sábado, 30 de abril de 2011

Bombonera alquilada (2)

8 de junio de 1988.
Unión 1 (4) - Racing de Córdoba 1 (5) por el desempate para mantener la categoría tras la temporada 1987/88.

viernes, 29 de abril de 2011

Festejos Imborrables (49)

De izquierda a derecha, Nico Burdisso, el Patrón Bermúdez, Gaitán, Battaglia, Chicho Serna, Traverso, el Negro Ibarra y Riquelme tras la definición por penales y eliminación al Palmeiras en el Parque Antártica. Copa Libertadores 2001.

jueves, 28 de abril de 2011

Boca recibe oficialmente los terrenos de Casa Amarilla

Jornada histórica y de enorme felicidad fue la vivida el viernes 19 de junio de 1992. En un contexto deportivo que perseguía un campeonato local con desesperación y luchaba palmo a palmo junto a Ñuls, Vélez y Deportivo Español por obtener ese Clausura, la parte institucional del Boca comandado por Alegre y Heller, alcanzaba un viejo anhelo: hacerse de los terrenos de Casa Amarilla.
Cerca del mediodía, en la sede del club y ante más de 1.200 socios presentes, el por entonces intendente de Buenos Aires guarda con la billetera Carlos Grosso, llevó a cabo la entrega oficial de la documentación a través de la cual cedía al club ipso facto 12 hectáreas de Casa Amarilla.
En medio de un clima festivo, Don Antonio Alegre agradeció efusivamente el gesto, al mismo tiempo que se comprometió a realizar la parte del trato que a Boca le tocaba: “...nos comprometemos a construir viviendas para setenta familias, por supuesto que con todas las comodidades, instalaciones de gas, calles..., en fin, una ayuda social para la gente necesitada...”.
Durante el acto, se dejó entrever que junto a las viviendas, la idea de fondo era aprovechar esos terrenos para levantar un complejo polideportivo para uso de los socios y del fútbol profesional y amateur de Boca. Algo que para los que durante años cruzábamos los yuyales a la altura del pecho los días de partido, era casi un cuento de ciencia ficción.
Antes de finalizar, hubo tiempo para bromas y todo cuando Grosso, apelando a su fanatismo por Vélez, casi se niega a tocar un banderín xeneize entregado por Alegre y Osvaldo Spataro, el tesorero. Sin embargo el intendente, cerró la ceremonia aceptando el regalo y con el casette bien puesto: “...es un orgullo para mí formar parte de este proyecto que hará más grande todavía, a un club de la categoría de Boca Juniors...”.

miércoles, 27 de abril de 2011

Gabriel Vales


Eso de que cualquier 4 de copas jugador formado en La Candela se vaya del club y tenga su revancha metiéndole un gol a Boca desde ya no es algo que nació con los Imboden, Islas o Johny Maidana. Por Dios, Mai-da-na. Pasó siempre, aunque en algunos casos, como por ejemplo el de Gabriel Eduardo Vales en 1987, le podamos encontrar un par de atenuantes. Primero, que se destapó en un partido amistoso de pretemporada. Y segundo, que como delantero veloz y habilidoso que era, no hacía más que cumplir con su función. Así que salvo para Saporiti que recién empezaba, sus tres goles convertidos el 31 de julio de 1987 en el amistoso Ferro 3 Boca 0 en Caballito no mataron a nadie.
Nacido en enero del 64, su debut en primera fue medio obligado y en las peores circunstancias: la huelga de profesionales previa a la tarde del fibronazo contra Atlanta. Así que ese 8 de julio quedó en la historia por llevar en la espalda un número pintado con marcador.
Claro que la gravedad de una crisis sin precedentes, lo convirtió en figurita repetida a lo largo de la segunda rueda del Metro 1984. Ahí vemos que como Boca no repitió jamás el mismo equipo formó delanteras junto a personajes del calibre de Tuta Torres, Rafael Herrera, Denny Ramírez, Peruchena, Sergio Sánchez, Dykstra, Galarza, Daniel Guerrini y seguro algunos más.
Ojo que en medio de tanta malaria seguro tuvo su pequeña sonrisa cuando batió al Mudo Cassé en cancha de Vélez. La pelota entró pidiendo permiso y sólo sirvió para decorar el triunfo de Temperley, pero lo cierto es que ya en su quinto partido conseguía lo que a otros les demandaba 60 encuentros jugados: hacer un gol.
Con la llegada de 1985 y algo más de orden institucional y deportivo, nuestro homenajeado quedó a la espera de una, por qué no, merecida chance. Pero entre los refuerzos que llegaron y el poco diálogo de Don Alfredo Di Stéfano con los más jóvenes del plantel, tuvo que conformarse con mirar mucho de afuera. En el Nacional sólo jugaría unos minutos la noche del 7-1 a Estudiantes de Río Cuarto en cancha de Huracán. Noche de tremenda emoción al ver a Mouzo enfrentar a Boca. Y ya en el Torneo 1985/86 y con el mismo DT que le había dado rodaje en 1984, Marito Zanabria, tampoco podría hacerse un lugar en el medio de un equipo que con poco hizo bastante. El 18 de diciembre de 1985 ingresaría unos minutos contra Español en Ferro, seguro gritó como loco el empate de Stafuzza en tiempo de descuento, pero al mismo tiempo se despedía para siempre del mundo Boca tras escasos 10 partidos oficiales y 1 gol convertido.
Su carrera siguió como verdugo en Ferro, para más tarde recalar en Los Andes, Estudiantes de Río Cuarto, All Boys y Argentino del Sur de Chubut.

martes, 26 de abril de 2011

Cai Aimar vs Marangoni / Barra brava


Sin perder nunca las formas pero al mismo sin la mínima chance de vuelta atrás, el cruce entre Carlos Aimar y el número cinco titular, capitán y figura del equipo, Claudio Marangoni, hizo volar las esquirlas suficientes como para terminar de pudrir la campaña de Boca en el Apertura 90, dividir al plantel y forzar nada más y nada menos que el retiro de Maranga y la renuncia de Aimar. Todo esto en el lapso de dos meses y medio.
La bomba explotó el sábado 29 de septiembre de 1990 casi a la medianoche y fue arrojada por Aimar en plena concentración de Boca en el hotel Carlton. El técnico llamó aparte a Marangoni antes de la cena y le tiró sin anestesia: “...Claudio, lo pensé toda la tarde, no te veo bien físicamente, por eso voy a poner a Villarreal contra Central. Pero quiero que vayas al banco, quizás necesite tu experiencia en algun momento del partido...”. Hay que reconocer que Maranga reaccionó como un caballero. Le contestó que no estaba de acuerdo, pero aceptó ir al banco y hasta fue a buscar a Villita para alentarlo y darle todo su apoyo. Hasta acá la cosa se mantenía en los carriles de cierta normalidad. Pero como no podía ser de otra manera, empezaron a intervenir otros factores. Como por ejemplo los resultados, los hinchas y la barra.
Tan imprevista y entrada la noche fue la charla técnico-jugador que ningún diario del domingo alcanzó a incluir a Villarreal en el once titular. Todos anunciaron a Marangoni de entrada, cosa que terminó siendo un boomerang para el DT. Con la Bombonera llena y los altoparlantes anunciando a Marangoni con la 14 en el banco de suplentes, empezaron las primeras reacciones. También hay que reconcoer que el clima venía bastante caldeado por un detalle para nada menor. Tras cuatro triunfos y un empate en las primeras cinco fechas, la ilusión que despertó ese Boca chocó a 120 contra un muro de hormigón al perder sin poner la patita contra River en el Monumental. Imperdonable.
Así que semejante previa el domingo 30, con el equipo a punto de salir al campo de juego, necesitó sólo un par de gotas de nafta para iniciar los primeros focos de incendio. Tarea que fue llevada a cabo magistralmente (?) por la barra al recibir al equipo con algunos hits contundentes. A saber: “...si perdimos con River no vamo’ a llorar, si perdimos con River no vamo’ a llorar, el equipo, es gallina por Aimar...”. O el que usó la música de Movete Chiquita Movete, pero le puso los puntos al Cai:  “...andate Aimar vigilante, andate haceme el favor, nosotros queremos a Boca, no te queremos a vos...”.
La primera lectura, casi obligada, era que Aimar apuntaba a Marangoni como el responsable del duro golpe en Núñez. Pero había algunos off the record que inclinaban la balanza para un lado o el otro. Como por ejemplo que la guerra declarada desde la barra hacia Aimar era por la negativa del técnico a poner plata para el telón gigante estrenado en noviembre de 1989. O como que el verdadero motivo de la salida de Maranga no era por estar más o menos físicamente sino porque era bastante reacio a los entrenamientos. Ni hablar de los mal pensadoS (?) que creían po$ible un pacto entre la barra y el mediocampiSta para voltear al DT. Patrañas (?).
Lo cierto es que Aimar pateó el tablero pero pagó la jugada le salió pésimo al perder ese domingo contra Central en la Bombonera. Tras un Boca que puso todo pero erró goles increíbles en los pies de Batistuta, el pitazo final de Pichi Loustau desató más cánticos contra el DT. Como por ejemplo “...si lo tiran a Maranga al bombo va a ver quilombo...” o el “...es Marangoni y su ballet ole ole ole oleeee...”. Los jugadores se juntaron en el círculo central y comenzaron una cabizbaja caminata hacia el túnel local. Caminata que fue arengada por Marangoni casi a gritos: “...levanten la cabeza uds se mataron...”.
En los vestuarios la cosa se llegó a poner tensa. Marangoni individualizó a Daniel Czwan, un periodista que había seguido los entrenamientos de Boca durante toda la semana, y lo consultó: “...¿vos me viste trabajar toda la semana no? La verdad que no sé por qué me sacó. Sé que estan corriendo algunos rumores de un enfrentamiento pero nada que ver...”.
A todo esto, ya pasada unas horas, la retirada del Cai de la Bombonera fue algo traumática. Con apenas unos 50 hinchas aguardándolo en el playón, pero sólo con 3 policías de custodia, el técnico recorrió el anillo interno y tardó algunos minutos en animarse a salir. Ni hablar cuando asomó la cabeza y le gritaron “...Aimar sos gallina, en Boca no te queremos...”. Se puso blanco pero secundado por Navarro Montoya corrió unos metros para subir al micro. Pero desde que subió al Chevalier hasta que arrancó, pasaron unos 20 minutos en donde el micro fue prolijamente (?) rodeado de gente para moverlo un poco (?) mientras los cánticos dejaban en claro que si había que optar por uno de los dos, el elegido era Marangoni.
Lo que siguió fue un distanciamiento total entre jugador y técnico. La interna del plantel quedó mal herida. Cosa evidenciada fechas más tarde en las diferencias entre Villita y Maranga o en las acusaciones sobre Marangoni cuando se fue de un entrenamiento en un auto particular antes que el resto de los jugadores. Si encima le sumamos una parva de partidos sin ganar (2 triunfos sobre 14 partidos) de ahí en adelante el resultado es fácil de catalogar. Desastre total.

