martes, 31 de mayo de 2011

El gol fantasma a Godoy Cruz

Convengamos que llamar gol fantasma a una jugada que claramente no terminó en gol, es una forma más o menos decente de ponerle un título a este post. Pero ojo. Lo ocurrido aquel domingo 20 de septiembre de 2009 no fue un regalo ni de Furchi ni del línea Rastelli. En todo caso nos devolvieron por ejemplo aquél puto gol del Beto Camps en cancha de Vélez en 1996, el día que Castrilli armó un desastre que terminó 5-1 para el Fortín.
El partido en cuestión, Boca - Godoy Cruz en la Bombonera por la quinta fecha del Apertura 2009, mostró a un Alfio Basile muy nervioso desde el arranque. Bah (?), en realidad muy nervioso desde la previa en la que se despachó con una frase bien suya: “si no ganamos, marchamos”. Eso, más el cagadón de Julio César Cáceres a los 5 minutos que terminó en gol del Tomba, lo debe haber puesto con los pelos de punta.
La cosa es que a los 37 del primer tiempo y con la gente inclinando la cancha en pos del empate, Boca se despertó de la siesta y se despachó con una jugada de gol sobre el arco de Casa Amarilla. Palermo tiró un centro desde la izquierda, Cáceres metió un cabezazo a quemarropa pero el arquero Ibáñez rechazó con un manotazo y la pelota se elevó. Con el alarido de gol ya bajando de las tribunas, Battaglia fue a la carga sobre el arquero y Salomón. ¿Empujó? Sí señor, a los dos. Sólo por el topetazo a Ibáñez ya sobraba para que el árbitro cobre foul para el Tomba, pero no. Cuando la pelota caía, el defensor la cabeceó medio sin querer hacia un costado y la pelota dio en el palo. El gol estaba a medio milímetro (?) pero nadie la pudo soplar y Sigali la sacó con el pecho antes de que entre. La gente por las dudas gritó gol mientras la bocha era reventada a las nubes. Y tal vez acá venga lo verdaderamente extraño y que hasta por ahí da para otro post: la jugada siguió y Furchi tardó nada más y nada menos que 35 segundos en cobrar gol. Sí, 35 segundos.
Ni bien la pelota estuvo a punto de trasponer la línea, Basile le pegó una flor de apretada a Rastelli quién salió disparado hacia mitad de cancha y levantó su banderín para llamar al juez y decirle que había visto la pelota ingresar al arco. Tras esos 35 segundos en los que Furchi y los 22 jugadores siguieron como si nada, el juez se dejó convencer por el línea, retrotrajo todo y cobró el gol del empate boquense. El tanto, otorgado a Salomón en contra aunque en muchas radios insistían que había sido de Battaglia, no sirvió para mucho cuando vemos la chapa final de derrota 2-3. Derrota que hizo renunciar a Basile esa misma noche, aunque al rato pegaría marcha atrás para continuar haciendo cagadas como rechazar a Desábato y limpiar a Roncaglia y Forlín porque con Cáceres y Paletta se arreglaba en el puesto de técnico un par de meses más.

lunes, 30 de mayo de 2011

Boca le gana a Peñarol en el Centenario con dos jugadores menos

La historia de Boca Juniors está llena de páginas gloriosas y triunfales. Pero los cimientos son, sin duda, apuntalados por hazañas que a lo largo de la existencia del club fueron, son e irán reafirmando una y otra vez una mística que aunque cada tanto algún otro equipo quiera apropiarse, Boca la lleva pegada a la piel desde su fundación. Basta con leer por ejemplo algunas estrofas de su himno: “electrizan tus colores, viejo Boca vencedor y en los campos de combate es glorioso tu pendón”. O basta con ver jornadas como la del jueves 17 de julio de 1986 contra Peñarol en Montevideo.
Aún en sus momentos más flojos, Boca siempre se caracterizó por descolgarse con epopeyas que sorprendieron a propios y extraños. ¿Tiene explicación? Podríamos citar las palabras de Gatti en el mismísimo vestuario del Centenario post triunfo a Peñarol: “...Boca es un equipo como tantos otros. Pero tiene una camiseta...”. Todo dicho. Pasemos a los hechos.
Noche de Copa Libertadores donde por el grupo I, Peñarol recibe a Boca en el Centenario. No estamos hablando del mejor equipo Carbonero de la historia, pero Alvez, Domínguez, Russo, Herrera, Rabino, Acosta Silva, Trasante, Da Silva, Vidal, Morena y Aguirre, más un Centenario en estado de ebullición, más una terna paraguaya, montaban un escenario complicado. Lo de la nacionalidad de la terna arbitral no es un dato antojadizo. En las viejas Copas Libertadores, terna paraguaya significaba ayudín al local. Guste o no, esto era así.
Igual, nada para reprocharle al juez Juan Francisco Escobar cuando expulsó al Quique Hrabina a los 15 del primer tiempo tras su tercera patada criminal sobre un delantero aurinegro. Y mucho menos podemos cuestionar al árbitro cuando a los 30 tuvo que cobrar un penal para Boca tras una gloriosa pared Graciani-Tapia-Graciani que terminó con el Murciélago derribado por Alvez. A Tapia le atajaron el penal pero de rebote reventó la red del arco que daba a la tribuna de Boca. Tribuna que estaba llena de punta a punta.
Pañerol se vino encima y acá es donde apareció en toda su dimensión la figura de Hugo Orlando Gatti. El Loco empezó a descolgar centros, sacar tiros de media distancia y tapar mano a manos. Un monstruo total. Pero la cosa iba a complicarse más cuando Pasucci se fue expulsado a los 15 del segundo tiempo por protestar un tremendo penal sobre Tapia obviamente (?) no cobrado.
Acá es donde siguió dando cátedra Gatti, pero sumado a la vieja garra boquense que enmudeció al Centenario cuando diez minutos más tarde, siendo 9 contra 11, el Tuta Torres se mandó una apilada sobre la izquierda, tiró al arco y Alvez dejó la pelota casi muerta para que Graciani la empuje al gol. Minutos antes, Marito Zanabria ya había metido mano poniendo a Krasouski por Tapia. Y tres minutos después del 2-0, Juan Amador Sánchez reemplazó al Tuta Torres. La formación inicial de Gatti, Abramovich, Higuaín, Pasucci, Hrabina, Melgar, Stafuzza, Olarticochea, Tapia, Graciani y el Tuta quedó reducida a Gatti, Abramovich, Higuaín, Juan Amador Sánchez, Olarticochea de tres, Melgar, Krasouski, Stafuzza y Graciani. Y a cortar clavos.
Un gol del Potrillo Morena a los 31 y dos claros offsides de delanteros locales no cobrados por el juez hicieron de los últimos minutos un tobogán hacia el área de un Boca que se dedicó a patear la pelota lo más lejos posible y confiar en Gatti para aguantar la victoria. Cosa que pasó y convirtió al Loco en la figura indiscutida del partido. Y en los vestuarios, los micrófonos buscaron desesperadamente su palabra: “...hoy estaba motivado, con ganas, y me salió el mejor partido de los últimos tiempos. Desde que reaparecí hace un año y medio vengo en buen nivel, parejo, pero el de hoy fue el mejor partido. Si hasta saqué una volando en el primer tiempo. Volando yo. Nunca más vuelvo a atajar como en esta noche. Estoy contento por lo mío, pero más por Boca. Como se la jugaron todos, el Vasco me emocionó. Está vendido, tiene el futuro asegurado y se jugó la pierna en cada cruce, en cada trabada. Después la gente dice que los jugadores piensan sólo en la plata...”. Cuando lo consultaron puntualmente por su actuación, habló sin nada parecido a un caset: “...la verdad, no es lo mismo jugar contra Cutral-Có que contra Peñarol. eso te da otra predisposición. Y además son días, hoy estaba iluminado poir el de arriba...”.
El que también habló a modo de análisis, fue el técnico Zanabria: “...esta es una alegría parecida a la del 4-1 contra Ñuls. El equipo está creciendo y es una pena el alejamiento del Vasco, pero nos vamos a arreglar. Krasouski no tiene tanta dinámica como él, pero es ordenado y tiene experiencia. Lo va a sustituir bien, estoy seguro...”.
Los festejos de los jugadores boquenses por la hazaña llevada a cabo en Uruguay tuvieron lugar en el vapor de regreso hasta que pudo anclar en la Dársena Sud casi al amanecer del viernes 18 de julio de 1986. Apenas 48 horas antes de la presentación contra Estudiantes en la Bombonera. Ocasión en la que el DT se vio obligado a rotar el once titular.

