Círculo de Periodistas Deportivos de Jujuy...".

sábado, 26 de septiembre de 2009

viernes, 25 de septiembre de 2009

Gustavo Barros Schelotto


Se hace imposible leer este apellido y no asociarlo a jornadas de gloria, vueltas olímpicas, goles, centros a Palermo y camisetas rojiblancas nerviosas y fuera de control. Pero lo justo es justo, y todo eso debe ir guardado en el cajón de los recuerdos de Guillermo. Para hablar de Gustavo, hay que apuntar a otro lado.
Volante muy técnico y tremendamente habilidoso, al punto de que casi todos los que conocen a los mellizos coinciden en que es mejor que su hermano, pero que por H o por B nunca pudo hacer pie ni mucho menos demsotrarlo en la primera de Boca.
Arribó al club a mediados de 1997 junto a Guillermo, luego de mil idas y vueltas y fogoneado por la estricta recomendación de Diego Armando Maradona. Y tardó un par de meses en debutar. Fue en la Bombonera el 30 de noviembre de 1997 por la fecha 15 del Apertura. Esa soleada y calurosa tarde, triunfo 2-1 a Huracán, el estadio entero gritó un falso gol de Estudiantes a River en La Plata y Gustavo, tras recibir la orden de Veira, entró por Latorre faltando diez minutos.
Tras alternar algo en el final de ese campeonato, llegó el verano 1998 y lo que debía ser la plataforma de lanzamiento para su postergado despegue, se transformó de buenas a primeras en el final del primer ciclo Gustavo en Boca. Luego de una brutal pelea con el Bambino en el vestuario del José M. Minella de Mar del Plata, tuvo que armar los bolsos e irse exiliado a Unión de Santa Fe. No hubo ni la más remota chance de que el técnico revea su postura.
Pasó ese semestre, Boca anduvo pésimo, el Bambino se fue y tras el Mundial de Francia, Gustavo volvió para ponerse a las órdenes del nuevo DT Carlos Bianchi. En su segundo ciclo, estuvo hasta fines de 2000, pero en ese año y medio jamás pudo ganarse la titularidad. Motivos puede haber mil: que el equipo titular era intocable, que Bianchi le dio más cabida a pibes de las inferiores, que no tuvo la continuidad necesaria. Lo cierto es que jugaba partidos o. mejor dicho. ratos aislados en los que no desentonaba como un Pereda, pero tampoco podía pegar el campanazo para ganarse el puesto. Si hubiera que resumir sus 65 partidos oficiales habría que ir por el lado de que pasó bastante desapercibido en su juego. Fatal para un volante con aspiraciones serias.
La verdad es que tampoco dejó recuerdos concretos más allá de sus 6 goles convertidos. Uno lindo a El Nacional de Ecuador por la Libertadores 2000, otro al Gato Sessa también en el arco del Riachuelo en un 1-1 con Racing un día de semana, pero nada contundente como lo que podría haber sido el penalazo que Ángel Sánchez prefirió no cobrar la noche de la muleta frente a River. Fue promediando el primer tiempo y hubiera significado el ahorro de muchos nervios, pero ya entramos en el terreno de las hipótesis. La realidad nos marca que el paso de Gustavo Barros Schelotto fue bastante opaco.
Su carrera, iniciada junto a Guillermo en el Lobo, siguió a partir de 2001 en el Submarino Amarillo de Villarreal, Racing, Rosario Central, otro ciclo en Gimnasia de La Plata (en donde fue echado por el técnico Carlos Ischia), Alianza Lima de Perú y el Puerto Rico Islanders.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Camiseta titular con estrellas amarillas (1981 a 1983)


Retomando su no del todo feliz intentona de 1978, el dueño del “Jardín de Oscar” Oscar Tubio, volvió a la carga a mediados de 1981 para reinstalar el detalle de las cuatro estrellas chiquitas en la camiseta de Boca. En ese momento, Oscar chapeó con que traían suerte, aunque técnicamente no haya sido tan así si analizamos a fondo (?) lo sucedido tres años antes.
En un abrir y cerrar de ojos, alguien compró la idea y Boca, para fines de la primera rueda del Metropolitano 1981, puso en la parte azul de arriba las cuatro estrellitas con las iniciales del club. Su estreno, poniéndonos un poco más precisos, fue el 10 de mayo de 1981 en un agónico 3-2 a Central en la Bombonera. Tarde en la que aparte de cortar clavos y mojarse de pies a cabeza, se pudo asistir a otro debut que iba a durar mucho menos que la nueva camiseta. El del pibe Ramoa.
Pese a lo dramática que fue la obtención del campeonato, una vuelta olímpica es una vuelta olímpica. Y el plus de haberla dado con esas estrellitas en el pecho de Diego, Brindisi, Mouzo, Perotti y otros héroes, hizo que sentimentalmente quedaran pegadas en el recuerdo de la hinchada. De hecho, casi veinticinco años más tarde, fue reeditada por Nike para festejar el centenario del club.
Y no solo quedaron pegadas en el recuerdo de la gente sino en las mismísimas camisetas del primer equipo de Boca hasta el ya no tan auspicioso 1983.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Luis “Turco” Abdeneve