lunes, 25 de abril de 2011

El regreso de Maradona a Boca en 1995


Desde ya que valía más de diez palos verdes. Efectivamente se llamaba Diego Maradona y a los hinchas de Boca todas las gallinas le importaban poco y nada. Y cada vez que iba a la cancha en calidad de hincha, La 12, la verdadera 12, le agradecía todo lo que Dieguito se merecía. O sea muchísimo.
Ya van a salir los que dirán que no merecía tanto porque al fin y al cabo ganó un solo campeonato con la azul y oro en el pecho. Pero no todo en esta vida se mide en cantidad de vueltas olímpicas. Por lo menos para varias generaciones de boquenses que se rindieron a sus pies con su llegada en 1981, primero por verlo perfilarse como el mejor jugador del mundo cuando arribó a Boca, y segundo, por escucharlo rechazar tiempo antes una oferta concreta de River.
Pero la historia de amor (?) durante su primer ciclo en el club, tuvo un final abrupto y hasta cruel. Expulsión en la batalla ante Vélez en la Bombonera por los cuartos de final del Nacional y suspensión que lo obligó a ver desde afuera la eliminación en Liniers al domingo siguiente. Sin que nadie lo supiera, aunque se sospechara, los días de Maradona en Boca habían llegado a su fin con un sabor agridulce tras el campeonato festejado el 15 de agosto. La concentración de la selección Argentina previa al Mundial de España y el puñetazo en la mesa (?) del Barcelona para llevárselo sirvieron de bajada de telón.
Pero el idilio, lejos de apagarse por la distancia, empezó a crecer. Hubo factores que ayudaron, obvio. La consagración de Diego en México 86, sus hazañas triunfales con el Nápoli y especialmente la sequía de Boca a nivel éxitos deportivos elevaron aún más, si es que era posible, la figura de Maradona. Todo esto mientras algunas hinchadas, como por ejemplo la de River Plate, se agarraban de donde podían cantando que “Maradona festejaba (en 1981) con la Junta Militar” o “que comía polenta con pajarito” y hasta colgando ingeniosas (?) banderas en 1991 como “Maradroga vergüenza nacional”. Hubo algo de tratar de bancar contra viento y marea a Diego, con todo lo bueno y lo malo a cuestas. Pero siempre con el sueño utópico de algún día volver a verlo asomar por el túnel con la diez de Boca y la cinta de capitán.
Sumemos que en pleno auge de su figura, se hizo tiempo para visitas relámpago a la Bombonera como la de 1983 donde incluso compartió vestuario con los jugadores y hasta encabezó la salida de Boca al campo de juego antes de un partido contra Racing por el Nacional.
Años más tarde, a raíz de la suspensión por dóping positivo en Italia, empezó a vérselo mucho más seguido en la cancha. A veces sentado en los viejos palcos que daban a Del Valle Iberlucea. A veces en la platea media. Con Claudia, Don Diego, Antonio Alegre, Guillote, con Carlín o hasta con los jugadores del Sevilla. Pero siempre causando el mismo revuelo. Como cuando entraba como si nada (?) por el playón con su cupé Fuego destilando Boca por los poros.
Así las cosas y con el correr del tiempo, la utopía del regreso empezó a ser un poco más creíble tras su vuelta al fútbol en 1992. Imposible no mencionar la noche del amistoso que jugando un tiempo para el Sevilla y un tiempo para Boca, le cumplió el sueño a muchos. Pero la gente de Boca obviamente quería más, y empezó a cantar pidiendo su retorno, con lo que terminó siendo un himno por aquellos años noventa: “...vamos Boca, ponga huevos, griten todos, para que vuelva el Diego...”. Y Diego volvió. Luego de otra suspensión a cuestas por la efedrina de Estados Unidos 94, pero volvió.
Casi catorce años después de su partida las larguísimas negociaciones tuvieron un final feliz y finalmente se produjo la esperada vuelta en un amistoso contra la selección de Corea del Sur. Pero oficialmente fue el 7 de octubre de 1995. Por la fecha 9 del Apertura y con el Colón de Enzo Trossero (?) en la Bombonera como rival, el equipo dirigido por Marzolini salió al campo de juego con Maradona al frente con un increíble mechón teñido la cinta de capitán. Un momento hollywoodense (?) si sumamos algunos condimentos extra como la exageradísima utilización de humos y bengalas de colores y la aparición de Dalma y Gianinna dentro de una caja de regalo con moño y todo. Más lo que vino a continuación: lágrimas, partido chivo, memorable cruce con Toresani, triunfo 1-0 en el último minuto con gol de Scotto en el arco del Riachuelo y premio Chamigo que le dedicó de puño y letra al Negro Gamboa (?). Tarde completita. Ah, no nos olvidemos (?) que la jornada terminó en el boliche del Zorrito para comer fideos mientras repasaba las imágenes del partido.
La vuelta de Diego ya era un hecho y fue muy disfrutada pese a que no tuvo un cierre acorde tras la debacle de Boca en las últimas fechas perdiendo el título a manos de Vélez. Pero no importa (?). Ya estaban al caer dos años a puro Lo Jack, llegada a los entrenamientos a bordo de un Scania, Ben Johnson, faltazos, picos con el Cani, peleas con Macri, algún que otro dóping (?), cinco penales errados en forma consecutiva, golazos, paseos en jet-ski y mucha más magia hasta colgar definitivamente los botines luego del triunfo 2-1 a River en Núñez el 25 de octubre de 1997.

domingo, 24 de abril de 2011

Socios y dirigentes de Boca abren la Bombonera ante una huelga

Barranca abajo tanto en lo institucional como en lo deportivo, a mediados de 1983 fue cuando empezaron a verse las primeras señales claras de la maroma que se vendría al año siguiente. Y un ejemplo fue lo sucedido el 17 de julio de 1983.
Ese domingo Boca debía recibir a Nueva Chicago en la Bombonera por la octava fecha del Metro. Pero la única preocupación que debería haber sido tratar de enderezar un arranque flojo en el campeonato, pasó a segundo plano cuando el viernes 15 se conoció la noticia: el personal administrativo de Boca se declaraba en huelga reclamando el pago de los sueldos atrasados de mayo, junio y aguinaldo. Concretamente, la medida de fuerza tenía arma de negociación no abrir la Bombonera el día de partido.
Las idas y vueltas contra-reloj fallaron porque como era de esperar (?), la guita no apareció. Así que los dirigentes se dedicaron a alistar un grupito de socios muy adeptos, junto a los cuales abrieron el estadio por su cuenta y se sentaron en las boleterías para vender las entradas.
En la foto vemos al presidente Martín Benito Noel y a Pablo Abbatángelo vigilando como iba la cosa minutos antes del comienzo del partido. Partido que Boca empató 1-1 con goles de Carlitos Mendoza y Larramendi para los de Mataderos.