domingo, 29 de mayo de 2011

Lask Linz 0 - Boca 1

Ahhh que tiempos aquéllos donde el segundo ciclo de Coco Basile era todo ilusión y confianza en entrenar (?) dando vueltas olímpicas. Un sueño que ni bien terminada la gira de pretemporada a mediados de 2009 plantó un escenario dantesco con Boca perdiendo partidos y prestigio casi ininterrumpidamente.
Pero lo que nos ocupa ahora es la tarde del 3 de agosto de 2009 donde un par de horas después de los primermundistas choques con Manchester United y Milan por la Audi Cup, se bajaron varios peldaños en la primer visita en la historia del club a territorio austríaco. Todo para medirse con el Lask Linz local.
Así las cosas, el estadio Linzer fue el escenario para que Javi García, Gunino, sí Gunino, Cáceres, Paletta, Morel, Gary Medel, Battaglia, Pocho Insúa, Riquelme, Viatri y Palermo pusieran la cara y de paso estiraran un poco las piernas. El trámite y el horario fueron ideales para una buena siesta. Sobre los 40 del primer tiempo, Seba Battaglia abrió el marcador y después no pasó casi más nada. Cero llegadas, cero emoción que ni siquiera pudo romper un Jonathan Philippe cuando entró con toda su olfato (?) a cuestas.

sábado, 28 de mayo de 2011

Reservas (11)

5ta división año 1998. Arriba: Mauro Astrada, Guillermo Báez, Federico Carballo, Juan Cugura, Julio Marchant, Facundo Imboden. Abajo: Adrián Guillermo, Juan Manuel Aróstegui, Carlos Quiñones, Marco Bahamonde, Fabricio Franceschi.

viernes, 27 de mayo de 2011

Bombonera alquilada (4)

9 de noviemnbre de 1985.
San Lorenzo 0- Huracán 0 por la fecha 19 de la temporada 1985/86.

jueves, 26 de mayo de 2011

Víctor Galarza

Pobrecito Víctor Manuel Galarza, si todo su peregrinaje en las inferiores de Casa Amarilla desempeñándose como mediocampista de buen pie, movedizo y con llegada al área rival fue pura y exclusivamente para tener un debut a pura jugada preparada por Miguel Brindisi en los córners a favor. Repasemos: se paraba el ejecutante y a metro, metro y medio de distancia, se paraba otro jugador de Boca. El primero tocaba corto, el segundo paraba la pelota y el ejecutante iba hacia la pelota detenida por su compañero para recién ahí tirar el centro al área. La jugada (?) era tan rápida que si lo que se buscaba era desarmar a las defensar rivales, hay que decir que ni siquiera les daban tiempo para desordenarse.
La cosa es que el 31 de octubre de 2004 contra Instituto, por la fecha 13 del Apertura, hizo su primera aparición nuestro homenajeado a eso de los diez minutos del segundo tiempo. Pero la Bombonera a esa altura de la tarde era un polvorín por varios motivos. Primero, la irregular marcha en el campeonato con varias derrotas incluidas. Segundo, la inminencia del superclásico a siete días de distancia. Y tercero, por no poder quebrar a los diez jugadores de La Gloria que tras sufrir la expulsión de Miliki Jiménez cedieron campo y pelota para ver qué hacía Boca. Y Boca no hizo nada concreto. Con el ingreso de Galarza por el Pampa Calvo, quedó línea de tres formada por Jérez, César el Beto González y Matellán y se quemaron las naves pero sin jugadas con olor a gol posta. El 0-0 final fue despedido por una estruendosa silbatina que hizo entender que los tiempos del entrenador se habían acortado dramáticamente. Hubo arenga (?) de la barra en el playón para despedir al micro y cerrar así una tarde fulera con varios pibes semi-incendiados. Entre ellos, Galarza.
A la semana Brindisi decidió inmolarse en cancha de River y la historia de Galarza siguió de la mano del Chino Benítez como DT interino. Así fue como jugó unos minutos en el 0-0 con Estudiantes en cancha de Boca y en la derrota por la mínima diferencia ante Arsenal en el Viaducto. El fin de año y la apuesta de ganar la Sudamericana o quedar colgado de las bolas le dio a los Galarza y varios más, la chance de mostrarse en las fechas finales del Apertura. Así fue como jugó enteritos los choques ante Ñuls y Almagro en la Bombonera. Partidos que obviamente no quedaron en la historia grande de Boca y menos si tenemos en cuenta que ante la Lepra, los mercenarios hinchas subidos a los paravalanchas y algunos más en plateas, gritaron los goles rojinegros y festejaron la derrota de Boca en pos de perjudicar a River. Son decisiones (?).
Galarza llegó así a sus únicos 5 partidos oficiales, tuvo algo más de rodaje en el verano marplatense por la Copa de Oro, pero mientras Benítez pedía a gritos a Giovanni Hernández o al turco Yakin, quedó a las claras la poca vida útil que le quedaba. Ni hablar si vemos el final de la historia con el arribo de Alfio Basile y un séquito de refuerzos de calibre. Su carrera supo continuar con las camisetas de Tiro Federal y Boca Unidos de Corrientes.

miércoles, 25 de mayo de 2011

"Patrón" Bermúdez vs Rambert

Lo que se pudo ver por televisión, tal vez menos aún en el mismísimo estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, fue poco y nada. Ni siquiera luego de la gran cantidad de repeticiones que fueron pasadas en el entretiempo tratando de poner blanco sobre morado (?). Lo cierto es que tras un pelotazo largo hacia campo de Boca, saltaron Jorge Bermúdez y Sebastián Rambert, y cuando aterrizaron, se armó un quilombo bárbaro. Iban 25 minutos del primer tiempo del superclásico de verano disputado el 10 de febrero de 1998 en el marco de la Copa Revancha.
Pascualito ya con sangre en la cara, el ojo a la miseria y la cara deformada, se levantó y salió inmediatamente en búsqueda del Patrón. Pero como enseguida se metieron los aguafiestas de siempre compañeros de ambos, prevaleció la calma. Ángel Sánchez contempló la escena, habló con el línea Olagüe y procedió a expulsar a los dos protagonistas. Momento exacto en el que Rambert terminó por perder los estribos y dar serias muestras de un ataque de nervios. ¿Qué pasó exactamente? Que lo diga Bermúdez que algo debe saber (?): “...le pegué un puñetazo pero es la rabia. Cuando te pegan un golpe en la espalda, saltando a cabecear, jugando un partido caliente, con el temperamento que tengo, quise quise llegar y empujarlo, encuellarlo, demostrarle que yo estaba allí. Porque si le pegaba con el codo lo parto en dos. Pero no lo había visto a él. Él estaba a mi espalda y mi puño cerrado significa la rabia. La televisión lo deja bien claro. Fue mala suerte para los dos y no justifico nunca el golpe, pero sí la reacción por lo que viví. Simplemente eso...”.
La catarsis del Patrón siguió un rato más, tratando de explicar cómo sucedieron los hechos que dieron de comer a los medios durante varios días: “...hace seis meses que estoy en Boca y recién ahora me vienen a buscar por lo que pasó con Rambert. Yo admito que cometí un error, pero aparezco como el monstruo que atacó a una víctima y no es así. A mí me provocaron y reaccioné. Por eso fuimos los dos expulsados y no yo sólo. Pero hay un periodismo que alimenta esto y no quisiera entrar en el juego. En diez años de carrera me expulsaron cuatro veces y en medio año con Boca sólo tengo cuatro amarillas...”.
Dibuje Patrón, dibuje: “...he guardado respeto y silencio desde aquella noche. sé que no estuve bien, pero aparezco como el ogro del paseo y no soy el único que actuó en mala forma. No estoy de acuerdo cómo me atacaron. Nunca pienso en dañar a ningún profesional, pero mi reacción fue debido a una provocación, y el señor Rambert sabe que tuvo que ver. No estoy feliz con lo que pasó y me voy a hacer responsable de la sanción. Espero que no vuelva a pasar y deseo que Rambert se recupere pronto...”. Cuando Bermúdez habla de sanción, se refiere al castigo que se propuso desde algunos medios moralistas y antiBoca que siempre se rasgan las vestiduras en este tipo de circunstancias. Los mismos medios que se hicieron bien los boludos cuando Ahumada le fracturó el pómulo al Pochi Chávez también en un superclásico de verano un par de años más tarde.
Pero volvamos con el Patrón. Siga maestro: “...No se vio lo anterior. Sino hubiera habido un puño y un cabezazo antes de la jugada, Rambert tendría que haber seguido en el campo de juego y yo hacerme responsable. Tengo una trayectoria muy distinta al cartelito que me quieren colgar. No es mi estilo, pero fue una reacción de hombre. Tengan algo en claro: en el momento que golpeo a Rambert, no está en mi cabeza agredirlo. Yo reacciono con el puño que siento en la espalda, giro y allí lo golpeo, pero no premeditadamente. No veo que él está a mis espaldas. Me siento agredido y quiero tirarle mi cuerpo, hacerle sentir mi peso, pero no agredirlo...”
En resumen, tanto Bermúdez como el línea Olagüe hablan de un cabezazo de Rambert al Patrón. Gentileza (?) que el colombiano devolvió con un puñetazo, sin querer o no, casi en el ojo.
El partido terminó 0-0 con victoria boquense 4-2 en los penales tras el disparo atajado por Oscar Córdoba a Celso Ayala y uno que Pablito Aimar tiró a las nubes.

