miércoles, 31 de marzo de 2010

Boca una Pasión pregunta, Imborrable Boca ehhh… responde

A mediados de octubre de 2009, la gente de “Boca una Pasión”, programa de radio marplatense que sale todos los lunes de 13 a 14 por FM Ciudad 99.1, ya tenía bastante con tener que analizar los tropiezos del equipo de Basile en el Apertura.
Pero entre tanto laburo se hizo un hueco para poner al aire una suerte de entrevista con Imborrable Boca. Y lo de suerte de entrevista no es tanto por Hugo y Claudio, los conductores del programa que hicieron lo que pudieron, sino por un entrevistado que se pensó que dar un reportaje era una papa y terminó pidiendo la hora, todo chivado y metiendo más baches que la avenida Patricios antes que la arreglen.

Fernando “Negro” Cáceres


Ahora que el Barba (?) metió mano y la palabra “milagro” le calza justo al trágico intento de robo en el que Fernando Gabriel Cáceres resultó baleado en la cabeza y casi muere, podemos repasar el meteórico paso del Negro por la primera de Boca.
Proveniente del fútbol de España, con rodaje en la Selección Argentina y 27 años en el DNI, Cáceres, que por suerte nada que ver con Julio César, llegó a punto caramelo al club. ¿Por qué? A todo ese escenario prometedor se le sumaba un condimento extra: el buen nivel casi siempre mostrado por el defensor central. Así que, kilos de ilusión.
Pero el Negro aterrizó en el medio de un gran bailongo en Boca. La era Bilardo, ya con el fracaso del Clausura 1996 a cuestas, armó lo que enseguidita fue bautizado “Dream Team”. Traducido al castellano, hordas de jugadores que entraron con sus sutos por el portón de acceso al club. Y lo hordas es por la salvaje cantidad y, más que nada, la calidad. Ejemplos sobran.
La cosa es que a mediados de 1996, el Apertura pintaba de maravillas y Cáceres, claro que era uno de los bastiones de la esperanza.
Debutó oficialmente una noche helada de Supercopa en cancha de Vélez. Fue el 21 de agosto en un triunfo 2-0 al Bicho en donde un montón de gente fue testigo de los silbidos al Huevo Toresani y de una línea de tres armada por el Narigón: Néstor Lorenzo, Cáceres y Tota Fabbri.
El arco en cero dio para ilusionarse un poco. Pero sólo un poco. Enseguida vendrían altas dosis de irregularidad, miles de cambios de sistema y de jugadores y muchas dudas por parte del técnico. Y Cáceres, en este contexto, hizo lo que pudo jugando a veces en líneas de tres y a veces en líneas de cuatro. Participó de epopeyas como el cascoteo en el Mineirao contra el Cruzeiro por la Supercopa y de jornadas para poner en un marquito como el 6-0 a Huracán en la Bombonera. Pero también fue parte de debacles estrepitosas como las derrotas 1-3 en cancha de Banfield o el 2-4 frente a Racing en el Cilindro.
Tal vez esa dura realidad lo hizo ver las cosas con claridad y tomar una decisión. Tras casi seis meses en Boca y luego de 20 partidos y 1 gol oficial frente a Unión la tarde que debutó Riquelme, el Negro se volvió corriendo al Viejo continente.
Su carrera, iniciada en Argentinos Juniors, River y el Zaragoza de España, siguió otra vez en la Madre Patria con las camisetas de Valencia, Celta de Vigo y el Córdoba. Ya casi acabado pegó la vuelta y defendió los colores de Independiente y de Argentina en el Showbol (?).

martes, 30 de marzo de 2010

Hrabina vs Villarreal (de Guaraní Antonio Franco)


Es verdad que el 21 de abril de 1985 hubo un partido de fútbol entre Guaraní Antonio Franco de Misiones y Boca. Se jugó en Posadas y con tribunas repletas. Pero dadas las circunstancias y en especial, el abultado marcador en contra, tampoco es cuestión de volver a hablar del tema. Ahora la cosa pasa por otro lado.
A los 42 minutos del primer tiempo y con Boca ya perdiendo inesperadamente 0-3, Hrabina y un jugador del equipo local llamado Villarreal fueron a trabar una pelota dividida. El Ruso, ni hace falta aclararlo, se tiró con todo y metió un codazo quirúrgico. Pero Villarreal, tal vez previendo la que se le venía, levantó la suela y clavó una plancha tremenda sobre Hrabina. Cayeron, se levantaron y hasta se insultaron cara a cara. Pero la cosa no quedó ahí. Tras cartón, el misionero le encajó flor de piña en la cara a Hrabina. Y obviamente se armó la goma.
Los jugadores de Boca reaccionaron y coparon la parada. Hubo tumulto, manotazos, empujones y trompadas que volaron por el aire. Bochornoso, pero una linda katinga (?).
Por suerte la gente siguió con asombrosa calma las alternativas del catch. Y eso influyó para que la calma volviera mucho más rápido de lo que se esperaba. Pero Hrabina en décimas de segundo, entendió que no tenía ningún sentido esperar a la próxima pelota dividida para ajusticiar a Villarreal en vivo y en directo. Se pegó un pique corto, atropelló a un policía que cruzó a interceptarlo y le tiró un par de ganchos tremendos. Evidentemente la acción de los uniformados fue clave porque el misionero siguió con vida tras la escaramuza. El árbitro revoleó la roja para los dos y a las duchas.
Al otro día, lunes 22, se llevó a cabo una reunión extraordinaria de Comisión Directiva en la sede del club. A las 7 de la tarde fueron cayendo Don Antonio Alegre, Magdalena, Heller, Cándido Vidales, Asiaín, Abbatángelo y hasta el técnico Di Stéfano. Tras entrar rapidito y en silencio, el tema de fondo pasaba por analizar el resultado catastrófico y las reacciones de Hrabina y Pasucci. ¿Qué hizo Pasucci? Nada. Se fue enojado a los vestuarios cuando todavía faltaban diez minutos para que termine el partido. Una boludez.
Luego de casi tres horas de reunión, los mandamás fueron saliendo y tuvieron que declarar algo ante los micrófonos que esperaban ansiosos ver sangre derramada en Brandsen y las vías. Y arrancó Di Stéfano: “...esto es una vergüenza. No hay derecho a hacer una cosa así, a tomar justicia por propias manos o a irse de la cancha antes del final…”. Teléfono directo para el Ruso y para Pasucci.
Asiaín fue un poco más diplomático: “…nos preocupan la goleada y el escándalo. Esto compromete algunos amistosos que estamos programando en el interior, en fin, es lamentable. Yo creo que el escándalo no lo generó Boca sino un jugador de ellos, pero de todos modos la reacción es injustificable…”.

El martes, algunos medios que pedían sanciones ejemplificadores hacia los jugadores, fueron a buscar al propio Hrabina a su casa para tratar de tirarle de la lengua y hundirlo. Pero el Ruso, bajó tres cambios y puso paños helados a la situación: “...la verdad estuve mal, no tenía que haber hecho lo que hice. Pero ese Villarreal primero me metió una plancha en la rodilla y después me dio un golpe en la cara… fue terrible, Pero sé que con mi reacción le hice un daño a mis compañeros y a Boca. Estoy arrepentido….”. Bien Quique.
No hubo sanciones para los jugadores y Hrabina, que estaba haciendo sus primeras armas en Boca, empezaba a a presentarse en sociedad para que ya se lo pudiera ir conociendo un poco mejor.

domingo, 28 de marzo de 2010

Boca 1973


Arriba: Rogel, Pachamé, Sánchez, Tano Pernía, Roberto Mouzo y Ovide. Abajo: Mané Ponce, Chino Benítez, Curioni, Potente y Guerini.

sábado, 27 de marzo de 2010

Droopy (XII)


