jueves, 30 de junio de 2011

No al cierre del básquet en Boca Juniors (III): Boca le gana River y lo manda al descenso

Pobrecitos los policías de la seccional 35a. que pensaron que ir a cubrir un partido de básquet podía ser un interesante curro para pasar el rato. El 24 de abril de 1992, el gimnasio del club Ciudad de Buenos AIres, fue escenario para que Boca haga de local ante River y se ponga en juego nada más y nada menos que el descenso de la Liga Nacional "A".
Como la serie estaba 2-2 el choque en cuestión fue a todo o nada y encima contó con un par de condimentos bien folclóricos (?). Por ejemplo 1.000 espectadores que desbordaron ampliamente la capacidad permitida y a los que hay que sumarle el posterior ingreso de la barra brava de River, que se portó bastante bien hasta que cayó en la cuenta de que el descenso era una realidad y comenzó a provocar destrozos y agredir al banco de suplentes de Boca.
En la primera fase del torneo Boca había salido penúltimo y River último. Y en la segunda fase, Boca salió antepenúltimo y River nuevamente cola. Así que, en resumen, los dos clubes oriundos de La Boca fueron sin dudas los peores equipos de la temporada. Y tuvieron que definir quién se iba a la B.
En lo que respecta a las acciones del juego, curiosamente la máxima diferencia en todo el partido la llevó River con ocho puntos de ventaja. Pero la historia, los colores, la camiseta, en fin, se juntó todo y Boca terminó dando vuelta la historia cuando faltaban 2m 19s.
En el medio hubo empujones, discusiones, amague constante de piñas, un cenicero de vidrio que voló y pegó en el banco de suplentes millonario y para cerrar la noche, el caos. A 37 segundos del final una bomba de gamexane arrojada por barras de River cayó sobre el banco de Boca. Al toque una botella de vidrio se estrelló contra la pared sobre la mesa de control. Un desastre que motivó la retirada de los árbitros Eduardo Bellón y Darío Rodríguez hacia el vestuario. Recién 57 minutos más tarde se reanudó la finalísima pero sin gente. Los testigos de aquel mítico Boca 91 River 87 fueron retirados del lugar sin importar un comino los 30 pesos que habían pagado por su localidad. Y en definitiva prohibiéndoles ver como los jugadores de River se juntaban en la mitad de cancha y rodeados de 300 seguridad privada se hacían los que lloraban para que no los maten despedían de la máxima categoría.
En la foto vemos a Horacio Beigier picándola ante Vercesi, Wiliam Davis y Oroño.
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La serie
03/04/1992: Boca 108-91
05/04/1992: Boca 2-0 (decisión del Tribunal de Disciplina al dar a River como no presentado)
19/04/1992: River 109-98
21/04/1992: River 114/112
24/04/1992: Boca 91-87

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Para informarte mejor sobre el básquet de Boca no dejes de visitar Basquet Azul y Oro
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Gracias a Guille de Boca Videos y Pablo el Coleccionista de Boca por la colaboración

miércoles, 29 de junio de 2011

Boca campeón 1981, el mismo día que San Lorenzo se va a la B

Histórica jornada la del sábado 15 de agosto de 1981. Por donde se la mire. Boca que estaba a un empate de consagrarse campeón Metropolitano y enterrar los fantasmas que habían aparecido la semana anterior en Arroyito cuando Diego erró un penal faltando 15 minutos. Una jornada en la que se terminó trayendo de Rosario una derrota que no fue catastrófica porque Huracán le levantó un 0-3 imposible a Ferro y los Verdolagas sólo pudieron acortar la diferencia en la tabla de tres a dos puntos. Párrafo aparte para la dolorosa e interminable caravana de autos y micros volviendo de Rosario con caras largas hacia Buenos Aires.
Pero para ser sinceros, esa tarde de la última fecha del Metro 81, no hubo tiempo de disfrutar seguir los pormenores de lo que estaba pasando en Caballito entre Argentinos y San Lorenzo, que se jugaban nada menos que la permanencia en primera, porque Boca, fiel a su historia, hizo de su partido contra Racing una gigantesca fábrica de cortar clavos.
Tras un arranque furioso de Abel Gnecco expulsando a Córdoba, Perotti, Olarticoechea y el uruguayo Carrasco antes de los 15 del primer tiempo y enrareciendo bastante el clima, llegó la noticia de un penal errado por el Ciclón. Pero nada como para descorchar ya que Boca y Racing se raspaban de lo lindo en la Bombonera.
Nervio va, nervio viene, antes de que termine el primer tiempo empezaron a llover las buenas noticias. Primero con las radios que confirmaban que Sarmiento de Junín (28 puntos) metía dos goles de entrada sobre el ya descendido Colón. Resultado que dejaba la B a suerte y verdad entre Argentinos (27 puntos) y San Lorenzo (28 puntos). En realidad Talleres (27 puntos) también estaba hasta las bolas, y más teniendo en cuenta que jugaba el clásico contra Instituto en el Chateau. Pero sigamos con las buenas noticias. Hubo gol de penal del Loco Salinas para el Bicho ante San Lorenzo. Y a los dos o tres minutos, llegó la yapa: el gol de penal de Maradona a Vivalda en el arco del Riachuelo que aseguraba el título. Pero hubo más y llegó lo único que faltaba. Con el arranque de los segundos tiempos, la T se descolgó con un par de goles que mandaban a los de Boedo al fondo del mar. Bingo (?).
Uno podría suponer que con el partido 1-0 a favor de Boca y ya sin importar lo que estaba pasando con Ferro, la cosa daba como para tirar la casa por la ventana y escuchar tranquilos como San Lorenzo se iba a la B. Pero no, para qué (?). A los 43 del segundo tiempo, con el triunfo de Talleres ya confirmado y los festejos oficialmente desatados en las tribunas de la Bombonera, hubo que bajar a tierra obligatoriamente con un descolgadísimo gol de Racing. Una guapeada de Van Tuyne ayudada por la siesta del Colorado Suárez que terminó con un cabezazo de Roldán entrando por el segundo palo. El puñado de hinchas de Racing que estaban en la segunda bandeja visitante rodeados de miles de hinchas de Boca, gritó el gol y hasta quiso asustar a la multitud con que lo daban vuelta. Tomá mate (?). Para colmo, al toque se fue expulsado Pasucci. Pero la hinchada de Boca reaccionó inmediatamente, no hubo silencio atroz que valga y gritó para poner las cosas en su lugar. Igual no pudo evitar una última intentona de la Academia que terminó en un buscapié rasante que pudo haber desatado una tragedia mayúscula (?). Un triunfo de Racing hubiera forzado a un desempate Boca - Ferro, ya que los de Griguol goleaban fácil a Platense en cancha de Atlanta.
El pitazo final desató la locura. Desordenada vuelta olímpica, Diego en andas, la novia correteando dentro del campo de juego, el barrilete tratando de ganar el cielo y la confirmación de que por primera vez en la historia del fútbol argentino, un equipo grande se iba a la B. Una verdadera pena por el Toto Lorenzo y el Chapa Suñé que no pudieron torcer el destino del conjunto de Boedo.
Los festejos siguieron hasta bien tarde con los protagonistas tratando de hacer balances en medio del carnaval desatado por la hinchada. Por ejemplo, mientras el Loco Gatti se terminaba de secar el pelo con su secador eléctrico, Maradona terminaba su baño de inmersión y derrochaba alegría: “...me siento muy feliz. Boca salió campeón y al final Argentinos se quedó en primera. Yo ya tenía todo calculado por si Argentinos tenía que jugar un desempate el lunes: le pedía permiso a Grondona para viajar el martes y me iba a la popular con una bandera roja a hacer fuerza. Pero no me puedo quejar de nada. Boca es campeón. De alguna manera yo me sentía culpable de lo que pasó en Rosario y no quería ni pensar en Boca perdiendo el campeonato. Sí, me pesaban mucho los dólares que se pagaron por mí. Aunque en la cancha me olvidara de todo. Gracias a Dios en el momento del penal estuve sereno. Ni me acordé del anterior. A la mañana recé mucho. Le pedí a Dios por Boca y por Argentinos. Tenía una fe ciega porque Él estaba conmigo..”.
La joda siguió más tarde en La Cantina de David donde fue parte del plantel y un Diego a pleno con todo su séquito (?). A pedido de Galíndez y unos amigotes hinchas de Argentinos, se puso un gorrito piluso color rojo, pero rápidamente aclaró los tantos y hasta se fue en promesas: “...a toda la gente de Argentinos quiero hacerle saber que mi presente es Boca, donde acabo de vivir una de las alegrías más grandes de mi vida ofrendándole el título a la hinchada. Pero alguna vez, no sé cuando, volveré a vestir mi primera camiseta...”.
Lo difícil que fue lograr esa vuelta olímpica en 1981 quedó sintetizada en el puntito de ventaja con que Boca terminó arriba de Ferro tras 34 fechas y en la voz de Roberto Mouzo: “...cuando Ferro empezó a acercarse me di cuenta que iba a ser muy duro. Fijate lo que pasó en Rosario: Central nos jugó un partido que ni siquiera pudo hacérselo a River por la Libertadores. En la calle sus hinchas nos insultaban. Yo me lo banqué más o menos bien, pero es terrible. Eso me confirmó que todos nos querían bajar. ¿Y Racing? Hasta el último segundo tuvimos que dejar la vida por el título...”.