sábado, 23 de abril de 2011

No al cierre del básquet en Boca Juniors (II)

Villanueva, Hubert y Leveau tratando de que el chaqueño Milovich de Obras no lance. Agosto de 1982.
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Para informarte mejor sobre el básquet de Boca no dejes de visitar Basquet Azul y Oro

viernes, 22 de abril de 2011

Festejos Imborrables (48)

Graciani, Melgar, Pasucci y dos más en cancha de River frente a San Lorenzo. Semifinal de Liguilla 1985/86.

jueves, 21 de abril de 2011

Toto Lorenzo vs Loco Gatti

Gigantesco choque de planetas entre dos próceres de la historia de Boca que, de haberse producido en los años 2000 y no a fines de los ochenta, seguramente hubiera ocupado páginas y páginas de pasquines deportivos amarillistas. Sin dudas.
La cosa es que a partir del cambio que pidió Gatti en el entretiempo contra Ñuls el 25 de octubre de 1987, su relación con el técnico Juan Carlos Lorenzo entró cuesta abajo durante los sucesivos días. Y esto no sólo provocó que el Torito Genaro se terminara adueñando del arco boquense durante las seis fechas siguientes de ese campeonato 1987/88, sino que produjo chispazos cada vez más notorios entre técnico y arquero. Un veranito (?) de cuatro partidos sin derrotas pareció restablecer la calma, pero el nocaut en cancha de River la tarde que Comas tiró un penal al cielo (?) con el partido terminado, puso los ánimos más caldeados que nunca.
De hecho al viernes siguiente, 27 de noviembre, fue Gatti quien abrió fuego con declaraciones al mentón de Lorenzo. Luego de finalizar el entrenamiento y tras pegar un par de gritos en el vestuario por tener que ducharse con agua fría, el Loco puso primera: “...no tengo ganas de jugar, estoy triste, me falta motivación, no soy Gatti. No sé qué me pasa. Tengo un momento de depresión. También me acostumbré a estar con mis hijos los fines de semana en la quinta. Ojo que el contrato lo voy a cumplir porque volver a jugar, vuelvo seguro. Y el día que vuelva, la rompo...”. Hasta que desenfundó y tiró a mansalva: “...le agradezco a Oscar Tubio así como a Alegre que intentaron juntarme con la barra, pero esas cosas no me gustan. Tiene que surgir solas. Y para empezar, pienso que no tengo que pedirle disculpas a nadie. Si me encuentro con José o alguno de los muchachos de la hinchada, lo charlo. Los conozco a todos. Más de una vez he tomado una copa de con ellos. Hemos comido asados. Yo siempre sumé para Boca. En cambio hubo gente que dijo que había que poner el hombro y después se fue...”. El palo era con nombre y apellido para el Toto, trayendo a la memoria su salida del club en 1979. Para finalizar, Gatti dejó una puerta abierta de cómo veía posible un arreglo en el conflicto: “...cuando lo diga Lorenzo vuelvo a jugar. Pero tiene que salir de él. Yo necesito que el diga “jugá” pero no algo frío, necesito circo, un circo total. Y tiene que ser rápido, porque mi talento es enorme pero no puedo dar tantas ventajas. Ojo que ando bien, nada más falte a dos entrenamientos porque me quedé en la quinta limpiándole la pileta a los chicos...”.
El Toto, fiel a su estilo verborrágico, sólo tardó 24 horas en recoger el guante y desde la concentración en La Candela, devolvió gentilezas (?): “...acá lo que sucede es que Gatti es Gattista, es un individualista. Él piensa en su contrato, en cuándo se va a retirar y lo que él debe pensar es en serle útil a Boca hoy. Yo estimo que hay que sacarse un poco el egoismo y pensar en la entrega absoluta para el equipo, La verdad es que hoy Gatti no está para salver a Boca, es el equipo el que debe salvar a Gatti. Pero así como hay que reconocer que tiene 43 años hay que aceptar que el equipo no está. Tenemos problemas defensivos, sufrimos ahora la partida de Tapia. El otro día perdemos con River estando 2-0 arriba por carecer de experiencia. Pero lo de Gatti no se puede ocultar. Si él me dijera que está bárbaro es un plus que se le puede transmitir a los muchachos que entran a la cancha. Pero le pregunto y me dice “me comí un asado y me cayó mal al hígado, además tengo una contractura en la pierna derecha”. Igual no quiero una novela. Yo también le di mucho a Boca como jugador y como técnico.Si yo me fui en 1979 es porque Armando me dijo que no había presupuesto para armar el equipo nuevo que yo le habia pedido. No hagamos de esto una polémica. Acá hay una situación muy clara. El señor Gatti después de los cinco goles de Ñuls, pidió irse del arco de Boca. Abandonó el plantel ese día. No vino a entrenar después del partido con Banfield, lo que es una tontería porque goles le hacen a cualquiera. Se aisló. Y Gatti desmotivado no me sirve ni a mi ni a Boca...”.
Tras ver de afuera los partidos con Gimnasia, Independiente, Argentinos, Instituto, River y Deportivo Español, el Loco Gatti volvió a ser utilizado por Lorenzo el 4 de diciembre en la derrota con Vélez en Liniers. Noche en que Musladini hizo un penal que no hace ni un pibe de 6 años bajando una pelota con la mano en el área de Boca el ciclo Lorenzo quedó en coma cuatro, con los días contados y con apenas dos partidos más por delante: empate  0-0 con Armenio y derrota 0-2 con Central en Arroyito.

miércoles, 20 de abril de 2011

Hugo Coscia

Pavada de humillación honor la de Hugo Oscar Coscia en su fugaz paso de dos meses por la primera de Boca. Nos referimos puntualmente a la tarde del 12 de octubre de 1980 cuando formó delantera junto a Perotti y el Muñeco Outes en el mítico (?) amistoso contra Acerías Bragado pero donde tuvo que dejar su lugar en el campo de juego para el ingreso de Guillermo Cóppola. El cambio fue faltando 15 minutos para terminar el partido, pero el bochorno hecho curioso no se lo quita nadie.
Previo a eso, su arribo a Boca, con la plenitud que dan los 28 años, se había dado un mes antes y como refuerzo de fuste para encarar dignamente el campeonato Nacional. Sus pergaminos como delantero no muy eficaz en las redes pero de buen pie con las camisetas de Estudiantes, Colón, River y San Lorenzo lo hicieron picar en punta a la hora de su presentación: estadio Monumental para enfrentar a River por la fecha interzonal de la primera rueda. Como Pernía puso el 2-2 cerca del final con un cabezazo fulminante, el buen humor reinante (?) lo aguantó 72 horas más para su segunda prueba: Huracán en Parque Patricios. Y Coscia cumplió. Tras un arranque furioso, a los 2 minutos abrió el marcador en el triunfo final 2-0. Bien.
Pero el tobogán que fue ese campeonato para Boca no tuvo contemplaciones con casi nadie. Pensemos que se morfó a varios históricos de peso así que un nuevito (?) estaba en el horno. Cantó presente en las dos goleadas sufridas ante el Argentinos Juniors de Maradona y Espíndola y hasta correteó unos minutos la tarde del triunfo a San Lorenzo de Mar del Plata, pero que terminó siendo derrota por el dóping positivo de Pancho Sá.
Así que con la rápida eliminación en primera fase consumada, tras 7 partidos oficiales y 1 gol, vio con buenos ojos la oferta de un Rosario Central que se preparaba para jugar la Libertadores 1981. Claro que a esa altura, noviembre de 1980, ni el más optimista podía sospechar el equipazo que formaría Boca en cuestión de meses.

martes, 19 de abril de 2011

José Barritta (a) El Abuelo

Cuenta la leyenda que a fines del año 1980, cuando el jefe de la barra de Boca era el famosisimo Quique “El Carnicero” (luego empresario gastronómico del restaurante (?) frente a la Bombonera) y el equipo venía en franca decadencia en la era Rattín, apareció un grupo disidente comandado por “El Abuelo” dispuesto a arrebatarle el trono. Eran épocas difíciles en la Argentina. La nefasta dictadura hacía todavía estragos por más que concurrir a una cancha era bastante menos riesgoso que en estos momentos. La conocida campana de Quique recorría el mundo (luego sería reemplazada por los bombos y las trompetas con El Abuelo) en las décadas del 60 / 70 y el grupo de hinchas caracterizados (?) que combatía a puños, cintazos y algún cadenazo, era conocido en el ambiente. A decir verdad, fue la única barra organizada e integrada casi en su totalidad por gente del barrio de La Boca. De hecho, sus compinches Pechuga, Capitán y otros secuaces, eran personajes que hasta se podrían tildar de pintorescos ya que eran representativos del lugar.
Pero hagamos una breve reseña de Jose Barritta: nació el 5 de enero de 1953 en Spilinga, Italia, un pueblito de la región de Cattanzaro, en la provincia de Calabria. Sus padres decidieron venir a vivir a la Argentina, cuando él tenia 2 años.
Como muchos inmigrantes italianos, llegaron al barrio de La Boca, más precisamente en la calle Olavarría y Moussy. Básicamente a dos cuadras del estadio. Cursó el primario en la Escuela Número 1 Mariano Moreno y abandonó sus estudios secundarios cuando finalizó el segundo año en el Colegio Industrial Italia.
Con 15 años se fue a probar de cuatro en Excursionistas, pero abandonó enseguida "porque era muy vago", decía reiteradamente en reuniones.
A los 18 años comenzó a colaborar con don Alejandro en un aserradero de mármol que su padre poseía en Mataderos. Dos años más tarde empezó a ayudar a su madre en el viejo almacén de la calle Eizaguirre en la localidad bonaerense de San Justo.
Datos importantes para la gente del blog: El Abuelo siempre fue socio de Boca, su número de carnet era 7.923 y la fecha de ingreso es del año 1966. Que dateli (?). Así que fundamentalmente, el personaje en cuestión siempre “fue” de San Justo, no de La Boca.