Trabajadores de Radio Nacional en la Base "Esperanza" de la Antártida.
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Gracias a Guille

viernes, 26 de marzo de 2010

Lucas "Tanque" Pratto


Delantero corpulento nacido en La Plata el 4 de junio de 1988 surgido de Defensores de Cambaceres que llegó a Boca Juniors de la mano del goleador Martín Palermo. En el Xeneize realizó todo el paso previo hasta llegar a la Primer pero apenas si jugó… Crudo este comienzo de post dedicado a Pratto pero este es nuestro estilo (?).
Su carrera en Boca se inició en 2006 cuando se consagró campeón en 5ta. división en un equipo en el que brillaba un gran proyecto de por si trunco: Oscar Trejo. Esa división boquense lograría el campeonato y en un partido clave, la final, el grandote delantero comenzaba a mostrar dotes del goleador que sería más adelante. En el match decisivo frente a Vélez, Pratto marcó un gol de cabeza que significó el campeonato y de esta manera alcanzó los 20 goles en el certamen.
Tras coronar el título, Pratto contaba sus impresiones y dejaba unas palabras sobre su mentor, Martín Palermo: "...Martín me dijo que tengo que manejarme con tranquilidad y trato de hacerlo. Por eso no me creo nada con este título y estos goles. Todavía tengo mucho por aprender...".
Además agregó: "...me sorprendió su humildad y buena onda. En lo futbolístico, me llama la atención lo perseverante que es, vive buscando el gol. A él parece no afectarlo ninguna situación y termina apareciendo con goles importantes. En eso es un campeón...".
Todo un imán parecía Palermo para Pratto. Lo que en fútbol y en la vida se llama un padrino futbolístico.
Con el objetivo de un título ganado y con las expectativas por seguir escalando hasta llegar a Primera, Pratto declaraba: "...queremos festejar el título y después disfrutar de las vacaciones. ¿El año que viene? No sé. Ojalá pueda tener chances en Reserva. Y si no, seguiré metiéndole en mi categoría...". Todo sea por seguir alimentando el gran sueño de su carrera: "...sería único poder compartir una cancha con Palermo. ¿Y por qué no?...".
Apuntaba alto Pratto con estas declaraciones. Ser el sucesor de Palermo era su sueño. Había quedado más que claro. Pero, tener a Palermo arriba no es para cualquiera y sacarle el puesto es una utopía. Así las cosas, en junio de 2007, Lucas Pratto, en busca de continuidad, se mudó a Victoria para jugar en el Tigre de Diego Cagna. Allí por fin tuvo la chance que Boca no le dio: debutar en Primera. Esto se produjo el 16 de septiembre de ese año en un partido que el Matador perdió 2 a 1 ante San Lorenzo. Lucas Pratto ingresó a los 21 minutos del segundo tiempo en reemplazo de Guillermo Suárez. A partir de ahí solo ingresaría en un par de partidos, siempre desde el banco hasta que en 2008 tuvo más chances por la ida de Lázzaro a Estudiantes. Finalmente, en el Clausura 2008 debutaría en la red ante San Martín de San Juan. Terminado ese torneo decidió partir a Noruega para jugar en el FC Lyn Oslo en donde ganó experiencia para en el 2009 retornar a Boca.
Nuevamente en el xeneize, Pratto, de la mano de Abel Alves, coronó geniales actuaciones en el torneo de reserva. Era muy común escuchar comentarios acerca de un lungo goleador que la rompía partido tras partido. Pero además de éso quedó una anécdota que vale la pena ser contada. El delantero de Boca iba a ser titular en el partido de Reserva ante Godoy Cruz, pero quedó varado en un embotellamiento en la autopista La Plata - Buenos Aires y al ver que no llegaba, dejó su auto en manos de un familiar y paró un motociclista para que lo traslade a Casa Amarilla. "Soy jugador de Boca", afirmó en medio de la ruta. Finalmente llegó, fue al banco y convirtió un gol en el 2 a 0 del xeneize. Ése era Pratto quien a mediados del 2009 se cansó de hacer goles esperando una chance para formar parte del equipo de primera o al menos concentrar al lado de Palermo, Riquelme y Calvo (?).
Gracias a esos goles la chance finalmente llegó. Un 5 de diciembre y por el Apertura 2009 un Independiente en alza visitó al equipo de Basile. A los 29 minutos del segundo tiempo Pratto ingresó en reemplazo de Nicolás Gaitán pero no pudo hacer mucho para torcer la historia ya que el partido fue 2 a 1 a favor del equipo de Gallego. Igualmente, poco le habrá importado a Pratto quién se había sacado las ganas de vestir oficialmente la horrible equipación que usó Boca esa noche.
No iba ser ése su único partido con el primer equipo ya que la fecha siguiente, la 18ª, Boca visitó a Huracán con 7 minutos de nuestro homenajeado en un partido que finalizó 0 a 0.
Finalizado ese torneo, Pratto, quien veía casi imposible poder tener más minutos en la Primera decidió armar las valijas y firmó con Unión de Santa Fe, equipo del Nacional B y candidato a lograr un ascenso a Primera División. Hasta el momento, mantiene la titularidad y comparte equipo con otros ex Boca como Matías Donnet y Ariel Colzera.
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miércoles, 24 de marzo de 2010

Celtic 1 - Boca 0


Tras la obtención del pentacampeonato de América y los festejos en la Bombonera mientras un muletto era goleado en Arroyito, el Boca de Bianchi gozó de unas merecidas vacaciones. Y lo bien que les debe haber venido el descanso de cara a lo que se venía. Una pretemporada más que exigente en el hemisferio norte.
Y lo de exigente no pasa tanto por los doble turno de Santella, sino por lo que fue el amistoso jugado el 25 de julio de 2003. Una verdadera masacre llevada a cabo en el Cleveland Browns Stadium de Estados Unidos ante el Celtic de Escocia.
Boca venía durísimo y encaró el partido como lo que en teoría debía ser: un amistoso. De hecho, los primeros minutos fueron a puro control de pelota y desequilibrio con Barros Schelotto. El mellizo de Gustavo arrancó tirando un par de caños pero enseguida le pusieron los puntos: Mc Namara lo atendió feo y en la caída un escocés lo fusiló con un pelotazo en la cabeza.
Tras la declaración de guerra y ver que el Celtic empezaba a pegar como si fuera la final del Mundo, Boca no se quedó atrás y se puso a la altura de las circunstancias. Y empezaron a verse jugadas casi de catch. Jonathan Fabbro lo sacudió a Lambert y se ganó una amarilla de esas que si eran roja nadie podía quejarse. Nico Burdisso practicó inglés cagándose a puteadas con Chris Sutton. Y de las puteadas pasaron a una raspada importante.
Sólo en los primeros cuarenta y cinco hubo veinte fouls (diez de cada equipo). En el segundo tiempo vino el gol de Sutton y siguió la carnicería. Para la estadística quedaron ocho amarillas, una expulsión (terrible plancha de Fabbro) y un par de hechos insólitos.
Como las dos amarillas que recibió el Pampa Calvo sin ver la roja. Y la nota de color puesta por Martin O’Neill, el técnico del Celtic, quien evidentemente quería probar a sus jugadores y se cansó de hacer cambios. Metió diez en el segundo tiempo, incluyendo a tres arqueros a lo largo de los noventa minutos. Bianchi no hizo tantos, pero arriesgó a Tévez, que en el final tuvo una chance que le tapó el arquero Magnus Hedman.
Los once que salieron a jugarse las tibias y los peronés fueron Pato Abbondanzieri, Jerez, Flaco Schiavi, Nico Burdisso, Calvo, Seba Battaglia, Cascini, Cagna, Jonathan Fabbro, el mellizo Guillermo y Colautti.