martes, 28 de junio de 2011

Gatti intenta gambetear a Alzamendi pero falla y termina en gol

Es verdad que el Loco siempre se mandó sus cagadas. Y hasta le estaba permitido (?) mandárselas. Pero como esos accidentes pasaban de tanto en tanto y eran muchísimas más las veces que salvaba partidos, el balance le dio siempre muy a su favor. Hasta la temporada 1987/88.
Allí no es que su idolatría haya bajado, pero el fogoneo constante de la barra brava en una guerra sin sentido, más el peso de la edad empezaron a mostrarlo casi como un arquero del montón. Y sus errores empezaron a verse bastante más seguido. Algo con Banfield en el Sur, uno alevoso con Ñuls, lo suyo contra Unión en Santa Fe. En fin, excesos de confianza que sin el respaldo popular ni los reflejos de años anteriores le empezaron a jugar definitivamente en contra. Si algo le faltó a semejante panorama fue lo ocurrido el 30 de abril de 1988 en la Bombonera. Un gran moco ante el peor rival y en el peor lugar: River y arco de Casa Amarilla.
En el superclásico de la segunda rueda del campeonato 1987/88 el River de Griguol vino a cancha de Boca pensando en el puntito que le sirva para entrar a la Liguilla mientras al mismo tiempo se mentalizaba a perder en la Supercopa. Boca estaba lejos de todo y era un barco a la deriva que flotaba de mitad de tabla para abajo.
La cosa es que a los 14 minutos del primer tiempo salió un pelotazo en profundidad del Da Silva gordo. Gatti llegó primero afuera del área y más que cómodo ante la arremetida medio de compromiso de Alzamendi. Pero el uruguayo, bastante pillo, le tapó el posible pase a Abramovich. El Loco entonces amagó e intentó una gambeta hacia adentro. Error. Alzamendí trabó, ganó, se acercó y tocó al gol con el arco vacío y sin que el cierre desesperado de Richard Tavares pudiera impedirlo. Una jugada fácil y totalmente inofensiva terminaba con River abriendo el marcador.
Como los trapitos sucios no se lavan delante ciertos rivales, no hubo reproches de nadie hacie Gatti y el partido siguió su curso. El Murciélago Graciani lo dio vuelta con un gol en cada tiempo y, confirmando que la tarde había arrancado torcida e iba a terminar igual, Ruggeri empató de cabeza faltando 15 minutos. Puto (?).
Nadie se cortó las venas ni se tiró del puente de La Boca. Pero Gatti quedaba medio en off side una vez más. Pero por supuesto y como hizo siempre, no le esquivó al bulto y dio la cara en pleno vestuario: “...yo juego así. Si lo gambeteaba a Alzamendi todo el mundo estaría diciendo el Loco es lo más grande del fútbol nacional, pero salió mal y entonces... Alzamendi es pícaro, tapó el pase a Abramovich, entonces me quedó la gambeta y él ganó la pelota. No me desesperé para nada, estaba súper motivado, lo demostré a los cinco minutos del gol, cuando hice una palomita fuera del área. Lo del gol de Ruggeri fue distinto. Fue foul, se apoyó en tres defensores de Boca para saltar. Passarella lo hacía igual. Yo no lo critico, hacerlo sin que se avive el juez es una virtud...”.

lunes, 27 de junio de 2011

Boca y River empatan en Mar del Plata y terminan dando la vuelta olímpica juntos

Juntos, lo que se dice juntos y al mismo tiempo, no fue. Porque ahí si que cerrábamos todo y nos íbamos (?). Primero dio la vuelta olímpica Boca, cabal y justo campeón de la Copa Ciudad de Mar del Plata. A continuación, la dio River, ganador de la Copa Desafío Jockey Club. Con 26.000 y pico de entradas vendidas pero bastante más gente en la tribuna de Boca que en la de enfrente, en definitiva las dos hinchadas gritaron “dale campeón”. Eso sí, los hinchas millonarios estuvieron prácticamente obligados a presenciar los festejos boquenses. No así al revés por suerte.
La singular jornada tuvo lugar el miércoles 25 de febrero de 1987 en el estadio Minella de La Feliz por la última fecha del triangular de verano que juntó a Boca, River y el Spartak de Moscú. Tras los empates de los rusos 1-1 contra River y 2-2 contra Boca, la noche en cuestión los equipos de Menotti y Veira definían todo a suerte y verdad. Y contra algunos pronósticos, salió un partidazo.
Arrancó mucho mejor un Boca que, aunque salió con varios suplentes priorizando el choque oficial del domingo 1 de marzo contra Gimnasia en el Bosque, sorprendió a River en base a mucho toque en mitad de cancha y achique en defensa. Hasta que el Millonario se avivó y se dedicó solamente a tirar la pelota al vacío para que un volante se lance dede el fondo, rompa la última línea y quede mano a mano con Genaro. Así planteado el escenario no tardaron en sucederse las salvadas milagrosas en los arcos. Y respondió muy bien el Torito en el de Boca tapando un par de mano a manos.
Pero en pleno vendaval de River, con una salvada tremenda de Musladini en la línea, Boca se puso arriba en el marcador gracias a la velocidad de Comas. Un pelotazo de Graciani terminó en pique del paranaense, gambeta larga a Pumpido y toque suave al gol mientras Nelson Gutiérrez se desgarraba todo tratando de evitarlo. Golazo.
En el segundo tiempo, el achique siguió agrandando a River que empató rápido con gol de Gorosito. Comas volvió a poner en ventaja a Boca con un cabezazo fulminante tras un corner que cayó en el segundo palo pero el fulbito de Menotti no sabe de momentos ni lugares. Con Boca ganando, siguió tirando el achique y pasó lo que tenía que pasar. Empató River faltando diez minutos.
El resultado no se modificó pese a que Boca se salvó un par de veces más. El final fue 2-2 y Boca, ante la igualdad en puntos y en diferencia de goles entre los tres equipos, se coronó campeón por haber metido más goles a favor. El intendente de Mar del Plata, Ángel Roig, le entregó la copa en mano a Higuaín y comenzaron los festejos, que por esos años, eran prácticamente como los de una Libertadores (?).
Terminada la vuelta olímpica, Ramón Ruiz, gerente de Nobleza Piccardo, le entregó la copa Jockey Club al Tolo Gallego. La copita esta premiaba al equipo que obtuviera más puntos a lo largo de los tres enfrentamientos entre Boca y River durante el verano. El primero había sido el épico 3-3 con gol de Hrabina de palomita sobre el final. Después vino un 3-1 de River y este 2-2 que no hizo otra cosa que permitir la vuelta olímpica riverplatense. Hecho que ocurrió ya con muy poca gente en el estadio.
Los once de Boca fueron Genaro, Abramovich, Higuaín, Musladini, Hrabina, Stafuzza, el Flaco Fornés, Dykstra, Graciani, el Tuta Torres y Comas. Mientras que River puso toda la carne en el asador con Pumpido, Gordillo, Nelson Gutiérrez, Ruggeri,. Montenegro, Gorosito, Gallego, Patricio Hernández, Alfaro, Caniggia y Alzamendi.

domingo, 26 de junio de 2011

Los Boca versión senior (3)