El Abuelo al poder
Volvamos a las cuestiones internas. El Abuelo, apodo que recibió por su pelo de color blanco, rompió la tradición de jefes de la hinchada con origen en el barrio. La suerte de Quique estuvo atada con la derrota en las elecciones del presidente Alberto J. Armando y la asunción de Martín Benito Noel. En una reunión cumbre entre gente de los dos bandos que discutian por el poder, el reparto de entradas y otros obsequios de los jugadores, se dirimió de la forma adecuada (?) quién sería a partir del gobierno del “rey del dulce de batata” el dueño de la tribuna. Se comenta que planificando un viaje al interior para seguir a Boca, la discusión se puso tensa y a partir de un 38 Magnum color plata apoyado sobre la sien de Quique, quedó claro quien quedaba a cargo de La 12. Luego sí, un par de tiros y algunas reyertas en plaza Matheu terminaron de despojar a Quique. Se cerraba la época de las piñas y comenzaba la era del chumbo.
El nuevo jefe designó sus lugartenientes: El Gitano, Cabeza de Poronga, El Narigón y varios más. Se hizo fuerte y transformó a la barra de Boca en la más violenta del país y alrededores. También la más temida y la que empezó con prácticas impensadas como las apretadas. Pueden dar fe de eso la Chancha Rinaldi en 1986 por negarse a colaborar en la colecta para el viaje a México 86 y el plantel completo de 1981 cuando una noche en La Candela aparecieron varios autos a poner los puntos sobre las ies. Es el día de hoy que Maradona jura que se le plantó a Barritta, aunque gente del plantel lo desmiente categóricamente. Es más, El Abuelo lo paró en seco avisándole que con él no era la cosa y que si había alguien que no le pasaba la pelota que avise que le tiraban a las rodillas (?).
A partir de 1983 con el regreso de la democracia, la explosión de violencia en las tribunas fue incontenible, y la furia y las peleas pasaron a ser una constante. Si se revisan archivos, hubo varias invasiones de campo de juego corriendo de una tribuna a otra para directamente matarse. Si bien es verdad que este tipo de incidentes no se veían cuando los asesinos disfrazados de Generales de la Nación otorgaban a la policía poderes “extras” (remembre Gral. Camps) acá hay que hacer un punto y aparte porque empezó a jugar en las barras un factor hasta entonces poco común: la política.
En este marco nace un odio profundo con la gente de Quilmes. Y las consecuencias, casi siempre terminan traducidas en muertos. En enero de 1983, un hincha de Boca llamado Raúl Martínez, fue asesinado en Caminito en una reyerta a tiros contra la banda del “Negro Thompson”, el jefe de la hinchada cervecera en aquel momento comocida como “la hinchada oficial del Proceso”. Esta hinchada tuvo la banca oficial de los Generales. De hecho, el Negro Thompson viajó a España 82 a surtir y repartir a quien tenga el tupé de colgar una bandera en algun estadio con la inscripción “VIDELA ASESINO “ o “APARICION CON VIDA DE LOS DESAPARECIDOS”. Basta con revisar un poco y vemos que el barra hizo bastante bien su trabajo.
De ahí que El Abuelo queria desbancar ese poder y los Boca - Quilmes pasaron a ser un partido aparte. Allá y acá, batallas tremendas que terminaron con un muerto de cada lado.

El reino del terror
Imposible olvidar dos dramáticas noches: la del asesinato de Basile por la bengala en el Boca - Racing de 1983, y la posterior muerte de Souto en un Racing - Banfield de 1985 por el octogonal de la B. Partido jugado en la Bombonera y en el que cuando la gente de Racing se retiraba del estadio una emboscada en Olavarria y Carlos F. Melo terminó con la vida de aquel hincha de la Academia.
Para tener una magnitud de los quilombos descomunales que se armaban en esos años, se puede ver el post del día de la muerte de Adrián Scaserra. Tremendas bataholas, terribles momentos.
A partir de estos sucesos, más la muerte de “Matutito” en un Boca - River en cancha de Velez (al joven riverplatense lo mató gente de su propia barra), hicieron de la barra un grupo de terror. Como única cosa rescatable, si es que el termino cabe, podría decirse que a partir de mediados del reinado del Abuelo, se prohibieron los pungas. Y otra cosa: cuando se iba de visitante a canchas complicadas (Racing, Independientete, Rosario, por ejemplo) la barra del Abuelo iba adelante limpiando el camino (?) y no se quedaba hablando por handy… Será porque Nextel todavía no existía.
Sumemos los encarnizados combates con la gente de Chacarita, gente con la cual había buena onda. De hecho el día de la primer batalla en San Martín, las barras comieron un asado juntos y después en camino a la cancha, la barra disidente de Chaca embistió a los de Boca y allí terminó la amistad con propios y extraños. También se terminó pudriendo todo con la famosa barra de Gimnasia cuando ascendió, y al poco tiempo ya cebados de poder se cortaron los lazos con todas las otras barras. Y si de poder hablamos, el sumum (?) fue ver como a principios de los noventa se creó la famosa Fundacion Jugador Nº 12, con su tesorero y dueño de domicilio legal, Rafael Di Zeo. Esta institución recaudaba dinero con fines benéficos (?) como por ejemplo ayuda para hospitales y niños carenciados (?). Sin palabras.
Si de aventuras disparatadas se trata, hay una para destacar. La bandera de DI CARLO PRESIDENTE. Se planificó durante meses el arrebato a la barra de River de las banderas para dejar en claro cuál era la barra más pdoerosa. Y sabiendo que ellos guardaban sus banderas 10 a 15 minutos antes que termine el partido, aproximadamente entre 80 y 100 barras infiltrados en la popular millonaria de Mar del Plata, hicieron la tarea insólita de que mientras 10 agarraban las bolsas con las banderas, los otros distrajeron a los demás barras millonarios. La sorpresa fue tal que al ratito estaban las banderas… pero en la tribuna de Boca.

Quiero ver a La Doce
En el que tal vez sea el único costado positivo de esta historia, es importante recalcar que El Abuelo fue el inventor del folklore del fútbol. Con todo lo bueno (?) y malo que eso implica. La barra de Boca fue la primera en el tema de llevar banderas robadas en cantidad y poblar la popular con las mismas. Fue la primera en llevar trompetas y también las famosas sombrillas (que eran paraguas en las viejas Copas Libertadores de los 70`s). ¿Cómo nacieron las sombrillas? Volviendo de La Plata después de un partido con Gimnasia. La 12 acompañó como siempre a la gente a tomar el tren para luego regresar ellos a sus micros. En el camino de vuelta alguien encontró una sombrilla, la cual la abrieron mientras cantaban. Esa misma semana se pintó con los colores de Boca. Fue así como al partido siguiente apareciá la primer sombrilla en una cancha de fútbol.