martes, 24 de mayo de 2011

Ojos bien cerrados (14)


.
24 de mayo de 2000. Cuartos de final de Copa Libertadores. Gol de Riquelme a River relatado por Roberto Leto.
.
Gracias a Julián Cejas

lunes, 23 de mayo de 2011

Sombra negra (VII): los equipos de Rodolfo Motta

Ya desfilaron por esta sección equipos nacionales, equipos del exterior, jugadores y hasta provincias enteras. Así que hoy, en este humilde acto, le brindamos todo nuestro reconocimiento (?) a Rodolfo Motta, un experimentado director técnico que siempre se destacó por tres cosas: su enrulada cabellera, su constante laburo tratando de zafar de descensos y, lo que nos importa en esta oportunidad, su experiencia dirigiendo a distintos equipos que usando la misma receta terminaron arruinándole varias jornadas a Boca.
Todo pasaba a segundo plano cuando el fixture ponía en el horizonte a alguno de los tantos cuadros que dirigió Motta en la década del ochenta. Así que daba lo mismo juez, localía, día de la semana, luz natural o artificial, la cosa es que ya estaba asumido que Boca iba a parir para tratar de romper los 4-4-2 ásperos y bien cerraditos atrás, que eran marca registrada del entrenador. Y pasar de un empate se convirtió en misión imposible.
El Nueva Chicago 1983 de Motta protagonizó contra Boca un lindo Viet-Nam (?) en la Bombonera. Empate 1-1 a raspada limpia con Berta y Larramendi como abanderados, la tarde que los dirigentes tuvieron que abrir el estadio ante una huelga del personal administrativo del club. Ah, vale decir que ese equipo del Torito terminó yéndose al descenso a fin del campeonato. Los héroes de Mataderos con que Motta le hizo frente a los Mouzo, Gareca, Ruggeri y compañía fueron Traverso, Lucca, Loyarte, Larramendi, Juan Carlos Erba, Fusani, Fren, Vega, Acuña, Vera Benítez y Otermín.
Que Platense se hacía panzadas con Boca por aquellos años no es novedad. Así que podemos decir que Motta estuvo a la altura de las circunstancias sacando dos empates visitando a Boca: 1-1 por la segunda rueda del Metro 84 haciendo de local en cancha de River y el 2-2 del 25 de agosto de 1985 en la Bombonera por la primera rueda de la temporada 1985/86. Una tarde que Boca estuvo dos veces en ventaja pero primero Abdeneve con un gol maradoniano en el arco de Casa Amarilla, y luego un grueso error de Balerio, permitieron el empate Calamar.
A cartón seguido, nuestro querido (?) Motta hizo pata ancha con Temperley durante la temporada 1986/87. Dos pardas que fueron puntazos para que el Gasolero engrosara su promedio pero que en definitiva no le sirvieron de mucho ya que terminaría descendiendo. Los empates fueron un 2-2 en cancha de Vélez dondo Temperley hizo de local y un heroico 0-0 en la Bombonera que impidió al equipo de Menotti tomar por asalto la punta del campeonato a pocas fechas del final. Esa nublada tarde del 28 de marzo 1987, Puentedura fue figura, se atajó todo y el Celeste terminó pungueando (?) un punto que sería clave en el conteo final. Pero ojo que adelante de Puentedura hubo diez maratonistas dispuestos a inmolarse por la causa Motta. A saber: Pavón, Orlando Ruiz, Tanucci, la Oveja Bordet, Jorge Cabrera, Marioni, Dalla Líbera, Carrizo, el Polaco Matuszyckz y Barrella.
En la temporada 1989/90 el turno fue de Racing de Córdoba. ¿El turno de qué? De cagarle la existencia a Boca para también terminar yéndose a la B. En la última fecha del campeonato, la cosa tomó visos de vida o muerte (?). Para no irse a la B, Racing de Córdoba necesitaba ganar y que Chaco For Ever no sume de a dos frente al Bicho en Resistencia. Y así fue como en Nueva Italia, Boca no estuvo a la altura de lo que se jugaba y cayó 0-1 sin excusas. Argentinos empató en Chaco sobre la hora y la historia terminó con un desempate Chaco For Ever - Racing de Córdoba para ver quien se quedaba en primera. Y cómo vendría de dulce Motta, que pidió especialmente jugar ese partido en la Bombonera. Pero enfrente estuvieron los chaqueños y no el xeneize, así que la cábala no le dio muy buen resultado si vemos el 5-0 final de For Ever.
Y ya que hablamos de Chaco For Ever, aterrizamos por fin en el último capítulo de Motta enfrentando a Boca. Fue en el arranque del Apertura 90, más precisamente el 16 de septiembre de 1990 y en las condiciones más desfavorables que se puedan imaginar. El Boca de Aimar venía de cuatro triunfos en las primeras cuatro fechas y movilizó una multitud digna de una final para recibir a For Ever en la Bombonera. Los chaqueños, más partenaire que nunca, cerraron filas y prendieron velas a un Ciancaglini que sacó todo lo que le tiraron. También hicieron un poco de tiempo y rasparon duro y parejo en mitad de cancha, dos detalles que nunca faltaban en los equipos de Motta. El 0-0 final fue tomado casi como una derrota y terminó siendo el comienzo del fin para el ciclo Aimar.
Repasando y si las cuentas no nos fallan, fueron 7 enfrentamientos con 5 equipos diferentes y cero triunfo boquense contra equipos de Rodolfo Motta que sólo aspiraban a mantener la categoría y que perdían contra todos (?) menos contra Boca.