Curiosa foto la sacada en el Luna Park allá por septiembre de 1989 con motivo del esperado choque entre los Boca y River version senior. Lo de curiosa no es tanto por ver cara a cara a Roberto Mouzo y el Beto Alonso, cosa que les debe haber pasado unas cuantas veces, sino por ver nada menos que a Gaby Sabatini dando el puntapié inicial. Cualquiera.
El partido de fútbol 5, en el marco de un campeonato hexagonal con los equipos grandes, superó las cuentas más optimistas, incluso las de Tito Lectoure, y terminó siendo un éxito que metió a 8.000 personas en las tribunas armadas especialmente para la ocasión. Y eso que la jornada se llevó a cabo un día de semana a la noche. El martes 19 de septiembre más precisamente.
El triunfo final de River por 6 a 2 fue inapelable. Los dos goles de Pedro González más los de Alonso, Artime, Artico y Zywica fueron demasiados para Vidallé en el arco y para un Boca que apenas pudo hacer diferencia con el Mono Perotti, autor de los dos goles.
La fiesta tuvo su momento picante cuando el Ruso Ribolzi le metió un flor de trancazo durísimo a Zywica y lo levantó por el aire. Para los amantes de la estadística, tras la finalización del partido, que duró dos tiempos de 25 minutos, River quedó puntero de la Zona Blanca con 4 unidades, seguido por Boca con 2 y San Lorenzo con 0.

sábado, 25 de junio de 2011

Reservas (12)

Quinta División, año 2004. Arriba: Víctor Galarza, Sergio Coronel, Fabián Moyano, Leandro Díaz, Emiliano Fusco, Fernando Gago. Abajo: Luis Miguel Escalada, Iván López, Daniel Plana, Bruno Urribarri, Nicolás Bertolo.

viernes, 24 de junio de 2011

Bombonera alquilada (6)

13 de noviembre de 1982.
Temperley 0 - San Lorenzo 1 por la fecha 41 del campeonato de Primera "B".

jueves, 23 de junio de 2011

Abbatángelo vs Maradona

En realidad el conflicto, fines de septiembre, principios de octubre de 1981, fue bastante más profundo que el que puede darse entre dos personas. Pero las voces cantantes y los que se dieron duro y parejo fueron Pablo Abbatángelo, secretario general del club y líder de la fracción “La Bombonera”, y Diego Armando Maradona, con jóvenes 20 años pero ya el Dié (?). Por otra parte, la refriega terminó siendo un detonante en la interna política de Boca, y contó con varios protagonistas alistados en cada bando, cosa que derivó en dirigentes poniéndose palos en la rueda, renuncias y un presidente que quedó con una cuota mínima de poder y sin el apoyo de mucha de la gente que lo rodeaba.
Como pasa casi siempre, los resultados deportivos aceleraron los tiempos de este tipo de escenarios. Y 1981 no fue la excepción. Ya campeones del Metro, el comienzo del Nacional sin dudas no fue el esperado. Tras la victoria agónica contra Unión en la primera fecha, vinieron tres caídas al hilo: Atlético Tucumán, River e Instituto. Esta última, noche del miércoles 30 de septiembre en la Bombonera, fue la que hizo volar todo por el aire.
Con el 0-1 ante La Gloria consumado, Abbatángelo entró al vestuario unos quince minutos después del pertido, y según cuentan las crónicas, bastante alterado. A puro grito encaró a los miembros de la Comisión de Fútbol Profesional (Rinaldi, Corigiliano y otros) que casualmente (?) eran de la otra fracción política que también había apoyado a Benito Noel en el triunfo electoral que lo catapultó a,presidente de Boca. Pero las quejas de Abbatángelo fueron escuchadas no sólo por ellos, sino por Marzolini, Habegger, Bongiovanni, el doctor Pintos y los jugadores que en ese momento se estaban duchando. O sea, todos: “...no le echemos más la culpa a los jueces. El problema es nuestro, únicamente nuestro. Perdimos tres partidos seguidos porque el equipo no trabaja, hay desorden en el plantel y falta disciplina táctica...”. Bastante fuerte como para tirarlo en medio de un vestuario con tipos del calibre de Gatti, Pasucci, el Chino Benítez, Maradona, Krasouski, Brindisi y Mouzo. De hecho Mouzo, salió a cruzarlo ipso facto: “...escuche don Pablo, está equivocado...”. Pero Abbatángelo lo paró en seco: “...la cosa no es con vos Roberto, ojalá todos siguieran tu conducta...”. Sus dardos iban dirigidos en primer lugar a la Comisión de Fútbol Profesional, sus enemigos políticos, en segundo orden al cuerpo técnico y por último y casi por añadidura a los jugadores, pero no a los denominados históricos. Maradona cazó el mensaje al vuelo y alistó armas para el combate (?).
En la reunión de Comisión Directiva del día siguiente, jueves 1 de octubre, hubo un importante agite aunque se le terminó ratificando la confianza al cuerpo técnico. Pero las notorias diferencias hicieron estallar la alianza de los grupos políticos de Abbatángelo y Corigiliano. Es más, Rinaldi, hombre de Corigiliano, presentó su renucia y la feroz interna dejaba al presidente prácticamente aislado y con serios problemas económicos merodeando en el futuro cercano de las finanzas del club.
Las diferencias entre ambos bandos políticos tenían un punto central como foco de conflicto. Los de Corigliano acusaban a los de Abbatángelo de querer hacer un Boca sólo para la gente del barrio sin importarle el manejo de otros temas administrativos.
El viernes 2 de octubre, la cuerda se tensó aun más con las declaraciones de otros protagonistas. Arrancó Corigiliano: “...Abbatángelo estaba muy alterado y nadie le contestó proque cualquier respuesta podía encender una mecha peligrosa...”. Pero el que sí le contestó y públicamente fue Diego Armando Maradona. Tras la emisión de ese viernes del noticiero de ATC “Sesenta minutos”, Diego defendió a sus compañeros a capa y espada y le tiró un misil a Abbatángelo aunque sin nombrarlo: “...cuando salimos campeones hace un mes y medio, este señor vino al vestuario con una bandera gritando “Viva Boca”. Ahora, porque perdimos tres partidos consecutivos, dice que no entrenamos y que no ponemos pierna fuerte. Yo creo que sólo un estúpido puede comentar eso. Todos los muchachos de Boca nos matamos en cada partido, y si las cosas no salen bien hay que esperar que pase esta mala racha...”.
El domingo 4 de octubre, horas antes de jugar contra el San Lorenzo de la B en cancha de Ferro, Abbatángelo recogió el guante y se hizo cargo de las palabras de Maradona: “...es la primera vez en la historia del fútbol argentino que un jugador le dice estúpido a un dirigente de su club. Yo soy funcionario de la Municipalidad de Buenos Aires, médico de los Institutos de Servicios Sociales Bancarios, un pediatra que le ha dedicado toda su vida a la profesión y a los niños de La Boca. No voy a permitir, por mi honor, que un jugador me diga eso. ¿Qué voy a hacer? Por el momento mantener silencio hasta el próximo martes. Después de la reunión de Comisión Directiva conocerán mi respuesta...”. Off the record se comentaba (?) que Abbatángelo llegaría al punto de pedir que se separe a Maradona del plantel. Incluso dejó entrever la bendita interna política puesta en la boca del Diez: “...me extraña la actitud de Diego. Para mi lo usaron. ¿Por qué reaccionó recién el viernes y no la noche del partido...”.
En este mar de fondo de dos agrupaciones que habían apoyado al presidente pero se estaban sacando los ojos básicamente por obtener más poder, Boca sacó de la galera una impensada racha de once partidos sin derrotas en el campeonato local y una maratón de amistosos para juntar efectivo. La calma reinó durante ese tiempo. Pero el cachetazo de Vélez en cuartos de final traducido en fracaso deportivo y principalmente económico, más la partida de Maradona y los primeros temblores de una crisis financiera que iba a explotar en 1984, metieron a Boca en un tobogán descendente del que costó salir durante varios años.

miércoles, 22 de junio de 2011

Barcelona 0 (5) - Boca 1 (6)