Todos los contactos todos
Fue muy amigo de Carlos Salvadoir Bilardo, otro nefasto personaje del fútbol argentino. Y tan amigo fue, que la barra de Boca fue la barra oficial en Mexico `86 con la condición de una especie de tregua para convivir pacíficamente con gente de otras barras. Aquí Barritta sumó varios porotos y fama a nivel mundial por la batalla contra los ingleses en la cual mientras retrocedían todos contra los hooligans, entre El Abuelo y Pistola Gamez (luego presidente de Vélez) invitaron (?) a los piratas a retirarse de las inmediaciones del Azteca.
Hizo campaña por Cafiero gobernador de la provincia de Buenos Aires. Lo visitaba en su palco del primer piso y arreglaban. Volvía a la tribuna y cantaban proselitismo peronista incansablemente. Algo ridìculo sabiendo de las entrañas radicales de sus lugartenientes, inclusive empleados del Concejo Deliberante reabierto por Alfonsin.
El pacto con Cafiero fue el que trajo los insultos al gran Hugo Orlando Gatti por su apoyo a Casella (devolvé la dentadura) buscando a las claras tirarle al Loco la gente en contra. Fue también un ícono de la idiotez al dejar a toda la segunda bandeja de Casa Amarilla sentada y callada o moviendo los brazos y saltando pero callados porque no arreglaba (?) ni aprobaba la llegada de Menotti a fines de 1986.
Fue muy conversado en la época como El Abuelo y su pandilla hizo México – Rosario – México para ver la final de la Liguilla en el partido épico con Ñuls. Acá hay que reconocer que si no habia el quilombo que se armó, Boca no ganaba ni loco ese partido.
Lo mas gracioso del caso es las entregas de plaquetas a funcionarios, politicos y jugadores como Bochini. Tambien recorrió el césped como dueño de la cancha tal cual una estrella del fútbol, siendo ovacionado por todo el estadio.
En definitiva, en la época de vacas flacas del club, afianzó su poder a base de hechos violentos, luego cuando el club comenzo a sanearse, el mismo Abuelo fue muy político y comenzó a ganar mucho dinero con otras movidas y la violencia quedó para la segunda o tercera línea de la barra.
Aca es necesario recordar un hecho muy imporante. Las elecciones de diciembre del 86 donde Alegre se impuso al Puma Armando por 83 votos de diferencia. Barritta pensó y apoyo a Armando (“...oh yo voté a Armando, porque Alegre está robando...”, cantaban) pero el socio le dio la espalda al Puma, fundamentalmente los vitalicios, y un Alegre que tenia cortitos a los barras se hizo fuerte politícamente. Desde la impotencia le abrieron la cabeza a la hija de Carlos Heller y alli se cortó cualquier lazo de contacto con la dirigencia de Boca. El Abuelo luego pidió disculpas cenando en la casa de Alegre y terminó limando asperezas para ser un jefe sin problemas. Cosa que le permitió protagonizar la tragicomedia de llevar a cabo su casamiento en la Bombonera con la confiteria del club como escenario de la fiesta para luego señor y señora esposa ubicarse en el paraavalanchas (?).
Así su carrera siguió viento en popa, aunque cada vez más expuesto y convirtiéndose en un personaje más y más famoso, error que cometería Di Zeo años después. La política y la justicia empezaron muy lentamente a soltarle las manos. La Fundación fue la piedra fundamental de una situación irregular, y allí apuntaron los jueces para hacer caer a Barritta. Tal cual le había pasado a Al Capone: no caía por sus crímenes sino por cuestiones impositivas.
Tuvo mientras tanto algún intento de robo de la corona perpetuado por la gente de La Boca, pero el alzamiento duró un solo partido recuperando el poder días después.

El tobogán del Abuelo
Como deciamos antes, la Justicia comenzó su persecución y allí comenzó su debacle mientras sumaba causas judiciales. En el año 1993 lo encontraron culpable de extorsionar a Alegre y a Heller para el sumistro de entradas, micros y/o aviones para la barra cada vez que jugaba el equipo. Estuvo en el verano del 1994 en la feroz batalla entre las barras bravas de Boca e Independiente en Mendoza, donde hubo muchos heridos de bala en ambos bandos. Varios violentos fueron condenados a prisión, aunque Barritta zafó de milagro de quedar entre rejas.
Así como es verdad que trataba de evitar la droga en la tribuna, justamente porque le ponía a la tropa incontrolable, hay que reconocer que el tema se le terminó yendo de las manos. Y esto fue clave en su caida. El comienzo del fin ocurrió el 30 de abril de 1994. Luego de una derrota con River, un grupo de barrabravas de su segunda y tercera línea, muy cercanos a él, llevó a cabo una emboscada a hinchas de River en Brasil y Huergo. Si trató de frenar la locura o no pudo o quiso hacerlo fue difícil probar. Lo que sí se pudo probar es que era el cabecilla de una asociación ilícita por donde se la mire. Las muertes de los dos simpatizantes millonarios llamados Walter Vallejos y Angel Delgado lo llevó directo a la cárcel -tras pasar varios días prófugo de la justicia- y lo terminó condenado en un juicio oral y público hecho en 1997, a 9 años de prisión por ser considerado el jefe de esa asociación ilícita. Allí fue visitado por jugadores, algunos DT narigones y también dirigentes. En el juicio fue acusador, delató y trato de separarse de los violentos y de sus cómplices y subordinados. Esto le valió el mote de traidor y muchisimas banderas fueron colgadas dando fe de ese código de oro que maneja esa gente.
Recuperó su libertad el 17 de diciembre de 1998, cuando la Cámara de Casación Penal de la Nación decidió absolverlo del delito de extorsión y rebajar de 13 a 9 años la pena que se le había impuesto en mayo de 1997 y beneficiado por la controvertida ley del dos por uno. Pero nunca más pudo volver a la cancha porque dicen “que no respetó los códigos de tribuna cuando estuvo encarcelado”. La nueva cúpula de La 12 comandada por Rafa Di Zeo le mandó señales (?) para que no se acerque a La Boca para intentar recuperar su liderazgo. Con la salud dañada por una neumonia crónica, enfermedad contagiada en prisión, no se supo mucho más de él -sólo que trabajaba en el negocio de sus padres en San Justo- hasta la noticia de su muerte a los 48 años de edad.

Algunas cuestiones imposibles de olvidar
La primera vez que la hinchada de Boca fue a Corrientes para ver un Boca - Mandiyú, los micros de La 12 fueron aplaudidos en su paso por la ciudad. Al terminar el partido, El Abuelo fue llevado en andas por la gente de Corrientes alrededor del estadio dando una suerte de vuelta olímpica.
La barra del Abuelo fue la primer hinchada organizada en ir a los mundiales a alentar a la seleccion argentina.
La hinchada de Boca fue la primera en organizar partidos y recaudar fondos luego del trágico accidente de Adrián Guio, donde era necesario un tomógrafo computado que el Hospital Fernandez no tenía. La Nro. 12 participó de dicha campaña y el tomógrafo pudo ser adquirido.
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Cancionero Abuelístico
“…ponga huevo Boca Juniors
no le falles a tu hinchada
la que te sigue alentando
en las buenas y en las malas
la vuelta vamos a dar, todos en el gallinero
nos van a ver festejando de la mano del Abuelo…”
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“…brindo por la alegría de haber nacido bostero
brindo porque esta hinchada sigue siendo del Abuelo,
brindo porque este año la vuelta vamos a dar
y a River me lo cojo allá en el Monumental…”
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“…ohhhhhhhh yo soy del Abuelo
peronistaaaaa y bosterooooooooo…”
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“…cuídate Racing, San Lorenzo y River Plate,
cuidense todos, que los vamos a correr,
esta es la barra la de José,
esta es la barra que nadie puede correr…”
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“…vamos vamos los xeneizes
vamos transpire la camiseta
hoy no podemos perder
porque La Boca es una fiesta,
vayas a donde vayas
y no me importa la policía,
vamos campeón, vamos a ganar
y a matar una gallina,
cuidate rojo allá en Avellaneda
o cuando vengas para la Bombonera,
cuidate cuervo cuidate la academia,
porque esta esssssss
la barra de José…”
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“…volveremo’, volveremo’,
volveremos otra vez,
volveremos a la cancha
de la mano de José…”
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“…Bo, y dale dale bo
Y dale dale bo
vamo´ a salir campeón…
No como el rojo que aguanta en patrullero
soy de la Boca mi orgullo es ser bostero…
Es la barra de José,
vos ya la conocés,
no lo podes creer,
siempre copando las canchas argentinas,
corriendo a Racing y a todas las gallinas…
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“…agarrense de las manos,
con El Abuelo y conmigo,
agarrense de las manos,
con El Abuelo y conmigo,
la vuelta vamos a dar,
mi Boca Juniors querido...”
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Autor GUYO