martes, 23 de marzo de 2010

Hugo Ávalos


A todos los pibes de las inferiores que llegan a primera del año 2000 para acá y amagan con abrir la boca para quejarse de la realidad que les tocó vivir, habría que sentarlos, acomodarlos (?) un poco y mostrarle cómo eran las cosas un tiempo atrás. O cómo eran las cosas puntualmente en casos como el de Hugo Oscar Ávalos.
Marcador de punta derecho nacido en junio del 64 y que con 20 años fue sacado de apuro de La Candela y tirado a la hoguera que fue el Boca del 84. Huelga de profesionales de por medio, fue usado para entre otras cosas juntar once jugadores y poder salir a los campos de juego. Así fue como vio la luz de la fama en la segunda rueda del Metro pero, como no podía ser de otra manera, en forma accidentada.
Para arrancar hay que hablar de un debut trunco como el que fue en los 65 minutos jugados contra Chacarita en San Martín, partido que se suspendió por una batalla campal entre las hinchadas y terminaría días después sin que se abra el marcador. Tras el arranque fallido vendrían dos piñas en el mentón para jugadores, dirigentes, Marito Zanabria técnico interino e hinchas. Derrotas 1-4 con River en el Monumental y 1-5 con Argentinos haciendo de local en el Bosque platense. Como si toda la malaria no fuera suficiente, es justo recordar que Ávalos ni siquiera pudo moverse en su puesto. Tuvo que jugar de primer marcador central. Lugar de la cancha donde se pagaban todos los platos rotos habidos y por haber.
Tras mucho freezer, desaparición y misterio absoluto, Ávalos reapareció un buen día allá por agosto de 1986, o sea casi dos años después, para jugar dos partidos más. No es que hubiera mucha manteca para tirar al techo pero es indudable que ya había condiciones mucho más favorables. Primero y principal, jugó esos dos partidos haciendo de local en la Bombonera. Y segundo, se movió en su puesto, o sea de cuatro.
Su vuelta a las canchas fue básicamente porque Boca se tiraba de lleno a la Libertadores 86 y Zanabria, técnico ya confirmado en el cargo para ese entonces, lo conocía bien. Así fue como formó mulettos que empataron 0-0 con el Pincha y le ganaron 1-0 a Deportivo Italiano por la primera rueda de la temporada 1986/87. Fueron actuaciones prometedoras y en las que ayudó a mantener el arco en cero pese a estar acompañado por Juan Amador Sánchez, Zacarías y el Oveja Bordet.
Pero así como volvió inesperadamente, desapareció de un día para el otro de la faz de la tierra dejando en las estadísticas 5 partidos oficiales. Y lo de desaparecer es literal. Nunca más jugó en Boca y nunca más se pudo (?) rastrearlo en otro equipo.

domingo, 21 de marzo de 2010

La mitad más dos (XXIII)


Gorbachov, Mijaíl Sergeyevich. Político ruso, ganador del Premio Nobel de la Paz y ex presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de 1989 a 1991.
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Gracias a Alois Fischer

sábado, 20 de marzo de 2010

Festejos Imborrables edición doble (XXVII): que así sea


Palermo a River, hace más de diez años, en el arco de Casa Amarilla y a segundos de una patada voladora a los carteles de publicidad. Clausura 1999
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Riquelme a River sobre la hora, de penal y en el arco que da al Riachuelo. Copa Libertadores 2000,
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Gracias a Paco Leal

jueves, 18 de marzo de 2010

Juan Sebastian “Brujita” Verón


Como siempre hemos medido a todos con la misma vara (?), obviamente no le hacamos asco a nada ni hacemos diferencia por portación de apellido. Y así como pasamos de un Profesor Habegger a un Flaco Menotti, también nos vemos en la obligación (?) de pasar de un Fornés a un Juan Sebastián Verón. Y a no dudar de que por más que sea muy amigo de Beckham o use finas camisas italianas, acá será tratado como cualquier hijo de vecino.
Su llegada a Boca, principios de 1996, coincidió con la asunción de Macri como presidente, la llegada de Bilardo como técnico y la demolición de los palcos viejos que daban a Del Valle Iberlucea. O sea una época de cambios. Y no es que haya animosidad contra este volante ofensivo, pero ya hay que hablar de un arrribo medio polémico si nos agarramos de una bombita que tiró como si nada antes de jugar su primer partido oficial. La verdad que para empezar, flojito flojito.
Pero sus innegables condiciones y la banca de Maradona, hizo que muchos hiciéramos la vista gorda. Para colmo su debut, el 17 de marzo de 1996, fue a lo grande. Por las primeras fechas del Clausura 96 clavó un terrible golazo a Huracán en Parque Patricios faltando cinco minutos. La media distancia, uno de sus puntos fuertes, empezó a inclinar la balanza para su lado a pesar de que ese gol terminó sriviendo de poco tras el empate final 1-1 de Hugo Romeo Guerra en tiempo de descuento. Pero salvar la ropa, la salvó.
Formó distintos mediocampos siempre como libre y juntándose con los de arriba. Si le tocaba ir por los costados, tenía despliegue. Buena pegada no se le puede negar. Llegada al gol también si le contamos 4 goles en sus 17 partidos oficiales con la camiseta azul y oro. ¿Y entonces?
Que tras el porrazo en la lucha por el título luego de una increíble gira por China, la Brujita armó los bolsos y a los 4 meses y 3 semanas de su debut se las piró a Europa. Su despedida fue una tarde de derrota 1-2 con Estudiantes en La Boca por la penúltima fecha de ese campeonato. Tarde que Maradona entró por el portón de acceso al club faltando quince minutos para empezar el partido, Palermo hizo los goles del Pincha y Verón el de Boca. Fue un golazo al ángulo que obviamente no gritó. No era para menos.
Nadie quiso imaginar que su tour por el xeneize haya sido una excusa para elevar su cotización de cara al futuro europeo que ya le asomaba en su horizonte. Pero la gente es mala y comenta. Como también comenta que el técnico de ese momento le hizo esa gauchada sin segundas intenciones.
Proveniente de la escuela pincharrata, su futuro lleno de glamour incluyó camisetas que siempre transpiró. A saber: Sampdoria, Parma y Lazio en Italia, Manchester United en Inglaterra, otra vez en Italia con el Inter y un regreso a toda orquesta en el Pincha. Tremenda carrera. Como es un hombre de mundo, conoció casi todos los rincones del planeta. Y hasta se dio el lujo de pasear en pleno campo de juego durante el Mundial de Japón/Corea 2002.

Boca Energy Drink: la bebida energizante oficial


Tras el histórico porrazo comandado por Ricardo La Volpe, evidentemente la dirigencia de Boca decidió hacer borrón y cuenta nueva a todo nivel. Y no nos referimos al desembarco de Miguel Ángel Russo como técnico o el de Orteman como jugador. ¿A qué apuntamos concretamete? A la Boca Energy Drink, la bebida energizante oficial de Boca Juniors. Uff.
Fue así como en febrero de 2007 se mandó a la calle una primer (¿y última?) tanda de 120.000 latas azules y amarillas, obviamente con el escudo del club bien grande y con la ilusión de lo que se preveía como un furor entre los jóvenes.
Esta nueva iniciativa, basada en lo hecho tiempo antes por el Real Madrid en España, transformó a Boca una vez más, en el primer club del fútbol argentino en hacer algo de esta magnitud (?).
Hubo voces tenues que objetaron la movida, ya que justo coincidió con algunos hechos trágicos en que adolescentes vieron en peligro sus vidas al mezclar este tipo de bebidas con alcohol, pero el continuo crecimiento de su consumo era una oportunidad muy tentadora y que no se podía dejar pasar.
Hechas a base de cafeína y con sabor a guaraná, los dirigentes le auguraron un éxito rotundo. Pero a la realidad nos remitimos. ¿Alguien las sigue viendo a la venta en algún lado?
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Gracias a Felipe Depetri por la colaboración