Con los fantasmas del 9-1 todavía revoloteando, el primer choque contra el Barcelona luego de la paliza histórica de 1984, daba a priori un poquito de impresión. Primero, por el recuerdo que todo el mundo se encargaba de agitar como antecedente más cercano. Y segundo, por el presente del equipo culé, quien un año atrás se había coronado campeón de Europa por primera vez en su historia. Si queremos aportar un dato de aquel Boca, podemos decir que llegaba dirigido técnicamente por el Profesor Habegger.
La cuestión es que en el marco de un triangular bautizado Isla de Tenerife, a disputarse en forma completa durante el 28 de agosto de 1993 y en partidos de 45 minutos en el estadio del Tenerife, los que abrieron la jornada mientras el local miraba de afuera, fueron Barcelona y Boca.
El once titular fue Navarro Montoya, Soñora, Simón, Giuntini, Colorado Mac Allister, Medero, Peralta, Márcico, Neffa, Manteca Martínez y el Polillita Da Silva. Y gracias a un cabezazo del Beto Márcico a los 35 minutos, Boca se impuso 1-0 sumando dos puntos claves. Pese al triunfo, tras la finalización del partidito (?) se ejecutaron penales para determinar un ganador en caso de que el triangular finalizara empatado. Cualquiera.
Pero en los penales Boca volvió a imponerse gracias a los disparos atajados por el Mono al holandés Koeman y a Baquero.
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Gracias a Agustín Barille por la colaboración

martes, 21 de junio de 2011

Pablo Segovia

¿Se puede tener pasado en Vélez y hacer pata ancha en Boca? Parece jodido. Porque los Comas o Navarro Montoya no alcanzan contra una cada vez más extensa lista negra proveniente de Villa Luro. Así que a Gracián, Castromán, el Coya Gutiérrez (qepd), Guzmán, ¿Somoza?, y Giuntini les pedimos por favor un pasito para el fondo (?) que sube Pablo César Segovia, marcador de punta nacido en mayo de 1959 en el conurbano bonaerense.
A Segovia, si le cabe un justificativo, le tocó un escenario diametralmente opuesto al Boca hegemónico de un Tano Gracián por ejemplo. Su arribo a principios de 1984 coincidió con las primeros temblores de una crisis que iba a marcar todo aquel año, tanto a nivel deportivo como institucional. Tampoco ayudó mucho el fixture en el arranque del Metro. Derrotas contra los dos mejores equipos del momento, Estudiantes y Ferro, pusieron todo cuesta arriba de movida nomás.
El debut de nuestro homenajeado, primera fecha en 1 y 57 ante el Pincha, fue como marcador de punta derecho y compartiendo zaga con Ruggeri, Otero y la Oveja Bordet. Tarde recordada por la expulsión a Gareca sobre la hora, y la reacción del Tigre que con un manotazo le tiró a varios metros la tarjeta roja a Gnecco. Muy boludo temperamental ya que no hizo otra cosa que ganarse siete fechitas de suspensión. Pero volvamos a Segovia.
Ante el mete y saca de jugadores orquestado por el Zurdo López, las defensas eran toda una incógnita domingo tras domingo. Así vimos a Segovia jugando de cuatro pero también de tres y al lado de los Mario Alberto, Hugo Alves, Mouzo, Matabós, Di Natale y varios más.
Estuvo en cancha ante Platense cuando Boca rascó el primer punto para salir de zapatero, aunque la cosecha fue pobre si tenemos en cuenta que el Potrillo Morena tuvo un penal sobre la hora que fue atajado por López Turitich, defensor calamar que había ocupado el arco ante la roja a Puentedura. Los partidos empezaron a pasar y el arranque pésimo se tradujo en el último puesto de la tabla de posiciones. Cosa que paró los pelos de varios y obligó a acciones desesperadas. Hubo renuncia de DT, interinato de Grillo y Gonzalito y más fogata de jugadores (?). De más está decir que los cambios para ver si la cosa mejoraba se llevaron puesto al ex Vélez.
Sin embargo, de repente apareció allá por junio en el once titular que hizo de local contra River en cancha de River. Sin comentarios. Pero tras otro largo parate, oficialmente reapareció recién en diciembre participando de dos triunfos recordados para cerrar con una sonrisa un año pésimo. Fueron el 2-0 a Central en cancha de Huracán para mandar al descenso al Canalla y el 2-1 en Avellaneda al Independiente que venía de salir campeón del mundo. Entre junio y diciembre hubo muchos amistosos en el interior y la mítica (?) gira por Europa donde se rifó el buen nombre del club por efectivo ya.
Sus fojas entonces quedaron en 9 partidos oficiales, obviamente (?) ningún gol convertido y una historia que se vio obligada a continuar a partir de 1985 en la primera B con la camiseta de Quilmes. Luego vendría más ascenso con Lanús, Douglas Haig, Almirante Brown, Deportivo Morón, Almagro y Blooming de Bolivia.

lunes, 20 de junio de 2011

Boca invitado al estreno de la iluminación en la cancha de Almirante Brown

Nadie va a desconocer lo tentador que es ver a Boca invitado a participar de por ejemplo una Audi Cup junto al Bayern Munich, el Manchester y el Milan. Pero qué importante también es verlo convocado a compartir hitos en la historia de clubes chicos o del ascenso argentino que elijen al equipo más popular de la Argentina para inmortalizar una jornada. Por caso, lo realizado a manos de Almirante Brown la noche del 7 de marzo de 1979.
Con motivo de la inauguración de la iluminación en su estadio Fragata Presidente Sarmiento, el Boca del Toto Lorenzo se hizo un lugar en su agenda y aceptó la invitación para jugar un partido amistoso contra el local. Ni hace falta decir que el lleno de las tribunas fue total y con gente tratando de asegurarse su ubicación desde horas muy tempranas.
Con un Boca dominando desde el comienzo gracias a la buena actuación de Osvaldo Potente manejando los hilos ofensivos, de a poquito La Fragata fue equilibrando las acciones. Sobre todo en el segundo tiempo y con Pignataro y Merlo como abanderados. Pero todo dentro de un trámite bastante trabado y en el que si hay que hablar de llegadas a los arcos, hubo poquito y nada para rescatar. Hasta que la fiesta se vistió de tal casi en tiempo cumplido.
Sobre la hora, un penal convertido por Juan Carlos Merlo puso la victoria final para Almirante Brown. Inmensa alegría en el equipo local y también en Juan Carlos Lorenzo pese a la derrota de Boca. Pillo como él sólo, reconoció que la jornada había sido por demás positiva ya que aceleraba el cumplimiento de una suspensión que purgaba por ese entonces el Chapa Suñe tras una expulsión durante un amistoso de verano contra Racing.
Los once que presentó Boca esa noche fueron Gatti, Tesare, Rebottaro, Carballo, Hugo Alves, Abel Alves, Squeo, Potente, Sergio Apolo Robles, el Loco Salinas y Juan Ramón Rocha.
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Gracias a Guille de Boca Videos por la colaboración

domingo, 19 de junio de 2011

Droopy (40)

Presentación de Diego Maradona como nuevo entrenador del Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos.

sábado, 18 de junio de 2011

¡Feliz día del padre!... y fuerza Negro, no me bajés los brazos justo ahora

Imborrable Boca desea un muy feliz día a todos los padres que de una u otra manera, estuvieron, están y estarán vinculados para siempre con la camiseta azul y oro. Para los que la transpiraron como jugadores y para los que la transpiramos como hinchas. Y para los que antes que te vayas al descenso aun hoy siguen brindándole alegrías a este glorioso club fundado el 3 de abril de 1905.