lunes, 18 de abril de 2011

Arsenal de Llavallol se convierte en filial de Boca

Los torneos Evita fueron una iniciativa del gobierno peronista para promover el deporte juvenil que, entre otras cosas, dieron lugar al surgimiento de varios clubes de fútbol que tiempo más tarde circularon con relativo éxito por las categorías oficiales del ascenso argentino. Arsenal de Llavallol fue una de las tantas instituciones que se vio beneficiada con el torneo y tras consagrarse a nivel provincial y nacional en 1950 recibió por parte de Ramón Cereijo, ministro de hacienda de Juan Domingo Perón, las tierras para levantar su estadio en el partido de Lomas de Zamora.
La historia de Arsenal era prácticamente nula, fundado el 12 de octubre de 1948 por Aníbal Díaz, un cazatalentos amante del fútbol inglés que a su vez oficiaba de presidente, técnico y empresario del club, se largó a participar en los torneos Evita con un grupo de jugadores que el propio Díaz había recolectado en distintas partes del país. La figura del equipo campeón era el Polaco Vladislao Cap.
Habiendo cumplido los requisitos necesarios para afiliarse a la AFA, en 1952 debutó en el Campeonato de Aficionados, predecesor de la Primera D, y permaneció allí hasta 1954 cuando dio el salto por decreto a la Primera C. En ese entonces si un equipo cumplía con determinadas normativas que iban desde la cantidad de socios hasta la capacidad y comodidad de su estadio, podía solicitar el ascenso inmediato. Arsenal definitivamente reunía las condiciones y con Antonio Angelillo y Humberto Maschio, dos de los Carasucias del Sudamericano de 1957, además de Natalio Sivo como figuras, subió de categoría.
Además de los de Llavallol, Justo José de Urquiza y Brown de Adrogué fueron favorecidos por la curiosa disposición y lograron el ascenso al igual que el campeón Sacachispas, que se consagró en su primera participación en el Campeonato de Aficionados. A lo largo de los torneos Evita, Arsenal y Sacachispas, que nació inspirado en la famosa película Pelota de trapo en la que Armando Bó actuaba de crack, se convirtieron en archirivales y en el clásico predilecto de todos aquellos que presenciaban las multitudinarias finales nacionales en la cancha de River.
En la Primera C se mantuvo con campañas irregulares hasta que descendió en 1958, así debió volver a jugar en la última categoría del fútbol argentino a pesar de contar con jugadores como Norberto Schiro o Rubén Magdalena. En 1959 Arsenal fue desafiliado en reprimenda a su presidente Díaz, que fue acusado de falsificar la firma de Raúl Colombo, en ese entonces máximo dirigente de AFA, para trasferir futbolistas al exterior evadiendo impuestos.
El primer intento del fundador para devolver al club a los campeonatos oficiales fue una fallida alianza con River, que dejó sin efecto el convenio rápidamente. En 1962 la AFA levantó la sanción y Arsenal pudo volver a formar parte del Campeonato de Aficionados al mismo tiempo que iniciaba su etapa más exitosa al convertirse en la filial de Boca que se hacía acreedor del club y los jugadores que de éste formaban parte. El acuerdo le sirvió a Arsenal, que reemplazo sus bastones verticales amarillos y marrones por la franja azul y oro, para asegurarse un apoyo económico desde la entidad que presidía Alberto J. Armando y formar un equipo competitivo que tenía como pilares a Oscar Pianetti y Ángel Clemente Rojas, dos juveniles zeneizes que llegaron a Llavallol a préstamo y sin opción.
En 1964 un Arsenal renovado que era dirigido técnicamente por Rogelio Muñiz y asesorado institucionalmente por Adolfo Pedernera logró su primer y único título al derrotar en la final a Ituzaingo (foto) y así se ganó nuevamente el derecho de formar parte de la Primera C. Sin embargo lo que en ese momento pareció ser el trampolín hacia la consolidación acabó por convertirse en el principio del fin. Díaz perdió espacio por el monopolio de Boca que fue dejando de lado el proyecto y Arsenal desbarrancó deportiva e institucionalmente.
Armando, que en 1962 había adquirido la Candela, decidió trasladar las inferiores al predio de San Justo, por lo que Boca abandonó Llavallol y con él, a Arsenal. A los problemas por la falta de recursos económicos, se sumó el pedido del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía que solicitaba el terreno que había sido entregado en comodato durante la presidencia de Perón. Sin espacio físico ni presupuesto, el club selló automáticamente su desafiliación un 12 de octubre de 1968 tras caer con Central Córdoba de Rosario, exactamente veinte años después de su fundación.
La tribuna de cemento fue demolida y las casillas que hacían las veces de vestuario adquiridas por particulares. A partir de ese momento el club de Llavallol se perdió en el tiempo. Se convirtió en un vago recuerdo que simula ser lejano pero que se llevó consigo una pequeña parte de la historia, esa que falta desde que Arsenal decidió cerrar sus puertas para siempre.
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Autor Matías Rodríguez de Fobal2000

domingo, 17 de abril de 2011

Los dos goles olímpicos de Comas en Mar del Plata durante el verano de 1988




No descubrimos nada si decimos que Jorge Alberto Comas era un delantero de la reputísima madre. Y entre sus muchísimas cualidades como oportunismo, definición, picardía, desborde, velocidad se destacaba una pegada tremenda desde su botín zurdo. No tanto por la violencia como sí por la precisión y efecto que le enroscaba a la bocha. Cosa que hay que reconocerla por más que cuente en sus fojas con aquel maldito penal tirado a las nubes en cancha de River a fines de 1987.
Así que si hablamos de sus envenenados zurdazos hay que hacer una parada obligada en el verano de 1988. Con toda la esperanza a cuestas por el incipiente ciclo Pastoriza que daba sus primeros pasos, un Comitas con pelo corto tras guillotinar su cubana, le tomó el gustito a la pelota parada e hizo estragos pateando corners en Mar del Plata durante la Copa de Oro.
Primero embocó a Fillol el 14 de enero en el Boca 2 Racing 2. Y más tarde, el 23 de febrero, lo humilló a Nery Pumpido que la canchereó poniendo al Tapón Gordillo en el primer palo en el Boca 2 River 1, definido con una recordada emboquillada de Milton Melgar.
Lo loco (?) es que ambos goles olímpicos fueron a los 43 del primer tiempo, en corners disparados desde la derecha del ataque boquense y con las pelotas ingresando arriba en el primer palo, no sin antes obligar a ambos arqueros a incrustarse contra la red del costado..
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Gracias a Boca Videos

sábado, 16 de abril de 2011

viernes, 15 de abril de 2011

Festejos Imborrables (47)

El Chelo Delgado en cuero con Bracamonte a la carrera para alcanzarlo y la Belgrano Baja queriéndose cortar las bolas. Apertura 2002.

jueves, 14 de abril de 2011

Enzo Gutiérrez

Volante ofensivo nacido en la provincia del Chaco que, como tantos otros casos, no tuvo todas las oportunidades tal vez merecidas por su paso en las divisiones inferiores boquenses. Pero aunque no pudo mostrar sus condiciones, desde ya tiene todo nuestro respeto ganado por esa mala jugada que le tendió la vida desde pequeño. Nacer en mayo de 1986 en una familia fanática riverplatense y ser bautizado como Enzo nos tiene que dar la pauta de una fuerte personalidad al criarse entre tanto plumaje y sin embargo calzarse la azul y oro desde chiquito. Así que el que se mete con Enzo Hernán Gutiérrez se mete con Imborrable Boca eh (?).
La realidad nos muestra que la década dorada del club le fue posponiendo su estreno. Pero en cuanto tanta vuelta olímpica se tomó un respiro, tuvimos una pequeña muestra de nuestro homenajeado. Debutó el 18 de enero de 2005 en un torneo de verano en Salta. Noche de triunfo 2-0 a Independiente y casualmente con otro muchacho que debutaba y clavaba un tremendo golazo de chilena en el arco de Navarro Montoya. Rodrigo Palacio. Su ingreso faltando 4 minutos por Galarza en ese Boca muletisimo del Chino Benítez le sirvieron de carta de presentación para lo que se venía: el Clausura. Iban a ser horas de campeonato local mientras Boca se tiraba de lleno a la Libertadores 2005.
Pero en definitiva no fueron tantas las horas de rodaje si tenemos en cuenta que apenas fue de la partida en la fecha 16 contra Arsenal en la Bombonera. Una derrota nocturna 1-3 el sábado anterior al escándalo con Chivas, con mucha niebla y formando mediocampo con Scarione, Ledesma y el Guly de enganche.
Al fin de semana siguiente ya con Alves en su primer interinato, también hizo lo que pudo en el traspié 0-1 con Ñuls en el Parque Independencia. E imaginamos que habrá querido cortar la racha de derrotas el 3 de julio en José Ingenieros pero no pudo. Jugó los 65 minutos pero entre el parcial 2-3 contra Almagro al momento de la suspensión y la posterior confirmación del Tribunal, la derrota quedó sellada a fuego (?) en las estadísticas.
El recambio que vino a Boca de la mano de Basile y un container de refuerzos importantes le cercenó (?) la cabeza y casi lo obligó a aceptar nuevos horizontes. Y las mudanzas empezaron a ser más seguidas de lo esperado.
En 2006 fue cedido a préstamo al Manta FC de la B de Ecuador, En enero 2007 pasó a la Universidad de San Martín de Porres en Perú: Comienzos de 2008 lo encontró en el Rangers de Chile. El inicio de 2009 y sus buenas actuaciones trasandinas lo llevaron al Sport Marítimo de Portugal, pero sólo estuvo un semestre en el fútbol lusitano y volvió a Chile donde recaló en OHiggins. Todavía no siguió el camino del Enzo más famoso, así que no pudo fracasar en el Racing de París ni en el Cagliari y el Torino de Italia por ejemplo.