Algunos años antes de que arriben Apud y Mohamed, hubo otro Turco que no se llamó Antonio pero se calzó la camiseta de Boca y se las ingenió para mostrar también algunas ráfagas de buen fútbol. Nada muy serio que digamos, pero bastantes meritorias fueron las pisadas de Luis Ramón Abdeneve en una época donde ver a Boca meter cuatro pases seguidos era difícil.
Volante de ataque con casi nula vocación de marca, habilidoso, gambeteador pero lagunero y algo liviano como para imponerse y agarrar la batuta del equipo. Ojo que esa batuta era un fierro caliente por esos años ya que comandar los ataques de Boca a mediados de los ochenta era para suicidas. Y fantaseando un poco, es probable que hasta un Riquelme hubiera hecho agua en ese momento de la historia.
Llegó a comienzos de 1984, tras un destacado paso por Unión de Santa Fe y su debut oficial fue la soleada tarde del 4 de marzo en un triunfo 2-0 a Talleres en cancha de Vélez, por la primera fase del Nacional. Tarde más recordada por un par de balazos en la tribuna de Boca que por los goles de Gareca y Otero. El Turco, tras ser palmeado en la espalda por el Zurdo López, entró en el segundo tiempo para reemplazar al Bocha Porté.
Tuvo algo más de rodaje en el porrazo de Boca en ese Nacional y ganó bastante terreno en el Metropolitano que vino a continuación. Pero los constantes vaivenes institucionales de uno de los peores años de la historia no le permitieron tener la continuidad que seguramente hubiera merecido en ese equipo.
Tras un par de goles dejó el club al finalizar el campeonato para volver al Tatengue. Pasó a Platense en la temporada 1985/86, y vino a la Bombonera para marcarle un descomunal golazo al uruguayo Balerio en el arco de Casa Amarilla. Esa temporada fue la figurita de moda tras meter varios goles impactantes con la camiseta del Calamar.
Pero su historia en Boca de ninguna manera estaba cerrada. Regresó a comienzos de 1987 para disputar minutos aislados en el amanecer humeante del primer ciclo Menotti. Metió un gol para el 3-1 a Talleres en Córdoba y quedó relegado en una formación que encontró luego de varios años, algo de regularidad con Tapia, Rinaldi, Graciani y Comas en ataque (buena delantera). Tras ingresar por el Tuta Torres en un partido de la liguilla de ese año contra Deportivo Armenio en Vélez, corrió sus últimos minutos con la azul y oro y se fue a Gimnasia de La Plata.
Sus números finales son 21 partidos oficiales, 4 goles convertidos y una importante dosis de habilidad lamentablemente desaprovechada. Una lástima. Su carrera también incluyó a Deportivo Español, el Bolívar de Bolivia, Olimpia de Honduras y Bucaramanga de Colombia.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La insólita roja a Marzolini en el superclásico de 1972


El 12 de marzo de 1972 por el torneo Metropolitano y por la tercera fecha, River recibió a Boca en el Monumental. Por distintos motivos, ambos DT extranjeros tambaleaban en sus puestos. El de Boca, el chileno Fernando Riera, no había quedado bien parado luego de la reciente huelga del 71 que provocaba división en la Comisión Directiva. El de River, el brasileño Didi, no conseguía resultados con su equipo juvenil también emergente de la huelga. Se presagiaba rodada de cabezas para el perdedor.
De acuerdo a lo previsible en el juego, Boca lo aplastó sin piedad, 4-0, con baile y con dos goles de Mané Ponce y dos de Hugo Curioni.
El reglamento del momento estrenaba en ese campeonato la prohibición para los jugadores de abrazarse los once, para no perder tiempo luego de los goles. Como siempre, ¿quién podía ser el conejillo de indias para semejante prueba?: el Club Atlético Boca Juniors. Luego del cuarto gol y con todos los jugadores de Boca abrazados, el árbitro, señor Rodríguez, se acercó al capitán de Boca, Silvio Marzolini, y le mostró tarjeta roja por festejo desmedido.
Una rara paradoja también que el expulsado haya sido un jugador que se destacó por la limpieza con la cual desempeñaba su función de marcador lateral.
La prueba salió espectacular. Boca da ejemplo para todos. Como siempre, al tiempo la reglamentación quedó sin efecto. Marzolini agradecido.
La foto del equipo esa tarde (gracias a Guille): Arriba Rogel, Peracca, Sánchez, Nicolau y Marzolini. Abajo Ponce, Orlando Medina, Curioni, Potente, Suñé y Ferrero.
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Autor invitado: Miguel Sarfson

sábado, 19 de septiembre de 2009

Festejos Imborrables (XV)


Blas Giunta en andas, a lo Rambo, en cuero y con la Virgen de Luján mientras la Bombonera temblaba en serio. Boca campeón del Apertura 92.

Eduardo Bargas


Dentro de esa tendencia a traer jugadores algo devaluados durante 1982, hay que sumar a Eduardo Oscar Bargas. Obviamente no fue el único, así como tampoco fue el máximo responsable de un año pobretón. Pero lo justo es justo y queda feo tirarles todo el fardo a Apariente, Rodrigues Neto o Vijande.
Marcador central nacido en mayo de 1951 que arribó al xeneize a mediados de 1982. Así que no hay que ser muy duchos (?) en matemática para ver que lo que se trajo fue un defensor de 31 pirulos. Su debut oficial en ese Boca de Carmelo Faraone fue el 18 de julio por la primera fecha del Metropolitano, en un agónico empate 1-1 contra Central en Arroyito. La curiosidad del estreno fue que Bargas se movió no como defensor sino como volante por derecha.
Pero no sería su único desempeño haciendo las veces de comodín. Ya que otros partidos los jugó como marcador de punta también por derecha. De tanta innovar y ver que la cosa no salía del todo bien, será que el técnico por fin se decidió a ponerlo de marcador central. Para los que a esta altura piensan que tanta rotación para Bargas se dio a lo largo de muchos partidos le informamos que no. En total fueron 8 encuentro oficiales y desde ya, ningún gol convertido.
Tras jugar ratos aislados por el Metro y tener algo más de rodaje en la Libertadores, se quedó hasta fin de ese año donde trotó un poco en cancha de Vélez frente a San Lorenzo. El amistoso, triunfo de Boca 2-1, fue por el Trofeo del Reencuentro, un partido organizado para festejar (?) la vuelta del Ciclón a la A. Evidentemente otra época.
Su carrera, iniciada en Deportivo Italiano, siguió en Racing, Independiente y continuó, tras su meteórico paso por Boca, en Francia. Allí se despidió del fútbol con las camisetas del Le Puy y más tarde el AS Angouleme
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(Gracias a Guille por la foto)