viernes, 17 de junio de 2011

Milton Sánchez Caballero

Si bien es verdad que decir Milton es decir Melgar, no estaría del todo mal hacerle un lugar, aunque sea pequeño, a Milton Leonardo Sánchez Caballero. Delantero nacido en febrero de 1970 cruzando el charco. En Montevideo, Uruguay.
Y lo de hacerle un lugar pequeño no es ponerse en contra de nuestro homenajeado, sino que responde lisa y llanamente a su prontuario con la azul y oro puesta: 1 solo partido oficial jugado. Cosa que puede parecer poco, pero por la que muchos de nosotros venderíamos hasta la vieja (?).
Su debut, trayectoria y despedida tuvo lugar el domingo 14 de julio de 1991 con motivo del recordado choque con Argentinos Juniors por la ida de los cuartos de final de la Liguilla 1990/91. ¿Por qué se recuerda ese partido? Seguro que no por la derrota 0-1, sino por el esfuerzo sobrehumano de los hinchas presentes tras el nocaut aplicado por Ñuls cinco días antes. Luego de perder la final del campeonato sin Latorre y Batistuta, el Maestro Tabárez tuvo que arengar la tropa y rearmarla como pudo para afrontar esa Liguilla que ni siquiera era premio consuelo. Igual, por las dudas Boca no la ganó (?).
El primer tiempo de esa soleada pero muy fría mañana, Sánchez Caballero lo vio bien abrigado en el banco de suplentes. Pero en el descanso, y ya abajo en el marcador, el Maestro se decidió y puso a su compatriota en reemplazo de otra apuesta de emergencia: Roque Córdoba.
El segundo tiempo no trajo novedades en el marcador. Hay que decir que esa mañana, Boca hizo lo que pudo en uno de los partidos más tristes que se recuerde. Pero formar tridente de ataque junto a la Vieja Reinoso y la Rata Rodríguez debe considerarse algo no menor para el por entonces juvenil que provenía de las inferiores boquenses.
Casi un año antes había jugado en un amistoso contra Estudiantes de Buenos Aires para recaudar fondos a ser donados a la Escuela Técnica Nro. 1 de Caseros. Iniciativas que, la verdad, llenan de orgullo y nunca deberían haber sido desterradas.
Su carrera posterior fue todo un misterio aunque algunas fuentes confiables (?) juran de un paso por Argentino de Merlo en la temporada 1995/96.

jueves, 16 de junio de 2011

El presidente de la FIFA visita en persona las instalaciones de Boca Juniors

Cuando se habla de Boca como motivo de orgullo de la República Argentina, muchas veces se lo hace con el corazón en la mano y totalmente enseguecidos (?) por tratar de explicar con palabras algo que cae medio de maduro. Bueno, acá van hechos concretos.
Corría el mes de marzo de 1968 cuando el presidente de la FIFA en persona, Sir Stanley Rous, se dio una vueltita por la Argentina. No vino solo, claro, sino con parte de la plana mayor del máximo estamento del fútbol mundial: el Dr. Kaser (Suiza), el Dr. Courte (Luxemburgo) y el Profesor Andrejevich (Yugoslavia). ¿Motivos? Se estaba siguiendo muy de cerca a la Argentina para ver si podía ser de una vez por todas sede de una Copa del Mundo.
La cosa es que a Stanley Rous y compañía no los llevaron a tomar frío a Núñez. ¿Para qué? El Puma Armando, Cafiero y otros popes boquenses sirvieron entonces de anfitriones junto al interventor de la AFA, Valentín Suárez, y el presidente de la Federación Paraguaya de Fútbol, el coronel Raúl Fernández de Camili.
La comitiva se paseó a primera hora de la jornada por la entonces creciente Ciudad Deportiva. Más tarde se trasladaron a La Candela en San Justo donde, por si faltaba algo para volarle el marulo a los gringos (?), se preparó un brutal asado en el tinglado del gran gimnasio.
La gente de la FIFA quedó literalmente boquiabierta con la infraestructura que peló Boca ante sus narices. Y Sir Stanley Rous no pudo menos que hablar, mientras Argentina quedaba con la asignación del Mundial 1978 abrochadísima: “...ahora, dentro de siete días, cuando regrese a mi casa y modestamente almuerce mi lunch de queso y pan, recordaré a Boca Juniors y a esta maravillosa obra, única en el mundo. Hace cuatro años, después de mi visita, informé que Argentina estaba como para ser sede de un mundial por la enorme importancia de sus clubes. Pero hoy digo que este país, el día que realice un campeonato mundial, con las cosas que estoy viendo, va a estar a la altura de cualquier otro en el mundo...”.
Armando se explayó en detalle sobre el proyecto de avance de las obras de la Ciudad Deportiva, haciendo mención al año 1975 inclusive. La FIFA, sin tener en cuenta los vaivenes económicos del país, vio en Boca una institución modelo que contaba con estadio, complejo deportivo y predio recreativo con futuro estadio: “...Sr. Armando, pienso que si usted maneja sus empresas como maneja este club, sólo tiene una meta posible: el éxito. Y recuerdo una anécdota: había una vez un poderoso rey llamado Canuto, que dominaba a Inglaterra y a quien sugirieron que llevara su trono a la orilla del mar. Cuando lo hizo, y el mar comenzó a crecer y a mojarle las piernas, tuvo que irse. Después de ver la Ciudad Deportiva, acabo de concer a Canuto II, que logró detener las aguas y prolongar su reinado río adentro...”.
En la sobremesa hubo tiempo para que Stanley Rous se maraville con La Candela propiamente dicha y hasta cuente alguna anécdota del por entonces fresquito Inglaterra - Argentina del Mundial 1966. Tuvo que reconocer que en los primeros 20 minutos Inglaterra no pudo pasar mitad de cancha y que Argentina le podría haber ganado tranquilamentre ese partido, con Rattín expulsado y todo.
El cierre de la jornada, un broche contundente, lo dio Valentín Suárez: “...esta obra de Boca no es orgullo del fútbol argentino sino que pertenece al fútbol del mundo...”.
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Gracias a Jorge Joffrés por la colaboración

miércoles, 15 de junio de 2011

Boca le mete a River cinco goles en 52 minutos

Noche de perros la del miércoles 27 de junio de 1973. Nos referimos, por un lado, al fuerte temporal que cayó sobre la Ciudad de Buenos Aires horas antes del superclásico y puso la Bombonera como un verdadero barrial. Un escenario que para aquel Boca dirigido por Rogelio Domínguez no era el mejor como sí lo sería por ejemplo para el del Toto Lorenzo un par de años más tarde. Por otro lado también nos referimos al arranque a todo vapor de un River que abrió el marcador con gol de Ghiso y hasta se floreó un rato y todo. Pero a partir del minuto 35 del primer tiempo cambió la mano en aquel superclásico del Metro 73. Y cómo.
Con goles de Guerini de penal a los 35, y en el segundo tiempo Curioni a los 13 con un brutal frentazo tras gran jugada de Mané Ponce por la derecha, Potente a los 18, Ponce a los 34 y Bertolotti a los 42, Boca le dio vuelta la tortilla a River y se le puso 5-1 pasándolo literalmente por encima. Difícil de explicar después una primer media hora de partido a todo River. El descuento de J.J. López con tiempo cumplido, sólo sirvió para decorar la chapa y dejar en 5-2 la victoria final. Un gran triunfo con cinco goles convertidos en apenas 52 minutos de juego.
Con semejante baile no parece posible que haya habido lugar para polémicas. Pero tratándose de River las hubo. El transitorio empate boquense fue a través de un penal que el juez Ducatelli sancionó por una mano de Dominichi dentro del área. Mano que los jugadores riverplatenses juraron haber sido casual y la lloraron protestaron durante varios minutos. Y eso que en el arco estaba un verdadero especialista en la materia como Perico Pérez que no sólo venía de atajar varios penales seguidos, sino que le había sacado dos a Miguel Brindisi en el mismo River - Huracán. Pero esa noche, ante el fusilamiento de Guerini, no pudo hacer nada y tuvo que morder el polvo de la derrota mientras la Bombonera entera reventaba en un "queeeé boludo, queeeé boludo, a Perico, se lo meten en el culo...".
Los once titualres de Boca esa noche, que por primera vez en la historia de los superclásicos un equipo conseguía meter cinco goles en el mismo partido, fueron: Rubén Sánchez, el Tano Pernía, Ovide, Roberto Mouzo, Carlos Pachamé, Bertolotti, Mané Ponce, Peracca, Curioni, Patota Potente y Guerini.
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Gracias a Miguel Sarfson y Guille de Boca Videos por la colaboración

martes, 14 de junio de 2011

Zaragoza 2 - Boca 0

Ni tan exitosa como la de 1925, pero tampoco tan bochornosa como la de 1984, la gira de Boca por Europa en 1981 tuvo un par de puntos como para destacar. Ojo que no nos referimos al chimpancé trepado en el hombro de Marcelito Trobbiani ni mucho menos a lo sucedido aquella tarde del 3 de septiembre en el estadio del Zaragoza, ocasión del amistoso contra el dueño de casa. Lo rescatable vendría recién días más tarde con los triunfos al PSG en París y al Milan en el Giuseppe Meazza. En España la cosa arrancó con el pie izquierdo.
Luego de un trámite con neto dominio de los españoles, el Zaragoza plasmó en la red su superioridad con goles de Amarilla a los 15 del segundo tiempo y un joven Jorge Valdano diez minutos más tarde. La derrota final 0-2 fue inapelable para un Boca que demostró venir bastante baqueteado luego de su tumultuosa presentación en México días antes.
Los once alineados por Silvio Marzolini fueron Gatti, el Colorado Suárez, Ruggeri, Mouzo, Hugo Alves, Chino Benítez, Pasucci, Maradona, Trobbiani, Pichi Escudero y Puma Morete.