miércoles, 13 de abril de 2011

Estudiantes de Mérida 1 - Boca 3

A todo o nada tuvieron que salir Genaro, Comelles, Ruggeri, Hugo Alves, Cacho Córdoba, Chino Benítez, el uruguayo Krasouski, Bachino, Támer, Gareca y Sotelo. la tarde del 13 de febrero de 1983 en el estadio Guillermo Soto Rosa de Mérida en Venezuela. Y con una misión concreta: golear. Porque ante toda la fanaticada (?) local presente, la penúltima jornada del hexagonal “Copa Presidente de la República” ponía a Boca en la obligación de sacar cuatro goles de diferencia como mínimo para llegar a un sorteo desempate con el Vasco da Gama y ver quién pasaba a la final con Peñarol, ya clasificado por el grupo 2.
Sin embargo el comienzo no fue el imaginado seguramente por Carmelo Faraone en la charla técnica. A los 4 minutos el mediocampista uruguayo Jorge Laclau sorprendió al Torito Genaro adelantado y tras un zapallazo desde la casa tiro bombeado abrió el marcador. Explosión en las graderías locales.
Boca no se bajoneó y enseguidita tomó las riendas del partido, haciendo y deshaciendo a gusto ante un rival limitadísimo y estático. Gareca empató a los 13 y dos minutos después Marcelo Bachino con la 10 en la espalda, sentenció al arquero Rodríguez dando vuelta el partido.
Ya en el segundo tiempo otra vez Gareca fue protagonista peinando un centro para que una entrada fantasmal (?) de Ariel Krasouski pusiera cifras definitivas. El local terminó redondeando una flojísima actuación pero conformándose de sobremanera con impedir que Boca goleara y avance a la final. Lo que sobre el cierre provocó algunas patadas de más por parte de jugadores boquenses.
Los últimos minutos fueron a pura tarjeta amarilla por parte del juez Vicente Llobregal y con Boca alcanzando la punta del grupo pero quedando eliminado por diferencia de gol.
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Gracias a Guille de Boca Videos por la colaboración

martes, 12 de abril de 2011

La llegada de Latorre a Boca sin hacer inferiores

Un caso totalmente atípico el de Diego Latorre a la hora de repasar su arribo al mundo Boca. Atípico por la edad bastante crecidita que tenía y la forma en que se cocinó todo.
Corría el año 1986 cuando Mario Zanabria, por entonces DT de Boca, seguramente trataba de bajar su nivel de stress por tener que lidiar con un Edgardo La Fata descansando en una casa que tenía en el country Mapuche. Allí una tarde, mientras despuntaba el vicio de mirar partidos de fútbol, quedó impactado por un muchacho de 17 años que no sólo no soñaba con ser jugador profesional de fútbol sino que su deporte favorito era el tenis. Estamos hablando de Diego Fernando, uno de los hijos de la familia Latorre, obviamente también propietaria del country.
Marito movió cielo y tierra en Boca y finalmente pudo palanquear (?) lo suficiente como para que Latorre caiga lo más campante a La Candela con el bolso en la mano. La verdad, ni queremos imaginar la caripela de los pibes de la categoría 69 que se venía pelando el lomo desde la novena para tratar de asomar la cabeza en el fútbol grande.
Las vueltas de la vida impidieron que Zanabria disfrute de las gambetas de Latorre siendo DT de Boca, ya que a fines de 1986 Heller lo invitó a renunciar para contratar a Menotti. Pero ni el Flaco Menotti ni quien lo sucedió en el cargo, su amigo Roberto Saporiti, se fijaron mucho en Gambetita. Recién el Toto Lorenzo lo mandó al campo de juego el 18 de octubre de 1987 para que reemplace a Irazoqui antes de comenzar el segundo tiempo de la visita a Platense en cancha de Vélez. Tarde que Gatti vio como De Vicente le hacía un gol de cabeza desde afuera del área y terminó en derrota 1-3, gol de cabeza convertido por el mismísimo Latorre.
Aquí en la foto vemos el reencuentro entre el descubridor y el descubierto, cuando por la tercera fecha del Apertura 1990 Marito vino a la Bombonera como DT de Unión de Santa Fe.

lunes, 11 de abril de 2011

El antidóping positivo de Maradona contra Argentinos Juniors

Flor de guacha la vida (?). Sino que alguien explique cómo se puede pasar de una alegría inmensa como la que llenó la Bombonera el domingo 24 de agosto de 1997, a un bajón suicida (?) el jueves 28. Un mazazo parecido al del Mundial de Estados Unidos, pero mucho peor porque esto es Boca. Así que ya nada fue igual a partir de ese jueves por la noche cuando explotó la noticia de que el frasco Nro. 011 con la orina de un jugador de Boca había dado positivo en el control antidóping. Control hecho después del triunfo 4-2 contra el Bicho por la primera fecha del Apertura. 
Aunque parezca mentira, el nombre del implicado tardó un rato en salir a la luz. Pero obviamente todos los cañones apuntaron enseguida a Diego. Así que fue cuestión de minutos para que aparecieran los opinólogos de turno. Entre los que se anotó el mismísimo Macri cuando ante el primer micrófono que le pusieron delante, no sólo confirmó el nombre de Maradona sino que hasta dio a conocer la sustancia encontrada en el análisis de orina. Contra muchos de los pronósticos que daban por hecho la aparición de efedrina, Mauricio puso blanco sobre negro, aunque 24 horas después trató de justificar sus palabras de más: “...yo no dije que fue cocaína. Comenté que el rumor general, que el radio pasillo, era que podía llegar a ser cocaína. Eso fue lo que dije. Si la contraprueba da positiva es un caso de dóping y debemos atenernos a las generales de la ley, con lo cual no tiene importancia la sustancia que se ha utilizado... La Paglia y Riquelme son los reemplazantes naturales de Maradona. Boca tiene 93 años de historia y está por arriba de cualquier hombre, aunque este hombre sea el jugador más grande de todos los tiempos del fútbol argentino...". 
Lo cierto es que el mundo Boca besaba la lona rápidamente luego de la ilusión que se había generado alrededor del tercer ciclo de Maradona en el club. Ilusión que estaba al dente luego de once meses de desaparición del Diez tras salir sorteado para el antidóping y zafar (?) post partido con Estudiantes por el Clausura 96. Diego se recluyó todo ese tiempo para hacer los deberes lo mejor posible, internación en clínica de adicción incluida. 
Así las cosas, el 21 de abril de 1997 firmó un nuevo contrato con Boca para volver a jugar. En un periquete viajó a Canadá, contrató a un suspendido de por vida Benjamin Sinclair Johnson como preparador físico personal y el operativo retorno estuvo una vez más en marcha. A lo Diego (?). Ah, ni hace falta aclarar que con Maradona en forma y varios refuerzos interesantes que estaban al caer, la ecuación daba como resultado primer puesto o destierro (?). Como pasó y pasa casi siempre en la historia de Boca.
En Canadá Maradona bajó 11 kilos en 14 días. Aunque conociendo los antecedentes de Ben (?) daba para sospechar o como mínimo mirar para otro lado. Pero jamás para quedarse tranquilo. A esa altura la siempre tensa relación entre Macri y Maradona no pudo plasmar en los papeles del contrato uno de los puntos en disputa: los controles antidóping privados a los que Diego debía someterse antes de cada partido oficial. Pero la promesa, aunque de palabra, quedó hecha.
Incluso Macri se preocupó bastante (?) por la salud de Maradona. Unos meses antes del regreso, se le realizaron estudios generales en el Sanatorio Otamendi para conocer posta su estado de salud. Y para sorpresa de unos cuantos, los chequeos no trajeron grandes novedades a excepción de algunos kilos de sobrepeso. Inclusive el Dr. René Favaloro dio el visto bueno sobre la actividad cardíaca de Maradona. Venía todo sobre rieles.

Se enciende la primera alarma
Con el regreso de Maradona el 9 de julio en un amistoso contra Ñuls en el Parque Independencia, la dirigencia de Boca no quiso dejarse estar y pagó un control antidóping privado previo al retorno oficial contra Racing pautado para el domingo 13 de julio por el Clausura. La muestra de orina de Diego fue enviada en cinco frascos al Centro de Investigaciones Toxicológicas en San Pedrito 92, barrio de Flores, y calculamos que Macri, Pepitito Conde y toda la plana mayor habrán prendido varios paquetes de velas. Pero las velas no surtieron efecto.
Luego del análisis, cuatro de las muestras no revelaron nada fuera de lo normal. Pero la última, realizada tres días antes del partido contra Racing, dio positiva por la aparición de varias sustancias prohibidas por FIFA. Recién ahi en ese momento la CD empezó a sospechar de los métodos utilizados por Ben Johnson. Pero ya era tarde. 
El clima de intranquilidad se diluyó recién cuando uno de los médicos consultados confirmó que esos resabios de sustancias desaparecían del cuerpo humano en unas ocho horas, Así que medio contra reloj y cagando fuego (?), Maradona pudo jugar finalmente ese partido contra la Academia. Pero lo que terminó pasando, aunque faltaban un par de fechas para terminar el Clausura, es que Diego se guardó bajo llave con la cabeza enfocada únicamente en el Apertura que se venía en un mes. Objetivo que todo Boca puso en la mira telescópica casi con desesperación por un detalle: River venía de meter Libertadores y bicampeonato local. 