viernes, 18 de septiembre de 2009

Roma 3 - Boca 1


El amistoso, pactado en 1999 cuando la Roma se aseguró el pase de Walter Samuel, recién se jugó el 7 de agosto de 2001. Y para ese entonces, los tanos eran los flamantes campeones del Calcio y chapeaban con un verdadero equipazo.
Boca cruzó el Atlántico siendo bicampeón de América y tomando ese partido con la tranquilidad de saber que era el único que iba a jugar en la pretemporada. Y con el bonus de embolsar de paso un palito verde. Este escenario, súper relajado, hacía imaginar algo así como un soltero contra casados. Pero no fue tan así.
Primero hay que aclarar que el estadio Olímpico de Roma, lleno hasta las manos, recibió con una estruendosa silbatina a Carlos Bianchi por su floja gestión años antes. Pero tras el recibimiento hostil de parte de los Ultras ubicados en el Codo Sur, lo que estaba preparado era una verdadera fiesta para que puedan festejar la vuelta olímpica tras 18 largos años.
El primer tiempo fue bastante parejo y con algunas chances para ambos. Pero un bombazo de Batistuta, picó, sorprendió al Pato y desniveló el marcador. Tras algunas entradas fuertes de Chicho Serna, el segundo tiempo se dio a pedir de Roma. Y hubo un segundo y tercer gol antes del descuento, casi sobre la hora, de Walter Gaitán.
En el medio de todo eso, hubo una jugada a los veinte del segundo tiempo que apagó la fiesta y armó un importante quilombo. Ante una salida con pelota dominada del defensor marfileño Saliou L’Assissi, Chipi Barijho fue a presionarlo desaforadamente, trastabilló y cayó en forma pesada sobre la pierna izquierda del africano. Enseguida hubo conciencia de la magnitud de la lesión: fractura de tibia y peroné para la nueva estrella de la Roma comprada a la Fiorentina en 10 millones de dólares.

En los sucesivos días dio tela para cortar la derrota 1-3, el partidazo de Rolando Schiavi, un tanteo de los romanos para llevarse al Flaco y, obviamente Antonio Barijho. Il Messaggero fue contundente: "La fiesta fue arruinada por la fractura de tibia y peroné de Lassissi, quien deberá estar parado 5 meses". La Gazzetta dello Sport prefirió ir por el lado de la ironía: "Roma, una fiesta fracturada".
Los micrófonos estaban abiertos para abordar siempre el mismo tema: Barijho. A la hora de hablar, Fabio Capello, técnico de la Roma, no anduvo con vueltas: "..fue una falta inútil, se podía haber evitado. El jugador se tiró de atrás...". El Bati fue un poco más subliminal: "...por ahí exageraron un poquito los chicos de Boca. Algunas patadas por ahí... no estoy queriendo decir que Barijho lo haya hecho intencionalmente, ojo. Lo único que digo es que esto era una fiesta y una pierna menos levantada hubiese sido mejor. De todas maneras, no hubo maldad. Pero se podía haber jugado un poquito más liviano, ¿no les parece?...". Y Carlos Bianchi, mostró toda su cintura: "...lo que me amargó un poquito la noche fue la lesión de L’Assisi. Me amarga porque yo digo siempre que los amistosos no me gustan. Una desgracia quiso que se empañara la noche. Antonio se tropezó, fue un accidente. Por lo menos desde donde lo veo yo me pareció un accidente. En todo caso, para tener una opinión más precisa, habría que verlo bien por TV...".
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Gracias a Javier Romero por la colaboración

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Marito Zanabria vs Faraone


Tras formar parte del combo que fue entregado con un moño a Argentinos Juniors como mercancia de pago para que Maradona venga a Boca, Marito Zanabria pegó la vuelta y se puso a disposición del Polaco Cap para la gira realizada a comienzos de 1982. Viajó con el plantel, yiró de lo lindo por Los Ángeles, Tokio, Hong Kong, Kuala Lumpur, México y Guatemala, y de a poco sumó minutos hasta mostrar ratos de muy buen fútbol. En resumen, se trajo de vuelta para La Boca un indiscutido aprobado. Y más teniendo en cuenta que el Nacional, ya sin Diego entre los once, iba a mostrar un plantel algo más devaluado que el año anterior.
Pero con el transcurrir de los meses el escenario cambió 180 grados. Boca quedó eliminado del campeonato, Cap pegó el portazo para irse a River y llegó Faraone.
El viernes 23 de julio fue un día clave: se cerraba el libro de pases. Carmelo Faraone y los dirigentes de Boca fueron a la AFA. El técnico llevó en su cabeza algunos nonbres para intentar abrochar algunos pases de último momento. A saber: Carlitos Mendoza de Unión, Ali (también ex Tatengue) que estaba en España y dos figuritas de moda en ese momento: Pato Gasparini y Araña Amuchástegui de Racing de Córdoba.
Los pases sólo se podían abrochar si algún alma caritativa aportaba el efectivo. Luego de algunos contactos apurados, se confirmó la peor de las noticias para Faraone: no había guita, no había refuerzos. Y a la hora del cierre definitivo, las ocho de la noche, surgió un trámite de último momento que nadie había tenido en cuenta antes. Había que presentar en ese mismo instante la lista de buena fe de veinticinco nombres para intervenir en la Libertadores 1982. Faraone sacó papel y birome y la hizo al toque. Los dirigentes le sugirieron que llegue sí o sí a veinticinco nombres porque sino habia que pagar a la Conmebol una multa de 1.000 dólares por cada apellido que falte. Por eso en la lista entraron por la ventana Mendoza, Fernando Husef Alí y Cecchi. Y acá empezó el bailongo: Zanabria no fue agregado en esa lista de buena fe. ¿Qué pasó?
El propio Faraone tiró su versión a los pocos días y ya con el tema explotando en todos los medios: "...la verdad me trabuqué, titubeé. Estaba solo. Solo y loco. Zanabria se me fue de la cabeza, no me di cuenta...".
Zanabria al enterarse del olvido, explotó: "...cuando leí el diario y vi que no estaba en la lista de la Copa me quería morir. Lo llamé por teléfono a Faraone y me dijo que se había olvidado. No lo podía creer. Me amargué pero me la comí. ¡Qué iba a hacer! Otro agarra los diarios, las radios y se larga a hablar. Yo no. No sirvo para eso. Yo me la como en silencio. Entonces me dije, si yo no existo para él, él no existe para mí. Y dejé de saludarlo...”.
Empezaron a pasar los días y la situación se hizo más tensa. Y los repetidos faltazos de Marito en el once inicial dieron tela para cortar y hacían pensar que la cosa pasaba ya por una revancha del técnico. Pero Faraone se apuró en desmentirlo: "...él es uno más dentro del plantel. Sus obligaciones son entrenarse y estar a punto para el día que yo lo necesite. Yo elijo los titulares con total libertad, sin tener en cuenta para nada la actitud personal, porque mentiría si dijese que no me molesta el hecho de que me haya quitado el saludo. Y me molesta porque lo conozco desde hace siete años y sé que es una persona excelente, un muchacho macanudo. Lo conozco a él y a su familia. Yo llevé a Ramón, su hermano, a Guatemala. Lo tuve conmigo. Vivimos juntos. Pero esto es un negocio... Zanabria es un gran jugador. Es un manija. Pero para esa función tengo a Brindisi y a Miguel no lo puedo sacar salvo que Mario me demuestre que está mejor que él. Juntos no pueden jugar, porque sino Berta me mata. Así que si Miguelito no juega, no hay ningún inconveniente en que juegue Zamabria...".
Y así fue nomás. El domingo 29 de agosto Boca viajó a Córdoba y enfrentó a Instituto por la octava fecha del Metropolitano. Y como no estuvo disponible Miguel Ángel Brindisi, Zanabria fue titular. Y de yapa, la victoria 3-1 vino acompañada de una muy buena actuación de Marito, con golazo de tiro libre incluido. Con el partido terminado, en los vestuarios los micrófonos buscaban a ambos para ver si se firmaba la paz o volaban más escopetazos. Faraone metió marcha atrás, aunque no pudo evitar mostrarse distante y, para ser sinceros, algo ofendido: "...Zanabria hoy jugó bastante bien. Mejor. Ojalá siempre lo haga así. Gané un jugador más. Y aunque me sigue doliendo que no me salude, yo sé que a esta altura no pueden quedar dudas de que la omisión en la lista de la Copa fue un olvido, como se lo dije a él. Ya le pedí disculpas. Más no puedo hacer...".