martes, 16 de marzo de 2010

Pablo Jerez


Corría el mes de enero de 2003 y Carlos Bianchi iniciaba su segundo ciclo en Boca. Un amistoso de verano en Salta ante el Ciclón fijaba el inicio futbolístico de ese equipo con ilusiones renovadas y expectativas de repetir títulos. Como era habitual en el DT, este tipo de partidos servía de prueba para que jóvenes valores de la cantera boquense hagan sus primeras armas y de esta manera no arriesgar a los titulares. El propio Bianchi, en la previa de ese debut y ante la requisitoria de los periodistas expresaba sus sentimientos con respecto a los más pibes:
"...de los jugadores que conozco no hace falta que hable. De los que no, Caneo, Ginóbili, Silvestre y Jerez me demostraron que están rindiendo en lo físico y futbolístico. Es bueno tener como piezas de recambio a jóvenes como ellos...”.
Imagínense Pablito ¡cómo estaba! A sus anchas expresaba su alegría de esta manera: "...la verdad es que es no lo esperábamos, pero es un orgullo enorme que un técnico como Bianchi nos dé esta posibilidad...”.
Con semejante presentación la noche del 23 de enero, Pablo Jerez, categoría 83 y oriundo de la localidad de Ituzaingó, saltaba al Padre Martiarena de Salta en un partido amistoso que lo tuvo como lateral derecho y en el que cumplió una aceptable actuación, solo empañada con el buen desempeño de Chatruc (?) que lo complicó por su banda, pero a la vez haciendo que el árbitro expulse a Celso Esquivel por una entrada brusca en una de las escapadas que solía hacer Pablito al ataque.
Habiendo tenido participación y cumplido buenas actuaciones en partidos preparatorios, Jerez se perfilaba como un buen recambio ante la lesión del Negro Ibarra. Así fue como llegó el día del debut oficial con la camiseta de Boca el 23 de febrero del 2003, por la 1ª fecha del Torneo Clausura en la visita de Boca a Unión de Santa Fe. Debut que fue con derrota (2 a 0 con doblete de Pablo Islas) pero con una buena participación de Jerez quien según las crónicas de esos años fue la imagen espiritual del equipo. Dicho en otras palabras, el pibe transpiró la camiseta.
Tal fue su buen rendimiento que disputó 8 partidos en ese torneo y también tuvo tiempo de jugar la Copa Libertadores, torneo que finalmente se iba a quedar en La Boca.
Para el Apertura de ese año, 2003, Jerez lograría jugar más partidos, pero había algo que lo preocupaba y lo expresaba en declaraciones a la prensa: "...la gente piensa que los jugadores que están en la primera división tienen mucho dinero, pero ése no es mi caso...".
¿A qué se debía ese comentario? A que con más de 14 partidos en la primera de Boca, habiendo levantado la Copa y logrado la tan ansiada titularidad dada la venta de Ibarra al Porto, Jerez no había firmado contrato sino que vivía de los premios por partido ganado.
El andar de Boca fue exitoso en ese Apertura (salió campeón) y Jerez siguió teniendo protagonismo como pieza clave (?) en el andar de ese equipo. Pasó el 2003, llegó el 2004 y siguió alternando partidos por Copa y campeonato. Todo esto hasta que una noche post derrota ante el Once Caldas, Bianchi decidió dejar su cargo como DT. Un nuevo panorama se abría para los juveniles y especialmente para Jerez quien no se imaginaba lo que iba a venir. Con la llegada de Miguel Ángel Brindisi, el lateral fue perdiendo lugar al mismo tiempo que el equipo se derrumbaba fecha tras fecha. Eso si, fue protagonista de la mediática renuncia de Miguelito en pleno vestuario del Monumental aquella tarde en que River nos venció 2 a 0. Luego vendría el Chino Benítez, otro título más para Jerez, la Sudamericana, pero el final se acercaba. Cuatro partidos más como titular le quedaban a nuestro homenajeado hasta que el 12 de diciembre de 2004 disputó su último partido con la camiseta de Boca en un empate 1 a 1 ante Almagro por la última fecha del Apertura.
Para colmo el año siguiente Boca decidió romper el mercado (?) y trajo como refuerzo estrella al brasileño Baiano a lo que Jerez, con un pié casi afuera, terminó por sacar el otro y decidió tomarse el palo a Santa Fe a comer sábalo. Más tarde cayó en Victoria para formar parte de la gran campaña del Tigre de Diego Cagna y actualmente juega en Huracán de Parque Patricios.
Con un saldo de 56 partidos oficiales disputados se puede decir que, a diferencia de otros juveniles que pasaron por la entidad, Jerez logró tener la consideración de parte del DT más exitoso de la historia, pudo consolidarse y ganó torneos. De todas maneras nos queda una duda…¿por cuánto habrá firmado su primer contrato?
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lunes, 15 de marzo de 2010