lunes, 13 de junio de 2011

La patada de Sessa a Rodrigo Palacio

No es cuestión de ponerse a mariconear ante cada patada que le peguen a un jugador de Boca. Sino podríamos ir pensando en abrir otro blog con perlitas (?) como el pisotón de Nieto a Ruggeri en el pecho durante un superclásico de 1982, o la guadaña criminal de Fabbiani a Bilos en el Lanús-Boca de 2005. Ojo que tampoco pueden faltar los planchazos a Riquelme frente al Bayern en la Intercontinental 2001 y uno de cárcel propinado en plena Bombonera por el Pacha Cardozo al Leche La Paglia en 1998. Pero acá en el caso que nos ocupa hoy, se traspasaron todos los límites de lo que podría tomarse como una patada normal (?). Aún teniendo en cuenta que estamos hablando de Copa Libertadores, competición donde la vara todavía se mantiene un poquito más alta que lo habitualmente aceptado.
Si a eso le sumamos que la acción demencial de Gastón Sessa fue dentro del área, totalmente al pedo ya que tenía la pelota en sus manos, y encima el damnificado fue un Rodrigo Palacio más bueno que el Nestum (?), habría que sentar una junta de profesionales para que traten de interpretar al por entonces arquero de Vélez. Pero vayamos a los hechos.
Miércoles 2 de mayo de 2007, cancha de Boca, partido de ida por los octavos de final de la Libertadores. Con un clima algo enrarecido por el regreso de Bigotón La Volpe a la Bombonera cinco meses después de chocarle la Ferrari al Coco y declarando a viva voz que Riquelme jamás jugaría en un equipo suyo, la gente velezana quiso plantear el choque como las viejas batallas de la Copa: metiendo a lo loco desde el minuto cero. Todo bien (?) ya que tenían a los Bustos, Bustamantes y Uglesichs como para arrancar. Pero si después vemos a los Damián Escudero, Moreno y Fabianesi, Castromán y el flogger Mauro Zárate, la cosa no cierra,
Boca lo puso al toque contra las cuerdas y a Vélez le empezaron a entrar manos por todos lados. A los 9 Riquelme clavó tremendo golazo que festejó como Topo Gigio parando delante del banco de Vélez y un importante olor a cagazo padre noche esquiva invadió al equipo fortinero. Hasta que a los 25, Gastón Sessa tal vez trató de equilibrar un poco la cosa a patada limpia. Pero una cosa es una murra bien puesta en mitad de cancha y otra muy distinta rifar la serie en dos segundos.
Tras una pelota que se elevó sobre el área de Casa Amarilla, Sessa salió, saltó y agarró la pelota sin problemas. El que venía a la carrera, al trote y casi de compromiso, fue Palacio. El arquero de Vélez en vez de levantar algo su rodilla para eventualmente cubrirse de un hipotético choque que no ocurriría, lisa y llanamente clavó los tapones de su botín en la cara del delantero boquense con una tremenda patada voladora. Insólito.
Tan insólito que Baldassi se vio obligado a cobrar un penal para Boca la gente tardó varios segundos en festejar la sanción del penal, mientras el uno velezano puso la pelota en juego sándosela a un compañero como si nada. Qué hijo de puta caradura. Fue penal, roja directa a un Sessa que no paraba de protestar y enorme posbilidad para Boca que Martín Palermo se encargó de dilapidar tirando el disparo muy por arriba del travesaño. Palacio, luego de varios minutos fuera del campo de juego, pudo volver al partido y colaboró para la victoria final por 3-0 aún con las marcas de los tapones en su cara.

domingo, 12 de junio de 2011

El fallido homenaje a los campeones mundiales de México 86

Convengamos que el horno no estaba para bollos aquella tarde del miércoles 9 de julio de 1986. Tras el intento de vuelta olímpica que no pudo ser el 6 de abril, el regreso de River a la Bombonera fue nada más y nada menos que para abrir la participación de los dos grandes del fútbol argentino en el grupo I de la Copa Libertadores de América. Feriado, solcito y tribunas llenas para un lindo programa que encima sumaba la buena idea de la dirigencia de Boca en homenajear a los recientes campeones mundiales con la Selección Argentina en México 86. Muy bien.
Así que los que iban a jugar esa tarde, el Vasco Olarticochea por Boca y Nery Pumpido, Ruggeri y el Negro Enrique por River, más algunos invitados especiales, debían ser los protagonistas de una fiesta que no pudo ser. ¿Qué falló? Todo.
Primero, el error estratégico de ubicar en el campo de juego, pero demasiado cerca de la tribuna de socios, una mesa armada con las plaquetas a entregar. Dos más dos es cuatro viejo (?). Cuando asomó la fila de jugadores de River fue recibida con una torrencial lluvia de proyectiles que provocó un desbande en los cientos de personas que a esa altura copaban el campo de juego. Por suerte, la salida de Boca calmó los ánimos pero puso en evidencia el segundo y principal contratiempo: los altavoces no andaban.
No hubo voz del estadio ni nadie que pudiera presentar o contar mínimamente lo que iba a pasar a continuación. Y ese bache fue llenado, obviamente, por una guerra de cantos entre las hinchadas. Así que sin mayores preámbulos arrancó la fiesta (?). El ingreso de Bilardo provocó un importante revuelo entre fotográfos, camarógrafos, radios, dirigentes y colados. Ya el caos era tal que ni los protagonistas podían acercarse a la mesa con los premios ni la gente ubicada en las tribunas tenía idea de lo que estaba pasando. Pero faltaba lo mejor: la llegada de Maradona.
Diego tocó el pasto y la cancha se vino abajo. Gente de la barra que andaba casualmente (?) por ahí, tomó cartas en el asunto y llevó a Maradona hacia la tribuna de Casa Amarilla. Ma’ que plaqueta ni plaqueta. Mientras los hinchas de Boca explotaban de alegría vivando a Diego y los de River chiflaban, se venía un broche emotivo: las estrofas del himno nacional argentino. Aunque con semejante clima bélico entre jugadores de River que trotaban y esquivaban piedras, barras bravas abrazando a Maradona y a Bilardo, y un montón de gente yendo, viniendo y saltando, nadie reparó en que los altavoces no funcionaban. Así que el himno fue cantado a capella por todo el estadio. Bueno, casi todo. Gran parte de la hinchada de River cantaba “...bostero, hijo de puta, la puta que te parió...”. La segunda bandeja de Casa Amarilla prefirió ignorar los agravios pero también el Himno, de manera que arrancó el “Vale diez palos verdes, se llama Maradona, y todas las gallinas, le chupan bien las bolas...”. De más está decir que prácticamente todo el estadio se acopló.
Muy lentamente el campo de juego fue desalojado mientras Diego se metía a las corridas en el túnel local para evitar más apretujones. Recién luego de un rato largo, Juan Carlos Loustau pudo dar inicio al superclásico que finalizó 1-1 con goles de Graciani y Roque Alfaro luego de un claro offside en la jugada previa,

sábado, 11 de junio de 2011

Droopy (39)

Marcha de protesta en Yemen pidiendo la renuncia del presidente Ali Abdallah Saleh.
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Gracias a Diego Lores, Agustín Barille y Federico Depetri

viernes, 10 de junio de 2011

Bombonera alquilada (5)