La mitad más dos (VIII)


Federer, Roger. Tenista suizo y subcampeón del US Open 2009.
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(Gracias a Juan Martín Muñoz)

martes, 15 de septiembre de 2009

Cristian "Chiquito" Dollberg


Defensor central, cinco, doble cinco (?) y hasta enganche, como diría el sabio moderno, Horacio Pagani, “el polifuncional es el jugador que juega mal en todos los puestos”. En este caso específico le podemos dar toda la razón, nunca tuvo la capacidad de jugar un buen partido en Boca.
Este espigado jugador que llegó desde el Colonia alemán, con pasos previos por Argentinos Juniors y selecciones nacionales juveniles, se dio el gusto de debutar en la mismísima Bombonera contra Colón de Santa Fe, en la derrota 3-2 por la 2º fecha del Apertura 96, entrando a los 89 minutos por Latorre.
A los pocos días siguió buscando minutos , y tuvo la oportunidad de jugar algo más de media hora, pero seamos sinceros, ser suplente de Lorenzo, Carrario o Raúl Peralta, demostraba el poco futuro que podría llegar a tener este jugador en Boca.
En total en ese año 96 disputó un total de 17 partidos, obteniendo más derrotas en contra que victorias del club de la Ribera. Luego de estos partidos una sucesión de lesiones lo privó de tener una regularidad, aunque sea entrando del banco. Varios problemas en las
rodillas lo fue alejando cada vez más de la posibilidad de jugar, compitiendo con Alfredo Berti el puesto del jugador más lesionado en la historia. Se pudo recuperar en la temporada 98/99, pero con Bianchi y un equipo que tuvo la suerte de estar 40 partidos invicto, no le dio la posibilidad
de jugar en el equipo. En la última fecha del Clausura 1999, con todo el torneo resuelto, Bianchi le dio la posibilidad de jugar contra Unión un partido que finalizó 2-2 y contó con el debut de Furios y Coloccini, y como moraleja, mientras algunos debutaban en Boca el homenajeado formaba por última vez con la azul y oro.
Luego intentó buscar sus últimas oportunidades en el Paok de Grecia y Defensores de Belgrano, pero en el 2001 con menos de 30 años se retiró para siempre del futbol.
Pero hoy en día la sigue pisando, amasando, pero no a la pelota sino que hoy es un humilde… panadero en Villa Ballester.
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Autor invitado: Lucas Merolla

domingo, 13 de septiembre de 2009

viernes, 11 de septiembre de 2009

Sebastián “Pascualito” Rambert


El haber sufrido en carne propia a Sebastián Pascual Rambert en la final de la Supercopa 94, más su nivel descollante en el Rojo y su traspaso al Calcio, tal vez hayan hecho que la expectativa por su llegada a Boca, a mediados de 1996, fuera más grande de lo que realmente debía ser. La verdad es que nadie tuvo en cuenta que su paso por Italia y posteriormente por el Zaragoza fueron flojos. Para hablar mal y pronto, no anduvo.
Su arribo coincidió con la limpieza del plantel ejecutada obedientemente por el técnico Carlos Bilardo. Y coincidió también con la adquisición en masa de más de diez jugadores, uno peor que el otro.
Pese a no dejar un buen recuerdo, llamativamente Pascualito metió 11 goles en 31 partidos. En teoría, números bastante aceptables para un delantero que juega por las bandas. Pero quedó más grabado en las retinas su constante chocar con defensores y zambullidas al pasto que sus gritos en las redes contrarias.
Debutó oficialmente la helada noche del 21 de agosto frente a Argentinos en cancha de Vélez por la Supercopa. Fue triunfo 2-0, silbidos a Toresani y gol de Rambert de penal a los veinte del primer tiempo. Nada mal.
En ese Apertura hizo 5 goles. Uno muy lindo a Ferro en Caballito que sirvió para decorar y dejar la chapa en derrota 1-3. Fue la tarde que Boca usó por primera vez una camiseta Nike que, la verdad, trajo bastante polémica.
En el Clausura, se despachó con otros 5 (convertidos en dos partidos). Un doblete frente a Racing en La Boca, la noche que volvió (?) Maradona. Y un triplete, también en la Bombonera, en un épico 4-3 frente a Central.
En un hecho bastante raro, jugo uno minutos por la primera fecha del Apertura 97 (4-2 al Bicho) y se fue del club para jugar en River. Este detalle, no menor, pudo haber terminado de hundir la balanza para dejar enterrados en el olvido sus 11 goles.
Su carrera, iniciada en Independiente, siguió en el Inter de Italia, el Zaragoza de España y tras su paso por el xeneize, continuó en River, un segundo ciclo en el Rojo, el Iraklis de Grecia y Arsenal de Sarandí. Ya retirado pasó a formar parte del cuerpo técnico de Ramón Díaz.