Plantel de Boca vs Hugo Gatti


Mucho antes de que los medios digan cada dos días que Boca es un cabaret, los planteles tenían sus lógicas diferencias. A veces normales, solucionadas con charlas de vestuario. A veces sólo dirimidas como debe ser (?): a puño limpio. Obviamente el Boca de 1982 no fue la excepción y siguió al ABC de cualquier interna feroz: pelea, insultos y trompadas. Sólo que esta vez no había dos bandos. Eran todos contra Gatti. Por eso el combo hasta incluyó una especie de vacío que le hicieron al Loco.
El tema arrancó en abril de 1982 y como consecuencia de un fuerte enfrentamiento entre los jugadores y los dirigentes por un tema siempre polémico: los sueldos. A eso hay que sumarle un detalle no menor: el intento de pesificación de algunos contratos que estaban en dólares. Los dirigentes la venían piloteando con refinanciaciones y promesas varias, hasta que a comienzos de ese abril los jugadores dijeron basta de sanata.
El sábado 3 de abril los jugadores tras deliberar duro y parejo durante cinco horas, decidieron finalmente presentarse a jugar en Parque Patricios frente a Huracán por la primera fase del Nacional (partidazo que terminaría 3-3). Pero el reclamo de fondo creció y fue más alla de los sueldos adeudados de febrero y marzo: “...queremos de una vez por todas hablar seriamente de los contratos...” los encararon a Noel y Abbatángelo. Ojo que la decisión final de presentarse frente al Globo fue en teoría “por respeto al público” según se dijo en un comunicado que sacaron los jugadores, pero la verdad se le escapó al Mono Perotti: “...jugamos porque para ir al conflicto necesitamos un arma legal y no la teníamos”.
Entonces se estableció una mini tregua hasta el miércoles 7. Y el plantel esperó en La Candela luego del entrenamiento y antes de concentrarse para el partido del jueves 8 contra Mariano Moreno de Junín en la Bombonera.
A la tarde llamó Noel y casi que imploró: “...les pido por favor que aguanten hasta después del horario de banco, poque estamos detrás de la plata y tenemos que cambiar varios cheques...”. Los jugadores aceptaron pero al mismo tiempo apostaron fuerte: se mandaron derechito a Futbolistas Agremiados. Allí, un grupo integrado por el Mono Perotti, Cacho Córdoba, Krasouski, la Pantera Rodríguez y el Chino Benítez fijaron los pasos inflexibles a seguir: “...vamos a mandar telegramas para que los dirigentes sepan que esta vez va en serio. El martes próximo vence el plazo y si no nos pagan la mayoría de nosotros puede quedar libre...” reflexionó la Pantera.
El temido miércoles 7 llegó y La Candela fue un polvorín. Una comitiva de dirigentes integrada por Noel, Abbattángelo, Baragli, Miyara, Lagana y Del Bene entraron ante la mirada de todos. Pero había un detalle. Miyara, el tesorero, llevaba un maletín con 500 millones de pesos ley en lugar de los 830 millones que eran necesarios para cumplir la promesa. ¿Cómo se obtuvo la guita en un momento del país jodidísimo? Pidiendo adelantos por la Copa de Verano 1983 más el aporte off the record de Corigliano, cosa que provocó un fuerte quiebre entre los mismos dirigentes.
Al contar los billetes, los jugadores explotaron, hablaron de burla y sólo les faltó ponerse los cascos para la guerra que se venía. Tras cenar todos juntos ahí en La Candela, el plantel entero se fue a deliberar para ver si aceptaban esa guita como pago a cuenta. Tardaron poco en darse cuenta de que había unanimidad total en rechazar la oferta y mantener una postura inflexible. Les comunicaron su decisión a los dirigentes y el clima se puso más caldeado.
Pero cuando los jugadores ya se preparaban para irse a dormir casi a la medianoche se produjo un incidente inesperado que haría volar todo por el aire: Tesare vió como Gatti recibía plata de manos de Noel y ni lerdo ni perezoso, se lo dijo al Chino Benitez. Cuerpo a tierra entonces.
La reacción del Chino fue instantánea. Lo encaró a Gatti al grito de “...sos un traidor...”. Lo rodearon a un Gatti que quiso explicar algo pero al ver la reacción generalizada de todos optó por irse a dormir. Con ese clima de camaradería, Boca salió al otro día a la Bombonera y le ganó 2-0 a Mariano Moreno de Junín. Pero las aguas no se habían aquietado sino más bien todo lo contrario. Tras la victoria y en un reportaje en los vestuarios el Chino Benìtez y Cacho Córdoba pasaron factura: “...existe un conflicto con los dirigentes, pero el grupo se mantiene unido... a excepción de Gatti...”.
El clima en el entrenamiento antes del partido del domingo 11 en Salta contra Central Norte se cortaba con un cuchillo. Y como sería la cosa, que el mismo Gatti le pidió al Polaco Cap una reunión con los demás jugadoes. El Polaco paró el entrenamiento y rajó cagado en las patas los dejó solos en la mitad de cancha. El Loco bajó un par de cambios y trató de consensuar diciendo que si decidían no presentarse a jugar él haría lo mismo porque se sentía parte del grupo. Ah, y agregó que la famosa guita recibida de manos del presidente era por unos premios atrasados.
Parece que la excusa no sonó muy creíble porque varios se le fueron encima ahí nomás. El primero fue nuevamente el Chino Benìtez: “...¿por qué no viniste de frente para decir de que se trataba? Además, no te creemos un carajo eso de que es una deuda vieja, porque nunca mandaste un telegrama. Sos uno de los más viejos del plantel y te borraste, cuando no tenías nada que perder. Aquí hay pibes con primer contrato que mandaron telegrama y se están jugando su futuro en Boca...”.
La siguió Perotti: “...estuviste reunido con nosotros cinco horas y no abriste la boca. ¿Qué ejemplo le das a los pibes?...”. Y ya que hacían cola para darle al Loco, se sumó Pasucci: “...vos Hugo sos un tipo muy especial. Hacé tu vida como quieras, pero no podés borrarte cuando hay tanto en juego...”. Para colmo Gatti subió la apuesta y no reconoció haber cometido un error.
El clima, ya bien quenchi, se enrareció aún más en esos días cuando empezó a circular una lista de las cabezas que cortarían los dirigentes. Se hablaba de Krasouski, Brindisi y Trobbiani por tener contratos en dólares y Perotti y Córdoba por ser los cabecillas de la rebelión.
En ese mar de fondo Boca viajó a Salta a jugar contra Central Norte. Ya a esa altura nadie le hablaba al Loco y ni imaginamos lo que debe haber sentido el pobre del Chueco Alves cuando le tocó sentarse al lado de Gatti en el almuerzo.
Como frutilla del postre Boca perdió 1-2 y Gatti se comió los dos goles en forma increíble. Cosa que lo depositó más que nunca en el ojo de la tormenta que ya a esa altura era un tsunami. Tras la derrota en los mismos vestuarios de la cancha de Gimnasia y Tiro, Mouzo lo encaró mal a Gatti y la reacción del Loco fue tremenda. Hubo insultos cruzados y se tiraron un par de piñas. Obviamente Gatti no quiso saber nada con volver en el micro con el plantel y regresó al hotel Huaico de Salta en un taxi.
La historia terminó como tenía que terminar con semejante bailongo. Ese Boca no ganó ninguno de los cuatro partidos clave que venían y quedó eliminado del Nacional cayendo 0-4 con Talleres en el Chateau Carreras.

domingo, 14 de marzo de 2010

Ojos bien cerrados (I)

Esta nueva sección, como su nombre lo indica, fue pensada para ser vivida intensamente (?). Eso sí, la única condición es cerrar los ojos bien cerrados y escuchar. Pero hagan la prueba en serio eh. Play, volumen casi al mango y vean qué pasa.
La idea es que, más allá de gustar mucho o poco el relator de turno, se pueda viajar en el tiempo y recordar lo vivido durante esos pocos segundos. Estamos hablando de experimentar otra vez nervios, desahogos, explosiones (?), avalanchas, patadas voladoras a puertas, revoleo de camisetas, agarrada de genitales hacia la tribuna rival o abrazos a hermanos, amigos, desconocidos, radios o televisores. ¿Y lágrimas en los ojos? Es probable. Y a mucha honra carajo.
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24 de mayo de 2000, Copa Libertadores. Palermo a River por Víctor Hugo Morales.

jueves, 11 de marzo de 2010

Diego Maggia


Podrá parecer un poco injusto dedicarle unas líneas a un pibe de las inferiores que jamás llegó a jugar oficialmente. Pero hay un par de puntos que casi nos ponen en la obligación: primero, no habrá jugado nunca en forma oficial pero sí jugó un rato en un amistoso. Segundo, revisando un poco, encontramos casos mucho peores. Y tercero y principal, un tipo que porta semejante apellido, ni en pedo puede quedarse afuera. Así que, a lo nuestro (?) entonces.
Diego Norberto Maggia, volante ofensivo nacido en diciembre de 1970 en San Justo, provincia de Buenos Aires, arribó a La Candela o porque era hincha de Boca o porque La Candela quedaba muy cerca de su casa. O tal vez por las dos cosas. Lo importante es que arribó a La Candela y transitó el camino de las inferiores en la complicada década del 80. Así que, como mínimo, escenario difícil.
Sin embargo todas sus ilusiones y sueños deben haber tocado techo el 16 de julio de 1989 en ocasión a un partido amistoso contra un Combinado de General Sarmiento. Esa fría jornada, en la cancha de Juventud Unida y bajo el arbitraje de Carozo Mastrángelo, Cai Aimar puso en cancha a Merlo, Ivar Stafuzza, Juan Simón, Erbín, Berti, Fabián Carrizo, dos que todavía eran amigos como Marangoni y Villarreal, Latorre, Graciani y Walter Pico. Pero en el segundo tiempo entraron una banda de pibes formada entre otros por nuestro homenajeado, Giraldi, el Nachi Medina y Tilger a los que se sumó el plus (?) de dos relegados como el Coya Gutiérrez y la Porota Barberón. La cosa es que en el medio de tanto cambio hecho por el técnico, Maggia se dio el gusto y pisó por primera y última vez un campo de juego con la camiseta de Boca puesta. Y hasta tuvo el honor de retirarse victorioso si tenemos en cuenta que el partido terminó con un triunfo 2-0.
No habría nunca más una mísera oportunidad para que saque conejos de la galera (?). No volvió a tener chance alguna de frotar la varita (?) y hacer el gol que tanto habrá soñado. Un rato en un amistoso y desaparición absoluta.
Pero ojo. Según cuentan algunos entendidos en el tema, pudo vérselo años más tarde defendiendo la camiseta de San Telmo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Las fallidas construcciones de la Ciudad Deportiva y el nuevo gran estadio de Boca Juniors


Seguramente que escribir sobre la Ciudad Deportiva habilita a redactar hasta un libro con su historia. Si fuera por lo que resultó la obra en sí, dejando de lado el gran estadio que la iba a coronar o el precio final por su venta, no merecería figurar en Imborrable. Pero la frustración al no construirse el estadio la ubica entre los grandes bloopers de nuestra existencia. Haremos un paralelo con la historia política simultánea a su construcción.

A principios de 1965 el gobierno democrático del Dr. Illia con su vicepresidente Carlos Perette (boquense de ley) le otorgó a Boca Juniors un sector en el Río de La Plata, adyacente a la Costanera Sur, para que mediante relleno se construya una Ciudad Deportiva de 40 hectáreas. El pujante y por momentos delirante presidente boquense, Alberto J. Armando, definió el proyecto con una frase: Fe y Trabajo.