7 de diciembre de 1985
Lanus 2-Atlanta 1 por la revancha de los cuartos de final del Ocotogonal de Primera B.
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Gracias a Guille de Boca Videos

jueves, 9 de junio de 2011

El gol de Palermo a Independiente desde atrás de mitad de cancha

Habitual escenario de grandes gestas boquenses, el estadio de Racing fue el lugar donde Palermo llevó a cabo tal vez uno de sus más impactantes goles con la camiseta de Boca. Y eso que hizo un par como para elegir (?).
La conquista tuvo tres méritos. El primero, el más visible de todos, fue patear desde atrás de mitad de cancha y meter la pelota en el arco de Independiente con una precisión tal como para que no pique antes de entrar pero tampoco pegue en el travesaño. Gloria pura. La segunda, ya más opinable, es que semejante gol no se lo hizo a un Bernardo Leyenda cualquiera. Ustari contaba por aquel entonces, sábado 24 de febrero de 2007, con el máximo de reconocimiento acerca de sus cualidades para el puesto. Y tercero, dato circunstancial, que el golazo se dio para bajarle el telón al partido. De hecho el Rojo ni siquiera pudo sacar del medio porque Lunati terminó el partido en pleno festejo del gol. El clásico había empezado bastante complicado tras el gol de Armenteros a los 22 del primer tiempo. Pero dos estiletazos de Riquelme ayudaron para que Neri Cardozo y Palacio dieran vuelta el partido en un minuto. En el segundo tiempo, hubo que sufrir tras la roja a Ever Banega  y las embestidas de Denis. Resultado final Independiente 1 Boca 3.
Tras el partido en cuestión, por la tercera fecha del Clausura 2007 y horas antes que la Gazzetta dello Sport le dedicara un artículo nombrándolo como el personaje del fin de semana, Martín Palermo se despachó: "Lo vi adelantado y le pegué. Mi referencia siempre es el arquero, en este caso Ustari. Además, se dio que Independiente estaba en desventaja y se descuidaba en el fondo. Cuando esto ocurre, los arqueros suelen adelantarse algunos metros. Entonces, cuando me llega la pelota a veces la aguanto para que el equipo salga. Pero en este caso cuando le robé la pelota a Rodrigo Díaz levanté la cabeza y le pegué. Gracias a Dios tomé la decisión correcta. También es importante la intuición, la misma que tuve minutos antes cuando la mandé por arriba. Por mi personalidad trato de superarme permanentemente...”.
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Gracias a Felipe Lorca por la colaboración

miércoles, 8 de junio de 2011

Atilio Pozzobón: “Fanático yo” para siempre

Hoy contaremos la historia de un personaje que desde mediados de los 60 hasta los primeros años de los 70 marcó para siempre su carrera actoral. Estamos hablando de Atilio Pozzobón, a quien hoy en día todavía se lo ve en algunas novelas de canal 13 o películas argentinas como “Luna de Avellaneda”. Nuestro invitado de hoy, actor en sus comienzos proveniente de la zona de Llavallol, integró en los 60 la troupe cómica de Aldo Camarotta en su creación Telecómicos, el programa semanal en el formato de sketchs que se emitía por canal 13 y luego por canal 11.
Pozzobón, le hacía a Camarotta, el director del programa, una imitación del legendario relator uruguayo Carlos Solé que, con un estilo muy particular luego continuado por Heber Pinto y Victor Hugo Morales, gritaba y vociferaba cosas como “Dios es uruguayo”, “Somos machos”, “Ganamos por machos” y demás frases poco objetivas.
Camarotta le dijo “...pero ese señor es un fanático...”, lo que dio origen al sketch donde Atilio empezaba muy tranquilo pero de repente ante alguna frase determinada se transformaba estilo Increible Hulk en un fanático hincha de Boca. El sketch siempre lo cerraba con la frase “¿Fanático yo?” y con la camiseta de Boca puesta, algo muy raro en esas épocas.
Por ejemplo la transformación se daba cuando un asaltante le decia “Boca Abajo” o cuando el Concejo Deliberante se negaba a ponerle de nombre Rattín a una calle. También cuando por caso, una banda de ladrones planificaba asaltar las boleterías de la Bombonera.
El sketch, un clásico del programa, se difundió casi diez años y aún hoy en día se lo puede ver en alguna reiteración del canal Volver.
Pozzobón quedó en la historia como “Fanático yo” y su caballito de batalla era pronunciar un larguisimo Rattííííííííííííííííííííín. En ese programa compartía cartel con los noveles Juan Carlos Calabró y Mario Sapag, entre otros.
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Autor Miguel Sarfson

martes, 7 de junio de 2011

Barra brava vs Heller

Bastante espeso venía el clima en Boca hacia fines de 1985. La decisión política de Antonio Alegre en enfrentar a la barra brava del Abuelo cortándole el chorro de entradas gratis, instaló un marcado estado de crispación (?) durante cada partido en la Bombonera. Si le sumamos que los resultados deportivos no acompañaban, cosa que efectivamente pasaba, llegamos a escenarios de combate como lo sucedido durante la jornada del domingo 1 de diciembre de 1985. Con guerra de guerrillas desatadas antes, durante y después del aburrido 0 a 0 contra Ñuls por la fecha 21 de la temporada 85/86.
Antes del partido los hinchas eran parados en los accesos al estadio pero no por la Federal para los cacheos, sino por integrantes de la barra brava. Su misión era informar (?) mediante entrega de panfletos en mano. ¿Qué decían los panfletos firmados con la leyenda “Jugador Nro. 12”? Esto: “Hoy Boca no tiene presidente. Su asesor personal que no es directivo ni titular ni suplente, es presidente de la Comisión de Fútbol, lo cual por Estatuto no se determina, pero con la anuencia de la Comisión Directiva y el silencio de los socios, este señor preside la Comisión de Fútbol e interviene en todo Boca. Los dirigentes que quieren o les conviene traer a Menotti no sólo no son de Boca sino que no sienten lo que es el estilo de Boca. En síntesis, no sirven como dirigentes”. Un poquito fuerte.
La primera lectura del confuso panfleto dejaba bien en claro que el primer foco de conflicto era el fuerte rumor de que Heller quería sí o sí a Menotti para comienzos de 1986. Tras la renuncia de Di Stéfano, Marito Zanabria había agarrado el buzo de DT, pero era un secreto a voces que Heller iba a mover cielo y tierra para le llegada del Flaco. Cosa que no no pasaría a comienzos de 1986 pero sí un año más tarde.
Otro tema en discusión era la injerencia de la empresa Puma en la llegada de refuerzos a Boca. Tema con el que se puede estar o no de acuerdo, pero que en boca de la barra brava suena como mínimo sospechoso. Lo que seguro estaba sucediendo por vías subterráneas era un reacomodamiento del sescenario político de Boca a un año de la elecciones. Pero volvamos a los hechos concretos de ese domingo contra Ñuls.
Tras los primeros 45 minutos en donde no pasó casi nada y la barra se la pasó cantando “...borom bom bom, borm bom bom, andate Heller, sos un ladrón...”, el entretiempo mostró movimientos en las tribunas. Parte de la barra apareció como por arte de magia en la tribuna de socios, se movilizó hacia el medio de la cancha y empezó a insultar a Heller de cara al palco oficial ubicado en la platea media. Fueron momentos de tensión porque mucha gente se plegó a los cantos y de fondo se escuchaban disparos de gases lacrimógenos provenientes del lado de la calle Del Valle Iberlucea.
Tras el partido, el anillo interno de la Bombonera fue tierra de nadie. Con los jugadores yendo al control antidóping y los periodistas buscando notas, aparecieron unos 200 integrantes de la barra brava con bombos y todo. Se pararon delante del vestuario local, cantaron “...Marito no se va...” y volvieron a dejar en claro su postura anti Heller. Como había un sólo policía que optó por retirarse al ver que la barra se agitaba de lo lindo, la cosa empezó a complicarse. Llegaron más barras que coparon totalmente el lugar hasta que alguien avisó que Heller no estaba en el vestuario sino en el hall principal del club hablando con algunos hinchas. Los temas eran que Menotti no era DT para Boca, que lo había borrado a Pernía y todo lo que se le podía criticar a Menotti en esa época. Años más tarde ya se lo podría criticar tupido con conocimiento de causa. Pero llegó la barra y se pudrió todo.
A las 7.30 de la tarde cayó la barra al hall, tocaron un rato el bombo y uno se separó, encaró a Heller y sin decir agua va, le pegó una piña en la cara. Carlos Heller cayó al piso y fue todo confusión. El Abuelo pegó un par de gritos y tomó el control de la situación. Habló con Heller y subieron las escaleras. Al rato llamó a 20 miembros de la barra y hubo una reunión que duró hasta las 9.30 aproximadamente. Qué lindo es que la gente se entienda hablando (?). Ah, abajo esperaba la barra a pleno por las dudas.
Cuando terminó el encuentro, los micrófonos buscaron obviamente a Heller para que cuente lo que quiera. O lo que pueda. Y Heller habló: “...le pregunté a El Abuelo qué problemas tienen conmigo y me contestó que ellos estaban contra Menotti y contra todo lo que significa Puma en la vida de Boca. Lo de Menotti lo explicó por el lado del sentimiento del hincha de Boca. Me dijo que no sabía quien era el agresor y que no compartía lo sucedido. Estoy expuesto a eso. No voy a ahacer la denuncia. Creo que no se gana nada. Lo importante es seguir siendo fiel a uno mismo, no ceder nada en aquello que se cree y por lo que uno lucha. Por temperamento no le escapo a nada, acaso por eso mismo me exouse en el hall cuando terminó el partido. No medí consecuencias...”.