Boca 1944: los verdaderos once de memoria


¿Quién no la escuchó recitada? No es el Padre Nuestro, tampoco el Preámbulo de la Constitución Nacional, mucho menos el Himno Argentino ni la canción a la Bandera, todos textos que desde la época escolar nos metían letra a letra.
Esta formación de Boca quién sabe por qué fenómeno, nuestros padres, abuelos, relatores, libros, programas, etc... la repiten millones de veces: Vacca, Marante y Valussi. Sosa, Lazzatti y Pescia. Boyé, Corcuera, Sarlanga, Varela y Sánchez. Los campeones de 1944.
En 1945 surge una variante al recitado, se retira Valussi y lo reemplaza De Zorzi, pero la formación siguió haciendo click en las mentes de todo lo relacionado con el futbol.
En la foto se ve a los "héroes" del recuerdo pero en otro orden: Sosa, Marante, Lazzatti, Pescia, Vacca, Varela, Boyé, Corcuera, Sarlanga, Valussi y Sánchez.
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Autor invitado: Miguel Sarfson

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Boca 4 - Cosmos 2



Dos meses después de empatar en el Giants Stadium de Nueva Jersey, Boca y Cosmos se volvieron a ver las caras (?) frente a frente. Y esa revancha, jugada el 16 de noviembre de 1978 en el estadio José Minella de Mar del Plata, estuvo rodeada de un par de cosas imposibles de no mencionar.
La primera y bastante llamativa es que el amistoso se jugó a escasos siete días de la final de la Libertadores contra el Deportivo Cali. Y el Toto Lorenzo no quiso saber nada con mandar un equipo alternativo. Puso de una a Santos, Pernía, Sá, Mouzo, Alonso, Chino Benítez, Suñé, Zanabria, Mastrángelo, Salinas y Perotti. ¿Por qué semejante apuesta? Porque usó el partido frente al Cosmos como banco de pruebas para las variantes tácticas a usar en Colombia. Por eso se vio a un Boca presionando con la ley del offside, soltando a volantes y defensores y tirando diagonales todo el tiempo.
El segundo hecho no menor es que unos días antes, en plena charla en La Candela, el Toto tiró flor de bomba delante del plantel (foto). No iba a renovar su contrato que terminaba el 31 de diciembre de 1978. Como sabemos, eso ocurriría recién al año siguiente, pero la movida de Lorenzo se robó todos los titulares. Y el propio Juan Carlos habló de frente: “...los tanos dicen que es preferible “finire in beleza che finire in desgrazia”. Eh yo lo sé bien. En cuanto perdés, los que ahora te ruegan que te quedes son los mismos que después te echan a patadas. Yo siempre me fui bien con todo el mundo. A Boca lo quiero, para qué voy a esperar que me echen...”.

En lo futbolístico, el partido fue bastante movido. Bajo la severa mirada de Ithurralde, Boca se puso 2-0 arriba antes de los quince con dos goles del Mono Perotti. El segundo (foto), terrible golazo tras enganchar ante Yasin y cruzar un zurdazo que humilló el cierre desesperado de un defensor.
Pero el xeneize se fue en pruebas y tras una siesta importante, el Cosmos llegó a la igualdad promediando el segundo tiempo. En los minutos finales, el Toto pegó varios gritos, Boca pisó el acelerador y selló el marcador final con goles de Marito Zanabria y el Loco Salinas.
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(Gracias a Juan Castro por la colaboración)

Sergio Giachello


¿Puede un delantero sostenerse en el tiempo sin hacer goles? La pregunta admite dos posibles respuestas. En estos años de vacas gordas, evidentemente no. De hecho, hasta Palermo debe soportar algunos murmullos cuando cumple 180 minutos sin mojar. Pero a mediados de los ochenta la situación era muy distinta. Había poco para elegir y casi nada para soñar. Es ahí donde empieza a explicarse un poco la dramática permanencia de Sergio Omar Giachello, un delantero con 44 partidos oficiales y apenas 3 goles convertidos.
Puntero, preferentemente sobre la derecha del ataque, que surgió de las inferiores boquenses. Su debut fue una soleada tarde que debería ser fecha patria. El 7 de marzo de 1982 por el campeonato Nacional, Boca visitó a River en Núñez y le metió un 5-1 épico. Giachello jugó unos pocos minutos al final entrando por otro pibe que en su momento (?) prometió: Matuszyck.
Era muy rápido, algo habilidoso pero con escaso poder de daño a las redes contrarias. Estamos de acuerdo en que nunca se sintió titular inamovible en el equipo pero contando amistosos y todo fueron más de sesenta partidos. Sesenta posibilidades, que aunque fueron en un Boca pobre futbolísticamente hablando, son un montón.
Tras jugar algunos ratos en ese Nacional, el Metro 82 lo tuvo en cancha sólo cinco minutos. Fue una noche de verano en la victoria 1-0 a Quilmes en la Bombonera. Noche más recordada por los graves incidentes en las calles con un hincha boquense muerto que por el triunfo en sí. De terror.
En 1983 tuvo bastante más rodaje si bien no participó del Nacional. En el Metro jugó seguido y fue moneda corriente en los constantes cambios que se hacían en el primer equipo. Y aquí es donde metió sus primeros dos goles. Sin embargo, el barullo que llevaba a cuestas le restó lugar a manos de un meteórico pibe surgido en ese momento: Marcelo Stocco.
Retrocedió un par de casilleros y se preparó seguramente para dar el zarpazo en 1984. Pero no. Los quilombos institucionales más la debacle futbolística hicieron el combo para que no juegue ni un minuto en al Nacional y unos pocos partidos en el Metropolitano. Aquí, en las fechas finales, alcanza su tercer y último gol. Uno de los cinco que Boca le metió al descendido Atlanta una noche en cancha de Independiente.
Cuando muchos lo dábamos por muerto, reapareció fugazmente en 1985. Tuvo algo de regularidad, buenas actuaciones y cero gol en el Nacional e integró distintas formaciones en la temporada 1985/86. Presenció en cancha la delicia que le regaló Pasucci a Ruggeri en el Monumental, fue testigo del bochorno de Centurión frente al Lobo en La Boca y unos días más tarde, casi Navidad de 1985, salió a la cancha de Ferro para jugar contra Deportivo Español. Fue una noche de día laborable y de agónico empate de Stafuzza festejado por toda la hinchada. Se venía el receso y, sin saberlo, Sergio Omar Giachello daba las urras y finalizaba su carrera en Boca.
Su trayectoria, dificilísima de rastrear, incluye aparentemente un posterior y definitivo paso por Chacarita.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los Boca versión Senior (I)