El Puma declaraba que cuando el primer camión volcó su contenido de tierra y escombros siendo éstos devorados por el río, los presentes lo miraron con cara de "...Armando está loco...", pero la obra comenzó a crecer con prisa y sin pausa acompañada por el éxito deportivo a nivel local del equipo de fútbol. Estudiosos en el tema hoy en día, afirman que el proyecto fue una viveza en la que se usó a Boca como entidad civil para obtener costosos terrenos y construir allí un suntuoso barrio. Cosa que mirando hoy en día, reafirmaría esa teoría.



Pero reanudemos con su evolución. Lo que no se decía al principio, comenzó a gestarse en el tiempo. Mientras avanzaba el relleno y la construcción de la confiteria con pileta, canchas de tenis, piletas de natación, canchas de todos los deportes, anfiteatro, fuentes ornamentales, autocine, parque de diversiones, sectores de recreación y camping, el presidente se envalentonaba y anunciaba la construcción de una torre gigante con confitería giratoria en la cumbre (creo que es la que finalmente se instaló en el Parque de la Ciudad) y un gran estadio para 150.000 personas en la isla 7 que sería inaugurado el 25 de mayo de 1975 a las 11 horas.
Para financiar la obra se vendían bonos o títulos pro-patrimoniales que daban categoría de Socio Patrimonial para el uso de las instalaciones.


El presidente mientras tanto hacía anuncios a veces estrafalarios como que se iba a colocar la bandera de Boca en la Luna o que recorrería en persona los días de partido las tribunas sociales vendiendo artículos y chucherías xeneizes para recaudar fondos. Cuando Argentina fue designada organizadora del Mundial 78 dijo que el gran estadio iba a ser la sede principal.
Una de las empresas constructoras se llamaba Christiani & Nielsen y financiaba también el Banco Holandés Unido del cual Armando era mandatario.
El decreto original aclaraba que si no se completaban las obras todo pasaba a poder de la Municipalidad de Buenos Aires.
Los éxitos deportivos locales seguían y el otro sueño de Armando, la Libertadores que afianzaría al club a nivel mundial, no se concretaba. Mientras tanto, todo lo que no era el estadio se iba completando y funcionaba a pleno. En 1970 un milico fanático y entusiasta de Boca, Alejandro Lanusse, asumió el gobierno militar que ya venía de dos fracasos desde 1966 y apoyó el sueño de Armando, quien en una ceremonia hecha el 25 de mayo de 1972 colocó en su presencia, la piedra fundamental del gran estadio. La obra sería financiada con series de rifas gigantes denominadas Cruzada de las Estrellas y Cruzada de Oro, más la venta de plateas en la nueva cancha.
Algunos pesimistas hablaban de la imposibilidad de construir semejante mole en flojos terrenos recién ganados al río. Estábamos en 1972 y Armando todas las semanas iba contando a cuanto micrófono se le cruzara la cantidad de pilotes colocados alrededor de la isla 7 para continuar la obra. A nivel político la presión de Perón desde España y su fiel pueblo argentino forzaron a Lanusse a dar una salida democrática para 1973, levantando 18 años de proscripción al viejo líder. Entonces Armando, de antigua militancia peronista, abandonó su pasado y apoyó al candidato de Lanusse, otro milico que sacó muy pocos votos, Ezequiel Martinez. El triunfo aplastante fue del candidato puesto por Perón, el Dr. Cámpora, que gobernó sólo unos meses hasta que en otra elección, el Gral. Perón ahora sí llegaba otra vez a la presidencia. Los momentos políticos fueron agitadísimos. Se giró rápidamente de la izquierda de Cámpora a la derecha facista del peronismo con López Rega de genio dominante. El terrorismo ya había comenzado a tomar cada vez más coraje y jaqueba a los gobiernos, había inseguridad social y por primera vez luego de la muerte de Perón, se conoció la hiperinflación. Todo este cóctel más algún problema personal no resuelto entre Armando y López Rega, le firmaron el certificado de defunción al gran estadio, que para ese entonces apenas contaba con una tribunita de 30 metros y 8 escalones en el solar de la isla 7.
Algunos allegados cuentan que el 25 de mayo de 1975 fue un día muy traumático para Armando. Con el transcurso del tiempo la estructura de la Ciudad Deportiva fue decayendo jugándole muy en contra la costumbre ridícula de los gobernantes de hacer dificultoso el acceso a las zonas ribereñas, hecho notorio aún hoy en día en Buenos Aires, una ciudad de espaldas al río.
Falta de presupuesto y mantenimiento hicieron el proceso inverso rápidamente: yuyos, óxido, degradación y abandono. Armando lograría muy rápido en 1976 borrar sus penas cuando el equipo de fútbol del Toto Lorenzo le dio sus alegrías pendientes: bicampeonato con final victoriosa frente a River, dos Libertadores y la Intercontinental. Paralelamente ya con la Junta Militar de Videla en el poder se construyeron las autopistas y el material de las demoliciones se volcó al río en la zona aledaña a la Ciudad Deportiva, eliminando de esa manera el fabuloso balneario de la Costanera Sur y convirtiéndose en otro atentado al Río de La Plata. Con el tiempo esos cascotes darían lugar naturalmente a la formación de la hoy llamada Reserva Ecológica (?).

En 1979 el intendente de facto Cacciatore, a pesar de que Boca Juniors había caído en incumplimiento, le amplió el plazo de ejecución de la obra y lo liberó de la obligación de construir el estadio. En 1978 visité las instalaciones decadentes de la Ciudad Deportiva y logré un permiso para ingresar a los terrenos del que iba a ser el estadio. El panorama era: una gran olla con la tribunita de 8 escalones por 30 metros, y el tétrico alrededor de yuyos muy altos tapando topadoras abandonadas y docenas de perros vagabundos.


Para 1982 Cacciatore dio por finalizadas las obras y le asignó a Boca la posesión definitiva. Se habían rellenado 60 hectáreas, 20 más de lo previsto.
Durante la década del 80 se le alquiló la isla con la confitería a la Cámara de Comercio Argentino Soviética que instaló un centro de exposición permanente de productos exportados de URSS hacia Argentina. En época menemista, algunas leyes del Congreso más decretos presidenciales y comunales, le ampliaron a Boca la facultad para subdividir los terrenos y enajenarlos (venderlos). Para 1992 el gobierno boquense de Alegre y Heller vendió la Ciudad Deportiva en una suma muy alta para usar los fondos en obras del sector Casa Amarilla.

De esta manera, el final de lo que fue un sueño tipo Cenicienta por lo corto, pareció dar la razón a una de las primeras teorías. Porque los nuevos dueños, grupos inmobiliarios que provisoriamente usan las islas como depósito de contenedores o helipuertos, anunciaron durante el gobierno de Kirchner, la construcción de un complejo edilicio tipo Puerto Madero.
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Autor Miguel Sarfson
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UPDATE por Guille






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UPDATE por Daniel Bagalá con fotos tomadas en 1986
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Facundo Imboden