domingo, 22 de mayo de 2011

Boca 0 - Paraguay 0

Tremendo bodriazo fue el protagonizado entre el Boca del Bambino Veira y el seleccionado guaraní el 14 de febrero de 1998 en el estadio mundialista de Mar del Plata. Los paraguayos preparándose a full de cara al Mundial de Francia que se venía y Boca ultimando detalles para una nueva decepción: el Clausura 98.
Pero hubo algunas cuestiones que sobrevolaron el amistoso y le dieron algo de vida (?) a la noche. Como por ejemplo los 90 minutos de Claudio Paul Caniggia luego de un parate interminable de 153 días. El nivel del Pájaro tras una importante lesión fue apenas discreto pero su carrera para formar parte de la Riversión (?) estaba oficialmente iniciada tras el encuentro. Así lo hizo saber el propio delantero: “...necesito jugar más, de a poco me voy a ir soltando. Todo es una cuestión de tiempo. En cuatro o cinco partidos agarro el ritmo que necesito...”.
Ojo que entre la presión de algunos medios por el Cani y el inminente arranque del Clausura contra Argentinos en Caballito, Veira se vio casi obligado a poner paños fríos: “...no sé si en la primera fecha Caniggia será titular. Tenemos que ver cómo se recupera, quedan cuatro días...”.
El partido fue dirigido por Sequeira y en medio de un trámite desordenado en el que casi no hubo llegadas, con muy poco se destacó un Chicho Serna que recién llegaba al país. El colombiano ya era plenamente conciente del bailongo en el que se había metido. Tras las declaraciones de Pedro Pompilio blanqueando que la CD no movería un dedo para forzar su admisión dado el cupo de extranjeros por entonces vigente, Serna tenía que elegir entre dos caminos: presentar un recurso de amparo en la Justicia para ejercer el derecho de poder trabajar o armar los bolsos e irse del club en silencio.
Ojo que el Bamba (?), ya alertado, por las dudas tenía el paraguas abierto: “...si Chicho se queda me soluciona todo porque es polifuncional. Sino necesitamos otro porque estamos medio flojos...”. Los otros eran, en orden de prioridad, Carlos Bisconti, Ricardo Lunari y Marcelo Gómez.
Como si no alcanzara, otro foco de conflicto que sacudía a Boca durante aquel verano del 98 era el sueldo de Riquelme. Para limar asperezas, que ya las había y bastantes, Pompilio invitó, a través de Marcos Franchi, a Román y a su novia a presenciar el partido en Mar del Plata. Pero Riquelme no contestó la invitación y mucho menos se apareció por La Feliz.
Los once de Boca fueron Pato Abbondanzieri, Sergio Castillo, Tota Fabbri, Samuel, Matellán, Serna, Traverso, Luis Calvo, Latorre, Guillermo Barros Schelotto y Claudio Caniggia.

sábado, 21 de mayo de 2011

Droopy (38)

Torneo amateur Arthurian League en la cancha Big Ground. Año 2008. Essex, Inglattera.
.
Gracias a Beto

viernes, 20 de mayo de 2011

Bombonera alquilada (3)

25 de septiembre de 1968.
Estudiantes 1 - Manchester United 0 por la final de ida de la Copa Intercontinental.

jueves, 19 de mayo de 2011

Jorge Lépez

Cuando a un marcador central lo corren para que vaya a jugar de lateral pueden pasar dos cosas. O el experimento sale mal y el protagonista termina inmolado en pos de la causa o bien te tenés que llamar Aníbal Samuel Matellán y ser un tipo tocado por la varita (?). Como el caso que nos ocupa hoy es el de Jorge Alberto Lépez, corren las generales de la ley y hay que sumarlo a la interminable fila de los Muñoz, Maidana, Cellay y por qué no un Roncaglia que supieron sacrificarse por el equipo y así les fue.
Nacido en septiembre de 1970 en la localidad de Longchamps, tuvo destacadas jornadas en la reserva pero siempre metido en el medio de la zaga. De hecho su debut en el fútbol grande fue jugando 15 minutos finales tras reemplazar nada más y nada menos que a Juan Categoría Simón. Pavada de presentación, salvo por todo el clima que rodeó a Boca aquel sábado 22 de diciembre de 1990 en cancha de Deportivo Español. Con Potente como técnico interino y una semana después de los trágicos incidentes de Boca - San Lorenzo que terminaron con la muerte de Saturnino Cabrera, la última fecha de ese interminable y nefasto Apertura 90 obligó a visitar a Platense en el Bajo Flores. Esa clase de partidos que a todos les encanta para hacer leña del árbol caído. Así que entre Demaro que se mandó con un penalcito para el Calamar faltando diez minutos y un Darío Scotto que facturó, el torneo terminó acorde a como venía Boca: o sea, mal.
Como Lépez no cargó responsabilidades en la derrota y encima la llegada del Maestro Tabárez a los pocos días lo dejaba en fojas cero para arrancar el nuevo ciclo, su apellido fue tomado en cuenta para alternar. Pero algo falló. Como por arte de magia Boca armó en ese verano un dream team que jugaba de memoria y volteaba muñecos a lo loco, así que la rotación quedó reducida a cero. Si sumamos la naciente paternidad a River, había que ser muy La Volpe boludo para cambiar algo que andaba bárbaro.
Durante marzo fue de la partida en muletos que armó el Maestro para afrontar la primera fase de la Libertadores. Así fue como salió al Ramón Aguilera de Santa Cruz de la Sierra para enfrentar a Oriente Petrolero y a la Bombonera el viernes santo a la noche contra Bolívar. Ambos partidos teniendo que actuar como marcador de punta derecho y con Pogany en el arco y Holweger a su lado como dos. La cosa no anduvo si vemos que hubo derrota 0-1 en Bolivia y empate sin goles en La Boca. Resultados que pusieron la clasificación en riesgo y obligaron a jugarse la vida (?) en la última fecha ante Oriente Petrolero de local.
El muy buen andar de ese Boca lo dejó sin más chances y su figura atemorizante para delanteros rivales tuvo que optar por armar las valijas tras escasos 3 partidos oficiales y convertirse en un nómade del fútbol. Su carrera siguió en Germinal de Rawson, Dock Sud, Independiente Rivadavia de Mendoza, San Martín de Monte Comán, un paso por el fútbol boliviano con Independiente Petrolero y la vuelta a la Argentina para vestir más camisetas: Atlético Tucumán, Atlético Policial de Catamarca e Independiente de La Rioja.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Los festejos por la obtención del Clausura 91

Antes que nada, queremos pedirle dos cosas a los hinchas de Boca post 98 o que no vivieron en carne propia lo que se narra a continuación. Primero, que crean todo lo que se cuenta en este post. Pasó. No es joda. Y segundo y más importante, que hagan un esfuerzo por tratar de entender la situación. Hecha la aclaración, a los botes arrancamos.
La imparable marcha del Boca de Tabárez en el Clausura 91 desató un descontrol en el pueblo boquense bastante difícil de bajar a palabras. A punto de cumplirse diez años sin campeonatos locales, la Supercopa ya no le llenaba la panza a nadie a la hora de sacar pecho frente a cualquier hinchada que sabía dónde pegar. Así las cosas, que por ejemplo veinte tipos de Belgrano griten en la Bombonera “mire mire qué locura, mire mire qué emoción, este es el famoso Boca, que ya van 10 año’ y no sale campeón...” dolía como la puta madre.
El tema es que tras la fecha 17, con un campañón de 12 partidos ganados y 5 empatados, Boca le llevaba 4 puntos de ventaja al segundo, San Lorenzo. Y el fixture, bien gauchito, obligaba en la penúltima fecha, al cruce definitorio con el Ciclón haciendo las veces de visitante en cancha de Vélez.
Desde los medios de comunicación, desesperados por vender, se presentó el partido como la final del campeonato. Cosa que como ya sabemos no era para nada así, dado que lo que otorgaba ese campeonato era sólo la categoría de “Ganador” para enfrentarse en una finalísima con el ganador del Apertura anterior. Pero no nos vayamos de tema.
El domingo 23 de junio la caravana hacia Liniers arrancó tempranito ya que el partido fue llevado a las 11 de la mañana. En un clásico trabado y bastante chivo, Boca la pasó bastante mal sobre el final, pero aguantó el 1-1 y tras el pitazo final del Pichi Loustau se coronó ganador del Clausura. Pero entre lo que habían fogoneado desde la prensa, más la hambruna (?) que había en la gente, la cosa se desmadró al toque. Hubo jugadores en andas y llorando, choreo de camisetas, vuelta olímpica y el consabido grito de “dale campeón” atronó Liniers. El boleto a la final estaba asegurado, pero la cosa siguió in crescendo. Ni mencionemos las banderas que ya se vendían como pan caliente con la frase piedra de “Boca campeón 1991”.
El regreso desde Liniers ese mediodía fue en bondis repletos y en camiones sin acoplado pero directo a dar la vuelta al Obelisco. Por las radios llegaba un llamado a la cordura cuando se confirmó que los jugadores de Boca se iban derecho al hotel y no iban a participar de ningún festejo. El reglamento de AFA era claro pero poco nos importó.
La gente se movilizó a la Bombonera y empezó a llenar las calles aledañas. Alguien habrá sugerido que era mejor abrir la cancha que dejar a todos los hinchas en la calle, y así se da lugar a la foto en cuestión, a eso de las dos de la tarde, cuando la tribuna de socios que da al Riachuelo se llenó sin partido ni festejos de por medio. Porque sí (?). La gente cantó y saltó a sabiendas de que no iba a ver nada de nada en la Bombonera porque la realidad indicaba que Boca todavía no era campeón. Cosa que poco y nada les importó a los noticieros, revistas y diarios que sin temblarles el pulso mandaron a tapa el título catástrofe de “BOCA CAMPEÓN”. Turros. Ni hablar del por entonces Presidente de la Nación que no tuvo mejor idea que vaciar el país lenta pero alevosamente pronunciarse ese mismo domingo y declarar “Boca es un justo campeón. Fue el mejor equipo del torneo”. Un hijo de puta en todos los sentidos.
Pasaron los minutos y la escenografía de la Bombonera y sus alrededores fue la de un partido de fútbol. Policías, choris a mansalva y los vendedores que se zarpaban con las banderas a 50.000 asutrales, los peluches a 30.000 y las corbatas de franela a 15.000. También hizo furor pero bastante más barato un llavero donde un hincha de Boca tenía sexo con una simpatizante de River. La cosa era vender algo. Hubo muchas bocinas de aire comprimido y un par de caraduras que se subieron a los paravalanchas.
En resumen, un festejo (?) que iba a tener su segunda parte al domingo siguiente cuando en la última fecha ante Platense y antes de que comience el partido, los jugadores de Boca cedieron a la presión de la gente (?) y dieron la vuelta olímpica en la Bombonera pero caminando.