A comienzos de agosto de 2009 Boca participó del torneo Súper 8 de Fútbol Senior. La movida, impulsada por Enzo Francescoli, la Casa Mutual de Futbolistas y Zona Comunicación (?) regaló un cómodo cuarto puesto sobre ocho equipos. Y algunas anécdotas.
La campaña incluyó triunfo 2-0 sobre Independiente en cuartos de final (goles de Graciani y Tilg*r), y derrotas por penales tras empatar 0-0 con Argentinos en semis y 1-1 con River en el partido que definía el tercer y cuarto puesto.
Pero más allá del resultado deportivo, es importante clavar los frenos en algunas cuestiones. Por ejemplo el nivel desequilibrante de Pico y de Pichi Escudero. O por ejemplo la inclusión del Flaco Vivaldo como arquero titular del equipo boquense. OK con que el Flaco estuvo a punto de jugar en Boca, pero ¿era necesario condenar nuevamente al banco de suplente a Esteban Pogany? Una cosa es haber comido años de banco detrás del Mono, pero quedar relegado en un equipo senior y detrás de un arquero que nunca jugó en Boca ya parece mucho para con el Gringo.
El plantel fue dirigido por el Tano Nicolás Novello y estuvo formado por glorias y no tanto del nivel de Gardelito Medero, Ruso Hrabina, Walter Pico, Bachino, Osvaldo Escudero, Chino Tapia, Alfredito Graciani, Daniel Tilg*r, Manteca Martínez, Luis Lúquez, el Gringo Pogany, Richard Tavares, Ruso Abramovich, Benetti, Claudio Zacarías, Sergio Giachello, Darío Scotto y el ya mencionado Jorge Vivaldo.
A todos estos nombres se sumó el de Miguel Sleiman. Y como aceptar la ignorancia propia es demostrar una enorme sabiduría, preguntamos ¿quién es Miguel Sleiman?
El nivel mostrado en general no fue malo, pero las definiciones por penales condenaron al xeneize. Contra el Bicho erraron Tilg*r, Abramovich y Graciani. Y contra River erraron Pico, Bachino y nuevamente Graciani. Con las ejecuciones rifadas por Graciani y Pico, fue imposible no retrotraerse (?) a las finales perdidas con Ñuls en 1991. Pero sin querer ponernos rigurosos con Piquito y con el Murciélago, esta vez no fue el Gringo Scoponi sino Javier Sodero el que estuvo enfrente para achicar el arco.
Esta aventura 2009 no fue la primera ni tampoco seguramente la última. A lo largo de la historia, hubo otras excursiones de Boca a nivel Senior. Y es acá donde gracias (?) a fotos enviadas por Guille podemos encontrar de todo un poco.
Como el título obtenido en el primer torneo de veteranos disputado en 1917 de la mano de Fuentes, Garibaldi, Briasco, Micetich, Decap, Reale, Anglese, Scotti, Bonatti, Cerezo, Eloiso, Valentini y Juan Farenga

Y de la obtención de un campeonato pasamos sin anestesia a la foto documento de principios de los ochenta en donde vemos a una banda de jugadores casi imposible de descifrar. A excepción de Rojitas y del arquero de buzo celeste llamado Ante Garmaz. A los botes.

Para el final nos queda la enorme duda de saber qué hubiera sido de Pogany en ese plantel ochentoso. ¿Suplente de Ante también?
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(Gracias a Guille por la colaboración)

domingo, 6 de septiembre de 2009

Nayar y su fuga al Recreativo de Huelva


El último caso del viejo truco de la patria potestad aplicada al robo de jugadores fue el de Sebastián Nayar. Volante central, grandote y según dicen, de buena distribución de pelota. El Oso, con veintiún años recién cumplidos, debutó en la primera de Boca el 17 de mayo de 2008. Fue en el triunfo 2-1 sobre Racing por la fecha 15 del Clausura. Esa tarde, Ischia armó un mix priorizando la Libertadores, y Nayar tuvo su estreno. Algo cansado, abandonó el campo de juego cerca de los veinte del segundo tiempo para dejarle el lugar a Pochi Chávez. De más está decir que seguramente todos recordaremos ese partido más por el gol de Tito Noir en el quinto minuto de descuento que por la desabrida actuación del Oso.
Pero a los pocos días, casi seguro manijeado por alguien, se envalentonó para pegar el portazo e irse a España pese a tener un contrato firmado con el club. Y de buenas a primeras, se confirmó su incorporación al Recreativo dando inicio a una novela con una trama bastante vertiginosa.
El 1 de julio pisó suelo español. Al día siguiente se metió Julio Grondona para pedir al presidente de la Federación Española de Fútbol que inhiba al Recreativo de Huelva para fichar a Nayar. Tras cartón, la FIFA analizó el tema y le dio la razón a Boca, avisándole a los pillos del Recreativo que el Oso tenía un contrato firmado con el xeneize y las opciones era dos: o pagaban lo que Dios manda o Nayar volvía.
Sin embargo, la gente del Recreativo, decidida a todo o nada, contrató a tres peritos, de los cuales uno sentenció que la firma del jugador en el contrato con Boca era falsa. Mientras tanto se le dio una licencia provisional al volante para que pueda jugar.
Finalmente, el 12 de marzo de 2009, Boca y el Recreativo se pusieron de acuerdo en los números antes de la mediación del Tribunal de Arbitraje Deportivo: 1.000.000 de euros más el 30% de una futuro venta.
Ya con todo en regla, la suerte evidentemente no estuvo del lado del muchacho clase 87. Y como es feo desearle el mal a alguien, ojalá le vaya bárbaro en la obligada búsqueda de nuevos horizontes.