Cuando uno ve jugar (?) a Villafañe de cuatro en la primera de Boca, o mejor dicho, estar parado en el sector derecho de la defensa y mirar pasar gente con esa cara de nada, le viene a la memoria otro desastre CARA DE NADA que surgió de las divisiones inferiores exitosas (?) de Griffa: un lateral que según los que sabían de las inferiores era potente, con gran personalidad, excelente proyección y pegada. Sin ir más lejos, un Paul Breitner argentino. Sí, esas eran las referencias de Facundo “Susto” Imboden. Que miedo tenía ese pibe, por favor, así como ahora con Villafañe nos tenemos que remitir a Claudio Di Natale para asociar a un cuatro tan pésimo, con Imboden tendríamos que ir a la Oveja Bordet, otro impresentable muchacho que pintaba como crack, pero hizo crack en el cerebro de cada uno de nosotros.
Once partidos oficiales en casi cinco años en el club, cero proyección, personalidad ausente, marca… marca…. ¿marca? Centros y jugadas asociadas en ataque no se le recuerdan, alguna patada, algo para destacar. Yo no tengo. Si alguno recuerda algo, por favor avise en los comentarios.
Muchas veces uno se pregunta si realmente sirven las inferiores o más que nada, si en el pricipio y mediados de la era Macri las mismas no fueron un negociado (no creo, ¿de MM? No) que favorecieron a alguien. Porque sino repasemos: Imboden, Herrera, Forchetti, Alcorsé, Arce, Pérez, Caneo, Guarín y tantos otros.
Lo más triste del caso es que este pibe que se hacía caca encima en Boca, en Chile jugó en la Católica, parecía un león enjaulado, y el muy forro caradura, además le hizo ¡un gol a Boca!
Lo único que queda por decir es que a muchos, y muchos en serio, le quedaba y queda gigante la camiseta de Boca, a pesar de ser cracks en inferiores y goleadores y todo lo que quieras, y después se van a otro club y son figuras (caso Boselli por ejemplo, y no me defiendan a Boselli que es de River y además le temblaba las piernas para definir en los partidos difíciles. A Arsenal y a Argentinos le hacia goles, eso si).
Hoy anda por Gimnasia peleando un lugar desde el banco. No se te ocurra volver por acá por favor.
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Autor Guyo

lunes, 8 de marzo de 2010

El Flaco Schiavi juega ante Colo-Colo con apendicitis

Seguramente somos muchos los que recordamos a Rolando Schiavi por sus goles importantes. También habrá unos cuantos a los que se les piante un lagrimón por su rendimiento en partidos clave, su voz de mando o sus raspadas a contrarios. Es más, nadie podría quejarse si lo primero que viniera a la cabeza fuera su juego aéreo, su recién ahora desmentido noviazgo (?) con Sandra Bullock, su rapada de cabeza o su affaire con la reina de la comparsa de los carnavales correntinos. Todo vale.
Eso sí, que nadie, pero nadie, deje de incluir en la lista del Flaco lo que hizo el 26 de febrero de 2003 en el estadio Monumental de Santiago de Chile.
Esa noche, el Boca de Bianchi visitó territorio hostil para enfrentar al Colo Colo por la segunda fecha del Grupo 7 de la Libertadores. Y el Flaco más allá de hacer un muy buen partido, ser el patrón de la defensa y anular al cuco de Zamorano, se bancó los noventa minutos nada más y nada menos que con una apendicitis aguda. Y cómo habrá sido la cosa que tras el triunfo 2-1 fue acompañado por el dirigente Jorge Clemente y el médico José Veiga para ser llevado en ambulancia desde el mismo estadio hasta la Clínica Alemana de Santiago, donde tras realizarse los correspondientes estudios de inmediato se decidió su internación para ser operado en forma urgente de apendicitis.
En la mañana previa al partido, el Flaco se había quejado por un malestar estomacal, lejos de la zona del apéndice. Veiga le dio una buscapina y todo pasó. Por las dudas, Bianchi le preguntó si podía jugar y Schiavi dijo que sí. Luego del primer tiempo, volvieron los síntomas y le ofrecieron reemplazarlo, pero el Flaco no quiso saber nada con salir.
Pero ya en los vestuarios tras la victoria, Schiavi no aguantó más. Se dirigió al médico y Veiga enseguida pidió una ambulancia para trasladarlo de urgencia, ya que todo indicaba que se trataba de un cuadro apendicular (?) agudo. Y el propio médico del club lo explicó, abusando de algunos tecnicismos, horas más tarde y cuando ya había pasado el susto inicial: "...Schiavi comenzó con dolores difusos sobre la región periumbilical y fue tratado inicialmente con medicación antiespasmódica. Luego del partido, sufrió una reagudización del dolor, pero ya localizada sobre la fosa ilíaca derecha, y en la clínica se le realizaron exámenes que confirmaron el diagnóstico de apendicitis aguda. Fue operado por el médico chileno Carlos Carvajal con éxito y presentó muy buena evolución en su post-operatorio inmediato. Mañana mismo volveremos a Buenos Aires a iniciar una recuperación de 45 días aproximadamente...".Inesperadamente, el Flaco volvió a las canchas antes de lo pautado. Fue el 3 de abril, o sea unos 35 días después de la patriada, en la revancha frente a Colo Colo en la Bombonera. Esa noche entró faltando 15 minutos por Clemente Rodríguez y se llevó una merecida ovación.

domingo, 7 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

Mario Alberto "Matador" Kempes (1984)

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Gracias a Merolla

Emanuel "Suchard" Ruiz


Para completar la saga (?) de juveniles que en 1997 llegaron a Boca provenientes de Argentinos Juniors presentamos en esta ocasión a Emanuel Diego Salvador Ruiz.
Nacido en Florida, provincia de Buenos Aires, un 7 de julio de 1978, Suchard, tal cual se lo apodaba por su tez oscura (?), era un puntero derecho, rápido y habilidoso que llegó a Boca por la módica suma de $ 952.000 y debutó el 4 de junio de 1997 en un amistoso contra el Ajax de Van Gaal. Esa noche pasada por agua Boca venció a un consagrado equipo holandés por 3 a 2 y en ese encuentro también se iba a producir el debut de otro juvenil: Pablo Eduardo Islas.
Los comienzos de Suchard en Boca comparten muchas similitudes con las de otros juveniles que aspiran a ser titulares con la siempre pesada camiseta xeneize. Desbancar a los consagrados es el objetivo principal pero a la vez el más difícil y si no pregúntenle a Ruiz.
Si bien el año 1997 no fue una etapa próspera para la institución en cuanto a títulos, el equipo dirigido por el Bambino Veira combinaba juventud con gente ya consagrada y ahí es donde Ruiz pensaba encajar. Pensaba dije (?) ya que con el Bambi en el banco nuestro agasajado disputó solo 20 partidos de los cuales solo en uno (frente a Gimnasia de Jujuy por el Apertura 97) llegó a completar los 90 minutos reglamentarios. En los otros 19 encuentros o entraba de titular para luego salir o bien entraba en los segundos tiempos para aprovechar su velocidad tomando cansadas a las defensas rivales.
Ese saldo, magro para un jugador tan joven, lo impulsaron a mudarse a Rosario para jugar con los Canallas, pero tras otro año desperdiciado en el cual solo jugó 3 partidos sumado a un grave accidente de tránsito en donde perdió a su novia, lo hicieron regresar a Boca para encontrarse con un panorama totalmente distinto al que había dejado cuando se fue a préstamo.
Ya depuesto el Bambino y con Boca habiéndose sacado la mufa de 6 años sin títulos ganando con Bianchi el Apertura 98 y luego logrando el bicampeonato en el Clausura 99, Ruiz esperaba consolidarse de una vez por todas.
Finalmente, con sus piques y desbordes se ganó la confianza de Bianchi. Jugó bien en el Apertura 99 y estaba en los planes del técnico para el 2000, pero Boca compró a Delgado y todo se derrumbó. Vaaa (?) no tanto…Una buena tarde llegó a La Boca una suculenta oferta del Sunderland de Inglaterra. Suchard viajó con toda la ilusión, se hizo la revisación médica pero al volver al país se echó atrás y decidió continuar en Boca. Sin embargo, nunca más se pondría la camiseta de azul y oro.
A partir de allí se iría a jugar a Grecia en donde compartió plantel con Calvo y Navas y en la temporada 2001/02 volvió al país para jugar en Unión de Santa Fe. Una vez vencido ese préstamo, retornó al país helénico pero ya no volvió a jugar. En la siguiente temporada pasó a Talleres de Córdoba y más tarde a Chicago. Al año siguiente, firmó con el Toluca de México, pero tampoco tuvo chances. Luego pegó la vuelta a la Argentina para desempeñarse en Defensores de Belgrano, que tras una mala campaña finalizaría la temporada descendiendo. En 2005 fue contratado por Real España de Honduras, donde nuevamente no cubriría las expectativas puestas en él. Se lesionó y los directivos de la escuadra hondureña decidieron rescindirle contrato. A partir de ahí quedaría libre por un buen tiempo. Apenas se habló de un interés de Coritiba (Brasil) en 2006 y más nada. Pasaba por difíciles momentos hasta que en 2007 fichó por San Lorenzo de Luján para disputar el Torneo Argentino C (quinto nivel del sistema del fútbol argentino). Al siguiente año fue fichado por Hapoel Nir, equipo de segunda división de la liga israelí, y desde allí a Cienciano.
Esta fue la vida y (poca) obra de Emanuel Ruiz por Boca y demás clubes del mundo. Otro juvenil más, otro tiempo perdido.
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miércoles, 3 de marzo de 2010