martes, 17 de mayo de 2011

Maradona anuncia su retiro del fútbol en 1981

La categoría bomba le queda muy corto a la noticia que tomó estado público en la mañana del domingo 18 de octubre de 1981, a horas de la visita de Boca a la cancha de Unión por la fecha 8 del campeonato Nacional.
De la nada misma empezó a hablarse de que Diego Armando Maradona, con 21 años pero ya considerado el mejor jugador del mundo, anunciaba su retiro del fútbol. ¿Lo qué? Sí señores, Maradona colgaba los botines. Agobiado, harto, podrido y en uno de sus habituales bajones, Diego pateó el tablero desde Paraná, provincia de Entre Ríos, cuando dio una nota en el lobby del hotel El Mayorazgo, lugar donde concentró Boca antes de bajar a Santa Fe para jugar con el Tatengue. Puso primera y arrancó una especie de monólogo: “...esto no va más. No quiero que se tome en broma lo que digo. Me estoy cansando, cada vez me saturo más, quisiera parar un poco la máquina, por eso es que he pensado en abandonar el fútbol. Me han afectado muchas cosas que se han publicado sobre mi vida, sobre mi intimidad. Estas mentiras me hicieron mucho daño. La seguidilla de partidos también me ha deteriorado muchísimo. Estoy cansado y quiero largar. Tengo menos paciencia, estoy más nervioso y pierdo alegría. Quisiera que se deje de hablar tanto de Maradona, quiero vivir más tranquilo. Por el momento lo que pienso es cumplir el contrato con Boca y después dejo. Con la selección también, por supuesto, voy a cumplir. Pero pensar en la concentración ya me fastidia. Sobre esto quisiera llegar a un acuerdo. La verdad, no aguanto más...”.
Maradona venía de salir campeón con Boca en agosto y de romperla contra Estudiantes en 1 y 57 el miércoles anterior por la noche. Pero el asedio de la prensa y especialmente las concentraciones, entre otros factores, empezaban a pesarle más de la cuenta. Y cuando hablamos de otros factores nos referimos a lo ocurrido el día anterior. Boca concentró en Paraná para estar algo más tranquilos, pero ese sábado 17 de octubre a eso de las cinco de la tarde, Diego arragó su coche y fue junto a Claudia a presenciar una semifinal de rugby en la cancha de El Quillá. Se enfrentaban Santa Fe contra Buenos Aires y su llegada provocó tal desborde que la gente presente dejó de mirar el match para practicamente rodearlo. O sea, no pudo ver ni un mísero try. Así que hinchado soberanamente las pelotas, levantó campamento con los pajaritos volados (?) y su estado de ánimo no fue el mejor.
Cosa que obviamente no le privó de jugar un muy buen partido contra Unión. A los 7 minutos recibió en el suelo un puntapié de Eduardo Sánchez. A los 39 Carlos Zacarías López le hizo un foul que derivó en el gol de Krasouski. A los 20 del segundo tiempo, fue atendido alevosamente por el Colorado Regenhardt (foto), se recuperó, dejó varios hombres en el camino y lo terminaron fouleando nuevamente. Ya sobre el final, Alberto le entró feo y Sánchez nuevamente le volvió a pegar cuando ya estaba en el piso, lo que terminó con la roja al jugador tatengue. En resumen, lo cagaron a patadas con la complicidad de Barraza.
Tras la victoria final por 1-0, como Maradona se guardó bajo siete llaves, el hombre más buscado fue Cyszterpiler, quien ya sabiendo de las declaraciones de Diego hizo lo posible por minimizarlas bastante: “...es verdad, no se siente muy bien. Hay cosas que le molestaron. No aguanta más la concentraciones. Pero hay que hablar más tranquilos. Yo tengo que protejerlo para que su cuerpo y su mente estén bien y que el público pueda entonces sentir alegría por verlo jugar. Hay que conversar tranquilos todos los temas: su contrato, la selección nacional, las concentraciones. Vamos a ver qué es lo que ocurre...”.

lunes, 16 de mayo de 2011

El chico que cayó al foso mientras su papá gritaba un gol de Boca

Como si perder 1-4 con River viendo hacer los goles a Francescoli y Alonso no fueran suficiente drama (?), hubo un hecho que pudo transformar el superclásico de la segunda rueda del Metro 84 ya no en una tragedia futbolística sino en una de dimensiones mayúsculas.
El hecho en cuestión, ocurrido a los 12 minutos del segundo tiempo de aquel domingo 11 de noviembre de 1984, tuvo un comienzo insólito y un desarrollo dramático, pero gracias a Dios un final feliz. ¿Qué pasó?
Cuando Rafael Herrera marcó el gol del trasnsitorio empate  xeneize, un hincha de Boca ubicado en la platea Belgrano baja, mientras gritó la conquista a viva voz dejó escapar accidentalmente de entre sus brazos a su hijo de dos años quien cayó al foso del costado de la platea. Un verdadero desastre.
El chico, llamado Damián, fue llevado inmediatamente al Hospital Pirovano. Pero como estamos en la Argentina allí no había las prestaciones necesarias, fue trasladado de urgencia al Hospital de Niños donde un equipo de neurocirujanos lo atendió en forma inmediata para descartar cualquier complicación más allá del tremendo golpazo que se debe haber pegado. Que pensándolo bien pudo haber sido mucho peor si la caída era sobre la pista de atletismo.
El final de la jornada fue con los padres haciendo guardia en el hospital y los médicos confirmando que el estado del chico no revestía la gravedad que se supuso desde un principio.
.
Gracias por la colaboración a Pablo, el Coleccionista de Boca

domingo, 15 de mayo de 2011

Los Boca versión senior (2)

Cuánta calidad junta en esta foto por Dios. Y cuantos recuerdos que deben haber sobrevolado aquella canchita de papi en Ramos Mejía el lunes 22 de marzo de 1993. Porque juntar a glorias del calibre del Heber Mastrángelo, Marcelito Trobbiani y Pancho Sá para formar un equipo de Boca senior, es tener bien claro las cosas. Imaginemos. Pancho cortando en el fondo y tocando rápido al medio. Trobbiani parando la pelota, pisándola un rato y esperando que se abra el hueco para meter la puñalada. Y el Heber listo para recibir y castigar el arco contrario. Belleza.
La velada fue organizada por la Dirección de Deportes de Morón y consistió en un amistoso senior de Boca contra Vélez. Si los fortineros pensaron que jugando en Ramos iban a ser locales, le chingaron feo ya que hubo gente de Boca hasta subida a las torres de iluminación.
El partido fue muy tranqui y para los de Liniers jugaron entre otros, Osvaldo Inri Coloccini, Julio César Jiménez y un tal (?) Carlos Ischia.