La mitad más dos (VII)


Ferrigno, Louis "Lou". Actor, fisicoculturista e Increíble Hulk.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El Boca - River del Torneo de Verano 2002


Bastante más acá en el tiempo que el llanto de 1931 y un par de años antes que el arañazo de 2004, el superclásico del fútbol argentino tuvo otro capítulo que dejó a las claras cómo el nerviosismo puede alterar el comportamiento humano. Pero a diferencia de lo que pasó en 1931, esta vez los que prefirieron tirar la toalla antes de tiempo no fueron los jugadores sino unos pocos simpatizantes de la hinchada millonaria.
Hecha la introducción, hay que zambullirse en la noche marplatense del 26 de enero de 2002, sin dejar de mencionar un pequeño detalle. Tres días antes, en el Malvinas Argentinas de Mendoza, River se llevó la Copa Desafío al ganar polémicamente 5-4 por penales. Lo de polémicamente se explica porque el único penal errado de los diez que se patearon fue el de Omar Pérez. El Pelado la picó, la pelota pegó en el travesaño y rebotó claramente adentro del arco, pero el línea no vio el gol y River festejó en forma totalmente desmesurada el triunfo.
Es muy probable que a los jugadores de Boca no les haya gustado ni medio la mojada de oreja y salieron ese sábado en La Feliz pisando el acelerador a fondo. A los 4 minutos, cuando Carreño marcó el primer gol, Boca ya había rifado dos chances claras. A los 12 el Pelado Pérez tuvo su revancha y puso el segundo. Y a los 15 un Chelotazo desde lejos le perforó las manos (?) a Comizzo. Unos minutos antes, Willy Caballero le atajó un penal al refuerzo estrella (?) de River, el uruguayo Fonseca.
Lo que estaba pasando en el campo de juego no se podía creer. Boca, con un equipo lleno de pibes le estaba pegando un baile descomunal a los titulares de River. Cada llegada al área era medio gol. Y así lo hizo saber Comizzo a los 30 minutos cuando levantó sus brazos pidiendo explicaciones a sus compañeros. Se cagó un rato a puteadas con Lequi y trató de separar a Coudet y Pereyra que casi se van a las manos. Boca mientras tanto tiraba paredes y llegaba por todos lados. Con el pitazo de Baldassi se fueron los veintidos al vestuario y quedó flotando en el aire del José M. Minella la sensación de que el segundo tiempo podía regalar cifras históricas en el resultado.
Si alguien de River pensó que en la reanudación el ritmo iba a ser un poco más benévolo, se equivocó feo. El xeneize salió con todo. Pero mientras Boca se frotaba las manos, algunos integrantes de la barra de River vieron la oportunidad de desviar la atención. Tras insultar a Ramón Díaz por no poner a Cardetti (?), saltaron a la platea descubierta y robaron una bandera de Boca. En ese momento, instante que Carreño anotaba el cuarto gol y lo festejaba abrazado con el juez de línea Taibi (foto), la platea ya era un caos: parte de la barra de Boca quiso devolver gentilezas y entró al galope corriendo. Así fue como, mientras los plateístas de Boca y River guardaban desesperados sus banderas y escapaban, se podían ver volar facas, palos, gases y gente (?) al foso.
Baldassi esperó un minuto pero al ver que la situación se había desmadrado completamente, suspendió el partido. De todas maneras los incidentes se trasladaron también adentro de la cancha. La rápida intervención del Maestro Tabárez y su ayudante el Beto Márcico sacaron a Carreño de la línea de fuego. A algunos jugadores millonarios como Coudet y D’alessandro se los notaba muy nerviosos y querían encarar a Carreño para recriminarle vaya a saber Dios qué cosa. Ramón Díaz tuvo un rapto de cordura y arengaba a los suyos para irse rápidamente al vestuario. Y la verdad, no era para menos.
Tras algunos empujones más dentro del túnel, el Maestro Tabárez cerró las puertas y se desataron los festejos en el vestuario xeneize. Era lo mínimo que se merecían Willy Caballero, Pampa Calvo, César el Beto González, Crosa, Clemente, Battaglia, Chavo Pinto, Pelado Pérez, Walter Gaitán, Carreño y Chelo Delgado por semejante paliza futbolística.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Luis "Pájaro" Hernández


Hay jugadores que ni bien llegan a un club, sobre todo si son extranjeros, lo primero que hacen nuestros periodistas es inventarle un parecido con un ídolo o gran jugador del club.
Tal es el caso de Luis "Pájaro" Hernández, quien un año antes que Boca empiece a creer en el bicampeonato, venía a ser el sucesor de Caniggia en el pueblo boquense. Y así fue presentado con video y todo. Seguramente en los primeros entrenamientos el "Bambino" Veira, actual DT, se dio cuenta del pobre nivel del mexicano y lo relegó del torneo local por tener el cupo de extranjeros completo. Mejor dicho prefirió que jueguen Bermúdez, Solano y Córdoba antes que este falso pájaro. Seguramente uno de los pocos aciertos como técnico de Boca.
Rápidamente fue inscripto para jugar en la Supercopa 1997 donde debutó contra el Colo Colo compartiendo delantera... ¿con quién? Sí, obviamente con el “Pájaro” Caniggia, formando la delantera más aria que el mundo haya visto. A pesar de su debut auspicioso, donde pudo marcar un gol, Boca fue eliminado prontamente de la Supercopa perdiendo los 3 partidos que jugó.
Al no encontrar espacio en el club, y que la gente se dé cuenta que lo único que tenía de Caniggia era el pelo rubio (fue el Maxi López de los 90´s), decidieron darle vía libre del club, junto a otros delanteros como Latorre o el verdadero Pájaro.
A partir de Boca empezó a coleccionar clubes y un 15% de cada pase, el cual le asegurará su futuro. Necesitaríamos más de una mano para contar sus clubes como América (Méx.), Lobos BUAP, Jaguares, Necaxa, Veracruz, Los Ángeles Galaxy o Cruz Azul.
Con los resultados a la vista, luego de su ida de Boca, podemos decir que la dirigencia tomó la decisión correcta de devolverlo a la tierra de los nachos y los mariachis, pero siempre quedará una duda que no podemos resolver. ¿Qué hubiera pasado si la AFA aceptaba en ese momento el actual reglamento donde pueden jugar 4 extranjeros? Seguramente hubiera vuelto a fracasar. Pero eso nunca lo sabremos, y lo seguiremos tomando como un producto mexicano insoportable tal como Doña Bárbara o esas novelas baratas que vemos a media tarde.
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Autor invitado Lucas Merolla

jueves, 3 de septiembre de 2009

Camiseta suplente amarilla con cuello y puños azules (1963)