Boca y River se juntan, forman un solo equipo y juegan un amistoso


Aunque algunos hinchas millonarios no lo quieran reconocer y otros renieguen toda su vida, es sabido que el origen de Boca y River tiene un punto clave en común: el barrio de La Boca.
Luego la vida los separó. Bueno, en realidad no fue la vida sino la mudanza de River a las zonas más acomodadas (?) de la Capital. Lo concreto es que la separación se hizo cada vez más grande. Uno se transformó en un fenómeno popular, dio más vueltas olímpicas, vio como su camiseta era testeada por tipos como Maradona y Pelé, selló una clara paternidad en el superclásico y se transformó en el club del mundo con más copas ganadas. El otro hizo lo que pudo y le alcanzó para convertirse en el segundo equipo más grande de la Argentina. Tampoco está tan mal che.
Pese a la abismal diferencia a la que se llega hoy día, hay que tener presente otros puntos en común además del lugar de origen. Como lo que pasó el 22 de octubre de 1975 cuando la cancha de Vélez fue el escenario para un encuentro que tuvo características históricas. Boca y River se juntaron y armaron un solo equipo para jugar un amistoso contra un combinado de Agremiados.
El partido lo ganó Agremiados 2-1 con goles de Rocchia de penal y Scotta faltando nueve minutos. Había puesto el 1-1 parcial Leopoldo Jacinto Luque.
El equipo Boca/River, equipazo, formó con Fillol, Pernía, Perfumo, Roberto Mouzo, Tarantini, J.J. López, Trobbiani, Patota Potente, Pedro González, Luque y Más. Luego fueron entrando Biasutto, Passarella, Hugo Paulino Sánchez, Mostaza Merlo y Felman.
El combinado de Agremiados salió a la cancha con La Volpe, Azzolini, Paolini, el Burro Rocchia, Correa, Miguel Ángel Brindisi, Oveja Telch, Ricardo Bochini, Héctor Scotta, Finarolli y Ortiz.

martes, 2 de marzo de 2010

Esteban “Pollo” Herrera


Es muy probable que ni siquiera un Carlitos Tévez haya recibido tanta manija en el momento previo de su salto a primera división. Y semejante burbuja inflada alrededor de Esteban José Herrera, generó altísimas dosis (?) de expectativa que, a la larga, le terminaron jugando en contra. Como casi siempre pasa en estos casos.
La cosa arrancó con comentarios de boca en boca a partir de los partidos de reserva y por vaticinios del tipo “...hay un pibe de inferiores que es número puesto...”. Y la verdad es que Herrera hacía bastantes méritos para ganarse esos elogios. El Pollo metía goles a diestra y siniestra al punto de convertirse en goleador histórico del semillero. Era inminente su aparición y más teniendo en cuenta la cabida que tenían los pibes en el ciclo Bianchi.
Su debut oficial, el 28 de marzo de 1999, fue con 17 años en un empate 1-1 partido frente a Gimnasia por el Clausura. Esa tarde nublada de localía en cancha de Vélez (la Bombonera estaba suspendida por los incidentes en el amistoso frente a Chacarita), recibió una palmeada de Carlos Bianchi y entró faltando diez minutos en reemplazo de la Bolita Giménez. El Virrey se jugaba un pleno para tratar de ganar un partido chivo que recién se había empatado con un zapatazo de Riquelme. Sin embargo, no hubo tarde de gloria para Herrera y, lo que es peor, no hubo continuidad en su carrera. De hecho tuvieron que pasar casi dos años de ostracismo total para una nueva presentación. ¿Qué pasó con Herrera? Ni idea.
Fue entonces a partir de marzo de 2001 en donde jugaría algo más. Con el bicampeonato de América como objetivo y la rotación de Bianchi funcionando a pleno, el Pollo contó con algunas oportunidades más. Sin embargo, no supo o no pudo aprovechar ese momento post Palermo. En el Clausura alcanzó la marca de 8 partidos jugados y 1 gol convertido. Fue el segundo de un 3-1 a Colón en la Bombonera por la fecha 12. Esa tarde, 15 de abril, algunos quisimos creer que finalmente el goleador explotaba y que ya no habría que extrañar al Titán. Nada que ver.
A las poca fechas y con el Clausura ya en el olvido, el Pollo armó los bolsos y se fue en busca de otros horizontes. Así fue como su carrera siguió con las camisetas de Talleres de Córdoba, Chacarita, el Messina y el Luchesse de Italia, los Iraklis, OFI Creta y Veria de Grecia y en la actualidad, el Coronel Bolognesi de Perú.

El estreno del primer telón de la hinchada de Boca


La moda de las banderas gigantes, nacida en el Calcio italiano, comenzó a verse en las canchas de Argentina a fines de la década del ochenta. Y hay que reconocer que la aparición de estos telones pero en otras canchas y en manos de otras hinchadas empezó a inquietar un poco a la gente de Boca.
Por eso, mediante colectas (?), rifas (?), donaciones (?), kermeses (?), aportes voluntarios (?) y algún que otro (?), se llegó a la noche del 16 de noviembre de 1989. Fecha del estreno oficial de la primera bandera gigante de la hinchada de Boca.
La noticia, obviamente se había filtrado por todos lados, y la Bombonera fue pura expectativa desde muy temprano. A eso se le sumaba una parada bien chiva enfrente. Boca recibía al Gremio de Porto Alegre por la semifinal revancha de la Supercopa. Y tras el 0-0 de la semana anterior en Brasil había unas ganas bárbaras de atropellar a los gaúchos de entrada.
Todavía no había caído la noche y ya estaban las tres cabeceras de Casa Amarilla llenas con toda la parafernalia desplegada. Pero al cotillón habitual, se le sumaban unos hilos blancos que caían desde la tercer bandeja hasta la tribuna de socios. La cancha se movía pidiendo el despliegue oficial. Pero evidentemente faltaban algunos detalles. será por eso que bajó El Abuelo en persona desde la tribuna del medio a socios y megáfono en mano, se paró sobre la pared que daba al hoy desaparecido foso. Ordenó a puro grito el agite que había, puso personas (?) a sostener los hilos en cada punta y luego de un rato largo de idas y vueltas, metió pulgares arriba para la tercer bandeja. Estaba todo listo.
La gente se dio cuenta que había llegado la hora y empezó a saltar como si saliera Boca. Para el comienzo del partido faltaba más de una hora y ni queremos imaginar lo que deben haber sentido los brazucas en ese momento dentro del vestuario. Lo concreto es que afuera se vivía una fiesta tremenda. La bandera bajó muy lentamente, embolsó al viento en forma peligrosa un par de veces pero terminó desplegada en forma impecable dejando ver las siglas del club sobre la franja amarilla. Ocupaba desde la tercer bandeja hasta el foso por casi todo el ancho de la tribuna. Imponente.
La jornada, como debe ser, salió redonda en todo sentido. La gente vio a Boca cascotear de arranque al Gremio, meter dos goles antes de los 25 minutos y si bien sufrió un par de sustos, terminó festejando la clasificación a la final, cantándole el cumpleaños a Marangoni y disfrutando de su primer telón. Telón que hoy día, con más de veinte años de uso, quedó un poco relegado aunque todavía se lo puede ver pero en una versión bastante más reducida.