Otra vez será...

Blog fuera de servicio por motivos de público conocimiento. Estamos festejando trabajando para restablecer el servicio. Sepa disculpar las molestias ocasionadas.

sábado, 14 de mayo de 2011

Festejos Imborrables (50)

El Mellizo Guillermo y Juan Román Riquelme frente a River en la Bombonera la noche del Topo Gigio. Clausura 2001.
.
Gracias a Fuquinho

Reservas (10)

Categoría 76, año 1994. Arriba: Darío Cantero, Diego Gastón Vázquez, Federico Brunori, Uriel Videtta, Juan Figueroa y Pedro Rodríguez. Abajo: Gómez, Juan Gabriel Espinoza, David Forte, Leonardo Delfino y Pablo Trobbiani.

jueves, 12 de mayo de 2011

El Boca - Flamengo de la Libertadores 1991

Sin contar superclásicos, finales o partidos donde estuviera en juego un título, sin dudas se trata de uno de los partidos donde la Bombonera se mostró más llena y atemorizante para los rivales. Otro que se anota es el debut de Maradona contra Talleres, pero esa es otra historia.
Y un par de factores se unieron para hacer del partido en cuestión, revancha por los cuartos de final de la Libertadores, una noche donde hubo que cerrar las puertas de la cancha de Boca porque literalmente no entraba más nadie. Primero, la marcha imparable del equipo dirigido por el Maestro Tabárez. Segundo y muy importante, el resultado que Boca había traido de Brasil: derrota 1-2 en el Maracaná que mantenía la serie al alcance de la mano. Y tercero, no influyente pero que sumó, fue la categoría del rival. Anotemos: Gilmar, Ailton, Adilson, Gottardo, Dida, Charles, Junior, Marquinhos, Zinho, Alcindo y Gaucho. No sería el Flamengo de Zico pero se trataba de un buen equipo que dirigido por Vanderley Luxemburgo venía con una chapa importante como para que Boca midiera fuerzas y supiera dónde estaba parado.
La historia cuenta que ese 8 de mayo de 1991, mientras el Flamengo se cambiaba en el vestuario visitante debajo de la tribuna de Casa Amarilla, el capitán, símbolo, crá y enorme Junior vio algunas caras pálidas entre sus compañeros. Pero tras juntar a varios y tratar de arengarlos recordándoles que ellos jugaban en el Maracaná domingo por medio, uno le respondió que era verdad, “pero que en el Maracaná no se movía el piso”.
Sin embargo los brazucas, pillos, trataron de amortiguar su salida al campo de juego en un momento de la noche que la Bombonera estaba al dente tras la salida de Boca. La fila de garotos salió caminando despacio, con un pasacalle azul y amarillo que decía “Maradona, Flamengo te ama. Hoy y siempre”. Recordemos que aquellos días tenían a Diego en el centro de la escena por las primeras noticias de su problema con las drogas.
La jugarreta del Flamengo aminoró y bastante la estruendosa silbatina con la que fue recibido, ya que para cuando los brasileros llegaron al círculo central, un fuerte aplauso bajó de las tribunas. Igual, una vez que pitó el uruguayo Filippi se acabaron los gestos de cordialidad y volaron unas cuantas murras. La multitud presente, que dejó en boleterías 4.526.575.000 australes, o sea unos 460.000 dólares, se fue con la mayor de las alegrías tras los goles de Batistuta de penal y dos de Latorre que cerraron un 3-0 final y el pase a semifinales.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Jesús Méndez

Cada tanto aparece uno de esos casos que nos demuestra brutalmente que para jugar en la primera de Boca no sólo hacen falta un montón de cualidades técnicas y físicas. Aparte de saber parar una pelota, pisarla un poquito, pasársela a un compañero y aguantar corriendo 90 minutos, hay que dar muestras de personalidad. Pruebas de una fortaleza mental que permita sobreponerse a circunstancias adversas y acarrear con la enorme responsabilidad de jugar con la camiseta azul y oro puesta. Requisitos estos últimos, que hicieron de la estadía de Jesús José David Méndez en Boca, un verdadero infierno. Tanto para él como para los que lo vimos desde afuera.
Luego de una interminable novela en la que varias veces el pase estuvo caido, su arribo a comienzos de 2010 procedente de Rosario Central vino precedido de un consagratorio (?) Apertura 09 con el Canalla. Así que los dirigentes de Boca compraron una vez más con el diario del lunes y Abel Alves pudo contar en sus filas con un mediocampista batallador, conocedor del doble cinco, con mucha técnica, capaz de gambetear en una baldosa para después soltarse, armar juego y por qué no, pisar el área rival. Ah, sumemos buena pegada con pelota parada y en movimiento. Joya, nunca taxi (?).
Su debut fue al toque. Ni bien llegó, se calzó la 34 contra Argentinos y fue volante por la izquierda en La Paternal el domingo 31 de enero por la primera fecha del Clausura. Las dimensiones del metegol estadio Diego Maradona jamás lo dejaron de garpe y el crédito quedó abierto para todo lo que se venía. Tres días más tarde en la segunda fecha contra Lanús, tiró un par de firuletes que no dieron resultado debido a los charcos que hubo esa noche en la Bombonera. Así que la excusa del diluvio caído le vino de perillas.
Las fechas empezaron a pasar y la cinta blanca en su muñeca jamás secó una gota de transpiración verdad no se lo veía muy metido. De hilvanar algo decente ni hablar. Pero el apuntado fue el técnico Alves que no lo ponía de volante central suelto sino por las bandas. Pero para ser sinceros, perder la pelota en la medialuna propia intentando tirar un caño, no admite discusión táctica posible. Sus bicicletas, pisadas y fintas empezaron a quedar fuera de contexto en un tipo que trotaba la cancha y no tenía la delicadeza de por lo menos sacar un puntinazo al arco contrario.
Contra River tras la suspensión por lluvia, pudo por fin sacarse el gusto de jugar de doble cinco. Y rendir, podríamos decir que rindió. Aunque los dos goles los hizo otro volante con tal vez menos obligaciones ofensivas que él. Estamos hablando de Gary Medel. A los pocos días Alves renunció y durante todo el primer interinato de Pompei fue ignorado olímpicamente.
La llegada de Borghi a mitad de año lo encontró con pelo y barba candado de color rubio platinado y la ilusión de arrancar de cero un ciclo que trajo aires de renovación importantes. Primero por la gran cantidad de refuerzos llegados. Y segundo, por el sistema talibán del cual Borghi jamás se apartaría. En el 3-4-1-2, empezó siendo de los volantes que ocupaban el centro de la cancha. Pero nada. Pasó de carrilero y la cosa empeoró ya que no llegaba al fondo, no cubría atrás, no pateaba al arco, no tiraba acentros, no iba ni venía. ¿Qué carajos hacía? Vegetaba.
El 24 de octubre redobló la apuesta haciéndose expulsar muy boludamente en la cancha de Independiente. Un tremendo planchazo fuera de contexto puso en riesgo un 0-0 que parecía cantado desde los cinco del primer tiempo. Volvió de la suspensión, cantó presente en la despedida al Bichi en el Monumental y otra vez estuvo bajo las órdenes de Pompei. Momento en que ganó las primeras planas no por sus minutos aislados en la última fecha del campeonato sino por irse a las manos con Insaurralde en un entrenamiento.
Habló en algunos medios acerca de un problema familiar pesado pero no tuvo más hilo en el carretel para afrontar el mundo Boca. La llegada de Falcioni, quien le pidió expresamente que se quedara a pelear un puesto, lo terminó de decidir sobre su nuevo rumbo: tras 22 partidos oficiales en Boca se fue a jugar al Nacional B con Rosario Central. Sin palabras. Sus inicios fueron con las camisetas de River, Olimpo y el Saint Gallen de Suiza.