Tras la fugaz y fallida experiencia de salir a la cancha con la camiseta del Milan, alguien tuvo un rapto de cordura y ordenó en el entretiempo del partido contra la U de Chile por la Libertadores 63, cajonear las rossoneras y salir al segundo tiempo con unas camisetas amarillas.
Eran lisas, con cuello y puños azules. Nada del otro mundo pero mucho más cercanas a lo que todos entendemos por los colores de la bandera de Suecia. Casualmente o no, ese segundo tiempo el 26 de junio de 1963 en la Bombonera, mostró de arranque a otro Boca. No sólo por la ropa sino porque el equipo salió como una tromba y a los dos minutos marcó a través de Alberto Gonzalito el único gol del partido.
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(Gracias a Miguel Sarfson por la colaboración)

martes, 1 de septiembre de 2009

Pablo Matabós


Antes de empezar a carnear a Pablo Alberto Matabós, hay que reconocerle algo. Es portador de un apellido emblemático que con solo nombrarlo remite a una época bien concreta de la historia de Boca. Y esta cualidad (?), se da en muy pocos jugadores. Sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando de un tipo que jugó apenas 17 partidos oficiales, no hizo goles, no ganó campeonatos y daba bastantes ventajas en el sector derecho de la defensa.
Marcador de punta surgido de las divisiones inferiores que asomó la nariz en la primera en el vendaval que fue 1984. Debutó el 20 de junio en la derrota 0-3 contra Argentinos Juniors en cancha de Ferro por el Metropolitano. Y de allí hasta el final de ese campeonato formó parte de la tómbola de jugadores que, por diferentes motivos, entraban y salían todo el tiempo.
La temporada siguiente, la 1985/86, la arrancó como titular en ese buen despegue que tuvo el xeneize en el torneo, pero promediando la primera rueda, el Plumero Gómez sólo con un poco de pierna fuerte le sacó claramente el puesto. La verdad es que Matabós era peso pluma a la hora de la marca y la foto es testimonio de una siesta que terminó en escapada del Puma Rodríguez y penal del uruguayo Balerio frente a Español en la Bombonera.
En total jugó casi tantos amistosos como partidos oficiales, y fue así como se llevó un par de recuerdos para toda la vida. Porque así como fue uno de los que pisó el Camp Nou en la peor derrota de Boca en toda la historia, tuvo su noche de revancha en esa misma gira al darse el tremendo gustazo de meter un gol en el triunfo 2-0 al Niza en Francia.
Su carrera tras alejarse de Boca, por lo menos para nosotros, es todo un misterio y nos queda la enorme duda si tras sacarse la camiseta azul y oro y viendo como venía la mano, no habrá optado por dejar el fútbol.

“Amigos de Bermúdez”


La verdad que ver al Patrón Bermúdez armándose su partido despedida del fútbol y vistiendo a su equipo “Amigos de Bermúdez” con una camiseta igual a la de Boca, provoca como mínimo, enorme reconocimiento a un tipo que escribió páginas de gloria en el club.
Y la foto, que junta a media columna vertebral del histórico equipo récord de partidos invicto, bicampeón local, bicampeón de América y campeón del Mundo, es testimonio de lo ocurrido la noche del último sábado de diciembre de 2008 en el estadio Centenario de Armenia, Colombia.
Con 8.000 testigos presentes, el Patrón colgó los botines no sin antes armarse un lindo equipito junto a Oscar Córdoba, Fabián Morales, la Tota Fabbri, Diego León Osorio, Néstor Villarreal, Chicho Serna, Fabián Estay, Alex Aguinaga, Adolfo Valencia y Daniel Tilger. Y el equipo en cuestión, contó con otros dos caprichos del rudo marcador central: todas las camisetas auriazules llevaron el número dos en la espalda y el director técnico fue nada menos que Carlos Bianchi.
El partido, denominado ”El adiós del Patrón”, fue contra la selección de Colombia comandada por el Pibe Valderrama y el resultado quedó decorado con un 3-1 para los “Amigos de Bermúdez”. Obviamente los momentos cúlmines de la calurosa noche ni a palo fueron los goles. De entrada nomás, Jorge Bermúdez fue recibido en el campo de juego por su padre y por su hijo. Tras un fuerte abrazo, el Patrón se quebró y no pudo contener las lágrimas. Luego del encuentro confesaría lo que sintió: “...cuando ingresaron Jorge David y mi viejo fue un momento lleno de sentimiento y emoción. Verlos en una cancha conmigo era un sueño y gracias a Dios se cumplió. Me voy del fútbol satisfecho y con mucho agradecimiento a Dios por lo que me dio, por lo que me permitió vivir. Porque de jugar en la cancha de La Isabela con los pies descalzos, llegar a ganar una Intercontinental es una muestra de que uno puede lograr lo que se propone...".
Bermúdez fue reemplazado a los 30 del segundo tiempo y se llevó de regalo tremenda ovación. Y en caliente, tuvo tiempo de reflexionar sobre su futuro: “...qué felicidad siento con el apoyo de mi familia, mis paisanos y mis amigos. Es hermoso vivir esto, todo se lo debo al fútbol. Ahora seguiré pero desde el banco...".
Ojalá que algún día sea desde el banco de Boca. Total, pasó cada uno, que por qué no darle una chance al Patrón.