Cuando todo era felicidad
La semana previa al debut contra Argentinos, Cóppola se comunicó con algunos dirigentes para pedirles que autorizaran el gasto de 2.000 dólares que era lo que costaba cada uno de esos controles en laboratorios privados. Pero los dirigentes no quisieron largar ni un cobre y hasta le terminaron sugiriendo a Cóppola que le haga a Diego "el control de siempre". Acá hay que hacer un párrafo aparte.
"El de siempre" era un control que Guillote había bautizado Evatest. Consistia en un aparatito de origen alemán llamado Triade que se compraba por encargo en cualquier farmacia por módicos 900 mangos. Una ganga (?). En la mañana del domingo 24, Cóppola cayó con el bendito Triade a la habitación 901 del Hotel de las Américas donde concentraba Boca. Obviamente la habitación de Maradona.
Diego hizo pis y colocaron la muestra en el aparatito. El examen de tipo casero dio negativo. Minutos más tarde, ya bajo la mirada del doctor Albero, se colocó en el aparatito una segunda muestra que también dio negativa.
La tarde del partido contra el Bicho, Diego no encaró demasiado ni gambeteó. Apenas se limitó a destilar magia tocando la pelota y metiendo pelotazos a sus compañeros. Cosa que hizo muy bien. Hizo un gol de penal en el arco de Casa Amarilla, lo festejó trepándose al alambrado y se sacó mal ante el recordado planchazo del Balín Benett sobre el Ñol Solano. Gestos que casi obligaron (?) al Sargento Giménez a expulsar al hondureño.
Con la victoria 4-2 abrochada, Diego marchaba camino al vestuario cuando alguien le confirmó que el sorteo para el control antidóping lo tenía como uno de los beneficiados (?): "...¡Viejo! Parece que tienen la bolita número diez pegada en la mano. No importa, me cago en el control. Me voy a reir de lo que digan. Estoy tranquilo, total hoy a la mañana me hice uno y me dio negativo...".
Fue al control riendo y abandonó la Bombonera en una Mitsubishi Montero bordó. Atrás en una Chevrolet Lumina iba Claudia y 14 pibes del staff de "Cebollitas". Todos a comer pizzas y empanadas en Devoto para ver Fútbol de Primera seguramente.
Los dias siguientes pasaron sin novedad alguna sobre el destino de Maradona. Recién el miércoles reapareció en su palco VIP junto a Conde para ver Boca 1 - Independiente 1 por la Supercopa. Gritó el gol de Boca pero sufrió con el empate agónico del Rojo. Cosa que lo puso a 220: "...no puede ser que hagamos chiches en la defensa. Uno tira un caño, otro cierra al revés... así no va viejo...". Y la bronca no se le fue así nomás. Incluso llegó a pedirle a Conde la contratación urgente de Ruggeri y Trotta. Con ese escenario arribó al país un casi desconocido Patrón Bermúdez, flamante refuerzo de Boca.

Tremenda bomba atómica
Cuando Grondona llamó desde Egipto a Macri el jueves 28 a la noche, ni queremos imaginar la caripela que habrá puesto Mauricio. El presidente buscó inmediatamente a Conde y le pasó todas las facturas juntas: “...¿te enteraste de lo que pasó? A Maradona le dio positivo. recién me lo confirmó Grondona. Vos que hinchaste tanto las pelotas para que lo trajéramos. Mirá en lo que terminó todo...".
A partir de ese momento Diego se recluyó en el departamento de Posadas 1414, 3 “C”, propiedad de Carlos Ferro Viera, un publicista que apareció en el entorno de Diego a fines del 96 y que había tomado (?) un protagonismo que hasta le daba vía libre para pasearse por el campo de juego y esperar a Diego en la boca del túnel. Cosa que no pudo o quiso explicar nadie.
Maradona volvió a pisar la calle en la madrugada del domingo 31 mostrándose junto a su cuñado el Morsa. Le pegó un tubazo a Guillote y le pidió que lo lleve hasta su casa en Habana y Segurola.
A esa altura uno de los hombres más buscados del planeta después de Diego, era Cóppola. Y Guillote le puso el pecho a las balas: "...yo hablé con Diego y me jura y rejura que no tomó nada. ¿Qué pienso? Que acá hay un error. No sé de quién, pero alguien se equivocó feo. Yo no hablo de complot ni de manos negras. Se tratará de un error muy grave.. Yo creo en Diego y me baso en varios aspectos. Según comentan, a Diego le habrían detectado un grado de cocaína que va del 88 al 92 por ciento de pureza, lo que significaría una ingesta muy cercana al momento en que se hizo el control antidóping o, en su defecto, que se la pusieron en la muestra. Y cualquiera de las posibilidades, son un disparate... Además Diego estaba perfecto antes del partido. Le hicieron un control cardíaco y daba 168 pulsaciones por minuto, algo normal para cualquier jugador de fútbol. Si hubiera estado drogado su ritmo tendría que haber sido mucho más acelereado...”.

El show debe continuar
Con la noticia recontraconfirmada, el entrenamiento de Boca del viernes 29 de agosto en el Sindicato de Empleados de Comercio fue lo más parecido a un velorio. Hasta hubo una pizarra en la entrada donde el Bambino hizo catarsis y escribió un par de frases dedicadas a Diego.
Veinticuatro horas después Boca tuvo que visitar a Platense en cancha de Vélez. Con interminables muestras de afecto de parte de los hinchas ya sea en cánticos o banderas, el equipo de Veira hizo lo que pudo. Que fue muy poco por cierto. Boca fue un desastre, no dio dos pases seguidos, estuvo dos veces abajo en el marcador pero terminó empatando 2-2 con el Calamar un partido que mereció perder. Estaba clarísimo que de esa forma seguir fantaseando con una vuelta olímpica era una locura. Ese Boca parecía herido de muerte.

The end (?)
Como no podía ser de otra manera, la mitad menos uno pedía quita de puntos, suspensiones y poco más que fusilamiento público. Pero, ¿qué decía la ley? Como Diego no era reincidente (sus otros dópings fueron en Italia y en Estados Unidos, no en partidos AFA) la Ley Nacional 24819 hablaba de dos años de inhabilitación para jugar. Pero ojo que esa ley aunque había sido aprobada por el Congreso, al momento en cuestión, no estaba reglamentada. Así que había un resquicio legal para pelearla y que Diego pueda retirarse del fútbol de una forma mucho más digna.
De todas maneras, cualquier paso debía esperar el formulismo de la contraprueba a realizarse el miércoles 3 de septiembre. Como medida preventiva, la AFA suspendió a Maradona a la espera de los resultados de esa contraprueba. Análisis que obviamente también dieron positivo por la presencia de benzoitilecgonina y metilecgonina, metabolitos de la cocaína. Todo mal, pero no (?). Ajustémonos los cinturones.
Da la casualidad (?) que Maradona había realizado una denuncia policial en julio, a raíz de unas supuestos llamados telefónicos en donde lo amenazaban con ponerle droga en un control antidóping. El juez Claudio Bonadío comprobó estas amenazas, y tras un pedido presentado por los abogados del Diez, dispuso una medida de no innovar que obligó a la AFA a dar marcha atrás con la suspensión hasta que le realizara una prueba de ADN a la orina del frasco de Maradona contra Argentinos para constatar que fuera efectivamente de Diego. Esto le permitió al Diez seguir jugando con la condición de hacerse en forma obligatoria un control antidóping 24 horas después de cada partido. Pero el estudio de ADN no pudo ser completado, debido a la pequeña cantidad de material genético que se encontró en las muestras que había enviado la AFA a analizar. En el transcurso de todo este barullo legal que terminó con el juez Bonadío retirando la medida de no innovar y ratificando la suspensión provisoria de AFA, Diego Armando Maradona ya había colgado los botines. Por suerte pudo jugar varios partidos más (contra Ñuls, Vélez, San Lorenzo y un tiempo contra Colo Colo por la Supercopa)  incluyendo la visita a cancha de River del 25 de octubre donde salió reemplazado en el entretiempo y terminó siendo su último partido de fútbol. Cosa que confirmaría tres días después, anunciándolo oficialmente mientras festejaba su cumpelaños 37.