martes, 10 de mayo de 2011

El anexo en el barrio de Palermo

El 29 agosto de 1951 la Asamblea Extraordinaria de socios de Boca aprobó la adquisición de un inmueble situado en la manzana de Las Heras, Malabia, Lafinur y Gutiérrez, en nuestra Capital Federal. En ese predio estaba el llamado por entonces Parque Norte, antes conocido como Parque Romano.
La idea de los dirigentes era utilizar ese escenario para múltiples actividades deportivas y culturales. Era la concreción de un anexo en una zona alejada de La Boca, una novedad porque salvo la mudanza de la cancha a Wilde en 1912 por el desalojo del field utilizado por aquel entonces, nunca antes la institución xeneize tuvo una sede lejos del barrio.
El inmueble en la zona norte de la Capital tenía una extensión de 6897.24 metros cuadrados. La parte principal, consta de un ambiente cubierto de una superficie de mil metros cuadrados, usados antes de que Boca lo adquiera como pista de baile. Debajo de ese piso estaba la pileta de natación. Todo el recinto cubierto tenía tribunas y plateas y se estimaba que con algunas reformas podría albergar hasta 30 mil espectadores. Además había otros salones perfectamente adaptables para convertirlos en gimnasios. Y se hallaban vestuarios, baños, oficinas, despachos, boleterías, buffet y otros.
La compra de este lugar se convirtió en todo un acontecimiento en el ámbito social y deportivo. El costo ascendió a 5.152.000 pesos moneda nacional, y Boca convino pagarlo en varias cuotas.
Se creó una subcomisión encargada directamente del anexo y se nombraron a las siguientes personas en los cargos determinados: Jorge Mateu Pagés (presidente), Luis Juan Pertini (Vice), Raúl Sicilia (Secretario general), Juan Covazzi (Tesorero), Juan Barbieri (Protesorero), Arq. Caniglia y Pedro Hasquiry (Vocales).
El 7 de noviembre el club abrió las puertas del Anexo ubicado en Palermo, sirviendo vino a los asociados y al periodismo, y con exhibiciones de Patín artístico, vóley, judo, lucha y proyección de cine para niños de la zona.
¿Y que pasó con este fenomenal recinto? Lamentablemente no prestó los servicios imaginados y a los pocos años Boca se desprendió de él. Hoy varios edificios ocupan esa manzana y ni rastros quedan de lo que alguna vez estuvo en manos del club.

lunes, 9 de mayo de 2011

Arruabarrena mete dos goles en una final de Libertadores

Todo más que bien con el Vasquito. De hecho, si nos ponemos a pensar cinco minutos, es muy probable que estemos ante un marcador de punta modelo a seguir. ¿Marca? Sí señor. ¿Garra? De sobra. ¿Proyección? Muy bien. ¿Cabezazo? También. ¿Perfil bajo? Claro, y eso que ponía pierna fuerte, aunque su cara de Sean Penn bueno tal vez no asustara rivales. Si a eso le sumamos 17 goles en 178 partidos oficiales, más de un delantero se moriría de envidia.
El tema es que a 180 minutos de su despedida de Boca tras arreglar contrato con el Villarreal de España, Arruabarrena se despachó con toda una curiosidad para su puesto de marcador de punta izquierdo: meter dos goles en un mismo partido. Cuando encima nos retrotraemos a esa histórica noche, miércoles 14 de junio de 2000, y vemos que semejante faena fue realizada en la final de ida de la Copa Libertadores y ante el arquero del momento, Marcos, la cosa toma ribetes imborrables (?).
Ambas conquistas, una en cada arco de la Bombonera, sirvieron para poner a Boca en ventaja dos veces. Pero ese hueso duro de roder que fue el Palmeiras, se encargó de empatar el partido 2-2 y creerse campeón antes de tiempo. Carlos Bianchi y sus pegatinas en el vestuario del Morumbí pondrían las cosas en su lugar siete días más tarde. Pero volvamos con Arruabarrena.
El primer gol fue a los 21 del primer tiempo y mostrando un sentido de la ubicación típico de los delanteros. Puestos que esa noche ocuparon desde el arranque la Bolita Giménez, el Chipi Barijho y Palermo y el Mellizo Guillermo recién en el segundo tiempo. Tras un centro desde la izquierda que bajó Battaglia, el Vasquito anotó de cabeza.
El segundo, a los 16 del complemento, pareció torcer definitivamente el curso del partido a favor del xeneize. Cosa que no pasaría. Con Boca parado en ataque tras una pelota detenida a favor, la jugada siguió su curso y un buscapié del Patrón Bermúdez encontró al Vasquito casi en la línea del arco de Casa Amarilla. Sin oposición, tocó al gol y la Bombonera estalló en un alarido.
Ambos festejos fueron a puño cerrado y con toda la emoción que puede tener hacer un doblete en semejantes circunstancias.

domingo, 8 de mayo de 2011

Arroyo Seco 1 (5) - Boca 1 (6)

Bien por Arroyo Seco Athletic Club quien se preparó para recibir en su cancha en Santa Fe por primera y única vez a Boca. Y bien por aquel Boca ochentoso al que no se le caían los anillos en ir a jugar amistosos contra equipos del interior.
Y eso que aquel miércoles 23 de octubre de 1985, tres días después de caer por goleada 0-3 contra Independiente en la Bombonera por el campeonato, el Boca de Di Stéfano andaba transitando una recordada (?) seguidilla nefasta de derrotas que habían tirado por la borda un buen arranque de torneo. Tampoco es un dato menor que el domingo 27, o sea cuatro días después, el fixture obligaba a visitar el estadio Monumental para una nueva edición del superclásico.
Por eso sorprendió y bastante una alineación inicial en donde estuvo puesta casi toda la carne en la parrilla. A saber: Gatti, Plumero Gómez, Fornés, José Alberto Bravo, Oveja Bordet, Olarticoechea, Pasucci, La Fata, Graciani, el Tuta Torres y Sergio Giachello. Y como podemos ver, hubo carne de ternera pero de vaquillona también (?).
Igual antes que termine el primer hubo rotación y cambios a mansalva entre los que se destacaron los ingresos de Ivar Stafuzza para abrir el marcador y el del uruguayo Balerio quien en la definición por penales tras el 1-1 final, atajó dos y convirtió uno. El que erró para Boca fue Dykstra.
.
Gracias a Guille de Boca Videos por la colaboración

sábado, 7 de mayo de 2011

La mitad más dos (48)

Grandinetti, Darío en "Esperando la carroza". Actor argentino nacido el 5 de marzo de 1959 y que recién vio campeón a su club a los 16 años.
.
Gracias a Juan Martín Muñoz

viernes, 6 de mayo de 2011

Ojos bien cerrados (13)


.
29 de septiembre de 1996. Sexta fecha del torneo Apertura. Nucazo de Guerra a River sobre la hora por Marcelo Araujo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Pernía se dedica al automovilismo al mismo tiempo que es jugador de Boca

Nada para reprocharle a un prócer de la talla del Tano, pero lindo quilombo armó allá por 1978, días después de la gesta ante el Borussia en Alemania. Más precisamente el 27 de agosto, cuando alteró el orden prusiano (?) del Boca de Lorenzo al dar rienda suelta a otra de sus pasiones: el automovilismo.
Amante de los fierros desde siempre en su Tandil natal, Pernía venía para aquel entonces, con cinco años ininterrumpidos sobre el lomo como marcador de punta boquense siempre cumpliendo y, lo más importante, dando todo. Por eso sorprendió un poco su faltazo la tarde del choque frente a Independiente por la fecha 26 del Metro 78. En realidad lo que terminó siendo noticia no fue su ausencia en sí, sino la causa: Pernía no formó parte del primer equipo de Boca porque estaba en Olavarría corriendo Turismo Nacional, clase B. ¿Qué tul?
Semejante escenario obviamente lo puso contra la pared y tuvo que salir a dar explicaciones: “...quiero aclarar que yo no corro por una intención publicitaria ni por hacerme el raro. El automovilismo, para mí, siempre fue una pasión. Hace tiempo que ando entre los fierros, aunque sea esta la primera vez que lo hago oficialmente. Si falté contra Independiente fue porque tenía la autorización del club. Seguramente existió un malentendido, pero de todos modos la situación quedó superada. No volveré a correr oficialmente mientras Boca no me lo autorice...”. No quedó muy claro si hubo permiso o no por parte del club, pero no importa, bancamos a muerte al Tano (?). Lo que sí es sabido, es la promesa del Toto Lorenzo para dejarlo correr si traía la Intercontinental de Alemania, cosa que efectivamente pasó.
Para los hinchas que osaron cuestionarlo, el Tano guardó unas palabritas para dejar bien en claro su profesionalismo: “...me siento jugador de Boca y entro a la cancha a cumplir con mi obligación como lo hice siempre. Dándome entero por mi club, por mis compañeros, y más que nada, por mí...”.
Ayudado por bolsillos generosos entre los que estaban Guillermo Cóppola más algunos empresarios ligados al automovilismo, el Tano se sacó el gusto de correr profesionalmente a bordo de un Fiat Iava 128, mientras el Toto le bancaba el capricho usando a Carlitos Squeo de reemplazo. Y su debut como piloto fue más que promisorio si tenemos en cuenta que largó en el puesto 66 y llegó 22.
.
Gracias a Guille de Boca Videos por la colaboración