lunes, 6 de junio de 2011

Gabriel Paletta

Hagamos un mea culpa. Cuando Gabriel Alejandro Paletta llegó a Boca a mediados de 2007, con jóvenes 21 años y proveniente nada más y nada menos que del Liverpool de Inglaterra, algo tendríamos que haber sospechado. Los europeos no te largan a esa edad ni en pedo. Y menos si es un equipo groso. A lo sumo te hacen conocer el Viejo Continente yirando de préstamo en préstamo. Pero si el Liverpool te quiere sacar de encima y ningún Fulham levanta la mano, algo no cierra. Cositas (?) que después pudimos palpar en vivo y en directo cada siete días entre agosto de 2007 y mayo de 2010, fecha de su inexplicable partida al Parma de Italia. Ah, un aplauso para su representante por favor. 
Con cierto aire boquense en su estilo de marcador central algo bruto y desordenado, su arribo para tratar de continuar el legado del Flaco Schiavi y Cata Díaz pintaba complicado desde el vamos. Pero el hecho de caer en un equipo ya armado que encima venía de ganar la Libertadores más el tema de la experiencia europea, su juventud, rudeza y juego aéreo en las dos áreas, nos terminaron de vender un combo muy piola. Y comprar, compramos.
Ni hablar cuando en uno de sus primeros partidos, fecha 10 del Apertura 2007 contra Gimnasia de Jujuy en la Bombonera, agarró la lanza y la boleadora y fue a buscar sobre el final el gol del triunfo en una pelota parada. Gol que convirtió con un buen cabezazo cruzado en el arco del Riachuelo. De todas maneras, el balance de aquel 23 de septiembre de 2007 terminó siendo negativo. Baldassi descontó nueve minutos, y el Lobo jujeño puso el 2-2 final a los 53 y de cabeza tras un corner. ¿Falla de Paletta? Un seis tiene que copar la parada en una circunstancia de esa naturaleza. Ni hablar del otro gol de Gimnasia, facturado por Miranda en el primer tiempo, que también puso en evidencia notorias fallas en el juego aéreo defensivo de Boca. Atenti que cuatro días antes, una terrible desatención permitió un gol del San Pablo sobre la hora. Gol que valió doble y terminó significando ni más ni menos que la eliminación de la Copa Sudamericana 2007.
El semestre anduvo a los tumbos en el campeonato local, pero como asomaba en el horizonte el Mundial de Clubes en diciembre, todos hicimos la vista gorda. Y el choque con el Milan en la final, se presentó como la oportunidad ideal para que un montón de jugadores se metieran de prepo en la historia grande Boca. Pero el festín que se hicieron los tanos especialmente con Paletta, Maidana y Caranta, empezó a desnudar una realidad que no se quiso ver: el equipo se devaluaba a ritmo acelerado.
Pese al tobogán en el que entraron Boca y Paletta, cantó presente en muchísimas formaciones haciendo dupla central con Forlín, Maidana, Morel Rodríguez y una muy recordada (?) con Julio Cësar Cáceres. Jamás hubo indicios de seguridad defensiva y el nivel de nuestro homenajeado cayó estrepitosamente. Con cero confianza empezó a mechar un de cal y tres de arena. Un quite más o menos bueno y agujeros negros en el fondo de la defensa. Como la noche del sábado 26 de febrero de 2010 por la sexta fecha del Clausura. Su ingreso faltando 20 minutos para aguantar la victoria 1-0 sobre Estudiantes fue totalmente contraproducente. Tras un pelotazo desde el arco Pincha, Paletta erró en el cálculo del cabezazo, pifió totalmente la trayectoria de la pelota y Leandro González se fue solo al gol. Semejante falla a los 48 del segundo tiempo y en el arco de Casa Amarilla, fue un broche dantesco que dejó a un debutante Luiz Alberto pateando el pasto y mirando a Paletta con cara de asesino serial. Movieron del medio y terminó el partido. Así de copado (?).
Ya a esa altura la cosa estaba totalmente juzgada. Atrás habían quedado sus comienzos en Banfield, 74 partidos con la azul y oro, 5 goles y un par de lesiones bastante fuleras.

domingo, 5 de junio de 2011

La lona antiproyectiles sobre la entrada del túnel

También fue conocida con el nombre de “toldito”, pero que técnicamente no era un toldo sino una simple lona que mediante un sistema de cuerdas que corrían por un armazón podía ser subida o bajada en cuestión de segundos. Y cuando hablamos de cuestión de segundos, léase tal cual. Segundos que, por otra parte, eran sinónimo de salvar la integridad física de algún protagonista tanto rival como del propio Boca.
La lona, que supo ser de tela en los comienzos para terminar siendo de plástico, cumplía la heroica misión de parar los proyectiles que eran lanzados desde la tribuna de socios. Por ese motivo, había una de ellas colocada sobre cada túnel. Recordemos que la muy baja altura de los alambrados las hizo imprescindibles a principios de los ochenta. Época en la que hasta mató dos pájaros de un tiro y llevó publicidades como por ejemplo Guaymallén. Pero su verdadero objetivo siempre estuvo claro. Salvar vidas (?).
Imposible olvidar a los utileros, alcanzapelotas o al que estuviera más cerca, cuando llegaba la orden de subir la lona. Era la viva imagen de un marinero subiendo una vela pero en el medio de la línea de fuego y esquivando como podía la lluvia de piedras, pilas, cubitos, zapatos, radios, paraguas, monedas, huevos o limones. Y hasta gallinas vivas o cajones de Coca Cola, como terminó pasando la recordada tarde del 6 de abril de 1986.
Un habitué a enfilar al vestuario con lona arriba era el señor Ángel Labruna. Ya sea dirigiendo a River en 1980 o a un Talleres en 1982, bastaba que empezara con el circo ese de taparse la nariz, para que la lona fuera subida al taco y pudiera meterse en el túnel a salvo de las agresiones. Pero en líneas generales, era muy común que los equipos visitantes que tenían el tupé (?) de ganar en cancha de Boca tuvieran que abandonar sí o sí el campo de juego con la lona protectora previamente izada.
La llegada de las mangas de seguridad en 1988 para proteger a visitantes y jueces, le quitó bastante protagonismo. Así que a partir de ese momento, su utilidad fue pura y exclusivamente para salvaguardar a los propios protagonistas de Boca. De manera que los equipos que no transpiraron lo suficiente la azul y oro o directores técnicos títeres, tuvieron en la mencionada lona a un amigo de fierro. Hubo jornadas dantescas como el 1 a 1 contra Ferro en el Apertura 90. Una tarde en la que el Cai Aimar, en pleno conflicto con Marangoni, fue despedido con una impresionante lluvia de proyectiles sobre su cuerpo. La foto del post fue un par de fechas más adelante, el sábado del 0-0 contra el Pincha. Noche en la que Boca cumplió los tres meses sin ganar en la Bombonera y Aimar nuevamente fue lapidado (?) en público. Pero la lona, una vez más, salvó su pellejo.
Las reformas de 1993 que puso plateas en lugar de tribuna de socios a lo largo de la Bombonera, redujo y mucho este tipo de manifestaciones populares (?). Sin embargo, el Profesor Habegger tuvo su tarde a salvo contra Belgrano por el Apertura 93 gracias a los escudos policiales pero también a la histórica lona antiproyectiles.

sábado, 4 de junio de 2011

Festejos Imborrables (51)

Maradona y Gareca tras un tiro libre espectacular de Diego a Fillol a los 45 del primer tiempo. Nacional 1981.
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Gracias Leandro F

viernes, 3 de junio de 2011