miércoles, 4 de mayo de 2011

El proyecto de la Bombonera techada

Entre un Armando que soñó con construir un nuevo estadio en la Costanera Sur y un Macri que quiso mudar la Bombonera al Bajo Flores y hasta compartirla con River mejor ni hablar, podemos situar a un Don Antonio Alegre a la hora de irse por las ramas en lo que a la cancha de Boca se refiere.
Promediando 1992 empezó a correrse la bola (?) de que la Bombonera iba a ser techada en su totalidad. Lo que generó un revuelo bárbaro. Ni hablar cuando hasta se presentó oficialmente una maqueta y Heller tomó la palabra para dar casi por hecho la obra: “...el proyecto del techado es viejo. Ahora estamos en otra etapa y reflotamos la idea con Alejandro Romay, quien está dispuesto a hacerse cargo de la financiación a cambio de la utilización del mismo...”.
La cosa iba tan en serio que hasta se mandó el proyecto a los Estados Unidos para un minucioso estudio. Pero la carpeta (?) volvió con malas noticias. Un par de cráneos dictaminaron que no era conveniente embarcarse en la aventura de realizar el techado total de la Bombonera ya que resultaría por demás antieconómico dado su alto costo y poca utilidad. Putos (?).
Cosa que derivó en un más modesto plan B que consistía en techar solo los sectores en donde se ubicaran los hinchas. Pero nada de nada. Los ladris vendedores de bolsas de residuos como pilotines en los días de lluvia, agradecidos.

martes, 3 de mayo de 2011

Publicidad en mangas de camiseta (2004)

La seguidilla de vueltas olímpicas de 1998 en adelante tuvo su climax a fines de 2003 cuando muchos hinchas de Boca empezamos a creer que ganar una Copa Intercontinental era cosa de todos los días. Y el arribo a Japón por tercera vez en cuatro temporadas seguidas, no sólo reposicionó al club a nivel mundial, sino que fue la punta de lanza para que a la CD, encabezada por el presidente Mauricio Macri, se le haga agua la boca ocurrieran las más innovadoras ideas en este temita del management (?).
Así las cosas, Boca se presentó en sociedad para la primera fecha del Clausura 2004 con una novedad en la historia del club: la utilización de un segundo sponsor pero ubicado en las mangas de la camiseta.
La marca que formó parte del experimento estrenado el 15 de febrero de 2004 contra Gimnasia en la Bombonera fue la empresa de neumáticos Goodyear. Y decimos experimento, porque salvo casos como un Talleres o equipos bien curtidos en el ascenso, en la élite del fútbol argentino no estaba nada generalizado el uso de la manga como lugar para llevar publicidad. De 2004 en adelante, ya aceptado, Boca mostró otros ejemplos como el de Unicef en 2008 o el de Lubricantes Total en 2009.

lunes, 2 de mayo de 2011

José Bravo

Luego de una valiosa investigación del hincha de Arsenal Boca Miguel Sarfson, quedó muy bien aclarado que Di Gregorio jugó oficialmente 4 partidos en la primera de Boca mientras que José Alberto Bravo, nuestro homenajeado de turno, disputó 5 encuentros. Y no al revés, como aseguraban algunos medios de la época. El eje de la discusión (?) pasaba por lo ocurrido en la Bombonera el 21 de julio de 1985 con motivo del choque ante Vélez por la tercera fecha del campeonato 1985/86. ¿Qué pasó? Que con el 2-1 puesto por Graciani el que entró faltando nueve minutos fue Bravo y no Di Gregorio. Decisión que no le salió muy bien que digamos a Don Alfredo Di Stéfano ya que su intento de reforzar la trinchera fue en vano si tenemos en cuenta el empate final anotado por Cucciuffo en tiempo de descuento arrojándose al piso casi desde la raya de fondo. Un gol que dejó en evidencia a la defensa xeneize por no poder sacar jamás la pelota del área tras varios rebotes.
Su debut había sido siete días antes contra Ñuls en el Parque Independencia. Tarde soleada pero de derrota 0-2 en una zaga que Bravo improvisó junto a Matabós de cuatro, Tata Brown de dos y Hrabina de tres. No es que Bravo haya sido responsable de la derrota ni mucho menos, pero su arribo reciente tras el boom (?) de Huracán Las Heras en los Nacionales le daba en teoría cierta chapa comparado con la incógnita que era el plantel de Boca a comienzos de ese torneo tras un 1984 escalofriante.
Nacido en junio de 1959 en Vicente López, correteó un rato durante la paliza 6-0 a Gimnasia en el Bosque platense y volvió a tomar un poco de aire para posicionarse como garantía de algo (?). Pero nada que ver. Contra Deportivo Español en cancha de Boca hizo dupla con Pasucci pero los desacoples defensivos fueron alevosos y el Gallego se puso en un ratito dos goles arriba. La Pepa Irazoqui salvó ropa con el 2-2 final pero la imagen de Bravo se había caído a pedazos. Y Di Stéfano, ya grande y con tolerancia cero, tomó cartas en el asunto. Armó mil defensas (?) de ahí en adelante, pero Bravo jamás volvería a ser de la partida. Paradójicamente su último partido fue en la despedida de Don Alfredo de Boca. Tras perder 0-2 con Talleres en el Chateau por la última fecha de la primera rueda, Alegre se metió en el vestuario a cuestionar algunas decisiones y el DT pegó un portazo histórico. Esa tarde, 10 de noviembre de 1985, Bravo se despedió de Boca jugando de volante y no haciendo pie nunca en un primer tiempo donde la T pegó un baile descomunal y sacó el pie del acelerador.
Los aires de renovación que trajo enseguida la llegada de Marito Zanabria en 1986 lo volaron llevándolo directo a tierras cafeteras, más precisamente al Bucaramanga de Colombia, donde siguió su carrera futbolística.

domingo, 1 de mayo de 2011

Comizzo escucha por radio como Navarro Montoya le ataja el penal a Hernán Díaz

Inmejorable chance de empatar el superclásico tuvo River cuando el árbitro, Juan Carlos “Pichi” Loustau, cobró penal un violento foul de Giuntini a Ortega pero un metro fuera del área del Riachuelo. A esa altura de la tarde, 20 minutos del segundo tiempo y con Boca puntero ganándole 1-0 a River escolta por la fecha 10 del Apertura 92, hay que reconocer que la equivocación (?) del juez alteró más de la cuenta algunos ánimos en la Bombonera.
Y entre la explosión de las dos bandejas visitantes casi llenas y la expectativa de todo el estadio ante el momento bisagra que se venía, cayeron algunos proyectiles en el arco de Casa Amarilla ocupado por Ángel David Comizzo. Entre ellos, una radio walkman amarilla chiquita. Fue ahí cuando el arquero millonario mostró una gran repentización, se puso los auriculares y seguramente buscó con desesperación a Costafebre para palpitar el empate que se venía. Ah, mientras escuchaba la radio, se dio vuelta y se quedó mirando hacia Casa Amarilla soñando festejar el gol de cara hacia la hinchada de Boca. Pero por esas cosas de la vida, no pudo ser. Tomá puto.
Navarro Montoya voló hacia la derecha y dejó a Comizzo como un boludo tratando de desengancharse los auricurales mientras veía como las tres bandejas de Casa Amarilla se le venían encima (?). Ese penal atajado por el Mono a Hernán Díaz mantuvo el invicto de su arco y permitió que Boca logre un triunfo clave ese 11 de octubre de 1992.